ZAPATO, del mismo origen incierto que el port. sapato, cat. y oc. sabata ‘zapato’, fr. savate, it. ciabatta ‘zapato viejo’, vasco zapatu y ár. vulgar sabbâƫ ‘zapato’; una palabra semejante existe en lenguas eslavas del Norte (Ƈóbot), en turco septentrional (Ƈabata) y alguna forma semejante se ha empleado en persa, pero no es seguro que haya relación etimológica entre estas palabras orientales y las de las lenguas de Occidente; si hubo propagación de las unas a las otras, no consta el lugar de origen; la documentación más antigua que hasta ahora se ha encontrado procede de la España cristiana y de la parte musulmana del mismo país, y en ninguna parte se encuentra una etimología que se imponga por razones lingüísticas.

1.ª doc.: çapato, Cid; çapatones ya en los SS. X y XI.

Simonet (p. 151) menciona la frase «de zapatones aut de avarcas» en una escritura de Castilla de 978, sin citarla exactamente; una forma análoga aparece en doc. arag. de S. Juan de la Peña, del año 1081: «illi filii mei qui supervixerit per singulos annos det ad illa domina D.ª Sancia de Sta. Cruce unam pellem, et unum pannum et duos parellos de çapatones et quidque necesse sibi fuerit»1; creo que del mismo modo habrá que entender el vocablo en un doc. mozárabe toledano de 1161, que Gnz. Palencia transcribe aproximadamente zapatona (Oelschl.)2. En todo caso çapatos que a gran huebra son ya está en el Cid, y M. P. cita de la colección de Muñoz, en fuero de 1124, «ad illos zapatarios illos zapatos quod debebant dare», después «por alimpiarse de sus pecados / non calçava çapatos» Sta. M. Egipc., 809.

Frecuentes son también estas formas en docs. portugueses: «zapatos vermelios et de cordovam... zapatas fadadas et zapatones vermelios de bono corio» doc. de 1145, «de par de zapatis 1 denarium» h. 1235, los plurales zapati y zapate muchas veces en doc. de 1253, y el derivado zapatarius (ç-) en 1145, h. 1215, h. 1265 (PMH Leges I, 743, 622, 195, 558, 707). El femenino capata tampoco es raro en cast. ant.: «palas çapatas mías» especie de juramento o aseveración en el Alex., 1660, «sus çapatas e todos sus panyos / bien le duraron ssiete anyos; / después andido quarenta anyos / desnuda e ssin panyos» Sta. M. Egipc., 698, «busca mensajera... / son mucho andariegas e merescen las çapatas: / estas trotaconventos fazen muchas baratas» J. Ruiz (441c); Cej. IX, 597, además de un ej. de la Crón. Gral. (ed. Ocampo), cita «buen zueco, buena zapata» en Juan del Encina, «sus zapatas coloradas / a media pierna arrugadas» en C. de Castillejo, «andaba calzado de zapatas de metal» en Juan de Pineda, y otro ej. que creo también del S. XVI. Pero en estos casos se trata de un uso pastoril o dialectal, o bien de un calzado de tipo muy especial; hasta hoy sobrevive sapata en portugués, con el sentido de «chinela de coiro» (y con varias acs. técnicas3) según Fig., mientras que según Gonçalves Viana (RL I, 283) se percibiría como aumentativo del normal sapato4. Sea como quiera, el masculino çapalo tiende a generalizarse en cast., como expresión normal, desde el S. XIII, así es como aparece en el Apol. y el Conde Luc., y APal. (41d, 52d, 357b) y Nebr. («çapato: calceus») ya no conocen otra forma5.

En catalán sabata es el nombre normal del calzado desde los orígenes del idioma: ya es frecuente en Lulio («calçà’s unes sabates pintades» Meravelles, N. Cl. III, 10; Doctr. Pueril, ed. Gili, p. 9)6. Lo mismo, ni más ni menos, debe decirse de la lengua de Oc, donde sabata aparece desde med. y fines del S. XII (Raimbaut d’Aurenga, Blacatz), y el diminutivo sabato(n) en la misma época (Peire Vidal; parece hipocorístico)7; hoy sabato ha tomado el matiz peyorativo francés, lo mismo en Provenza que en Bearne (aunque aquí también se emplea el diminutivo sabatoû sin valor despectivo), pero ha sido en fecha moderna y a causa de la invasión de la forma afrancesada soulié8; pero el carácter general que tenía en lo antiguo sabata como nombre del calzado normal nos lo revela el hecho de que el arcaico sudor (lat. SUTOR) fué reemplazado completamente por sabatier en Marsella y otras partes del «Midi» ya en los SS. XIII y XIV, según puede verse por la monografía de Thorn (ASNSL CXXIX, 96n.1, 101-3).

En contraste con este estado de cosas occitano e íberorromance, el vocablo que nos interesa presenta constantemente sentido despectivo en el Norte de Francia y en Italia (V. dicha monografía, pp. 105-6, 129). El fr. savate ‘zapato viejo, roto o deforme’ es también antiguo: en el S. XII aparece ya en el Aiol, y en la forma picarda chavate, buena prueba de que en todas partes, así en Francia como en Italia y en la Península Ibérica, la inicial etimológica fué una africada, quizá palatal, C?-, T?- o TS-. Así, pues, el fr. savetier y el it. ciabattino (ant. -attiere) designan no al zapatero, sino al remendón, y para aquél se reservan denominaciones diferentes (fr. ant. sueur, fr. cordonnier, it. calzolajo, it. sept. caligher, scarparo)9. A pesar de esto, y con esta reserva, savate es palabra bien vivaz y popular en el Norte de Francia, y de un cruce de la misma con bot (variante de botte ‘bota’) ha resultado sabot, el nombre francés del zueco [S. XII]. Lo mismo hay que decir del it. ciabatta «scarpa vecchia», que encontramos ya en el S. XIV (Sacchetti) y XV (Morgante), ciabattino y ciabattiere en la misma época (Giovanni Villani; Canti Camascialeschi, etc.).

Pasando a las lenguas no romances, tenemos zapata ‘zapato’ en casi todos los dialectos vascos (salvo las zonas más arcaicas, Roncal, Sule y algún punto de Baja Navarra, que conservan el genuino oski). En árabe el vocablo es ajeno a la lengua clásica, pero sabbâƫ aparece como árabe ya en antiguas fuentes hispánicas, desde el glos. de Leyden, del S. XI, R. Martí, PAlc., y muchas escrituras privadas de Toledo, Granada y Almería. Hoy lo señala Dozy (Suppl. I, 625-6) en fuentes árabes y bereberes de Marruecos, Argelia, Túnez, y aun, al parecer, más al Este, aunque no sé si con gran antigüedad y arraigo10. El sentido en fuentes hispánicas es sencillamente ‘zapato’ («caligae» Gl. de Leyden, «sotular» R. Martí, «calçado común, çapato» PAlc.)11, y el mismo valor tiene por lo menos en parte de Marruecos y Argelia (Lerchundi, Beaussier); en otras zonas africanas es «pantoufle jaune sans talon» o «soulier rouge qui laisse le coude-de-pied entièrement à découvert». Esta palabra no está completamente aislada en árabe, pues en las Mil y Una Noches el plural sabāƫ (correspondiente sin duda a un singular sabbâƫ) aparece con el sentido de ‘cinturón de cuero’; ahora bien, ‘cuero curtido’ se dice sibt ya en árabe clásico, y el correspondiente femenino síbta aparece con el sentido de ‘cinturón de cuero’ en el árabe moderno de Egipto y de otras zonas africanas (Dozy, Suppl. I, 624); de ahí podría alguien deducir que sabbâƫ, para un objeto de cuero como son los zapatos, derive regularmente de una vieja raíz arábiga (la sustitución de -bb- por -p- en cast. y port. sería normal, comp. BDC XXIV, 13, 14). Pero adviértase que lo antiguo en árabe con este sentido es sibt con t y no con ƫ enfático, lo cual separa radicalmente las dos raíces; es más, la palabra para ‘zapato’ la escriben muchos, además, con Ɋ enfático (así el Gl. de Leyden, Beaussier, Bocthor, etc.), mientras que otros le dan la consonante sin. Esta vacilación entre s y Ɋ es indicio típico de un origen forastero, en consonancia con la ausencia del vocablo en el árabe literal, y hemos de creer que el sabāƫ ‘cinturón’ de las Mil y Una Noches no es más que un resultado de la contaminación de la raíz (¿semítica?) sibt ‘cuero curtido’ con la extranjera de sabbâƫ ‘zapato’.

Por otra parte, un vocablo muy semejante aparece en un grupo de idiomas del NE. de Europa y Oeste asiático: ruso dial. Ƈóbot (Ƈébot) ‘zapato’, ‘zapato de las campesinas, alto y con tacón’, ucraíno Ƈó?it ‘bota’, polaco czobot (Berneker, Sl. Etym. Wb.), tártaro de Kazán Ƈabata ‘zapato de corteza’. Se ha venido afirmando que estas palabras del eslavo del Norte y del turco septentrional (tártaro), pero ajenas al yugoslavo y el checoslovaco, e incluso al propio turco otomano, proceden del persa. Schuchardt (ZRPh. XXVIII, 195-7), después de examinar la cuestión, dudó del origen persa: las formas que se atribuyen a este idioma, Ƈāpātān o Ƈābāt, faltan, efectivamente, en los buenos diccionarios de este idioma, que sólo traen formas harto diferentes (Ƈipdār, Ƈipdān «a boot-stocking» Steingass)12; en consecuencia, sometida la cuestión al especialista húngaro Vámbéry, declaró éste que el vocablo procedía del turco-septentrional, donde derivaría de Ƈapat ‘envolver’. De ahí dedujo Schuchardt que a Occidente el vocablo llegaría por conducto del persa y luego el italiano, y que esta trasmisión debió de efectuarse en fecha muy temprana, cuando todavía los romances hispánicos y gálicos pronunciaban Ƈ lo que después se convirtió allí en ç (= ts); se trataría, pues, de una importación iránica tan antigua como ZANCA, que también empezó designando un calzado oriental. Esta opinión ha sido aceptada por M-L. (REW, 2448), Lokotsch y otros; pero acogida con fuerte duda por Baist (KJRPh. VIII, 214) y Bloch-Wartburg, y negada resueltamente por Sainéan (l. c.).

En principio no se pueden oponer reparos decisivos, pero sí dan mucho que pensar diferentes hechos. Por lo pronto, sólo en tierras de lengua romance hay documentación medieval, y la antigüedad relativa de la misma en los varios países más bien apunta hacia Occidente que hacia Oriente: España SS. X-XI, Francia S. XII, Italia S. XIV; el hecho de que sólo en España y Occitania designe el calzado común, mientras que en francés e italiano se trata de un término peyorativo, podría indicar también mayor autoctonismo en aquella parte de la Romania, pues con este último valor suelen emplearse términos jergales y extranjerismos (comp. el tipo galorromance *GR֖LLAl>, FEW IV, 271-3); desde luego estos argumentos no son decisivos y ni siquiera inequívocos, pero ya llama más la atención el que no se indique documentación antigua más que en romance. Por otra parte, si el punto de partida de la voz occidental es Persia, ¿cómo no encontramos huellas del vocablo en los países intermedios entre el Irán e Italia? Cuesta concebir entonces que el vocablo falte totalmente en griego, armenio, siríaco, albanés y en el eslavo balcánico13. En persa mismo parece ser palabra reciente y poco generalizada, a juzgar por los datos (o falta de datos) de Huart, Steingass y Horn (nada en su Grundriss der neupers. Etym.). De suerte que en realidad nos encontramos con dos áreas muy remotas la una de la otra, total y radicalmente separadas. Mientras no se encuentren datos muy nuevos, el romanista ha de sospechar la posibilidad de una mera coincidencia; coincidencia es el parecido del lat. habere y el alem. haben, del fr. feu y el alem. feuer, del cast. trapo y el ruso trjapka, del persa bad y el ingl. bad, del cast. sapo y el eslavo Ȥaba, a pesar de que los dos miembros de cada una de estas parejas significan exactamente lo mismo, pero históricamente puede probarse su completa independencia. La semejanza del cast. zapato y el ruso Ƈóbot al fin y al cabo no es mayor ni más característica que la de trapo (< DRAPP-) y trjapka (< TREMP-); y si bien es verdad que el it. ciabatta y el tártaro Ƈabata son casi iguales por la forma (no tanto por el sentido), ¿no podemos ser víctimas de un espejismo? Desde luego hay que contestar que tal espejismo es muy posible.

Por lo demás, no hay etimologías bien convincentes. La idea de Eguílaz (p. 525) de que zapato procede del grecolatino diabathrum ‘sandalia, calzado de mujer’ es netamente imposible por razones fonéticas. Para Mahn (Etym. Untersuch., 16), la voz romance procedía del vasco zapata, a su vez derivado, en su opinión, del verbo zapatu ‘aplastar, comprimir’, voz general en los dialectos de Navarra y de Francia, que bien podría ser autóctono; Schuchardt no se dignó siquiera, refutar esta idea, que no es evidente en el aspecto semántico, tropezaría con ciertas dificultades geográficas, y la opinión de Azkue según hemos visto, es de que la voz vasca genuina debió de ser oski: realmente esto es lo probable. Agregúese zapaldu ‘aplastar’ y zaplada ‘bofetada’ (vizc., a. nav.), ‘paso, zancada’ (vizc.), con el cual va ciertamente el mozárabe chifláta ‘çapatazo en el agua’ (PAlc.), como ya he dicho aquí s. v. CHIFLA; todavía hay más representantes de esta familia en vasco (zaplatu ‘abofetear’), indicio de que todo esto va con la familia onomatopéyica de chapalear ~ chapotear y de que, por lo tanto, la idea que defiendo abajo está bien fundada. La de Sainéan (BhZRPh. X, 136-8, y l. c.) de que zapato derive de sapo, como nombre de un calzado grosero de forma abotagada o empleado para ir por el barro, parece extravagante, y desde luego dicha así es inaceptable por razones geográficas, morfológicas y de toda clase.

Pero ya no quisiera asegurar que las teorías de Mahn y de Sainéan, aunque inaceptables en sí mismas, no puedan sugerir una pista, oscura por cierto, mas no absolutamente impracticable. El nombre del sapo es muy posible que venga de una onomatopeya ¡sap! o ¡tsap! (vasco-arag. zapo), que expresa el sonido del animal al caer de plano en el agua; no se puede descartar del todo la idea de que la misma onomatopeya pudiera expresar el ruido del que chapalea o pisa fuertemente con unos zuecos o zapatos primitivos; comp. los varios sentidos de zapatear, y con ellos zapada ‘caída’, zaparrada, zapalastrada y demás derivados citados, s. v. SAPO; y además el vasco zapinoCHAPÍN’, con toda la familia de palabras estudiado en este artículo de mi diccionario. Desde luego esta posibilidad es algo vaga.

DERIV.

Zapata (V. arriba). Zapatazo. Zapatear [Covarr.; ‘hacer diligencia’ cub., Ca., 29]; zapateado; zapateador; zapateo. Zapatero [sabaƫáȳr, doc. mozár. toledano de 1162, Gnz. Palencia, n.º 69; çappatáir o çapatáir en PAlc.; zapatarius, 1124, V. arriba; zabater a. 1215, zapater S. XIII (Montaña) docs. nav., Michelena, FoLiVa. I, 45; çapatero, J. Ruiz, J. Manuel, Nebr., etc.; ‘mal jugador’ cub., Ca., 190]; zapatera [‘mujer del zapatero, o mujer que hace zapatos’; ‘mueble para guardar zapatos’ cub., Ca., 102]; zapatería [ç-, Nebr.]; zapaterina de Dios ‘coquín de Dios’ ast. (V). Zapateta [l599, G. de Alfarache]. Zapatilla [Covarr.]; zapatillazo; zapatillero. Zapatón [‘botana’, ‘navaja que se pone en el espolón del gallo de pelea’ cub., Ca., 122, 88; y V. al principio del artículo]. Zapatudo [‘asegurado con zapata’, princ. S. XVII, Aut.; ‘(fruto) golpeado, blanduzco, pasado’ cub., Ca., 107; en otras partes aplicado a legumbres duras].

Del fr. sabot ‘zueco’ (V. arriba) derivó saboter ‘hacer un trabajo sin cuidado’ [1842] y luego ‘entorpecer el trabajo’, de donde se tomaron recientemente los cast. sabotear y sabotaje.

1 Ibarra, en Col. de Docs. para la Hist. de Aragón IX, p. 154; hay otra variante manuscrita çapatanes, que creo errata.―

2 Otro ej. de zapatones en el S. XI en ZRPh. XLVII, 436.―

3 Comp. el ast. zapata ‘perinola’ (V).―

4 Esto sugiere la idea de que el cast.-port. çapato naciera de çapata en calidad de diminutivo meliorativo. Pero existiendo en árabe sólo el masculino sabbâƫ, esto se hace dudoso; por otra parte, en árabe la oposición entre sabbâƫ y sabbâƫa entra gramaticalmente en la categoría de la oposición entre el nombre de especie y el nombre de unidad, y así no se puede deducir mucho de la forma del árabe, que también puede ser secundaria. El caso es que en cat.-oc.-fr.-it. sólo se encuentra la forma femenina; el valor despectivo que tiene en fr. e it. podría sugerir un femenino aumentativo, pero en cat.-oc. no es despectivo en absoluto.―

5 Para fraseología y derivados, V. los datos copiosos de Cej., l. c.―

6 Ag. trae muchos ejs. de los SS. XIV y XV. Sabater está también en Lulio: Meravelles IV, 220; Doctr. Pueril, p. 160; y en los Ordonaments de Perpiñán de 1284-9 («tot mercer, e tot sabater e tot peler», RLR IV, 510).―

7 Además un sabbatum latinizado en los Estatutos de Arles, y sabaterius frecuente en fuentes de la misma procedencia desde 1252 (Du C.).―

8 El antiguo sotlar, hermano castizo del nombre francés, sólo subsiste con forma autóctona (soulà) en partes del Delfinado y de la Auvernia.―

9 Sciabattin sólo tiene el sentido de ‘zapatero’ en la Suiza Italiana. La oposición entre patrice y savetier en los Faits des Romains, a. 1213 (Rom. LXV, 501) revela lo mismo.―

10 Los autores cit. por Dozy se refieren claramente a Marruecos, Argelia y Túnez, otros al N. de África: no sé exactamente de dónde (Hamiton, Ormsby), algún otro léxico bilingüe, como Hélot y Humbert, creo que también corresponden a Argelia; aunque hay algunos orientales: Berggren, el Mohit y Boqtor, tienen también términos magrebies (así éste localiza el deriv. sababitî en Berberia). Las fuentes orientales que cita Simonet parece que se refieren a Siria.―

11 De PAlc. más bien podría deducirse que se trataba de la clase mejor de calzado, teniendo en cuenta que en esta obra çapatair designa el «çapatero» en general (164b17) y el «çapatero de alcorques» (164b25), al fin y al cabo también calzado fino, mientras que ‘remendón’ se traduce por ȟarrâz (si bien es verdad que éste toma también el sentido de ‘çapatero’ y ȟirâza ‘çapatería’). El sentido especial que atribuye Dozy a sabbâƫ sólo se puede asegurar en cuanto a Argelia, o mejor una parte de Argelia: la visitada por Hamilton, que es de donde Dozy toma esa definición.―

12 Otro orientalista autorizado, Clément Huart, coincide con la opinión de que el persa ƇȄpātān es una importación tártara tardía, según nos informa Sainéan (Les Sources Indig. I, 104).―

13 Tampoco sabemos que exista por ej. en el árabe iraquí o saudí, pero de todos modos el árabe queda descartado como posible trasmisor, pues la s- de la voz arábiga, aceptando el punto de vista de Schuchardt, sería prueba de que el árabe tomó el vocablo del iberorromance; si lo hubiese tomado del persa, empezaría seguramente por Ǥ en árabe.