ZANCA, voz que designando la zanca o el zanco de palo para andar por el agua, y en algunas partes un zueco, es común al cast. con el port., el cat., el oc. y el it., y procede del lat. tardío ZANCA, TZANGA, nombre de una especie de calzado, probablemente tomado del persa ant. zanga- ‘pierna’.

1.ª doc.: J. Ruiz; los derivados zancajada y zancudo, SS. XII y XIII; el nombre de lugar Zancos, S. X y XI (Vignau, Glos.).

«Yuwân ƫris llamado S[a]nqudu(h)» ( = zancudo) en doc. mozárabe toledano de 1188 (Gnz. Palencia I, 153). El çanco del falcón es mencionado por Juan Manuel (pasaje citado a propósito de lezne, s. v. DELEZNAR) y por López de Ayala (Aves de Caça, p. 20). Çancajada por ‘zancadilla’ es frecuente en Berceo: «quiso en el sant omne meter mano yrada, / abraçarse con elli, pararli çancajada» S. Mill., 118c, «Sennora benedicta, Reína acabada, / por mano del tu fijo, don Christo, coronada, / líbranos del diablo, de la su çancajada» Mil., 910c (otro semejante Mil., 465c, escrito con z-, pues ahí sólo tenemos el ms. moderno I). El primitivo çanca aparece ya en Juan Ruiz, en la descripción de la Serrana monstruosa: «los huesos mucho grandes, la çanca non; chiquilla, /... / sus tovillos mayores que de una añal novilla» (1016b); APal.: «tibie son las partes de las çancas, desde la rodilla fasta los tovillos; otrosí tibie son flautas... porque se solían fazer de las çancas de las grullas» (499b); Nebr.: «çanca de pierna: tibia exilis»; Pedro M. de Urrea, h. 1505, rimando con atranca («cas, estirada la zanca»), Mz. Pelayo, Hist. Poes. Cast. E. M. III, 432; Quijote: «junto a él estava Sancho Pança... a los pies del qual estava otro rétulo que dezía: Sancho Çancas, y devía de ser que tenía, a lo que mostrava la pintura, la barriga grande, el talle corto y las çancas largas: y por esto se le devió de poner nombre de Pança y de Çancas, que con estos dos sobrenombres le llama algunas vezes la historia» (I, ix, 29). C. de las Casas: «çanca: zanca»; Percivale: «çanca de pierna: a small [‘delgado’ en el S. XVI] leg, a spindle shanke»; Oudin: «çanca: l’os de la jambe; ç. de pierna: le tortu de la jambe en dehors, jambe torte»; Covarr.: «es término de caçadores, llaman çancas las cañas de las piernas de los pájaros, del muslo abaxo, que son enxutas y sin carne, con solo el huesso, niervos y pellejo»; Aut.: «la pierna del páxaro desde la garra hasta la juntura del muslo; la pierna larga y delgada del hombre, u de otro animal [con ej. de Villaviciosa]; zancas de araña: rodeo o tergiversación para huir alguna dificultad o cargo que se hace a alguno: y assí se dice de éstos, que andan en zancas de araña». Esta palabra se encuentra en todos los romances, salvo los tres más septentrionales: francés, rético y rumano.

Port. «chanca, vulgar, pé grande» (Moraes), «calçado grande e tôsco; perna alta e delgada de homem; pl., em Bragança: andas; em Canavezes: botas com solas de pau» (Fig.), «sanca, trasm., o mesmo que chanca» y varias acs. técnicas (en Fig.), sanco «a canella da ave, desde onde fica descoberta da penna e da carne» con la cita de Fernandes Ferreira (princ. S. XVII) «as canelas das pernas das aves de rapiña se chamƟo sancos» (Moraes), «perna delgada; em Viana: perna de qualquer animal de açougue [‘de matadero’]» (Fig.); CortesƟo cita en un texto legal de 1152 «qui ferir suo vicino in la sanca, de la ecclesia aut in consilio...», que en una variante de 1258 figura en la forma in illa chanca.

La ac. ‘zueco’, ‘calzado de madera’, tiene gran extensión dialectal en port., mozárabe y otros romances1: chancas «tamancos; espécie de sandálias, com as solas de pau, presas ao pé per correias» en varias hablas del Minho (Leite de V., Opúsc. II, 24, 237); mozár. zanca (en plural en letras latinas zancas y en arábigas zankât) ‘cierto calzado de madera con zoquetes (o tacones) que se hacía en Francia’ en el códice canónico escurialense de 1049; Ǥánka [que deberá entenderse Ƈánka] «sotular» en R. Martí, S. XIII2; chánca «chinela, calçado, cosa de alcorques, xostra de çapato» (con el verbo channáq «çanquear») PAlc; ár. marroq. chanca y chinca ‘zapato viejo y roto’; según Simonet (s. v.), todavía se emplea chanca en algunos puntos de Andalucía con el sentido de «chinelas o zapatillas rotas», y lo emplea así el andaluz Hernando de Baeza (h. 1510) al referir un caso ocurrido entre las mujeres del real harén de Granada: «con las chancas de sus pies le dieron muchos golpes»; gnía. chancos ‘chapines’ (Juan Hidalgo); para documentación del vocablo en el sentido de ‘zueco’ en los Pirineos, etc., Krüger, VKR VIII, 293-4; y comp. abajo chanclo y chancleta.

Cat. xanca ‘zanco, palo alto y con una horquilla en que se afirma el pie, y se emplea para andar por lugares húmedos’, ya documentado en el gerundense Onofre Pou (1580) «les chanques: crallae» (léase grallae, mal entendido por Montoliu en su ed. de Ag.), hoy vivo en Mallorca, y poco conocido en el Continente, donde en casi todas partes el uso de zancos ha caído en olvido. Oc. ant. sanca es hápax del S. XII aplicado a un calzado de mujer («ni no porta soc ni sanca»), ignoramos si un zueco, o un zanco u otra cosa; hoy el vocablo es muy vivo en las Landas, donde los zancos son artículo de primera necesidad por lo empantanado del suelo: yaȧk en Arengosse (Millardet, Petit Atlas, p. 82), chanco en otras hablas gasconas (Ronjat, Gramm. Istor. II, 474), Gironda chancot (= Ƈaȧkót) «petite béquille» (Moureau). El logud. ant. thanca, S. XIII, está ya en el Condaghe de Silki (M-L., Wiener Sitzungsber. CXLV, v, 22). It. ant. zanca «cianca» en Dante y Sacchetti, todavía vivo en Córcega y otras partes, ‘zanco para ir por lugares inundados’ en el S. XVI; it. mod. cianca «gamba, in modo scherzevole e specialmente di gamba non sana e non forte»3, romano cianca ‘pierna, despectivamente’, abr. cianghine ‘renco’, napol. cianche ‘piernas largas y delgadas’, sic. zanca ‘pierna lisiada’, ‘zanco de ir por lo inundado’.

Hoy debemos mirar como anticuadas todas las viejas etimologías de la palabra, salvo la resumida arriba. Incluyo entre ellas las de Diez (Wb., 345): alem. dial. zanke ‘punta’ (comp. alem. zinke), o ags. scanca «tibia» (comp. alem. schenkel ‘muslo’, ‘pierna’, ‘fémur’), imposible ésta fonéticamente, aquélla semántica y geográficamente. La de Eguílaz (p. 525) y Scheludko (ZRPh. XLVII, 437): ár. sâq «tibia» (R. Martí), «pierna de animal» (PAlc.). La de Schuchardt (ZRPh. XV, 110-1) y Sainéan (Sources Indig. II, 410), cruce del it. cionco ‘mutilado’, ‘muñón’, y su familia romance (de origen oscuro, quizá de creación expresiva), con la a de gamba, branca, braccio, mano. La de Cornu (GGr. I, § 134), Nunes (Gram. Hist. Port., 91) y Leite de V. (Opúsc. II, 24): lat. PLANCA ‘plancha’, lo cual sólo convendría vagamente al port. chanca, del cual no pueden venir las demás formas romances, inseparables del mismo4. La de Larramendi, Simonet, Cej. (La Lengua de Cervantes) y G. de Diego (BRAE VI, 753), quienes piensan en un origen prerromano, en relación con el vasco zango ‘pierna’ en alta y baja Navarra y Lapurdi, ‘pie’ en esta región y parte de Navarra, ‘pantorrilla’ en Guipúzcoa, zanko ‘pata’ ahí mismo, y ‘pantorrilla’ allí, en Vizcaya, Sule y Roncal, zanga, xanga ‘pernio’ en partes de Navarra (Azkue), cast. de Bilbao chanca ‘zanca, pierna’ (Arriaga): pero teniendo en cuenta la existencia de zanga, -ca, en latín y griego de la baja época, desde el S. III, se impone admitir por el contrario que son estas formas vascas las que se tomaron del romance. Es verdad que Petro Çanga y Pedro de Çanca aparecen ya en docs. de med. S. XIII (aa. 1241 y 1258) de la zona central de Navarra (Michelena, FoLiVa I, 49).

En efecto, el vocablo aparece en Italia y en Grecia, desde los últimos siglos de la Antigüedad, como nombre de varias especies de calzado, y repetidamente advierten los escritores que se trata de un calzado de los persas (Chronicon Alexandrinum) o de los partos (Trebelio Polión); de ahí con razón dedujeron Muratori, G. Meyer (ZRPh. XVI, 525), M-L. (REW 9598), V. Pisani (It. Dial. IX, 245-50) que el punto de partida es el iránico zanga- m. ‘pierna’ (persa mod. zang íd.), voz ya documentada en el Avesta y hoy representada en los varios dialectos iránicos, desde el osético hasta el afgano, hermana del scr. jaȧghā ‘pierna, especialmente su parte inferior’. En latín y griego sólo designa, en cambio, una especie de calzado: «zancas de nostris Parthicas paria tria» en Trebelio Polión (S. III), «usum tzangarum atque bracharum intra urbem venerabilem nemini liceat» en el Codex Theodosianus escrito en el Sur de Francia a fines del S. IV, y otra vez en el mismo texto con las variantes mss. tzancis y zangis; zangae como voz vulgar para unas pieles que cubren las piernas en Acron, escoliasta de Horacio; tzanga y cianga (donde ya vemos la palatal romance) en varios textos de la alta Edad Media (Du C.); «caliga: zancas», «ocreae: tibiarias, osae, zancae» y «oza: sanga, militum calciamenta» en varias glosas latinas (CGL V, 563.67; 508.23; 375.19) trasmitidas en mss. de los SS. IX y X. En griego τσάƔƔαι (τζάƔƔαι o el diminutivo τσαƔƔίαι) aparece como nombre de las botas de cuero rojo de los Emperadores y de varios reyes orientales, pero también se deduce de varias glosas en que figuran esta palabra y sus derivados, algunas de ellas ya en Hesiquio (S. III), que el vocablo designó asimismo el calzado de meros particulares.

La ac. ‘calzado’ la tuvieron en iránico antiguo varios compuestos: *zangapāna- (formado con) pāna- ‘que protege’), de donde se tomó el armenio zankapan ‘huesa’, ‘media’, y por otra parte barzank «ocrea» en siríaco, tomado de un compuesto persa con bar- ‘sobre’. Conjetura Pisani que el iránico zanga- ‘pierna’ pudo trasmitirse directamente al griego y al latín en su sentido primitivo, como término de la jerga de los zapateros, y que los compuestos citados se trasmitieron también, pero fueron abreviados en zanga por influjo del jergal zanga ‘pierna’. No es inverosímil esta conjetura ingeniosa, pero hay también la posibilidad de un paso directo de zanga ‘pierna’ a zanga ‘calzado’, debido al hecho de que los calzados altos fueron una importación oriental e iránica en la Antigüedad clásica (comp. el origen iránico del fr. guêtres y su familia), o bien pudo haber una abreviación de aquellos compuestos por otras razones; en cuanto a la ac. romance ‘pierna’, si hubiéramos de hacer caso de su ausencia de las fuentes grecolatinas, deberíamos admitir que esta ac. es secundaria y resulta de una evolución semántica romance de zanga ‘polaina’, lo cual no es por cierto inconcebible, mas provisionalmente podemos admitir la tesis de Meyer y Pisani de la trasmisión directa del sentido etimológico ‘pierna’ a las lenguas europeas.

Quedan dos pequeñas dificultades fonéticas: las consonantes sordas romances que sustituyeron a las dos sonoras z- y -g- del iránico; en el primer caso se puede tratar de una adaptación imperfecta de un sonido extranjero, como ocurre a menudo con la africada z- en las raras voces romances que heredaron este sonido del latín; en el segundo puede tratarse de una ultracorrección latina de la sonorización de las sordas griegas tras nasal, pronunciación propia del griego moderno y ya del medieval. Pero este fenómeno sobre todo, y quizá los dos, pueden ser debidos a la trasmisión del vocablo persa a través de las lenguas intermedias, armenio y siríaco, pues ya hemos visto que en ambas aparece con k, y de hecho es una tendencia general del armenio, y bien conocida, la de ensordecer todas las consonantes sonoras (salvo las sonantes)5.

DERIV.

Zancada6 [Aut.]; zancadilla [Lucano de Alf. X (Almazán); -diella, J. Ruiz]. Zancado. Zancajo [fin S. XVI, Baltasar del Alcázar, ed. Rdz. Marín, p. 112; 1615, Quijote II, xxxvi, 141; Quevedo, Fcha.; Polo de Medina, Aut.; ‘el zancarrón de Mahoma’, Lope, El Hidalgo Bencerraje, p. 65b]; zancajosoçancajoso: vacia, vacienus» Nebr.]; zancajiento [Aut.]. Zancarrón [h. 1600, Pz. de Hita, ed. Blanchard II, 171; varios ejs. de princ. S. XVII, Aut.; aplicado a los huesos de Mahoma, y a su famoso sepulcro suspendido, en muchos textos, p. ej. Lope, San Diego de Alcalá, 526b; de ahí el port. sancarrão ‘impostor’ en PantaleƟo d’Aveiro, fin S. XVI, RL XVI, 99; zangarrón, con influjo de zángano, en Torres Villarroel, Fcha.]7. Zanco [S. XIV, V. arriba; ‘palo alto con una horquilla donde apoyar el pie’, en APal. 184b; Ant. de Guevara, princ. S. XVI; Malón de Chaide, Fcha.; Lz. de Arenas 55]8; zanquiello ‘canto de pan’ en el arag. de Echo (RLiR XI, 196). Zancón. Zancudo [S. XII, V. arriba; Cuervo, Disq. 1950, p. 450]. Zanquear [ç- «divaricor» Nebr.]; zanqueador [Nebrija]; zanqueamiento [Nebr.]. Zanquilla. Chanquear, derivado de chanco (V. arriba; «eschasses», Oudin). Chanclos «calzado de suela de madera con una o dos listas de cuero clavadas en ella, con que se abraza y calza el pie entre los dedos y el empeine, quedando lo demás al descubierto; pónese encima de los zapatos para andar en lugares pantanosos: y a este fin suelen en algunas partes ponerles unos clavos en las suelas de madera con que se levantan seis u ocho dedos; es mui usado en las aldeas; úsanlo también en la Corte las mugeres pobres que no pueden comprar chinelas, pero éstos no tienen clavos» [Aut.]: de chanco, con la -l- de zoclo (variante del cuasi-sinónimo ZUECO); chancla; chancleta [«souliers sans talon» Oudin 1607, Covarr.; G. de Alfarache, Aut.]9 chancletear ‘andar en chancletas’ (Acad.), ‘producir chancletas’ cub. (Ca., 258); enchancletar.

CPT.

Zanquilargo [Aut.]. Zanquituerto [h. 1435, Juan de Mena, Aut.]. Zanquivano [Covarr.].

1 Comp. ast. zanca ‘cada una de las 3 piezas de madera sobre las cuales se clavan los peldaños de la escalera’ (V).―

2 Es decir, ‘zapato’; con la glosa catalana rotes, que no sé si es errata por botes o el antiguo participio de rompre ‘romper’.―

3 Pisani, en vista de la fecha moderna de esta forma, supone que se tomó del gitano Ƈang, pl. Ƈanga ‘pierna’, que en su parecer viene de la India (parentesco sólo indirecto con la voz iránica), mientras Gustav Meyer cree que se tomó del neogriego; Pisani niega valor a los argumentos fonéticos de Meyer, y aunque esta negación no me parece decisiva, debemos dejar este problema a la resolución de los especialistas del gitano.―

4 M-L., REW 9598, transige en cierto grado con la idea de Cornu, en lo concerniente al mozár. chanca, cast. chanclo, etc., admitiendo que la ch- se dehería a un cruce con PLANCA (O bien con choclo, variante de zueco), pero él mismo, en RFE VIII, 245-6, ya reconoce que esto no es posible; en efecto, la variante en Ƈ- o x- es común a los varios romances y no estrictamente portuguesa (como habría de serlo el supuesto *chanca PLANCA) O castellana (como choclo). La alternancia ts-tš en realidad no puede causar extrañeza, pues reaparece en muchísimas palabras en z- (como el propio zueco-choclo), y resulta de una adaptación imperfecta, en el latín vulgar o romance arcaico, del sonido no latino TS-.―

5 Aunque el and. zanga ‘palo largo, que lleva otro más corto articulado con una correa, y que sirve para varear las encinas’ es posible que sea variante de zanca, no es de creer que su g se relacione con la griega y etimológica. Quizá alteración mozárabe. O vendrá de la raíz onomatopéyica de ZÁNGANO. Todavía es más incierto el origen de zanga ‘especie de juego del hombre’ [Aut.].―

6 De zancada (con sus variantes chancada, canchada, cruzado con alargar (el paso), parece salir un gall. alancar o alancañar ‘andar muy deprisa, a paso muy largo’, ambos en el DAcG. y empleado aquél por Castelao: (el espectro) «venía cara min alancando por riba de l’agoa» 286.4, alancada ‘zancada’ seg. Aur. J. Pereira, Apend. a Eladio Rdz. (hay que rechazar los datos de Iglesia Alvariño encaminados a relacionar con el topónimo Láncara, pues ese autor no da más que variantes inexactas y seudoetimológicas toponímicas).―

7 No sé si tienen que ver con esto las «bandas de carmesí de çancarán» para cubrir una Tora mencionadas en invent. arag. de 1492, BRAE II, 364. Zancarrón sigue siendo palabra viva, como en muchas partes, en la Arg.: una Cordillera de Zancarrón en los Andes, dpto. de Iglesia (San Juan), junto al límite chileno.―

8 El cuyano zanco ‘caldo y harina tostada’ (Chaca, Hist. de Tupungato, 268) será más bien alteración del quichuísmo chaunca, chancua, de sentido análogo, para el cual vid. Lizondo Borda.―

9 En Cuba (Ca., 186) y otras partes de América se dice despectivamente de la niña recién nacida, al saberse que es hembra.