ZANAHORIA, antiguamente çahanoria, en judesp. y cat. merid. safanòria, mall. safannària, tomados del ár. vg. safunâriya, que en diversas variantes corre en todo el Norte de África y ya era usual en el S. XIII, pero ha de ser a su vez extranjerismo, de procedencia incierta.

1.ª doc.: çahanoria, J. Ruiz.

Donde leemos «muchos de letuarios les dan muchas de vezes: / diacitrón, codoñate, letuario de nuezes, / otros, de más quantía, de çahanorias rrahezes» 1334c (S; en G, acinorias, preferible por el verso). Aparece ya la forma moderna en G. de Segovia (1475) y en Nebr.: «çanahoria, ierva e raíz: pastinaca», y así tiende desde entonces a generalizarse: Aut. cita ejs. del S. XVI. Pero abundan las variantes: «de invierno, principio y cabo, / nace el rábano y el nabo, / cardo, puerro y acinoria» en Sánchez de Badajoz (RFE IV, 20), que es hermano del port. cenoura. En América tiene bastante extensión el contracto zanoria (BDHA I, 110n.; IV, 310). Más interés tiene por su arcaísmo el judesp. safanória (Yahuda, RFE II, 350; Subak, 149, 171; Cherezli); cenahoria está en la trad. de Arnaldo de Vilanova (1519), cenoria en varios autores del S. XVI, y hoy se dice así en Salamanca (Torres Villarroel) y en Burgos (según Salvá), vid. DHist., s. v. En catalán central y septentrional se ha conservado el nombre latino PASTINACA (> pastanaga), pero en el Sur del Principado y en partes del País Valenciano se dice safranòria, y en otras partes de esta región se conserva la forma primitiva safanòria (M. Gadea, Tèrra del I, 245); hacia el Norte llega hasta el Urgel (saflanòria oído en Golmés). Chafayñoria 1562 en vasco alavés en 1562 (Landucci, 40).

El origen arábigo fué indicado correctamente por Dozy, Gloss., 224. Se trata de una palabra ajena en árabe a la lengua clásica, pero documentada en multitud de variantes para el árabe de España y para el magrebí moderno. R. Martí (S. XIII) recoge Ȑisfannâriya, que encuentra un eco en el mall. safannària (BDLC XII, 80-81); PAlc. izfernía. Teniendo en cuenta los casos de alternancia árabe entre is- y si- o sa- (vid. ESCABECHE, ESCARLATA, etc.), no extrañaremos que la base arábiga en saf- postulada por las formas cast. y catalanas aparezca alterada de esta manera en R. Martí y PAlc. Las variantes bastante primitivas se conservan hoy en el Norte de África: safunâriyà en parte de Argelia (Marcel) y formas semejantes, que detallo en la nota, y que en parte se pueden mirar como evolución fonética de la misma.

Es evidente, por su misma estructura, que esta palabra no puede ser genuina en árabe, que también tomó prestado otro nombre de la zanahoria, a saber BIZNAGA, del lat. PASTINACA. El origen del ár. safunâriya y variantes es oscuro, aunque de todos modos es seguro que el cast. lo tomó del árabe. Se han hecho muchas conjeturas, ninguna de las cuales satisface fonéticamente: Dozy imaginaba que podía venir de PASTINACA; Colin (Hespéris 1927, 94) de un *PASTINALE debido a cambio de sufijo.

Sólo dos de las etimologías propuestas merecen detenido estudio, aunque las dos están sujetas a serias objeciones. La más satisfactoria desde el punto de vista fonético1 sería un lat. SAPONARIA, propuesto por M. L. Wagner (ZRPh. XL, 546-7)2 ―acaso con influjo de ȐáɊfar ‘amarillo’―; sin embargo, hay que reconocer que la planta llamada saponaria en latín científico, la hierba jabonera (saponaria officinalis, vid. Colmeiro I, 410), pertenece a un género, familia y aun clase muy diferentes de la zanahoria, pues aquélla es una talamiflora, de la familia de las cariofíleas, y ésta es una caliciflora, de la familia de las umbelíferas. Claro que el nombre pudo pasar de una planta a otra, como sucede tantas veces: habrá que dejar la palabra a los botánicos sobre la verosimilitud de tal cambio; quizá por el color rosado de las flores de ambas plantas.

Schuchardt (RIEV VI, 283) prefería el gr. σταưυλƗνος ‘zanahoria’, que realmente dió una forma ár. isƫaflîn; pero así satisfacemos el significado; parece haber oposición terminante de la fonética. Podríamos quizá suponer un diminutivo griego *σταưυλινάριον para explicar la terminación de la palabra hispánica y arábiga, posibilidad que difícilmente puede descartarse del todo, puesto que tales diminutivos en -πιον son muy productivos en griego; pero d’e todos modos es hipotética (falta tal vocablo en Estienne, Sophoklês, Du C. griego, Demetrakos Suidas, Somavera, Kumas, Kumanudes, Hepites y otros dicc. del griego medio y mod., así como en el índice gr. del CGL). Quizá más bien se trate de la combinación σταưυλƗνος ıƔριος (o σταưυλίνƓ αƔρία) ‘zanahoria silvestre’, de cuya vivaz existencia hay muchos testimonios en los glosarios latinos (CGL, s. v. pastinaca). De todos modos con ambas posibilidades faltaría todavía explicar la reducción de ST- a s- (o ç-) y no sería pequeño estorbo. Cierto que podríamos atribuirla al conocido fenómeno de fonética hispanoárabe, para el cual vid. ZAGUÁN, ZURRIAGA, ZAMBO, etc. Pero como el fenómeno no se produce ni en árabe africano o asiático (sólo en el de España) ni en romance fuera de las palabras de origen arábigo, nos veríamos obligados a suponer que en África safunâriya tendría que haberse tomado del árabe de España y en éste del romance mozárabe, a pesar de que en árabe ya se documenta en el S. XIII y a pesar de que un helenismo que no ha dejado huellas romances fuera del territorio arabizado es más probable que lo tomara el árabe directamente del griego en Oriente. Pese a esta dificultad, me parece que ésta es la explicación más razonable que se ha dado hasta ahora.

Otras fuentes argelinas traen safnâriya (Marcel) y sannâriya (Martin, Cherbonneau), safrâniya en Marruecos (Dombat, de donde Boqtor), sfunnaria en Malta, sfannārîya en Túnez, s?nnārîya también en Argelia (Steiger, Contrib. 117). Esta forma argelina sin f existe todavía con otras variantes en otras partes del país: sannāiriya, ya recogida por Daumas, pertenece según Beaussier al Oriente argelino y designa más bien la viznaga («carotte sauvage») que la zanahoria cultivada; Prax recogió sanâra bahîm (propiamente ‘sanara brutal, bestial o negra’) para otra variedad silvestre (daucus glaberrimus) y Roland de Bussy sanriya harāmîya (propiamente ‘sanriya bribona o maleante’ para una especie silvestre de comino o matalahuva, planta perteneciente a la misma familia umbelífera que la zanahoria). Más datos en Dozy, Suppl. I, 658a y 693b. Si estas formas sin f se hallaran en Oriente o por lo menos en Egipto tal vez podrían esgrimir contra las etimologías SAPONARIA y STAPHYLIN-AGRION, pero no apareciendo más que en Argelia, por una parte es posible que procedan de una forma castellana con h enmudecida, y cabe asimismo partir de una reducción del safnâriya de Humbert a sannâriya, etc., que es lo que debe de haber ocurrido en portugués y leonés. Ya no es tan seguro que sanānîr, que una fuente egipcia (Sanguinetti) traduce «myrobolan emblic» salga del nombre de la zanahoria, pues si no me engaño se trata de una combretácea, aunque es cierto que sanānîr debe de ser el plural de una singular sannâra, que coincide del todo con una forma argelina del nombre de la zanahoria. Y parece que no hay relación con otro nombre magrebí de la zanahoria, zerûdiya sólo empleado en Marruecos (donde por cierto Lerchundi no da noticias del tipo safnâriya), Argelia (Beaussier etc.) y Túnez (Pélissier), y seguramente no antiguo en árabe, pues no figura en diccionarios clásicos ni hispánicos; por no vérsele analogía semántica con las palabras de la raíz zrd sospecho que sea de origen bereber (nótese que allí zárdà y en Túnez záirada es el nombre de la mangosta, animal propio exclusivamente de aquellas tierras). Al fin y al cabo también es posible que nuestro safunâriya sea voz aborigen del bereber, posibilidad que deberían explicar bien los especialistas. Otra posibilidad que cabe explorar es que se formara en bajo latín de España un *safranaria (o en mozárabe un *safranáira), como derivado de safrán = azafrán, con pronta eliminación de la primera r por disimilación; pero aunque safranòria existe en Valencia (forma, por lo demás no general y probablemente secundaria) y aunqui pueda alegarse que el color de la zanahoria y el del azafrán son variantes del amarillo, esta semejanza es tan vaga, y el apoyo que le prestan las variantes es tan baladí que no espero mucho que esté ahí la solución del problema.

DERIV.

Zanahoriate o azanahoriate (DHist.).

1 Puesto que en árabe la -P- pasó a -f- probablemente después de la conquista de Mauritania en el S. VII.―

2 Que realmente pasó al hispanoárabe pero como nombre de la hierba jabonera, y en la forma šabunaira (Abenalbéitar) o çabonera (PAlc.), Simonet, 572.