VAHÍDO, fué váguido hasta el S. XVIII, en portugués vágado o váguedo, probablemente derivado de vago ‘vacío’ (lat. VACUUS), con un sufijo átono.

1.ª doc.: APal. («scotomia se dize de occidente que induze a desora teniebras a los ojos por váguido de la cabeça; assí que scotomatici son los que padecen váguido o que sus ojos van escureciendo», 440d).

Esta acentuación está probada inequívocamente por los pasajes siguientes, citados por Cuervo (Ap. § 113e y Rdz. Marín (Quijote, ed. 1928, III, 179): «en su Concepción atónita / cayó a sus plantas de un váguido» Cáncer (1651), «me condenó, fiero árbitro, / a la pena melancólica / de no ver al Sol hispánico, / que al alma quemando incógnito, / da a mi ser mortales báguidos» Miguel de Barrios (1672); V. allí otros no menos claros. La acentuación está indicada gráficamente en el dicc. de Percivale (1591): «váguido: turning of the braines, swouning», en otros de los SS. XVII-XVIII citados por Cuervo, y lo mismo hace Aut. en los tres ejs. que cita de autores del S. XVI y princ. del XVII. Dichos dicc. no registran más que la forma con -gu- intervocálica, que es la que aparece casi constantemente en los textos de la época, p. ej. en los siguientes, en los cuales debe suponerse que se acentuaba también la a1: «ya me conocí flaqueza, ya tenía váguidos de cabeza, y estaba para dar conmigo en el suelo» G. de Alfarache (Cl. C. IV, 223.18), «alcanzar alguno a ser eminente en letras le cuesta tiempo, vigilias, hambre, desnudez, váguidos de cabeza, indigestiones...», «él los llevará por los aires... pero porque la alteza y sublimidad del camino no les cause váguidos, se han de cubrir los ojos hasta que el caballo relinche» Quijote (I, xxxviii, 200; II, xli, 153; otro II, xxxvii, 144), «hijo Monipodio, yo no estoy para fiestas, porque tengo un váguido de cabeza dos días ha, que me trae loca» Rinconete y Cortadillo (Cl. C., p. 179), también Col. de los Perros, ed. príncipe 254v (Rivadeneira I, 240a), «presto váguidos te den» Mira de Amescua (RFE XVI, 300), «salir mareado / del mar, y como bajé / con los ojos la cabeza, / me dió un váguido mortal» Guillén de Castro (ed. Acad. I, 124). Y en los dicc. de la época: «vaguido: storniamento di testa, vertigine» C. de las Casas, «íd.: tournement de teste, tournoyement, estourdissement, vértigo» Oudin, «íd.: es un desvanecimiento de cabeça, por estar vacía de buenos espíritus, y ocupada de ciertos humos que le andan a la redonda» Covarr., «íd.: el desvanecimiento o turbación de la cabeza, que pone a riesgo de perder el sentido u de caer» Aut. Con leves variaciones, éste es el significado general2.

En cuanto a la forma del vocablo, la variante con pérdida de la -gu- es muy rara en el Siglo de Oro: el primer dicc. que la cita es Aut., acentuando gráficamente váido y remitiendo a váguido. En tiempo de Quevedo sería forma muy vulgar: es la que trae el ms. utilizado por Castro en el pasaje citado de su ed. del Buscón, pero una mano corrigió vagios, y una de las eds. coetáneas imprimió váguido; otro ej., evidentemente acentuado en la a, está en una letrilla citada por Cuervo, que debe de ser antigua, pues la citaron Quevedo, Calderón y Moreto en obras suyas: «deja váidos de cabeza, / que amor tray grand pesadumbre». Hasta aquí, pues, sólo pudo perderse la -gu-, pero sin alterarse la acentuación inicial; pero el S. XVIII, según mostró Amado Alonso, es la época en que en España se vacilaba vulgarmente entre caído y cáido, vizcaíno y vizcáino, leído y léido, y entonces se tomó erróneamente la acentuación váido por una de estas pronunciaciones vulgares: la gente educada dió en pronunciar vaído por ultracorrección, y la Acad. consagró esta alteración fonética ya en su ed. de 1780 (la h no se introdujo hasta la de 1803). Pero váguido se conserva hasta hoy por lo menos en Nuevo Méjico, Méjico, América Central, Colombia y Santo Domingo (BDHA I, 53, 350; Malaret, Supl.).

En portugués se dice vágado «o mesmo que vertigem: chamase assim porque dando na cabeça representa andar tudo vagando e á roda» Bluteau (con cita de la Recopilação de Cirurgia); vulgarmente vádago con metátesis (S. XVIII, Montecarmelo).

La buena etimología es la que sugiere Covarr.: vágado y váguido son derivados de vago ‘vacío’3bago vahido» parece conservarse en Navarra, Iribarren), lo mismo que desvanecimiento lo es de vano (‘vacío’ en latín); el que sufre un vahído tiene la sensación de no tener nada en la cabeza, de «perderla», como se dice vulgarmente. Yerran seguramente Bluteau y M-L. (REW 9125) al partir de VAGUS o VAGARE; este lingüista, por lo demás, dudaba del origen, no sabemos si por razones semánticas o morfológicas. Pero en este último aspecto la etimología no presenta dificultades reales, pues es sabida la importancia de los sufijos átonos -´ago , -´ego , -´igo en castellano y portugués, mientras que otras veces aparece en estos mismos sufijos una variante con -d-: lóbado, nuégado, amiésgado, búsqueda, cómpreda, mándida, vid. M. P., Festgabe Mussafia, 397-8. Una especie de disimilación preventiva es la que muchas veces regula la elección de estas diversas variantes (comp. -íco tras t en América tropical y en el Siglo de Oro), y así no es extraño que en nuestro caso, como en nuégado, se eligiera la variante con -d-, port. vágado; y así como el portugués vacila, al menos dialectalmente, entre relâmpago, relâmpado y relâmpedo (Algarbe), también hay en portugués una variante váguedo (Cornu, GGr. § 244), forma intermedia que fué empleada en castellano por Laguna, Diosc. VI, pref., p. 574: «los libros recién impressos, si se leen antes de se lavar, nos dan vaguedos de cabeça y nos debilitan la vista», Sorapán de Rieros (1616) y Fr. Juan de la Cerda (1599): «diez días después que concibieron [las preñadas] sienten dolores de cabeça, váguedos, mala gana de comer, fastidio y vómitos» (citas de Rdz. Marín, 2500 Voces).

Una etimología más especiosa que sólida es la que propuso Diez (Wb., 496) al relacionar váguido con el gót. wagjan ‘mover, agitar’, a. alem. ant. wagida ‘vibración, vaivén’: sin duda el sentido de estas palabras germánicas no está lejos del de las hispánicas (el gót. raus fram winda wagidata traduce el lat. arundinem vento agitatam del Evangelio de S. Mateo XI, 7), y un sustantivo *WAGէTHA equivalente a esta palabra alto-alemana bien pudo existir en gótico; lo mismo éste que el participio pasivo WAGITHS ‘agitado’, en el aspecto semántico, proporcionarían bases para váguido, posibles aunque vagamente. En el aspecto fonético quizá no sea posible negar del todo la posibilidad de esta etimología, ya que podría decirse que si la W- no se cambió en gȮ- fué por disimilación ante la -g- (comp. VÁSTAGO), y que si la -G- interna se conservó intacta en romance fué porque el vocablo se romanizaría en fecha tardía. Pero todo esto es difícil, y en especial es poco verosímil que la -Gi- pudiera conservarse intacta cuando se pierde incluso en semicultismos de fecha ciertamente muy tardía. Sobre todo esta etimología es innecesaria, y es preferible atenerse a la otra, más convincente4. Que vágado expresa básicamente la idea de ‘vacuidad’ lo prueba en forma concluyente el gallego, donde esta palabra significa todavía «vacío o hueco interior, desde las costillas hasta las caderas» (Vall.); comp. cat. ant. vaguejar-se ‘sentir vahidos’ («tant lo ferí sobre·l cap, que Guillalmes començà’s a vaguejar» Curial, N. Cl. II, 231). La reducción de váguido a vaido sería principalmente fonética, debida a la particular debilidad de las consonantes en la terminación de los esdrújulos, pero a ella pudo contribuir el influjo de DESVAÍDO, palabra de sentido afín.

Comp. BAGUIO.

1 Una acentuación vaguído no parece haber existido nunca, aunque la admita la Acad.―

2 En el Buscón es especialmente el desmayo causado por el hambre: «qué haría él para persuadir a las tripas que habían comido, porque no lo querían creer; andaban váguidos de cabeza por aquella casa, como en otras ahitos» (Cl. C., p. 42, donde ahito es sustantivo para ‘indigestión’, como prueba la nota).―

3 Vago es todavía ‘campo o solar vacío’ en Aragón, Navarra, el Bierzo y otras muchas partes; estar vago por ‘desocupado’ en Mérida (Zamora V.), etc.―

4 Aun menos podemos pensar en relacionar vahido con el lat. VAGզTUS ‘vagido’, a lo cual se opondría fonéticamente la forma antigua y portuguesa, y no convendría en el aspecto semántico. Quizá piensa en esta etimología Gomes Fadrinho al traducir vágado por «o suspiro de quem está aflito ou inquieto» en su vocabulario de Évora (RL XXXI, 123). Si existe tal ac. es muy rara aun en portugués, y desde luego secundaria.