PINA, ‘cada uno de los trozos de madera curvos que forman las ruedas de un carro antiguo’; el sentido primitivo parece ser ‘cuña’, ‘clavo o clavija de madera’, conservado en leonés y en el port. pino; el origen es incierto, quizá prerromano; para que pudiera venir del lat. PէNNA ‘almena’, ‘mondadientes, objeto puntiagudo’, tendría que ser como cultismo antiguo, pronto popularizado; pero más bien parece que el escand. pinni, ags. pinn, ingl. pin, alem. dial. pinne ‘clavija’ son voces germánicas genuinas, y que de una lengua germánica proceden las palabras castellana y portuguesa, probablemente del gótico.

1.ª doc.: 1680, Pragmática de Tasas (Aut.).

En el sentido definido arriba figura pina en ese texto y es palabra bien arraigada en muchas hablas de España y Portugal, especialmente las septentrionales (p. ej. Cespedosa, RFE XV, 267; Alen) tejo, RL XXXVI, 241, 242); la voz portuguesa ya figura en Bluteau y Moraes (quien cita ej. algo anterior); llega hasta el catalán de Fraga (Huesca): pinassa ‘aro de madera de las ruedas del carro’ (BDC IV, 42); aunque lo que yo he oído ahí y también en el próximo Saidí, con ese mismo sentido, no es pinassa (que dudo exista), sino pinarsa, cuyo sufijo, por lo demás, no es nada claro. El sentido primitivo parece ser más bien ‘cuña’, conservado por pina en Asturias («cuña pa acuñar mangos y les ruedes de carros», Rato, Vigón); sanabr. y berc. pino ‘cuña de madera en el arado’ (Krüger, Gegenstandsk., 193, 207, 226; G. Rey).

El portugués pino es ‘clavo de madera o de caña empleado por los zapateros’ (también en Moraes; Figueiredo1, etc.); gallego pino (en otros lugares pinallo, pinallón, pinalleira) ‘timón del carro de bueyes’ (VKR XI, lámina entre pp. 288 y 289), Barroso pino, trasm. y Barroso pinalho íd. (Krüger, o. c., 200); gall. pino ‘especie de clavija hincada en la tijera o cumbrera de la pallaza o cabaña gallega, para evitar que los cabrios que van machihembrados a la cumbrera se desplacen hacia arriba o abajo’ (Caro, Pueblos de Esp., 330); port. pino «badalo de pau, com bola a um extremo, para jogar á choca» (Moraes), trasm. pinasco íd.: (RL III, 64); de ahí salm. juego de la pina ‘juego de la chueca’, ‘bola empleada en este juego’, salm. ant. pinar y hacer el pino ‘jugar a la chueca’, documentado en 1514 en Lucas Fernández (ed. 1867, p. 189; Lamano, p. 578), zamor. pina ‘juego de niños’ (Fz. Duro); el pina ‘mojón en el juego de la chueca’, sólo documentado por Covarr. (de donde lo copian Aut. y Acad.), parece ser definición inexacta; salm. pino ‘palito para clavar en las pezuñas de los toros bravos’ [1623, Mtro. Correas], santand. pino ‘palito para meter en un agujero’, ‘cuña’ (y otras acs., vid. G. Lomas); alto-santand. pino «clavo de madera para colgar algo o para sujetar las espigas de los ensamblajes en las escopleaduras», pinar tr. «sujetar con pinos», pina ‘cuña de madera’, BRAE XXV, 392; leon. (La Lomba) pina ‘cuña, pieza para rajar madera’, BRAE XXX, 445. Gall. pinas ‘las estaquillas del tacón (de los zapatos)’ y pinador ‘martillo de apretar las pinas’ (Sarm. CaG. pp. 64 y 113-114). Para más detalles acerca de estos vocablos, V. nota en EMPINAR.

En cuanto a la etimología, M-L., en la primera ed. del REW (6509), admitió que el port. pino era préstamo del ingl. pin ‘alfiler’, antiguamente ‘clavija’; pero en su tercera ed., advirtiendo atinadamente que esta familia de palabras iberorromances es demasiado rústica y perteneciente a un tipo de civilización demasiado primitivo para que pudiese tomarse del inglés ―en fecha forzosamente muy moderna―, borró este artículo, admitiendo que el port. dial. y gall. pino ‘timón del carro’ sea lo mismo que el nombre de árbol pino, si bien reconociendo que las otras acs. portuguesas presentan dificultades semánticas. Es decir, se habría tratado primero de un timón de madera de pino, y luego de un timón cualquiera; lo mismo podría suponerse para la pina. Esto ya parece dudoso desde el punto de vista semántico, y en portugués presenta además la dificultad fonética de que entonce esperaríamos pinho, *pinha; es verdad que una variante pino ha sido señalada en portugués antiguo para el nombre del árbol, seguramente en calidad de préstamo latino o castellano, y que de aquí es probable que proceda la importante familia luso-castellana de EMPINAR; pero advirtamo que es mucho más difícil de concebir la generalización de este préstamo o latinismo en nombre referentes al carro primitivo, a juegos milenario; y en general a la más vieja civilización rústica de Noroeste hispánico; también es cierto que existe pinho ‘timón’ en Barroso y localidades gallegas (Krüger), pero son formas aisladas y modernas, de bidas a un influjo secundario del port. pinho ‘madera de pino’.

Creo, pues, que debe desecharse esta etimología sin vacilaciones. Parece sumamente verosímil tratándose de la antiquísima carreta de bueyes, que pina y su familia sean vocablos prerromanos; y recuérdese en particular el gran número de voces célticas que nos ha conservado la terminología latina y romance del carro y del transporte; la forma primitiva podría ser *PΪNA (-U) o más bien teniendo en cuenta el portugués, *PϊNNA (-U), admitiendo en este caso que la voz castellana viniese de la zona asturleonesa, que es donde está mejor arraigada2; pero esta misma contradicción fonética entre el castellano y el portugués, y la ausencia de todo punto de apoyo en celta y en vasco, obligan a dejar la cuestión en suspenso.

Diez (Wb., 477) señaló la posibilidad de que el port. pino proceda de la familia del ags. pinn (ingl. med. pinne, ingl. pin) ‘clavija’ (hoy ‘alfiler’), neerl. med. y mod. pin, penne, ‘clavija’, ‘alfiler de madera’, b. alem. pin, alem. dial. pinne ‘clavo de madera’, ‘clavija’, sueco pinne ‘clavija’, isl. pinni ‘alfiler’; o bien del irl. y gaél. pinne ‘clavija’, ‘espigón’, galés pin ‘alfiler’, pero Thurneysen (Keltoroman., 87) notó el hecho evidente de que estas palabras célticas son préstamo del germano o del latín: la p no es nunca sonido autóctono en las lenguas gaélicas. En cuanto a las voces germánicas, llegué a admitir en el DCEC que fueran también latinismos, por más que la antigüedad considerable de algunas de ellas y su gran extensión, obligaba a suponer que el préstamo del lat. PէNNA ‘almena’ al germánico se produjese en fecha muy antigua. PէNNA aparece en Petronio con el sentido de ‘mondadientes (de plata)’, en la Lex Alamannorum este vocablo latino tiene el sentido de ‘instrumento quirúrgico para explorar las heridas’ (Du C.), y los descendientes romances de PէNNA tienen desde muy antiguo sentidos como ‘punta’ ‘cumbre’, ‘peñasco’: cabría, por lo tanto, la posibilidad de que se hubieran tomado de aquí aquellas palabras germánicas, pero sería del todo imposible fonéticamente admitir que el lat. PէNNA diera directamente el cast. y port. pina3; por ello habría que aceptar en gran riesgo de admitir que PINNA hubiera pasado también al gótico o al suevo de España, y que de estos idiomas se transmitiese al cast. y port. pina. Pero para esto sería indispensable suponer que desde el germánico pasara al romance en fecha muy tardía, poco antes de la desaparición del gótico, pues de otro modo un gót. *PէNNÔ o *PէNNA habría dado *peña (para voces latinas trasmitidas al castellano por el germánico, V. GUEDEJA y GUITA). Ya se ve que esto es muy hipotético y sumamente dudoso.

En definitiva, todavía podría ser que el latino pinna pasara al castellano en calidad de palabra cultista, y con el sentido de ‘punta de madera’, de donde después ‘clavija’, ‘cuña’, y de ahí finalmente ‘pieza de la rueda de madera’. Lo que así lo sugiere es la aparición de pina en Juan de Padilla (1521), NBAE XIX, 395a, en el sentido de ‘cumbre’: «la súpera pina del Olimpíaco monte». Pero más parece tratarse de un latinismo ocasional de Padilla que de un vocablo usual en el S. XVI. No podríamos, por tanto, dar esta etimología ni como medianamente segura, mientras no se encontrasen muchos más ejs. antiguos de esta y demás acs. romances de pina en textos algo antiguos; de otro modo costaría creer que un cultismo como éste llegara a formar parte del vocabulario de la cultura popular más arcaizante, lo que bien mirado, sería todavía menos convincente que la trasmisión germánica, teniendo en cuenta la notable coincidencia semántica de las formas germánicas con las iberorromances4.

Pero el caso es que ahora Johansson, ZVSprfg. XXXVI, 347-8, y Pokorny (IEW 97.10) dan excelentes razones para admitir que el germ. PINN- ‘clavija’ sea voz genuina de abolengo indoeuropeo (y sin relación alguna con el lat. PINNA). Creo pues que esta familia hispana occidental es simplemente germanismo seguro.

DERIV.

Pinizas gall. «los ganchos de un monte» (Sarm. CaG. 65r [que entiendo en el sentido de ‘ramas salientes en un bosque’]).

1 Lo de que sea de madera de pino es mera suposición de lexicógrafos etimologizantes.―

2 Pagés cita una forma piñena ‘pina del carro’ en un Alejo de Venegas, que parece ser el toledano de h. 1540.―

3 Aut. da pinna rotae como traducción: latina del cast. pina, pero tal ac. latina no es conocida.―

4 Si se confirmara la antigua popularización del cultismo pina ‘cumbre’, incluso podríamos derivar de ahí el verbo empinar y su familia.