EMPINAR, del mismo origen incierto que pino ‘levantado’ (tocar a pino, hacer pinos o pinitos, tenerse en pino) y que el port. empinar ‘enderezar, levantar en alto’, pino ‘pináculo, punto culminante’, quizá derivados de pino, nombre de árbol, por la verticalidad y esbeltez de esta conífera.

1.ª doc.: Santillana; Nebr.: «empinar o enhestar: atollo».

Ya desde el 2.º cuarto del S. XV: se empina, Santillana, p. 133; empinar tr., Juan de Mena (Vicios y Virtudes, 24a), citas de los materiales inéditos del Dicc. de Cuervo. Es frecuente en autores desde Argote de Molina: «El asno... no se impina ni dispara como el cavallo», Diálogos (1.ª ed. 1547), ed. Iowa, p. 122.1, y princ. S. XVII (Mariana, Cervantes, Lope, P. de Ribera, etc.), y se halla también en C. de las Casas (1570), Percivale, Oudin y Covarr. Se aplica en todos ellos al caballo y demás cuadrúpedos encabritados, al hombre que se levanta de puntillas, a las montañas y árboles, etc. En portugués es frecuente por lo menos desde med. S. XVI (Bernardino Ribeiro, J. de Barros, Moraes Cabral, Camoens). Hoy es de uso general en el territorio de lengua castellana, annque se nota alguna mayor popularidad en el Oeste1; el cat. empinar-se es castellanismo seguro, entrado como vocablo de equitación2. De otras palabras de la misma familia hay noticias más antiguas: tenerse en pino o tener pino ‘enderezarse, ponerse de pie’, aplicado a un perro o a un asno que le imita, se halla ya en J. Ruiz, 1402a, 1404c; hacer pino ‘levantarse de la cama’ en la Tragedia Policiana (a. 1547), NBAE XIV, 19b; ponerlo en pino ‘empinar el codo, beber’, en el Auto del Sacrificio de Abraham (S. XVI, colección de Rouanet I, 12); tañer o tocar a pino ‘doblar las campanas por los muertos, empinándolas, dejando su cabeza para abajo e inclinándola a uno y otro lado’ (Lope, La Dama Boba, 272; Covarr.; y hoy en Andalucía: RFE XII, 406), de donde empino ‘doble por los difuntos’ en los Baños de Argel de Cervantes3; modernamente tenemos además salm. pina ‘escalera’, hacer pinos ‘levantarse, al descansar, los segadores y otros obreros que trabajan encorvados’, and. y gall. pino adj. ‘derecho, en pie, empinado’ (estar pino ‘estar de pie’: A. Venceslada; una escalera muy pina: Cotarelo, BRAE XIV, 129), de donde hacer pinitos ‘empezar a andar el niño o el convaleciente’ [S. XVI, Malón de Chaide], hacer pinicos en Quevedo y otros (Buscón, Cl. C., p. 51), hacer pininos en Andalucía, Canarias, Puerto Rico, Cuba, Colombia, Perú, Arg. y ya en un autor clásico (BRAE VIII, 426; peninos en Venezuela: Cuervo, Obr. Inéd., 189); murc. pinacho ‘cumbre, punta elevada’ (G. Soriano), salm. y arag. pineta ‘voltereta’ (Lamano, Borao), ast. apinar ‘colmar las medidas de áridos’, apinadura ‘colmadura’ (V).

Esta misma familia de vocablos se halla en portugués: pino ‘punto culminante, pináculo’ (o pino do dia o da noite, ya S. XVI, Moraes; o pino do verão, do inverno, da balança; posto a pino; fazer pino as crianças), fazer pinotes o pinotear o espinotear ‘corcovear las caballerías’, minhoto pinuras ‘alturas’ (Leite de V., Op. II, 253), Limia pinar ‘dar volteretas’, ‘fornicar’, pineta ‘voltereta’ (VKR XI, s. v.), gall. facer piniños ‘pinitos’4.

Pasando a la etimología, la más natural es la de C. Michaëlis (Homen. a M. P. III, 464): se trata de un derivado de PզNUS ‘pino’, por lo esbelto y vertical del tronco de este árbol, y el adjetivo pino y demás palabras en p- vienen también de este vocablo, sea directamente o como regresiones del verbo empinar (apinar, pinar); hay muchos paralelos semánticos, como el cast. enarbolarse ‘encabritarse’ y su equivalencia alemana sich bäumen, y como prueba de que aun árboles menos conspicuos por su verticalidad pueden servir para comparaciones de esta índole bastará citar el cat. alzinat ‘casi vertical’, alzinar-se ‘enderezar el cuerpo’, derivado de alzina ‘encina’5. La dificultad más visible está en la -n- portuguesa, donde debiera haber -nh-, comp. pinheiro ‘pino’; de todos modos ya C. Michaëlis hizo notar que pino, como nombre del árbol, era usual en portugués arcaico (Don Dinís, etc.) ―sea por latinismo o por castellanismo― como sigue siendo lo usual en gallego (pino bravo, etc., en Vall., Queixumes dos Pinos, libro del poeta Pondal, a. 1886): muy bien pudo utilizarse este duplicado para la comparación que vemos en empinar y vocablos afines. Algo sorprende el gran desarrollo, sobre todo en gallego-portugués y leonés, de las formaciones secundarias como el adjetivo pino, pero no olvidemos los casos castellanos como hueco (y port. oco), sacado de ahuecar y éste de OCCARE ‘mullir la tierra’, exactamente paralelos. Luego ésta me parece por ahora la etimología más razonable, aunque se desearía encontrar más comprobaciones.

Aebischer, en un sabio estudio (BDC XXIV 127-157 del b. lat. de Cataluña pinus (documentado 7 veces en escrituras de 963, 974, 977 y 1033) trató de relacionar esta palabra, que tiene el significado de ‘altura, cumbre’ o quizá ‘peñasco’, con nuestra familia hispano-portuguesa, y explicó ambas por un *PզNNU resultante del cruce del galo PĔNNOS ‘cabeza, extremidad’ con el cast. pico, cat. y oc. pic ‘cumbre de montaña’ que él supone de origen ibérico, pese al hecho bien conocido de la ausencia de P- en esta lengua; *PզNNU habría conservado la -NN- en la parte occidental (de donde el gall.-port. pino, empinar) y la habría simplificado en -N- tras vocal larga, por un fenómeno de fecha latina, que por lo demás sólo puede verificarse de manera indirecta por la reducción de -LL- a -L-, producida en condiciones semejantes, pero no en cast., si en catalán y galorrománico6.

Todo esto es muy audaz y demasiado construído. El hallazgo de ese bajo latino pinus es, sin embargo, interesante y quizá haya verdadera relación con empinar y voces afines, aunque estén éstas tan mal representades (si es que lo están) en tierras catalanas (comp. los nombres de lugar citados en la n. 3)7. De todos modos, en una parte de los ejs. puede tratarse de pinus nombre de árbol, aunque en los demás el sentido será realmente ‘roca’ o ‘cumbre’. Pero ¿prueba esto la existencia de una base *PզNU ‘cumbre’? De ninguna manera. Puede ser un caso arcaico de regresión, procedente en definitiva de PզNUS ‘pino’, ‘objeto empinado’. Sobre todo obsérvese que mientras no tengamos descendientes modemos de ese vocablo pre-catalán (pues el nombre de lugar actual Pi es el nombre de árbol) no conoceremos en realidad su forma verdadera y etimológica; es conocida la costumbre de los escribas merovingios y carlovingios de cambiar en i las e de las palabras vulgares para darles un aspecto más «latino» (parilium por el cat. parell ‘par, pareja’, sita por ‘seda’, dodicina por ‘docena’): ahora bien, ¿quién nos asegura que bajo ese pinus de las escrituras no se oculta una forma vulgar pen relacionada con peña y con el lat. PէNNA ‘punta, cumbre’? En todo caso ese masculino pen o peny existe, contra lo que cree Aebischer (p. 138), que ya había pensado en esta posibilidad, pero sólo para rechazarla fundándose en la ausencia de semejante masculino; y no sólo existe, sino que es antiguo y sigue siendo vivo en la Cataluña actual: en la Sierra del Montmell (Bajo Penedés) he oído peny en el sentido de ‘roquedal, conjunto de riscos’8, y el mismo vocablo dió nombre al pueblo que antiguamente se llamaba Els Pens o Es Pens, al Noroeste de Vic, rodeado de sierras peñascosas, y que hoy se conoce con la pronunciación vulgar Alpèns9: tenemos ahí la altemancia bien conocida en catalán entre n y ny como representantes de NN penya y pena; rata-pinyada y rat-penat; engany y engan; cànyom y cànem). Me quedé muy corto al hablar sólo del Montmell a propósito de peny: en realidad el vocablo es muy vivo y de uso general en todo el Sur de Cataluña; en 1955 lo anoté en varias docenas de pueblos de toda la zona, desde el Bajo Llobregat hasta el Ebro. Si el pinus de los textos citados es el moderno peny o pen10, y nada se opone a ello, es menester separarlo completamente de empinar, pues el diferente vocalismo indica origen distinto.

No creo tampoco que estuviera acertado d’Ovidio (ZRPh. XXVIII, 535-49) al creer que empinarse junto con el it. impennarsi ‘encabritarse (el caballo)’ proceden de PէNNA ‘punta’, pues si éste sería representante popular, aquél tendría que ser cultismo, lo cual no es posible, dado que *IMPINNARE no existe en latín, a no ser que se confirme la existencia de un cultismo pina ‘cumbre’ popularizado en castellano, de lo cual sólo tenemos débiles indicios, para los cuales V. PINA. Por otra parte, y a reserva de posible rectificación por parte de los especialistas italianos, agregaré que impennarsi ‘encabritarse’, según los datos de Tommaseo, no se halla antes de la 2.ª mitad del S. XVII (en Dati, † 1676; Menzini, † 1704; y en el Arte del Cavallo de Santa-Paulina, publicado en 1696), es decir, en la época de máximo influjo español, y que por lo tanto tiene todo el aspecto de ser un castellanismo hípico, alteración de empinarse por influjo del autóctono impennarsi ‘levantar el vuelo’, que ya se halla en Boccaccio, y que no es derivado de PINNA ‘punta’, sino de PENNA ‘ala’; en cuanto al lat. arcaico PINNUS ‘agudo’, véase lo que diré en el artículo PEÑA 11.

En la ac. ‘levantar mucho el vaso para beber, levantando su fondo’, ‘beber mucho’, empinar no tiene nada que ver con el gr. Ɔμπίνειν ‘beber ávidamente’, como se ha dicho repetidamente, sino que es mera abreviación de empinar la vasija o empinar el codo (también frecuente), en el sentido de ‘levantarlos’.

DERIV.

Empinada. Empinado. Empinadura. Empinamiento. Empinante. Empino (vid. arriba). Repinarse [Acad. ya 1843]. Repinaldo ‘manzana de forma alargada’ [Acad. 1914, no 1843; ej. de Palacio Valdés en Pagés].

1 Empinado ‘orgulloso’ en Zamora (Fz. Duro). Derivados de la misma familia, como apinar ‘amontonar, apilar, llenar con exceso hasta formar copete’, son propios de Asturias (Rato), berciano pinar ‘enhestar’ (pinar el mayo: levantarlo y ponerlo derecho, G. Rey), salm. íd. ‘llenar con demasía cualquier recipiente’, ‘echar excesiva carga sobre la bestia o en un carro’ (en la Ribera del Duero: Lamano).―

2 No es genuino, por más que lo dé a entender el dicc. de Alcover, aunque sin citar más que ejs. del S. XX, todos valencianos o insulares. Hay testimonio mallorquín de 1700, en Ag., y otro de empignar-se, también aplicado al caballo, en el rosellonés Miquel Agustí, 1617, forma que se debe al influjo del autóctono repetnar ‘cocear’ J. Roig, 4388; Eiximenis en N. Cl. VI, 30) y del rosell. y oc. reguitnar íd.: es frecuente el paso fonético de -dn- a -gn-. De ahí seguramente el rosell. empinnat ‘airado, colérico’ (Saisset, Perpinyanenques, 12, 64). Nada tiene que ver, en cambio, el occidental empinyar-se ‘emborracharse’ (Ag.), derivado de la frase vulgar agafar la pinya. Hoy empinar-se es de uso popular en Valencia y Mallorca, aquí aplicado casi únicamente a los caballos (Amengual), a las ovejas (BDLC VII, 176) y otros cuadrúpedos; pero no en Cataluña (aunque lo registre Labernia, que era del Maestrazgo), a no ser en el sentido de ‘beber mucho’, y aun en éste se siente como voz pintoresca y acastellanada.―

3 Dice Covarr.: «Pina, un mojón redondo y levantado, que se remata en punta; cerca de los labradores, cuando juegan a la chueca en el exido, son como puerta para salir y entrar por entre las dos pinas; y pinae signiñca las almenas sobre los muros». Claro está que esto último es el lat. pinnae, y que es abusivo deducir de ahí un cast. pina ‘almena’, como el que cataloga injustificadamente la Acad. [Aut.]. En cuanto al otro pina ‘mojón’, también ha pasado a los diccionarios posteriores, desde Franciosini hasta la Acad., pero no logro ver que pina esté documentado en parte alguna como nombre de un accidente topográfico, fuera de ahí. A no ser en la toponimia: según Madoz hay tres localidades llamadas Pinilla en Albacete, otras tantas en Guadalajara, en Burgos y en Soria, dos en Madrid, dos en Zamora y una en Valladolid, Salamanca, Segovia y Murcia, un Piniella en Oviedo; pero Pinilla de Arlanza se llama Penniellam en doc. de 804 (M. P., Oríg., 163; más ejs. en Aebischer, l. c., p. 138), por lo tanto se tratará de un diminutivo de PEÑA, con n por disimilación y e > i por metafonía ante ȳe. Menos clara es esta explicación en el caso de La Font de la Pinella, junto a Ares (Maestrazgo), en el Pinela del partido de Badajoz, el Pineta de Bielsa (Huesca), y en el nombre de lugar Pina, del cual hay un caso en Zaragoza, otro en la zona aragonesa de Castellón y otro en Mallorca (ya en el Repartimiento de S. XIII, con variante Pínar), a los cuales podrán agregarse el apellido portugués Pina, ilustrado por el cronista del S. XV, Pinaplà, collado en el término de Roquetes (Tortosa), y Pinajarro, sierra de la prov. de Cáceres. De todos modos no tenemos pruebas claras de que este nombre significara ‘mojón’, y un análisis riguroso del texto de Covarr. parece indicar que sólo se trata de un madero puntiagudo y cónico, colocado verticalmente junto a otro igual, a manera de mojones, para marcar la puerta en el juego de la chueca. De hecho este juego se llama hoy de la pina en Salamanca (Lamano) y allí se da también este nombre, probablemente con carácter secundario, a la bola o chueca empleada en él; de ahí pinar ‘jugar a la chueca’ en Lucas Fernández, a. 1514, ed. 1867, p. 189; hacer el pino significa algo parecido en el mismo pasaje (vid. Lamano, p. 578); comp. port. pino da choca «badalo de pao com bola no extremo» (Moraes). Ahora bien, este pina ¿significa propiamente ‘mojón’ y se llama así por su posición vertical y empinada, o más bien tiene que ver con PINA ‘cada uno de los trozos de madera curvos que forman las ruedas de un carro antiguo’? Y ¿hasta qué punto estamos ante el mismo vocablo que en las voces siguientes?: gall. pino, pinallo, pinalleira, ‘timón del carro de bueyes’ (VKR XI, lámina p. 288), port. y sanabr. pino (pinho en Barroso y otros lugares), pinalho íd. (Krüger, Gegenstandsk., 200), berc., sanabr. y port. pino ‘cuña de madera en el arado’ (ibíd., 193, comp. 207, 226; G. Rey), salm. pino ‘palito para clavar las pezuñas de los toros bravos’ (ya en el Maestro Correas), santand. pino «palito para meter en un agujero (pina); tramo en la escalera de mano; tres haces de puntas de maíz; también «piños: cuñas» (G. Lomas), port. pino ‘clavo de pino o de caña empleado por zapateros’, trasm. pinasco «pino para jogar» (RL III, 64), gall. piniscos ‘puntas o extremidades (del cabello, etc.)’, piniscar ‘despuntar una cosa, cogerla por las puntas como pellizcando’, depenicar ‘despuntar con la boca o con los dedos (una cosa), comerla poco a poco’ (uvas, flores, brotes) (Vall.). Me inclino a juntar estas palabras, que se agrupan alrededor de la idea de ‘punta’ ‘objeto puntiagudo’, con la pina de Covarr., y a separarlas de empinar y su familia, cuya idea central es la de ‘objeto erecto’. Comp. PINA.―

4 Para el extremeño repiar, que no pertenece a esta familia, vid. HORROR.―

5 Recuérdese también que pino se ha empleado como metáfora para ‘mástil de la nave’ (p. ej. en Ugo Foscolo: WS I, 115n.) y luego ‘nave en general’ (portugués). Y en el murc. estar hecho un pino nino (¿quizá alteración de pinino?) hay conciencia popular de que se trata de pino, árbol.―

6 Peor es aún la otra alternativa que sugiere para explicar la -n- castellana: una variante céltica dialectal *PզNDO- con asimilación romance de ND en -n-, fenómeno catalán (y apenas aragonés) pero no castellano ni portugués. Nada prueban los raros ejs. de este fenómeno que creyó hallar M. P. (Oríg.) en Castilla: todos tienen su explicación particular, fácil de advertir.―

7 No creo que exista el langued. a pi ‘a pico’ que cita Aebischer, sin duda de Mistral. Tiene Mistral un artículo pic ‘pico de montaña’, que encabeza, como de costumbre, con la variante rodanense pi, con caída regular de la -c, y dentro del artículo cita pic como forma languedociana, y más allá a pi ‘a pico’, sin localizar esta locución; luego ésta debe de ser rodanense, y por lo tanto no prueba la existencia de una forma en -n caída: la -n no se pierde nunca en el habla mistraliana.―

8 «Quan siguin sota el peny, tombin a mà dreta», frase anotada en febrero de 1932.―

9 He anotado la grafia Es Pens en varios documentos medievales del archivo de Vic. Un poeta llamado Andreu d’Espens, indudablemente oriundo de Alpens, es autor de composiciones coleccionadas en el Cancionero de los Masdovelles (mediados del S. XV), publicado por Aramon, I. de E. C., Barcelona, 1938 (RFE XXVI, 542). Ag. da otro ej. de peny ‘peñasco’, de 1880, y el mismo vocablo figura ya en el diccionario de Jaume Marc, de 1371.―

10 El pallarés peny ‘lámina cortante de un instrumento de labranza’, que registré en BDC XXIII, 302, es la misma palabra, pero procedente del sentido de ‘punta’ que tenía también el lat. PINNA (duplicado PENNA), especialmente en el adjetivo bipennis ‘(hacha) de dos filos’, comp. Lipari pinna ‘punta del zapapico’ (VKR III, 207).―

11 No hace falta refutar la arbitraria idea de Subak, ZRPh. XXXIII, 483, de que empinar viene del lat. SŬPզNARE ‘tender sobre la espalda’ por cambio de seudo-prefijo.