GUEDEJA, junto con el antiguo vedeja íd., y vedija ‘mechón de lana’, ‘pelo enredado’, procede del lat. VզTզCŬLA ‘vid pequeña’, que pasó a significar ‘zarcillo de vid’, luego ‘tirabuzón, rizo espiral’ y finalmente ‘melena’; la gu- moderna parece debida a un cruce con el gót. *WATHILS ‘mechón, penacho’.

1.ª doc.: Nebr.

Define este autor guedeja como «cincinnus; cirrus» (‘tirabuzón’, ‘rizo de cabello’), y agrega guedeja enhetrada, es decir, ‘enmarañada’. En el sentido de ‘mechón’ figura ya en el Quijote (coger la ocasión por sus guedejas, I, xxv, 108; una guedeja de los cabellos de Medusa, I, xliii, 232), y en el mismo sentido lo emplea Saavedra Fajardo (1640), aunque Baltasar Gracián se refiere todavía a guedejas rizadas; C. de las Casas registra guedeja «cincinno, ciocca», Oudin define «tresse de cheveux, une touffe de cheveux, chevelure, passefilon», Covarr. «mechón de cabellos», y Aut. precisa más «el cabello que cae de la cabeza a las sienes, de la parte de adelante». Como sinónimo de guedeja empleó Jorge de Montemayor (1559) la forma vedeja: «endos vedejas de cabellos, que los lados de la cristalina frente adornaban, le fueron puestos dos joyeles» (Diana, libro 4), y para Oudin vedeja y vedija son sinónimos, no sólo en el sentido de «morceau de laine», sino también en el de «tortillon et crespeüre de cheveux», vedijado y vedijoso «velu, frisé, crespu»; en Lope de Rueda (h. 1550) vedijudo es ‘peludo’ (Fcha.); viceversa, se halla vedeja en el sentido de ‘vedija’, pues el Glos. del Escorial traduce andromes por çama(r)ra vedejuda. El vocablo es vivo en forma dialectal en Asturias: guedeyes «melenas despeinadas, mechones de pelo; madejas de hilo mal hechas» (Rato), guedeya ‘mechón de cabello’, tener mala guedeya ‘tener mal genio’ en Colunga (Vigón); y en otras partes. Cej. IV, § 103. Formas hermanas son el port. guedelha1 (a veces gadelha) «cábelo longo, crecido», «madeixa», ya bien documentado en la primera mitad del S. XVI, y vestidos de guedelhas de seda ‘ropa felpuda de seda’ está ya en Rui de Pina (h. 1500); gall. guedella ‘cabello que cae a mechones’, ‘melena del león’ (Vall.): «un velliño de guedellas brancas» (Castelao, 224.24), gadella, «mechón de pelo, melena», guedello «vellón de lana» (G. de Diego, Contr., § 647), edeéras ‘flecos colgantes que bajan por delante de los ojos de los bueyes’ (Krüger, WS X, 48). Del castellano pasó ġedêǤa al hispanoárabe (PAlc.) y al árabe marroquí (P. Torre y Lerchundi). Hay formas romances emparentadas, pero de sonido y sentido ya más lejanos, en lengua de Oc, francés, retorromance e italiano (REW, 9392). Aunque M-L. no trata de las formas hispano-portuguesas en g-, ya Diez, Wb., 496, las igualó a vedija y su familia romance, seguido por G. de Diego.

Falta, empero, explicar la g-; no puede contentarnos la fórmula poco concreta de la «equivalencia acústica», ni es admisible una sustitución ocasional por defecto de audición para explicar un cambio que tiene caracteres de constancia casi completa en dos romances. Podría tratarse de un cruce con otra palabra, pero a primera vista no se ve cuál2. Según indicaba Diez, el étimo de guedeja no puede ser una forma germánica congénere del a. alem. ant. wdil ‘mechón de cabellos’, ‘penacho, abanico’, alem. wedel ‘plumero’, ‘palma’, ‘aventador’, fris. ant. wedel, widel, ‘hisopo, asperges’, escand. ant. vêl(i) (< *vathil) ‘cola de ave’, pues en gótico sería *WATHILS, que no explicaría la terminación romance, y aunque supusiéramos un derivado germánica en -ILJÔ (a lo cual no dan derecho las formas documentadas), el resultado podría ser *gȮadeja a lo sumo, pero no guedeja. Es forzoso, pues, partir de VզTզCŬLA (fr. ant. veïlle, it. viticchio), que dió primero vedija por disimilación vocálica, y después el sufijo más frecuente -eja sustituyó a -ija, de donde vedeja. En cuanto a guedeja, pudo ser debido a un cruce de vedeja con el gót. *WATHILS ‘mechón’, cuya existencia tenemos derecho a postular, puesto que se halla en ramas del germánico tan diferentes entre sí como el escandinavo, el frisón y el alto alemán. Es verdad que este tipo de cruces, en cuya virtud una V- latina se cambió en W- (> rom. gu-), son muy frecuentes en galorrománico y aun en italiano, pero raros en Iberia, como es natural dada la intensidad escasa de la colonización germánica en este país (hay sin embargo el caso de GASTAR), pero en nuestro vocablo había una razón especial para que tal cruce se produjera: las guedejas, mechones o rizos sobre la frente, y en general todo el pelo crecido en la cara, formaban parte del atavío nacional y típico de los godos: a ello se refiere San Isidoro al hablarnos del granus visigótico (V. s. v. GREÑA), y todavía Saavedra Fajardo, en el pasaje citado, nos cuenta que el famoso Paulo, general godo rebelde, fué asido por las guedejas de sus cabellos. Es natural, por lo tanto, que los godos al emplear el romance VITICULA se acordaran de su *WATHILS nacional, mezclando un poco las dos palabras, y que este *WITICULA medio bárbaro fuera aceptado aun por los hispanorromanos, por tratarse de una cosa característica de los godos3.

Covarr. recoge un guardaja como variante de guedeja, que ya Aut. declara desusado, y que no me es conocido por otras fuentes; es forma de existencia muy dudosa.

DERIV.

Guedejado o enguedejado. Guedejón. Guedejoso o guedejudo [Nebr.]. Ast. enguedeyar ‘enguedejar, enmarañar’, desenguedeyar ‘desenmarañar’ (V); gall. esguedellar ‘tirar a uno por las guedejas y pelarle o raparle’ (Sarm. CaG. 183v); enguedellar o fio ‘enredarlo’, engadellado (Castelao 184.15, 39.18).

1 La forma aportuguesada guedella figura también en Malón de Chaide (Fcha).―

2 De un cruce con greña o griñón habría resultado *gredeja.―

3 Es imposible el *VELLICULA, diminutivo de VELLUS ‘vellón’, en que pensaron Cabrera, Diez y otros, pues la disimilación no habría podido afectar a una LL geminada.