PECHINA, ‘concha de peregrino’, origen incierto; probablemente tomado del cat. petxina ‘concha en general’, donde parece ser de procedencia mozárabe valenciana; en todo caso es muy difícil que haya relación alguna con el lat. PECTÉN, -էNIS ‘marisco de concha estriada’.
1.ª doc.: ¿1380, pexina, invent. arag.?; pechina, 1527, Ordenanzas de Sevilla; Covarr.
Los testimonios de pechina en cast. son escasísimos; Oudin (1616) se limita a traducir literalmente la definición de Covarr. (falta este artículo en su ed. de 1607), y el vocablo está ausente de todos los léxicos anteriores a mi alcance, así como de los glosarios de autores medievales y clásicos. Aut. se limita también a repetir la definición de Covarr., y por su cuenta agrega sólo que «en la Arquitectura es el triángulo curvilíneo que forman los arcos al juntarse para recibir el anillo de la cúpula; llámase assí por formarse siempre a manera de conchas»; da ej. de esta ac. en Palomino (1708), al cual puedo agregar el de las Ordenanzas sevillanas de 1527 (cita de Mariátegui en López de Arenas, Carpintería de lo Blanco, ed. 1912, p. 175), y en efecto es ac. usual y bien conocida, lo mismo en castellano que en catalán, pero que nada prueba en favor del carácter genuino de pechina en castellano, pues en su calidad de tecnicismo podría ser muy fácilmente voz de procedencia forastera. En hablas populares modernas sólo tengo noticia del murc. pechina o chapina1 ‘concha de marisco’, que en su aislamiento tiene aires de ser uno de tantos catalanismos de este dialecto2. Parece, sin embargo, tratarse de nuestro vocablo en un inventario aragonés de 1380: «una cesta; una bozina de pexina; una galletiella nueva, de pino...» (BRAE IV, 350): la x puede ser grafía imperfecta en lugar de ch, fonema poco frecuente en el antiguo aragonés; pero de nuevo la localización oriental de ese testimonio nos recuerda la vecindad inmediata del catalán. Ahora bien, Covarr. recoge en su léxico muchas palabras que él había oído durante su estancia en Valencia y que sólo eran catalanas, no castellanas (vid. chulla, trincar, bochín, y hay otros casos todavía más claros).
Por el contrario, el cat. petxina es palabra de gran arraigo; es de uso general en Barcelona, donde constituye el vocablo normal para ‘concha’, y se oye no sólo en la Costa del Principado, sino también en la provincia de Alicante, donde me la señalan en Alcoy y Jijona3; en lo antiguo se documenta ya en 1425 y en 1489 (en este ej. ya con el sentido genérico de ‘concha’), vid. Ag. Es verdad que no es palabra general; en Mallorca se emplea copinya, y en la zona central del País Valenciano clòtxina, -ena, antigua voz mozárabe local (hermana del it. chiòcciola < *CLOCէLA por COCHLEA), aunque petxina se emplea también en esta última zona4; aun en la costa Norte del Principado petxina es vocablo menos frecuente, en boca de los pescadores y de la población local, que su sinónimo conquilla, más genérico (palabra bien castiza en catalán, vid. Homen. a Rubió i Lluch III, 309); algunos distinguen: en Sant Pol me dijeron que conquilla es el marisco bivalvo y petxina el univalvo, mientras que de L’Escala me informan que allí petxina designa una pequeña concha de dos valvas semejante a la ostra, y que se cría en los arenales; la voz más general allí para las bivalvas es carculla, también conocida más al Sur, en el Maresme (curculla). Hay, pues, muchas palabras rivales, pero desde luego petxina es la más generalizada, y es voz mucho más arraigada en catalán que en castellano, por lo menos en la época moderna.
La única etimología propuesta hasta ahora exigiría suponer que en fecha antigua ocurrió lo contrario. Diez, Wb., 475, se limita a derivar el cast. pechina del lat. PECTEN, -էNIS, que además del ‘peine’ designó en latín una especie de marisco, de concha estriada como un peine (etimología no reproducida ni rechazada en el REW); la Acad. supone que de PECTEN venga *peche y de éste el diminutivo pechina. Esto nos obligaría a suponer que existió primitivamente una voz *peche, que según he dicho no está en realidad documentada; por lo demás hay otra dificultad fonética: el resultado de PĔCTEN, -ĭNIS, sólo podía ser en castellano peine5; sin embargo, varias glosas latinas indican la existencia de una variante PECTIS, que ya figura en glosarios muy antiguos, como el del seudo-Filóxeno (S. VI o antes; ms. del IX) y el del seudo-Cirilo: CGL II, 144.12; II, 359.62; III, 322.6; es variante de la misma naturaleza que pollis (CGL II, 265.49) en lugar de pollen, y comparable a los clásicos sanguem (por sanguinem) y famis (por famen > hambre). Aunque dichas glosas sólo traducen pectis por el gr. κτείς o su diminutivo κτένιον, que lo mismo significan ‘peine’ que el molusco en cuestión, y aun suponiendo que se refieran al sentido primitivo de ‘peine’, nada nos impide admitir que en la ac. derivada ‘molusco’ se empleara también la variante pectis; tampoco habría dificultades semánticas: no conocemos la naturaleza exacta del molusco designado por PECTEN, sólo sabemos que era estriado, como suelen serlo las veneras de peregrino, y así lo mencionan Ennio, Horacio y Plinio6. Según Medina Conde se llaman peines o peines de Venus precisamente las veneras de Santiago, conchas bivalvas, planas, con orejuelas estriadas o con canales poco sensibles (I, p. 268), fuente que confirma la posibilidad semántica de la etimología que nos interesa; mas por otra parte, no deja de acrecer nuestras dudas al mostrarnos que no hay otra forma documentada que peine y no peche.
Aun prescindiendo de este detalle, la duda principal persiste en toda su validez: el tratamiento fonético PECTIS > *peche es estrictamente cast., e imposible en catalán; es más, ni siquiera es posible en aragonés, donde tenemos el único testimonio español, aunque no bien seguro, ni tampoco es posible en el mozárabe del Sur de España, ni en el leonés de la mayor parte de Asturias: dentro de las costas españolas, sólo en la zona oriental de esta provincia y en la de Santander sería posible este tratamiento fonético. ¿Cómo esta palabra se habría trasmitido al catalán? Hay una explicación razonable para ello: que el vocablo entrara en el idioma vecino trasmitido por los peregrinos catalanes de Santiago, que para llegar a Galicia tenían que cruzar el Norte de Castilla; de hecho en el más antiguo testimonio catalán se trata precisamente de las veneras de un peregrino de Santiago, lo cual parece aportar un indicio sugestivo en favor de este étimo. Y comp. el prov. pelerino ‘concha’. Influjos lingüísticos debidos a esta gran costumbre medieval, hay muchos: si ella fué la causa de la introducción del antiguo castellanismo gallòfol en catalán (V. GALLOFA), lo mismo pudo ocurrir con petxina. Y se refuerza la probabilidad del supuesto al observar que el grupo -txi- no puede ser el resultado hereditario en catalán de ningún grupo de consonantes latinas ni de otros idiomas antiguos. Es decir, contra todas las apariencias no es inconcebible que la etimología PECTIS sea al fin y al cabo verdadera. Además queda la posibilidad de que tomándose pechina de Castilla, sin embargo no tenga que ver con PECTIS, sino con PECTUS, ya que los peregrinos se ponían las veneras en la esclavina, además del sombrero: entonces pechina sería ‘concha del pecho’. Dentro de todo, si pechina fuese procedente de Castilla, esta etimología sería la más probable.
Pero nuestra incredulidad persiste firmemente, pues también puede ser pechina un vocablo del mozárabe catalán, donde el sonido txi es muy frecuente. G. Colón en su reseña de mi diccionario (ZRPh LXXVIII, 85-86) y en Sprache und Geschichte, Munich, W. Fink 1971, 125-133, proporciona muchos datos y buenas razones en apoyo del origen mozárabe catalán. Lo documenta muy abundantemente desde antiguo en todo el Sur del dominio lingüístico: Sta. Coloma de Queralt (escrito pexina ‘signo de pechina en un esmalte’ 1373), collia pechines Antoni Canals 1395, y muchas menciones de Valencia y Barcelona desde entonces; en castellano, sólo como término de arquitectura, y en una ficha de la Acad. de h. 1750, que no localiza el término (podría ser val. o murc.); personas nacidas en Santander, Luarca, Málaga, Almería, Madrid, León, Zaragoza y Buenos Aires ignoran todas qué es una pechina; sólo en Murcia (G.ª Soriano) parece ser conocido. Pero tampoco Colón da una etimología aceptable, pues es insostenible (como ya reconoce en Enc. Ling. Hisp. II, 220-221 y en el segundo artículo citado) que sea un derivado de PISCIS ‘pez’ y no sólo en el aspecto semántico ―los moluscos no se consideran peces ni en la Historia Natural ni en el concepto popular― sino también en el fonético, pues SCi da ši y no Ƈi en mozárabe7.
Hay muchas pruebas del gran arraigo y variedad semántica de esta palabra en tierras valencianas, todo lo cual, junto con la aparición frecuente en la vieja toponimia del País, obliga a desechar definitivamente la etimología pecho o PECTIS, e induce a admitir al menos provisionalmente una procedencia mozárabe8. La etimología sigue bien a oscuras. Convendrá examinar mejor las siguientes pistas: 1.° *PICCINA derivado del posible étimo del cat. pic, cast. pico, nombre de moluscos especiales. 2.° Un derivado de *PECTIN-INA (de PECTEN) que pasara a *peiଃnina en ciertas hablas mozárabes y luego peiƇina por una simplificación silábica de la pronunciación arábigo-morisca o sencillamente PECTINE > mozár. péȟtine > hisp.-ár. peitína > cat. petxina con una palatalización anómala no explicada (procesos fonéticos de escasa o nula verosimilitud). 3.° Un vocablo emparentado con ALPECHÍN (vid.). 4.° Un *PECE o *PECEN- prerromano o dialectal itálico afín al lat. PECTEN no sería inconcebible, pues la raíz ieur. es PEK-, como enseñan el gr. πέκω ‘yo peino’ y el lit. pešù ‘yo tiro del cabello’; ahora bien, el sentido de ‘concha’ pudo ir de pareja con el de ‘peine’ desde el indoeuropeo, pues el gr. κτείς, κτενóς (< pkt-en-) significa ‘pedúnculo, concha’ (Aristóteles, etc.), junto a ‘peine’, igual que el lat. PECTEN. 5.° Un CONCHA *APICINA derivado de APEX ‘punto’ aludiendo a la forma angular de muchas conchas del tipo más trivial. Por ahora me parece que debemos acoger la 2.ª y la 3.ª con sumo escepticismo; con menos la 1.ª ; pero aunque las dos últimas parecen preferibles no quisiera indicar mayor preferencia por la una o la otra. Ahora me inclino a creer que alpechín es variante mozárabe del cast. pecina ‘cieno negruzco’, ‘cosa turbia’ (vid. aquí s. v. PEZ), puesto que el alpechín es un líquido negruzco y fétido. Quién sabe si pechina es un mozarabismo de la misma familia, teniendo en cuenta el líquido negruzco de la almeja y de otros mariscos.
1 Éste en el sentido de ‘ostra jacobea’ en un escudo en Const. Igl. Badajoz, Rev. Est. Extrem. XII, 357 (Mtz. López).― ↩
2 Compruebo que nada de esto hay en los varios diccionarios dialectales castellanos correspondientes a zonas costeñas; tampoco en la copiosa lista de peces y mariscos que publica Medina Conde en sus Conversaciones Históricas Malagueñas; nada tampoco en gallego o portugués.― ↩
3 El alcoyano Martí Gadea habla, en efecto, de la petxina o ‘concha’ del apuntador de un teatro (Tèrra del Gè II, 31). En Jijona hay un lugar llamado Pla de Petxina. Además tengo noticia directa del empleo del vocablo como apelativo en ambas localidades. También se oirá en la zona valenciana septentrional, puesto que en Vinaroz toma el sentido secundario de ‘enfermedad de los algarrobos’ (Griera). Es difícil que haya relación entre el apelativo mozárabe val. petxina y el nombre de la villa de Pechina cerca de Almería, pues éste debe de venir de un PACIANA, de origen antroponímico: aparece escrito BaǤǤana (pronunciado probablemente päcV༘na, y luego hubo imela) en varios autores árabes (para Al-?Udrî, S. XIII, vid. Vallvé, Al-And. 1972, 157 h. 37). Pero no dejaría de valer esto como indicio de una etimología paralela de nuestro apelativo.― ↩
4 Según Lamarca, petxina es especialmente ‘almeja’ en Valencia. Escrig toma petxina (mal escrito pegina), que él define ‘concha genéricamente’, como palabra básica y clògena como un sinónimo. No sé si esto último refleja el uso de la capital o el de otras zonas valencianas.― ↩
5 La explicación de Spitzer, MLN LXXII, 1957, 584, como préstamo de un oc. *penchenino ‘concha’ deriv. de PECTEN, es inaceptable por lo hipotético que tiene tal voz: langued. penchinil «pauvre hère, homme de rien» nada tiene que ver con esto, pues es el lat. PECTINICULUM ‘monte de Venus’, en un sentido figurado muy análogo al tomado por el cast. pendejo.― ↩
6 Vid. Forcellini. Además habla de él un autor tan vulgar como Petronio, de cuyo texto se desprende que era marisco comestible: «notavimusque ostrea pectinesque e gastris labentia,: quae collecta puer lance circumtulit»: es decir, que el esclavo los sirve a los comensales en una bandeja (LXX, 6).― ↩
7 Contra lo que sugiere Colón en su artículo último no hay ningún apoyo para creer que CT pudiese dar ch en hablas mozárabes españolas, y menos en la de Valencia. La idea de que sea una palabra influida por clòtxina COCHLEA es razonable: pero no se ve cuál sería la otra palabra. Interesa un dato documental de Barcelona, 1421 «Messions per pintar lo peu de pol. Comprí per pintar lo peu de pol o petxina XII lliures de oli de linós», F. Carreras Candi, Misc. Hist. Cal., 1906, p. 225 n. 490. Convendría saber qué era precisamente este peu de pol que se podía pintar. Esta palabra se asemeja mucho a POLLICIPEDES, nombre del PERCEBE; como esta palabra, juzgando por las formas románicas (cast., port. y gall. percebe, -ve), parece haber sido alterada en PELLIC- nos preguntamos si el mozárabe petxina no podría venir, ya de *PELLICINA (alteración de POLLICIPEDES), ya de un *PEDICINA (derivado de PES, -DIS ‘pie’), nombre del mismo marisco o de algún otro también pedunculado. Fonéticamente como base del mozár. petxina el último sería perfecto, y casi igual *PELLICINA (< POLLICINA). Salvo que no sabemos que el percebe pueda ser pintado, ni nos consta con seguridad que el doc. de 1421 hable realmente de percebes.― ↩
8 Entre otros varios sitios de nombre análogo hay El Petxinar entre Sollana y Alginet, llanura pantanosa; otro nombre de acequia y su «entrador» en el Saler de Valencia, etc.; nombre de carácter colectivo, donde no está claro si se trata de conchas de arenal (V. supra) o de algo muy diferente. ↩