MÁSTIL, anteriormente mástel, que es alteración del antiguo maste, por influjo del sinónimo árbol; maste se tomó del fr. ant. mast (hoy mât) y éste del fráncico MAST íd. (a. alem. ant., alem., neerl. med. e ingl. mast, ags. mst, escand. ant. mastr).

1.ª doc.: maste, h. 1260, Partidas; mástil, 1587, G. de Palacio.

Al describir las varias especies de navios, explica aquel texto legal: «a los mayores que van a dos vientos llámanlos carracas, et d’estos hi ha de dos mastes et de uno» (II, xxiv; ed. Acad. II, 263). Esta forma se conserva en el leonés de Miranda de Duero (Leite de V., Philol. Mirand. I, 299). El gallegoportugués introdujo el vocablo en la forma masto, que se lee en las Ctgs. (172.10, 271.33, maste en otros pasajes), en la Crónica Troyana en gallego (S. XIV) II, 214, en los Padres de Mérida (h. 1400), RL XXVII, 50, etc., y después se alteró en mastro por influjo de àrvore m(a)estra ‘palo mayor’; secundariamente ‘asta de una cruz, pedestal de un cruceiro’: «un mastro de cruceiro» (Castelao 128.12). Junto a maste se halla árbol en las Partidas con el mismo sentido, y no hay duda de que la sinonimia de mastes y árboles hizo que aquél se convirtiera en másteles. La forma mástel es general en los SS. XIV-XVI: en el Cuento del Emperador Otas (1.r cuarto del S. XIV)1, Rim. de Palacio2; trad. de la Confesión del Amante, de Gower (225), Villasandino (Canc. de Baena, n.° 334, v. 15), y todavía en carta de Colón de 1503 (Zaccaria; italianizado en mastello en la traducción a este idioma); es también la forma que registran APal. (22b, 22d, 30a, 94d, 262b), Nebr., C. de las Casas (1570) y Percivale (1591); G. de Palacio y Oudin ya reconocen mástil junto a mástel3, y Covarr. y Aut. sólo traen este último, pero la e antigua se ha conservado siempre en el derivado mastelero. La forma mástil se deberá a la rareza de la terminación -el, que puso el vocablo bajo la acción de voces como débil, fácil, útil (junto a las cuales el vulgo había pronunciado débel, etc.). La explicación fonética de Brüch (ZRPh. XXXIX, 204), aceptada por M-L. (REW 5397), es arbitraria y se basa en el desconocimiento de la historia de la voz castellana: mástil sería derivado regresivo de mastelero (para el cual V. abajo), con «i asturiana» (?) en vez de e, y mastelero derivaría de un fr. ant. mastel (que por lo demás parece ser forma meramente supuesta), diminutivo de mast4. Mastus navis aparece en las glosas de Reichenau, lo cual prueba que el vocablo ya circulaba en Francia en el S. VIII, y por lo tanto no pudo tomarse del escandinavo (pues el contacto con las normandos apenas es anterior al año 900). Las denominaciones más antiguas en castellano fueron árbol y palo; en los romances mediterráneos no ha penetrado el germanismo mast: cat. arbre, prov. aubre, it. àlbero.

DERIV.

Mastelero [masteleo, h. 1573, E. de Salazar, Cartas, p. 55; 1587, G. de Palacio, 90; 1611, Th. Cano; y otros ejs. en Jal, p. 983; mastelero, 1528 (?) Woodbr.; 1696, Vocab. Marít. de Sevilla; Aut.], del fr. ant. mastereau (comp. port. mastareu), diminutivo de mast (como lapereau de lapin, aileron de aile, chapperon de chappe, etc.); para el paso de -eo a -ero, comp. ROMERO, TRINCHERA, FERRERUELO, etc.; mastelerillo.

1 «Mas en la nave del emperador yva encima del mástel una carbuncla... que toda la hueste alumbrava...», ed. Amador, 398, 37-39.―

2 Ms. N, 804a; pero los mss. E y P traen todavía maste, que se repite en una estrofa inmediata siguiente, ausente en los otros mss. (ed. Kuersteiner).―

3 Lope de Rueda emplea mástil para ‘rabo o mango de la cuchara’, según Fcha.―

4 El arag. masto ‘planta en que se hace un injerto’ nada tiene que ver con mástil (contra lo supuesto por Brüch y M-L.), vid. MACHO I.