ROMERO, ‘Rosmarinus officinalis L.’, podría venir, como los nombres de los demás romances (port. rosmaninho, cat. romaní, fr. romarin, it. ramerino, etc.), del lat. ROS MARզNUSl> cambiado en *romarino o *romerino y de ahí extraído romero, como si aquella forma fuese un diminutivo; pero parece más probable partir de la otra forma del nombre de esta planta en latín, ROS MARIS, contraída en *ROMARIS y cambiada luego en *ROMARIUS, de donde romero.

1.ª doc.: h. 1325, Juan Manuel, Libro del Caballero (Rivad. LI, 252b34).

Que formas semejantes ya eran usuales mucho antes en el Sur de España nos lo prueba el nombre rummáȳru o rumáȳra recogido (junto con rumanînu y rumarînu) por el anónimo sevillano de h. 1100 (Asín, p. 250, ‘Libanotis coronaria’, variante del romero). Si no me engaño, es nombre y forma de uso general en todas las épocas y en todas las regiones de lengua castellana (Nebr. «mata conocida, ros marinus»; APal. 243b, 422d, 423b, la variante rosmarín, que da además en uno de estos pasajes, parece ser castellanización esporádica del nombre latino). Formas semejantes a la castellana sólo se encuentran en el catalán meridional, donde romer es propio no sólo del País Valenciano1, sino de la zona catalana de Teruel (BDC IX, 72), y lo he oído en muchos pueblos del Campo de Tarragona, además en todo el valle del Ebro, y en una parte del del Segre, hasta los municipios de La Pobla de Cérvoles, L’Albagés, Aspa, Almatret y Fraga (BDC IV, 43); es posible que en la provincia de Lérida llegue más al Norte (de todos modos ya se dice romaní en el Pallars, como en el resto del Principado, en Mallorca, etc.)2. En efecto se emplea romer hasta la línea Àger-Artesa de Segre (oído en Montçonís; pero es cierto que en el límite de Urgel y Segarra, en Verdú, ya anoté romaní). Tratándose de una planta tan sumamente abundante en estas regiones, y tan aprovechada por la industria popular de la miel, es difícil que este romer sea un préstamo del cast. o arag.; es verdad que Eiximenis (fin S. XIV), gerundense que vivió en Valencia, después de decir que en esta tierra abunda mucho el romaní (Regiment, N. Cl., 26.25), agrega más allá, evidentemente empleando la forma que él oía a su alrededor en Valencia: «la terra aquesta vos dóna... romero, de què en altres terres envides [‘apenas’] se’n troba una mata», y luego repite dos veces la misma forma (30.18, 104.13); sin embargo, me parece probable que aquí tengamos, más que la forma aragonesa, el nombre mozárabe valenciano de esta planta, rumāȳru, primero catalanizado en romero parcialmente, y luego del todo (romer).

Fuera del cat. y el cast., no parecen existir actualmente formas semejantes, aunque quizá las hubo en gascón, pues Du C. recoge un latinizado romarus en un doc. bordelés de 1305; por lo demás la lengua de Oc, antigua y moderna, sólo conoce romarin o romanin (roumani o roumanieu en bearnés, Palay). Esta forma, que corresponde a la empleada en Cataluña y Baleares, es con mucho la de mayor extensión en la Romania, y no debió de ser del todo ajena al mozárabe, a juzgar por las formas citadas del anónimo de h. 1100; Abenbeclarix da rusmānûn, que Simonet sospecha sea errata por rusmāninûn, pero que más bien me parece estará por rusmānîn. En Portugal se dice comúnmente rosmaninho, con la misma dilación (ayudada por la disimilación) que se impuso en cat. y parte de la lengua de Oc, que se extiende al extremo Occidente leonés, pues en Miranda dicen rusmenino (o menino por etimología popular, Leite de V., Philol. Mirand. I, 304), y ya está documentada en un glosario latino (romaninum CGL III, 195.39); en alguna habla local portuguesa persiste el consonantismo primitivo rosmarinho, en Matela (NE. de Tras os Montes, RL II, 107), pero la forma con -n- debe de extenderse a casi todo el país, a juzgar por las variantes que cito luego. Termino esta enumeración recordando el fr. romarin, el logud. romasinu y el it. ramerino, para cuyas variantes dialectales puede verse el REW 7383.

En latín clásico y antiguo la planta se llama primeramente RĶS, RĶRIS (masculino en Virgilio), sea por un uso figurado de RĶS ‘rocío’, sea palabra diferente y mero homónimo de aquélla. Como he explicado s. v. ROLDÓN, se empleó también en latín ROS, RORIS, como nombre del emborrachacabras o Coriaria Myrtifolia, planta muy abundante en tierras mediterráneas, cuyo nombre viene del griego; y como consecuencia de esta homonimia realmente molesta, hubo necesidad de agregar un determinativo al nombre de las dos plantas, para diferenciarlas; determinativo que, en nuestro caso, fué comúnmente ROS MARINUS, tal como ya escriben Horacio y muchos más. Según el seudo-Apuleyo, se le daría este nombre porque se hace cerca del mar, pero es bien conocido que el romero crece también en gran cantidad en tierras interiores como Aragón; así es posible que tenga razón Bertoldi (VRom. V, 97) al considerar este adjetivo como indicación de una importación lejana, con el sentido vago de ‘ultramarino’; por lo demás, este punto requerirá estudio más detenido, mas para nuestro propósito basta lo dicho.

Diez (Wörterbuch), Simonet, M-L. (REW 7383) se limitan a decir que romero es «alteración» de ROS MARINUS, sin explicar cómo pudo producirse esta alteración. Lo probable es que, pensando más o menos inconscientemente en el it. ramerino, romerino, creyeran que romero es una especie de seudo-primitivo sacado del seudo-diminutivo romerino. Tal «desdiminutivación» se ha producido realmente en Portugal, pues en la Beira Alta se le llama rosmano (Leite de V., Philol. Mirand. I, 306), en el NE. de la Beira resmano (RL V, 173), igual en el Alentejo (RL IV, 73), resmôno o rasmõno en el Algarbe (RL X, 47)3. Sin embargo, el hecho es que el paso fonético de romarino a romerino, regular en Italia, no tenía por qué producirse en Castilla, como no se produjo en Portugal, Mozarabía u Occitania, y así esperaríamos como resultado cast. de ROSMARINUS, sea romarino o sea, si acaso, *romaro. Habría que suponer que ya se percibió -arino como una especie de derivado de -ARIUS, cambiándose así en -erino, tal como -ARÍA pasó a -ería; de todos modos, es un supuesto arriesgado. Quizá, como ya sugerí en Rom. LXV, 220n.2, tenga razón la Acad. al partir de ROS MARIS, que como equivalente de ROS MARINUS sale un par de veces en Ovidio; contraído en *ROMARIS, y perdida la noción de la composición del vocablo, no sería extraño que esta forma se cambiase en *ROMARIUS por cambio de «sufijo», tal como SINGULARIUS (> señero) sustituyó a SINGULARIS, y tantos casos semejantes. Es verdad que quisiéramos tener más testimonios del uso vulgar de este ROS MARIS, sólo documentado en Ovidio, y mientras no los encontremos, esta explicación será dudosa; en el CGL (VII, 213) hay más de veinte ejs. de ROS MARINUS y ninguno de ROS MARIS. Esto puede explicarse por tratarse de un arcaísmo limitado al Centro y parte del Sur de España, que muy bien pudo escapar a la atención de los glosadores, mientras que ROS MARINUS se extendía a todo el resto de la Romania. Y la forma mozárabe rumáȳru parece indicar realmente que debe partirse de un antiguo *ROMARIUS (< ROS MARIS) más que de ROSMARINUS.

Acerca del lat. ROS MARINUS, cf. ahora Pisani, Indogermanisch und Europa, Munich, 1974, 47-48.

DERIV.

Romerillo. Romeral.

1 Donde ya lo registra J. Esteve en 1489.―

2 Además en Torrebesses y L’Albagés se llama romera una especie de brezo (cepell en otras partes); romerina nombre de planta semejante al romero, pero de flor amarilla y redonda, en Flix y en Granyena de les Garrigues (¿la que llaman socollada en otros pueblos de la zona?); romerill hierba silvestre diferente del romero en La Pobla de Cérvoles, que Griera (Tresor) recoge en La Torre de Cabdella, y es también conocida en otro pueblo del Pallars, Paüls de Flamisell (Butll. del C. Excurs. de Cat., 1933, 286.―

3 El gall. roméu (Sarm. CaG. 93v; Colmeiro IV 367; Vall.) es una forma excepcional: quizá se debe a desdiminutivación de un *romaíño ROSMANINUM; pero teniendo en cuenta que el romero es planta de jardín en Galicia (y aun exclusivamente, a juzgar por Vall.) podemos creer que es un calco algo antiguo del castellano, cuando todavía en Castilla y en Galicia se vacilaba entre romeo y rome(i)ro ‘peregrino’. Más conocido en Galicia es el romeu do mar ‘arbusto submarino con tallos como coral, de hermoso color purpurino’ que se emplea contra la rabia o como engalanamiento (Sarm. CaG. A188r, A17r, 85r): como anda muchas veces flotando, y se coge en las redes, tanto puede proceder de una comparación con la planta como con un peregrino vagabundo.