MUSGO, del lat. muscus íd., probablemente con carácter semiculto.

1.ª doc.: 1591, Percivale («mosse of the trees, etc.»).

Figura también en Oudin, pero no en la mayor parte de los léxicos clásicos y preclásicos1; no encuentro ejs. en autores medievales ni del Siglo de Oro2; Aut. toma como básica la forma musco, aunque advirtiendo que también se dice musgo y moho; los testimonios de botánicos reunidos por Colmeiro (V, 488, 775) son también escasos y tardíos (SS. XVIII y XIX). Tampoco se cita documentación antigua del port. musgo; del it. musco o muschio la documentación literaria es reciente, aunque figura en un tratado de agricultura no posterior al S. XVII; el sardo muscu, nuscu, muschiu, por lo menos en la última de estas formas, ha de ser italianismo (M. L. Wagner, ASNSL CXXXV, 104). Aunque el romanticismo popularizó algo el vocablo en literatura, siguen empleándolo sobre todo naturalistas y científicos, y la documentación antigua, o su ausencia, refuerza la impresión de ambiente semiculto que lo rodea: es, pues, dudoso que muscus haya dejado descendencia hereditaria en ningún romance, y no podemos resolver la duda en que están los latinistas acerca de la cantidad de la u tónica3. A la luz de estos hechos hay que decidir la cuestión del cambio anómalo de -sc- en -sg-, que ha intrigado a los hispanistas4. Es verdad que los ejs. sueltos de esta evolución fonética no son raros: arriba he citado ejs. de musgo ‘almizcle’ (< MUSCUS, orientalismo empleado ya por S. Jerónimo), y en Colombia se emplea esta forma adjetivada como nombre del color musco (Cuervo, Ap.7, 388, 652); de ahí procede también el fr. ant. musgue, de donde muguet, nombre de planta (> cast. muguete), y noix muguette ‘nuez moscada’ (L. H. Naylor, Mod. Philol. XXVIII, 353-4; Sch.-Gora, ASNSL CLVII, 79-80); en portugués existe visgo como variante de visco (Cornu, GGr. I, § 215; Leite, l. c.), y músgo(o) ‘músculo del brazo’, ‘calzón llamado también muslo’ se lee en autores de los SS. XV-XVII (Moraes, y C. Michaëlis, RL III, 179); V., además, ESGUILO y ESGUILAR. Sin embargo, en varios de estos casos pueden sugerirse explicaciones particulares, y en parte alguna se observa una tendencia sistemática, de suerte que los factores de inducción léxica han de haber por lo menos contribuído. En nuestro caso el decisivo pudo ser el influjo del vulgarismo mogo por MOHO. Ésta es, en efecto, la expresión verdaderamente popular de la noción de ‘musgo’, V. los testimonios antiguos de esta ac. en el artículo correspondiente5. Comp. AMUSGAR y ALMIZCLE.

DERIV.

Musgoso.

1 Covarr., C. de las Casas, Nebr., APal., glos. de h. 1400.―

2 Musgo figura como nombre del almizcle en Calila (ed. Allen, 88.102), Conde Luc. (ed. Knust, 140.1), pero éste es vocablo de origen oriental e independiente del que estudiamos.―

3 Vid. Walde-H. El encabezamiento « *mūscus» del artículo de M-L. (REW 5774) es tan infundado en este punto como en el asterisco. Sabido es que muscus es palabra clásica.―

4 Leite de V., RL III, 278n.1, sugería una base anaptíctica *MUSICUS.―

5 En catalán y galorrománico, ‘musgo’ se dice molsa, oc. mo(l)sa, fr. mousse, relacionado con el lat. tardío MŬSSŬLA (Gregorio de Tours), y quizá con la familia del alem. moos. El cat. molsa significa además ‘pulpa o molledo de la carne’, ‘lana o pluma de colchón’; de ahí está tomado el cast. ant. molsa en esta última ac. [Acad. 1925 o 1936]. El adj. molso ‘abultado’, ‘desgarbado’, es palabra de origen vasco.