LÁTIGO, ‘correa o cordel empleados para azotar, para asegurar las cinchas, etc.’, voz propia del castellano y el portugués (látego), de origen incierto; como la ac. más antigua es ‘correa para amarrar’ es probable que se trate de un gót. *LAITTUG, hermano del ags. lâttêh ‘dogal’.

1.ª doc.: Antonio de Montoro (1404-1480).

Parece tratarse ahí de la ac. 3.ª de la Acad. ‘cuerda o correa con que se asegura y aprieta la cincha’; se habla de varios arreos de un caballo: «las cinchas tengo en Vitoria / los látigos en Palencia» (Canc. de Obras de Burlas, ed. 1841, p. 104). La aplicación más común ‘azote para avivar las caballerías’, además de Agustín de Salazar († 1675), figura ya en Oudin («escourgée, un fouet à chasser le sabot») y en Covarr.; otras veces es ‘azote para castigar a una persona’, así en López de Villalobos (1515), en Quiñones de B. (NBAE XVIII, 593), en Covarr. y con cualquiera de las dos aplicaciones en Percivale (1591; «a leather strapp, or a hempen lashe of a whippe»); Cej. VII, § 5. En Cuba se aplica especialmente al azote largo empleado por el que va en coche sin calesero guiando desde dentro, pues el látigo común a la española se llama allí fuete (Pichardo, en este artículo). En otros puntos de América se conservan acs. más semejantes a la del primer testimonio: ‘tira de cuero para amarrar carga’ en Chile (Lenz, Dicc. p. 383), en Nuevo Méjico ‘correa de cuero o de cerda de caballo, especialmente la que se ata al cinto’ (BDHA IV, 57), mientras que la variante lático es ‘sobeo o cuerda que sujeta el timón al yugo’ en Puerto Rico (Navarro Tomás, p. 156). En portugués se dice látego «azorrague, chicote de cordas ou de correias» (aplicado al castigo de personas en dos autores de la 2.ª mitad del S. XVI, Moraes, Bluteau), «corda que liga os dois volumes das cangalhas»; la ac. «tira de coiro cru, com que se apertam os arreios e que faz parte da cincha», hoy confinada al Sur del Brasil, coincide con la del más antiguo ej. castellano, y es también la del primer testimonio portugués, que por cierto es bastante anterior: «melior sinla de azémelo valeat 16 denarios cum suo látego et cum suis armellis, et sine látego et sine armelis valeat 8 denarios; et sinlia de asino valeat unum solidum cum látego et cum armelis... et melior subrecinlia de caballo cum látego et cum coriis et cum ferris», en doc. de 1253 (PMH, Leges I, 195).

Apenas se ha escrito nada acerca de la etimología de este vocablo, olvidado en los diccionarios etimológicos de Diez y de M-L. Este autor, en su R. G. I, 369, indicó vagamente que podía ser derivado de latir, claro está que no en su sentido etimológico de ‘ladrar’, sino en el de ‘palpitar (el corazón)’, pero como nunca latir se ha aplicado a agitaciones de otra clase, y desde luego no a las sacudidas del látigo, esta idea, que tampoco satisface desde el punto de vista morfológico, puede abandonarse sin más discusión. Claro está que el vasco látigo está tomado del español y no al revés, de suerte que no interesa para la etimología. La única sugestión razonable es la de Jud, quien, de paso y brevemente, dijo que látigo podía ser derivado de LATA (Bündnerisches Monatsblatt, 1921, p. 45); M-L. la rechaza por «oscura morfológicamente y poco verosímil en vista de la escasa fecundidad de lata en castellano». Ahora bien, en el artículo correspondiente he indicado que LATA parece ser palabra autóctona, al menos en una de sus acs., en todos los idiomas iberorromances y en vasco: la etimología de Jud, en lo fundamental, me parece posible. Cabe dudar en los detalles semánticos y morfológicos. Podría partirse de lata en el sentido de ‘varita’ (p. ej. lato es ‘palo largo’ en el Minho―Leite de V., Opúsc. II, 496―y en otras provincias portuguesas, Fig.), de donde se pasaría a ‘látigo’, sea con paso metonímico del mango del látigo a todo el azote, sea por el empleo primitivo de varitas flexibles luego sustituidas por el látigo de correa o de cuerda. Pero en vista de que en los dos ejs. medievales el vocablo designa una correa para apretar la cincha, es probable que ésta sea la ac. primitiva y entonces habría que partir de la idea de ‘cuero trenzado, pleita’, teniendo en cuenta que el cat. llata significa ‘pleita de esparto o de cáñamo’ ya en la Edad Media; ahora bien, esta ac. no está documentada en castellano. Desde el punto de vista morfológico, los escrúpulos de M-L. se atenúan al tener en cuenta la forma port. látego, que él parece haber olvidado y que es la más antigua cronológicamente: el paso de -´ego a -´igo es natural en castellano, dadas las formas como Padiérniga, Cabuérniga, Dóñiga y otras análogas recogidas por M. P. (Oríg. 341-3): LÁGRIMA, LÁSTIMA y otros muchos demuestran que hay una tendencia popular a cambiar e en i en el interior de los esdrújulos.

Luego ese sufijo puede corresponder por la forma al lat. -էCUS, y lo más sencillo sería admitir que de LATTA se derivó temprano un adjetivo *LATTէCUS, que aplicado en combinaciones como CINGULUM *LATTէCUM ‘cincha de pleita’ pudo luego simplificarse sustantivándose. Pero es verdad que este tipo de derivación es muy poco frecuente en romance. ¿Sería posible que el derivado procediera ya del céltico, que dió nacimiento al primitivo *LATTA? Ahí aumentarían las dificultades. El tipo de sufijo en -C- más común en las lenguas célticas es de la forma -CO- (Pedersen II, 30)1; existían también derivados célticos en -էCO-, como los que indica Pedersen: *tokko- ‘verosímil’ (galés tebyg, comp. gr. ıτοπος ‘extraño, estrambótico’), *KANKSTէKA ‘yegua’, y sobre todo *GHAISէKA ‘broche’ (galés gwaeg), derivado del galo-latino GAESUM ‘lanza’, donde vemos el valor diminutivo, que tan a menudo se halla en el equivalente -CO-; de suerte que un celta *LATTէKO- ‘trenzado pequeño’ en rigor sería posible (para ejs. galos análogos, Dottin, L. Gaul., 109). Fuerza es reconocer, sin embargo, que estos ejs. son muy escasos.

Por otra parte, lo de que el tipo LATTA sólo en catalán (donde no existe látigo) tenga el sentido de ‘trenzado’, mientras que en castellano es solamente una vara o una vigueta, en contraste con el látigo de correa o de cuerda, es un hecho que separa fuertemente las dos palabras, e invitaría a buscar para las dos una etimología diferente; lo mismo sugieren las consideraciones geográficas, pues si látigo es estrictamente castellano-portugués, lata tiene indiscutiblemente su centro de máxima vitalidad en Francia y en Cataluña.

Me inclino a creer que sea látigo palabra germánica sin relación con lata. Si tenemos en cuenta que el látigo portorriqueño ‘sobeo que sujeta el timón al yugo’―y el látigo del castellano y portugués medieval hubo de ser algo parecido―es precisamente lo mismo que el balear DOGAL (V. este artículo), y que DUCALE está traducido por latteh en los glosarios anglosajones, es fuerte y motivada la tentación de relacionar etimológicamente el cast. látigo con esta palabra germánica. Lâttêh es palabra anglosajona conocida y nada rara con el sentido de ‘dogal, ronzal’ («a leadingrein»), genitivo lâttêge; se trata de un compuesto de lâd, sustantivo verbal que significa ‘conducción’, de la familia del ingl. to lead (ags. ldan), alem. leiten (a. alem. ant. leiten), escand. ant. leia; el segundo elemento es têah ‘cuerda’ (hoy tie), escand. ant. taug f., derivados de têohan ‘tirar de algo, arrastrar’, a. alem. ant. ziohan (hoy ziehen), gót. tiuhan. Junto a lâttêh tenemos otro compuesto hermano lâtteôw ‘guía, conductor’, y que se trata de compuestos comunes a los varios idiomas de la familia nos lo indica el escand. ant. leitogi ‘guía’, compuesto análogo al tipo herzog ‘duque, general’, común a todo el germánico (ags. here-toga, escand. her-togi, etc.).

No tiene, pues, nada de atrevido postular un gót. *LAITTUG ‘dogal, ronzal’, que fácilmente pasaría a designar una correa para sujetar el timón, para amarrar la carga o para asegurar la cincha. Cuan fácilmente desplazan su significado preciso estos arreos de caballerías nos lo muestran multitud de ejs., como el mismo látigo en sus varias acs. españolas, como dogal (‘sobeo’ en las Baleares), o como el alem. zaum ‘freno, bocado’, que etimológicamente es también derivado de la raíz de ziehen y primero valdría ‘ronzal’. Puede discreparse en el pormenor de la forma gótica, pero está claro que en este idioma pudo existir algo muy semejante a la que he supuesto2. Ahora bien, partiendo de ahí no hay dificultad en explicar látigo, con la reducción de AI a a, hecho que es corriente en los germanismos romances (comp. LASTAR, etc.), y con cambio de la vocal átona y breve de la terminación -UG en la romance de -ego o -igo.

Contra los argumentos en que he apoyado esta etimología germánica y en favor de la céltica no se puede invocar el mall. desllatigar ‘desenredar’, que sólo en apariencia sugiere la existencia de un cat. *llàtic ‘trenzado de pleita’, hipótesis a la cual se oponen dificultades fonéticas considerables3: es más natural creer que este modernísimo y puramente dialectal desllatigar resulte de un cruce de desllatar con su cuasi-sinónimo deslligar4.

Es completamente inaceptable la etimología de Spitzer (AILC II, 25-28), que supone látigo derivado de un verbo *latigar ‘disciplinar’, procedente a su vez de PRACTICARE ‘familiarizar’, ‘sermonear’: además de lo atrevido de la deducción semántica tenemos ahí una verdadera imposibilidad fonética, pues el tratamiento de -CT- y el paso de PR- a pl- indicaría cultismo, con lo cual sería contradictoria la reducción ulterior de pl- a l-, sólo posible en leonesismos muy populares y en palabras que tuvieron L desde sus orígenes.

DERIV.

Latigadera. Latigazo. Latiguear; latigueo. Latiguera; latiguero. Latiguillo.

1 En galo la acentuación no estaba sujeta a las reglas latinas y había muchos esdrújulos con sílaba penúltima larga (M-L., Wiener Sitzungsber. CXLIII, ii), de suerte que un *LÁTTCO- no sería inconcebible, y de ahí se podrían sacar en rigor las formas romances. De todos modos esto es inverosímil, pues los numerosísimos nombres de lugar en -CUM se acentúan siempre en la penúltima. Comp. vasco lataga ‘palo de la cancilla’ y lataka ‘cancilla de heredades’ (cuya raíz no es enteramente vasca, pues se trata de un cpto. del celtistno vasco lata (V. s. v. LATA) más el vasco aga ‘palo’, Michelena, BSVAP XII, 367).―

2 A têah f. correspondería más bien un femenino *TAUGÔ en gótico, pero un neutro gótico *TUG tiene correspondencias en otros idiomas (escand. ant. tog ‘cuerda para conducir algo’; análogamente ags. tôh-line «remulcus», b. alem. med. touwe, escocés tow, alem. tau, etc.). Por lo demás, una base *LAITTAUGO no sería tampoco inadecuada para explicar látigo, puesto que el acento caería aun ahí en la primera sílaba, y no es inconcebible que la -O de los femeninos se romanizara ocasionalmente en -U latina. En cuanto al primer elemento, es verdad que el verbo *LAIDJAN no está documentado en gótico, pero la existencia del sustantivo verbal *LAIDO ‘conducción’ en este idioma parece deducirse del préstamo finés laita ‘camino, carril’. Tras sílaba larga como la de LAID- es normal en gótico que los compuestos se formen sin vocal de unión: de ahí LAID-TUG > LAITTUG.―

3 Como en catalán no existe la aludida tendencia castellana a cambiar -´ego en -´igo , el resultado catalán de un céltico *LÁTTACO- o *LÁTTICO- sólo podía ser *llàtec. Lo mismo cabe decir si partimos del étimo germánico. Por lo demás, sería muy extraño el no encontrar huella alguna de tal sustantivo en catalán antiguo y moderno; de suerte que se impone explicar desllatigar por medios verbales y no nominales.―

4 Comp. cat. entortolligar ‘enroscar alrededor de algo’, cruce de *entortollar (INTORTICULARE) con lligar.