LOCO, palabra propia del castellano y el portugués, procedente de un tipo *LAUCU de origen incierto; quizá del ár. Ȭqa, Ȭq, femenino y plural del adjetivo Ȑálwaq ‘tonto’, ‘loco’.

1.ª doc.: orígenes del idioma (Berceo); y locura figura ya en el Cid.

Loco es palabra de uso general en todos los períodos literarios de la Edad Media1. Desde el principio se halla en sus dos acs. de ‘el que ha perdido la razón’ (p. ej. en el ms. bíblico I·j·8 del S. XIII locura traduce amentia; en los glos. del Escorial y de Toledo, h. 1400, loco traduce amens, furiosus, vesanus) y ‘tonto, estulto, imprudente’: «non entendién que todo Sathanás lo guiava: / quando por aventura en algo açertava, / por poco la gent loca que no lo adorava» (Berceo, Mil., 724d), «non pasó mucho que non se arrepintió el cuervo por lo que le dijera, et dijo: ―loco fui en decir lo que dije» (Calila, Rivad. p. 49), «ca sy non fuesse loco, / no usaría asy, / conosciendo algún poco / deste mundo y de sy» (Sem Tob, copla 265), etc.; Cej. VII, § 87; ast. llocu. También en gallego-portugués: «e da mansedume vos quero dizer / do mar: non ha conto, « nunca será / bravo nen sañudo... / mais se en desdén / ou por ventura algun lauco o ten / con gran tormenta os fará morrer», S. XIII, Pay Gómez Chariño (BRAE XVII, 685), «o voss’ amig’, ai amiga, / de que vos muito fiades, / tanto quer’eu que sabhades / que unha que Deus maldiga, / vo-lo tem louqu’e toleito, / e moir’end’eu com despeito», Don Denís, n. 2391, y es sumamente frecuente en las Ctgs., por lo común en el sentido de ‘necio, imprudente’ (louco e sandeu 245.11, y por lo menos 6 casos más), pero también ‘insano’ («foi louco sen contenda, sempre d’alí adelante» 297.51); «as gentes das terras, porque erƟ estonçes tƟ laucos como avedes oydo que n? casavƟ ainda por ley n? aviam ainda molieres c?nosçidas» (Gral. Est. gall, princ. S. XIV, 113.26). La naturaleza de los textos medievales hace que la 2.ª ac. se encuentre con mayor frecuencia2. Es posible que ésta sea la etimológica (como lo es en el galorrománico fol, y en el cat. boig), pero no se puede asegurar.

El vocablo es ajeno a los demás romances, aunque ha penetrado como castellanismo en el catalán de Valencia y de algunas otras partes (lloco), y en algunos dialectos de Oc. Las etimologías propuestas presentan todas inverosimilitudes graves.

Diez (Wörterbuch, 195)3, seguido por Sainéan (BhZRPh. I, 114; Sources Indig. I, 96), Rohlfs (ARom. V, 414-5), y con reservas por Spitzer (Lexik. a. d. Kat. 89-90), M. L. Wagner (RFE XI, 272-6) y M-L. (REW 9038a; la rechazaba en REW3 3781a), identificaba con el it. a(l)locco, it. dial. locco, que significa propiamente ‘mochuelo’, pero también a veces ‘torpe’, ‘estúpido’ y aun en algún punto ‘imbécil’, y procede de la onomatopeya del lat. tardío ŬLŬCCUS ‘mochuelo o lechuza’4; como reconoce Wagner, el cambio semántico se explica por los movimientos torpes y la inmovilidad del mochuelo, más que por el grito del buho, comparable al de un loco que se burla de la gente, según quisiera Rohlfs, o por el grito estridente y de mal agüero del mochuelo (Wagner); sea como quiera, desde una voz de tal significado es fácil llegar a ‘torpe’, pero no directamente a ‘insano’; sin embargo, de ‘torpe’ se puede pasar a ‘tonto’, y el tránsito de ‘tonto’ a ‘demente’ es muy común, de suerte que no hay objeciones semánticas decisivas contra esta etimología. Pero a la forma latina y a las formas italianas correspondería *lôco en portugués y no louco, que según hemos visto es la forma general desde el principio; esta objeción ya da mucho que pensar, aunque es verdad que, siendo voz imitativa, existiría la posibilidad de una variante en la base onomatopéyica. Pero la dificultad más grave, y a mi entender dirimente, es que loco en el sentido de ‘mochuelo’, ‘lechuza’ o ‘buho’, no ha existido nunca en la Península Ibérica5. Se impone, pues, una actitud escèptica.

E. Muret (Mél. Nicole, Ginebra, 1905, 379-89) propuso partir del nombre del héroe homérico Glaucos, que enloquecido por Zeus trocó sus armas de oro por las de bronce de Diomedes, diez veces menos costosas; aunque no habría dificultad fonética, la idea ha encontrado muy poca aceptación, pues no se ve por qué camino el nombre de un personaje de la Ilíada, y tan poco conspicuo, pudo popularizarse hasta tal punto en la Península6. Lapesa, 50 Jähr. Fs. Ib-Am. Inst. Hamburg, 1969, piensa que no se ha tenido en cuenta un refrán aragonés del S. XIV que dice: «Bien ye gloc qui a gloc cueyta» (RFE XIII, 370); él lo interpreta como «bien loco es quien apremia u hostiga a un loco», lo que «si tal interpretación es acertada, apoyaría la hipótesis favorable al étimo Glaucus; ya sea el héroe de la Ilíada que trueca su lanza de oro por la broncínea de Diomedes, ya el pescador ovidiano transformado en deidad marina, o glaucus sin mayúscula ‘garzo, de ojos verdosos’». ¿Pero existió realmente tal forma glóc? Por cierto no existió nunca: no hay confirmación en otra fuente alguna, y la edición de Ríus Serra está cuajada de erratas, confundiendo a veces c por t y c por c, como pet por pec 366.26, guardet por guardeç, menet por tneneç 371.117, pot por poc 372.145, etc. Ahora bien, debe tratarse aquí del oc. y cat. ant. glotón ‘individuo despreciable, bribón’. Es bien conocido que en el S. XIII la antigua declinación imparisilábica glot ~ gloton fué sustituída por la regular glotz, acusativo glot. El trovador catalán Cerverí de Girona en un poema escrito sin duda para las fiestas de la Coronación de Pedro el Grande (verano de 1276, cf. el verso 63) pone el caso sujeto gltz en rima con crtz ‘cruz’, ptz ‘abismo’ (y dtz, stz, mUtz, ttz) con el sentido evidente de ‘(pecador) culpable’, ‘bellaco’: «glotz / de mal dir e de far qué dirà / al Jutjament? can la Cortz er mandada/ on Deus...» (poema 18/91, n. 43).

Más se acerca a lo verosímil la idea de Kurylowicz (Rocznik Orientalistyczny, Lwow, 1925, II, 254), repetida por C. C. Rice (Hisp. R. III, 162-3), y ya antes insinuada por la Acad., de que loco venga del ár. Ȑálwaq, femenino Ȭqa, plural Ȭq, ‘tonto’ («fatuus», Freytag IV, 137a): la base Ȭqa es perfectamente adecuada para loca, y está averiguado que en adjetivos de este tipo las lenguas romances generalizaban la forma del femenino árabe (V. GAFO, ZARCO). Sin embargo, estamos lejos de poder asegurar que tal vocablo se empleó en el árabe de España, y desde luego la afirmación de Kurylowicz «la ac. corriente en árabe es ‘loco’», hecha sin ningún apoyo, debe calificarse de arbitraria: el vocablo no pertenece al árabe corriente (falta en Lane). Un examen de las fuentes lexicográficas nos deja perplejos: el adjetivo figura junto con el abstracto láwaq «stultitia, stoliditas» en varios diccionarios de la lengua clásica (desde el Qamûs, S. XIV), pero es ajeno al lenguaje coránico, y es dudoso que exista en árabe vulgar (falta en Bocthor, Beaussier, Lerchundi los glosarios hispánicos y otros); según cita de Dozy (Suppl. II, 558a) la raíz árabe l-w-q significa ‘estar loco’ en el diccionario hebreo-árabe del rabí cordobés Abulualid (h. 1150), pero nótese que Dozy deja la responsabilidad de esta traducción a Wright, que por lo demás era buen arabista. No está claro que Ȑálwaq se explique por los significados antiguos de la raíz l-w-q, poco frecuente en árabe y de sentido poco definido; en el hispano Abenalauam Ȭqa designa la parálisis del labio del caballo, e igual ac. tiene el verbo correspondiente en R. Martí7, pero así este diccionario como el de PAlc. dan como nombre de esta parálisis láqwa, y en esta forma aparece el vocablo en diccionarios clásicos y según Freytag ya en el Harirí (Básora, comienzo del S. XII); no cabe duda, pues, que Dozy tiene buenas razones al considerar Ȭqa metátesis de láqwa; es legítimo sospechar que el mismo origen tenga no sólo el ár. vulg. Ȑálwaq ‘encorvado’ (usual en Siria y el Líbano: Mohit, Belot), verbo láwaq ‘encorvar’, sino también el mismo adjetivo en el sentido de ‘tonto’, quizá por la mueca del imbécil: láwwaq significa, efectivamente, ‘hacer muecas’ en el Norte de África. Que Ȭqa ‘tonta’ no sea forma originaria, sino metátesis de láqwa, no sería óbice para la etimología, y, por el contrario, los datos aducidos son vagos indicios de que el vocablo existió en árabe vulgar antiguo y aun quizá en España (por lo menos en la ac. ‘parálisis’). Pero está claro que se necesitarían apoyos más firmes e inequívocos para asegurar el origen árabe. Tienen la palabra los arabistas especializados; y, sea como quiera, convendrá no perder de vista esa posibilidad en estudios futuros.

Y realmente ahora, tras la discusión entre Abdalaziz Al-Ahuaní y García Gómez, parece que queda averiguado que Abencuzmán emplea laȬq o lûq en el árabe de uno de sus arduos zéjeles: se trata del n.° 12, 21.5, donde parece que el copista de nuestro únicum escribió li-l-ltfah y hay que leer li-l-laȬqah, o con menos enmienda li-l-luqah: esto último es facilísimo, pues f y q sólo difieren en la posición del punto diacrítico: el texto diría, pues, «ȶumma naštam li-l-luqa iȝ naltahäm» ‘luego a la loca [mi mujer], cuando vuelvo en mí [de la noche mala], en tanto el insulto satisface el odio contra los enemigos, / y no he de dejar este nombre [de enemiga, dado a mi mujer] / hasta que me echen encima la tierra [en la tumba]’ (Al-And. XXXVIII, 1973, 279); me parece a mí que es corrección que se impone, porque lo del ms. no tiene sentido, y al mismo tiempo es enmienda más conservadora que la de la-hā o li-l-bino, que habían propuesto primero, respectivamente, G. Gómez y Al-Ahuaní: y ésta conviene indiscutiblemente al sentido del contexto más claramente que las otras dos. Es fuerte apoyo de la etimología arábiga de loco, que quizá podremos ahora dar ya por demostrada.

En mis artículos CHOCHO y CLUECO he demostrado que vienen del nombre de la clueca estas palabras castellanas y además el trasm. chôcho ‘loco’, ‘imbécil’, ‘sin grano’, minhoto choucho ‘chocho’, ‘estúpido’, mozár. ǤuǤ⺆ûn ‘necio, loco’, cat. cloc ‘enfermizo, achacoso’, ou cloc ‘huevo huero’, y, con variante en la base onomatopéyica, cat. llòca ‘clueca’, ‘(pera) papanduja, medio podrida’, gasc. loc ‘papandujo’8; ahora bien, esta variante LOCC- ha existido también en hablas castellanas, pues en Vitoria y Condado de Treviño el huevo huero o podrido se llama loco (Baráibar); está claro que de ‘(huevo) empollado por la clueca’ se pasó a ‘huevo huero’, y esta evolución, coincidiendo con ‘inmovilizado como la clueca’ > ‘enfermizo’, ‘achacoso’, explica las acs. ‘chocho’, ‘imbécil’ y ‘loco’; como el minhoto choucho muestra que la misma raíz onomatopéyica puede aparecer con diptongo ou, hay que contar con la posibilidad de que la palabra loco, port. louco, venga también de la idea de ‘huero’. Pero reconozcamos que la duda es legítima e inevitable ante la poca extensión hispánica de LOCC- en el sentido de ‘clueca’, ‘papanduja’ y ‘huero’, y la ausencia total de documentación de la raíz LOUC- o LAUC- en este sentido.

En conclusión loco es palabra de origen oscuro, acaso árabe9. Decir con A. Thomas (Rom. XXXVII, 335-6) que hay que contentarse con un *LAUCUS, quizá prerromano10, no es adelantar mucho, y el compartimiento semántico a que loco pertenece no abunda en palabras de este origen; por otra parte la estructura fonética breve, simple y firme del vocablo, deja estrecho campo a la especulación fonética, y como casi necesariamente lleva a la base sentada por Thomas, y ésta difícilmente se deja explicar por lenguas conocidas, la posibilidad prerromana tampoco puede descartarse del todo11.

DERIV.

Loca arg. ‘antojo’ («me dió la loca de venir al Norte», P. Rojas Paz), en el Uruguay ‘mal humor’ (Malaret). Loquear. Loquero; loquera. Loquesco. Locuelo. Locura [Cid]; ast. llocura (V), gall. ant. loucura ‘necedad, imprudencia’ (Ctgs. 40.30 y passim). Alocado [med. S. XVI, D. Gracián]. Enloquecer [S. XIII, Purg. de S. Patricio, Homen. a M. P. II, 227; Nebr.]; enloquecedor; enloquecimiento. Sonlocado. Gall.-port. reloucar ‘volver loco de remate’ tr. (port.), ‘estar alocado (por)’ intr. (gall.): «reloucou de ledicia», «eu reloucaba por deprender o agarradiño» (Castelao 205.25).

1 Nada más falso que la afirmación contraria de Groussac, RH XV, 278n.―

2 Entre las acs. dialectales modernas nótese ‘inexperimentado, boquirrubio’ en ciertas hablas del Norte de Portugal: Valpaços louco «viçoso», Ervedosa-do-Douro louquinho íd. (RL III, 328; XXVII, 95).―

3 Diez había pensado en un origen céltico, comparando ciertas voces irlandesas, pero Thurneysen, Keltorom., 66, le hizo observar que éstas eran tomadas del inglés.―

4 En los dialectos se extiende desde Sicilia hasta el Abruzo, y también en las Marcas, en los Alpes lombardos y piamonteses, y seguramente en otras partes. El significado por lo general es «uomo goffo e balordo»; el propio Rohlfs en su diccionario calabrés (s. v. loccu y dduccu) traduce así y «stupido». Sólo en alguna habla siciliana se halla lucchignu «che ha dello scemo, merlotto, mogio». A las formas citadas por dichos autores pueden agregarse Iesi (Marcas) «lòcco: stupido, allocco» (ZRPh. XXXIV, 694), Val Anzasca lúk «stordito», lukuȧ «schiaffo», oloch «allocco, uomo balordo», ulúk «alocco», «membro virile» (ARom. XIII, 176, 187). Rohlfs compara barbagianni ‘buho’ y «uomo sciocco e balordo» y chiurlo ‘buho’ y «uomo stolido e da poco».―

5 El marroquí yuka o muka ‘mochuelo’, en que hace hincapié Wagner, es onomatopeya local e independiente, y desde luego nada tiene que ver con el mozárabe, según admitieron arbitrariamente Simonet y otros; la idea de un cambio L- > - en mozárabe está desechada; además ahí no habría sino y, y achacar yeísmo al mozárabe sería por lo menos un anacronismo. En cuanto al alucón ‘mochuelo’, que Aut. atribuye al murciano Diego de Funes (1621), es palabra sospechosa que no encuentra confirmación en parte alguna; los autores del DHist. han suprimido esta autoridad (para lo cual tendrán alguna razón) y no dan ninguna. Por lo demás, aunque exista, es onomatopeya sin relación directa con ULUCCUS, y no daría base fonética satisfactoria para loco.―

6 M. P. (Cid, 735), y C. Michaëlis (RL XXII, 50), con evidente duda, la aceptaron. Ya Baist en el GGr., Span. Sprache, § 49, derivaba loco de GLAUCUS sin explicar en qué sentido. ¿Sería partiendo del adjetivo que significa ‘garzo, de ojos verdosos’? En Platón Ɣλαυκóς significa ‘azul blanquizco’ y sabemos que los griegos no gustaban de los ojos de este color (mientras nos consta por los trabajos de C. Michaëlis que las mujeres de tales ojos gozaban de favor en tierras hispánicas). ¿Acaso ‘de ojos blanquecinos’ se pudo pasar a ‘albino’, ‘cretino’, y de ahí ‘tonto’, ‘loco’? Pero claro está que esta hipótesis requeriría un apoyo filológico que no le sé encontrar. La relación entre el fr. ébloui ‘deslumbrado’, a. alem. ant. blôdi ‘enfermizo’, ‘tierno, débil’ y el alem. blödsinnig ‘imbécil’, es de otra naturaleza. La idea de Brüch (ZRPh. XXXVIII, 676ss., n.° 3781a; comp. Misc. Schuchardt, 58) de un *GLAUCUS derivado del raro GLAUCIRE ‘balar’ no ofrece base semántica adecuada.―

7 R. Martí atestigua una palabra que parece debida a un cruce de lauqa con algún sinónimo que no logro precisar de momento: el verbo lauƫar figura en el epígrafe stultus (p. 594) y un nombre de acción lauƫarat en la p. 174 está traducido por «stultizare».―

8 Rohlfs, BhZRPh. LXXXV, § 198, quiere traer este vocablo de la idea de ‘loco, insano’, pero claro que esto es invertir el orden natural, y además el conjunto de vocablos arriba citados demuestra lo contrario.―

9 Es curiosa la variante asturiana llucu (Rato s. v. llucu, amemiellar, pero llocu s. v. perllocu y plasmar); sin embargo, la metafonía ó-u > ú-u es frecuente en el dialecto.―

10 Partir de un ibérico o proto-vasco lauko ‘cuadrado’ > ‘necio’ > ‘loco’ es claro que sería audacísimo, por más que los cubanos usen cuadrado por ‘necio’; aunque en Lezaca (nav. al lado del lab.) y Oyarzun lauko fuese ‘sapo’ (hoy anticuado), ésta es una pobre confirmación de un vco. lauko ‘necio’. Que éste quería decir ‘cuadrado’ (< lau(r) ‘cuatro’ + -ko) sí se comprueba: Azkue le da los sentidos de ‘cuadro’ ‘cuarto (moneda)’ ‘cuatro del naipe’ ‘cuarteta poética’, lauki ‘cuadrado’ ‘porción’, laukote, laukun ‘cuadruplo’, etc.―

11 Para el origen de la metáfora la loca de la casa ‘la imaginación’, vid. M. P., El Estilo de Sta. Teresa, en La Lengua de Colón y otros estudios, p. 150.