HOMBRE, del lat. H֊MO, -էNIS, íd.
1.ª doc.: uemne y uamne, h. 950, Glosas Emilianenses (130; 68; 128); ombre, doc. de Sigüenza, a. 1220 (M. P., D. L., 250).
Por otra parte el idioma antiguo vacila entre omne, ome y ombre, cuestión que no es posible estudiar aquí detenidamente; vid. M. P., Infantes de Lara, Glos., s. v.2 En Berceo predomina omne (con algún ej. de ombre en el ms. I, y de ome en A)3. Antiguamente se empleó hombre o el hombre como pronombre indefinido, a semejanza del fr. on, cat. hom: este uso se registra ya en Berceo (el omne, Mil., 91a) y en muchos textos medievales4 hasta la Celestina5, pero todavía persiste en varios autores de los siglos de Oro: hombre en Juan de Valdés (Diál. de la L., 8.10), Jorge de Montemayor (a. 1558, RFE XII, 45) y en el Alfarache del valenciano Martí (Rivad. III, 429), mientras que el hombre, que es frecuente en el habla pastoril del S. XVI (ell ombre), perdura todavía en el lenguaje de los jácaros y rufianes en el XVII (Rinconete y Cortadillo, Cl. C., p. 191; Buscón, Cl. C., p. 130; Quijote, íd. II, 283n.; Tirso, Vergonzoso I, 514; Calderón, El Mágico Prodigioso); V. otros datos en Gillet, Homen. a M. P., I, 448-53.
DERIV.
Hombracho. Hombrada. Hombradía. Hombrear ‘querer el joven parecer hombre hecho’, -rse ‘querer igualarse con otros’. Hombrecillo ‘hombre pequeño’ [1604, Sandoval; ombrezillo, APal. 196d]6. Hombredad ant. Hombretón. Hombrezuelo. Hombría. Hombruno [1605, Pícara Justina]. Superhombre, imitado del alem. übermensch, ya empleado una vez en 1527, adoptado por Goethe (1775) y popularizado por Nietzsche (1883), vid. ARom. XXI, 216-9. Homenaje [Cid], tomado de oc. ant. omenatge íd. (más que del cat. homenatge), derivado de ome ‘hombre’ en el sentido de ‘vasallo’7; homenajear [ejs. citados por Saralegui, BRAE XII, 1925, 127-8; la Acad., aconsejada por este autor, rechaza como neologismo innecesario, pero está completamente arraigado en la América del Sur, desde donde se comunicó a Cuba, según observa F. Ortiz, Ca., 78]. Cultismos: hominal; homúnculo, tomado del lat. homŭncŭlus, diminutivo de homo.
CPT.
Eccehomo, tomado del lat. ecce homo ‘he aquí el hombre’, frase pronunciada por Pilatos al entregar a Jesucristo. Homicida [princ. S. XVII, Argensola, Céspedes; omeçida, ya 1444, J. de Mena, Lab. 277d; 1475, G. de Segovia, 89; Valdés, Merc. y Carón, p. 37], tomado del lat. homĭcīda, compuesto con caedĕre ‘matar’; homicidio [ejs. de los SS. XI-XII en Oelschl., pero son sospechosos de latinismo; princ. del S. XVII: Nieremberg, Castillo Bobadilla], de homĭcīdĭum; duplicado semipopular fué el anticuado omezillo [omecilio, doc. de 1157, Oelschl.; homezilio, 1262, Staaff, 57.39; omezillo, desde 1219, Oelschl., y más ejs. en Tilander, p. 436; todavía «omezillo: homicidium» como forma normal en G. de Segovia y en Nebr.; pero después tiende a predominar la ac. ‘enemistad’, que ya hallamos en el Amadís, p. 43, y todavía en el habla popular de Sancho Panza, pero Juan de Valdés, Diál. de la L., 114.5, advierte que ya se va anticuando]8, con los derivados homiciano (Mariana)9, homiciado (Gr. Conq. de Ultr., 27; Rim. de Palacio, 678; asturiano para J. de Valdés), ambos ‘homicida’; el verbo omiziarse ‘cometer homicidio’ (Calila, ed. Allen, 39.690); y homiciero ‘el que promueve enemistades’, gall. ant. omezieyro (Ctgs.).
1 Los dos últimos se refieren especialmente a monte, e invocan como prueba la forma catalana munt. Pero la explicación de esta u nada puede tener que ver con el fenómeno que nos interesa, pues no hay ejs. catalanes de o > u (a no ser ante i) antes del S. XVI, y munt es muy frecuente en todo el período medieval. Como prueba de que MONTEM tenía ֊ cita M-L. (REW 5664) un cast. ant. muent, del cual no hallo ejs. Quizá Saroïhandy en su trabajo de RIEV VII cite un alto-aragonés muende o muande, por el cual, según comunicación oral del Prof. Odón de Apraiz, pudiera acaso explicarse el vasco mendi; pero lo único que recogieron Rohlfs (BhZRPh. LXXXV, § 368) y Elcock (Affinités Phonét., p. 135) en Aragón fué monde o mon, aunque el último sospecha que en un nombre de lugar Comademán pueda haber reducción de *muant.― ↩
2 Home persiste hoy en Asturias (Vigón), y se oye en algún punto de Andalucía y de Méjico (R. Duarte lo registra en el Yucatán); pero en estas últimas zonas, de consonantismo débil, puede tratarse de una reducción moderna de hombre en la pronunciación rápida.― ↩
3 Claro está que la reducción de omne a ome es fonética. Es inadmisible partir del nominativo HOMO, según quisiera Hanssen, Sobre un Compendio de Gramática, AUCh. 1908, p. 11 de la tirada aparte. La grafía omen que se halla en algunas ediciones publicadas en el siglo pasado es resolución errónea de la sigla ome. A diferencia de los romances más orientales, el castellano y el portugués no poseen formas descendientes del nominativo de nuestra palabra. El om del Fuero de Avilés será uno de los casos de provenzalismo estudiados en ese texto por Lapesa, Asturiano y Provenzal en el Fuero de Avilés. En cuanto a hom u ho, que se halla con carácter de interpelación (¿adonde vas, hom?), que se oye en la Montaña, Asturias, León, Galicia y Norte de Portugal (Leite de V., Opúsc. II, 473), y en América es propia del Oeste argentino, Chile, Perú, Venezuela, Uruguay, Salvador y Guatemala (Kany, Sp.-Amer. Syntax, 419-20), es reducción reciente del leon. home (también gallego: «¿por qué non falades galego, hom?», Castelao 61.32), según prueba ya la conservación de la -m en muchas partes, consonante que se hubiera cambiado en -n en todos los dialectos españoles si se tratara de un antiguo representante de HOMO. La afirmación de Ch. E. Kany de que el Lexicón Bilbaíno de Arriaga trae la misma forma debe ser debida a una confusión, pues no hallo tal dato en ese libro; sí en el de Braulio Vigón sobre Colunga. Por lo demás, V. mi nota en RFH VI, 236-7 (y comp. E. Vidal de Battini, BDHA VII, 84-85). Más datos de ho(m) interjectivo en Rosenblat, NRFH IV, 67, quien lo cree debido a un cruce con ¡oh! - ↩
4 «Como hombre entra a man ezquerra», invent. arag. de 1375 (BRAE IV, 213).― ↩
5 «El comienço de la salud es conoscer hombre la dolencia del enfermo», I, Cl. C. I, 42.5.― ↩
6 En la ac. ‘lúpulo’ [1555, Laguna] se trata de una palabra diferente. Lo más probable es que homlon o umblone, antecedentes antiguos del fr. houblon ‘lúpulo’ en textos judeofranceses y latinos (Bloch, s. v.), dieran en cast. *hombrón, y que pareciendo en desacuerdo este aumentativo con el tamaño reducido de la planta, se cambiara en hombrecillo. El fr. houblon procede de homblon por eliminación disimilatoria de la nasalidad, y éste del germ. *HUMILO, para el cual vid. Kluge, s. v. hopfen y la bibliografía citada por Spitzer, ZRPh. XLV, 585-7; vid. también la bibiografía que cito acerca del fr. houblon y del cast. hombrecillo s. v. LÚPULO; Lausberg, ZRPh. LXVIII, 111, coincide conmigo en la interpretación fonética de houblon. En cuanto al parentesco con el fr. ant. hober ‘menear’ que propone Spitzer no convence no ya como etimología (en lo que piensa Spitzer), sino ni siquiera como contaminación (que es la idea de Bloch), pues en realidad no hay dificultad fonética importante en el origen germánico. Nótese, como observa Kluge, que el vocablo se presenta en casi todos los idiomas europeos con formas tomadas del germánico. Menos probable me parece, precisamente por esta razón, que hombrecillo salga de un *LUPICELLUS, emprentado con el aran. lobèt, y con el cultismo lúpulo, it. luppolo; al fin y al cabo éstos mismos pueden ser adaptaciones de la misma palabra germánica, por etimología popular.― ↩
7 Para la noción exacta del homenaje feudal, vid. M. P., Infantes de Lara, Glos., s. v.― ↩
8 Comp. formas semipopulares análogas: port. omicío, -izío (Viterbo), hoy conservado en la forma Mezío como nombre de lugar (Leite de V., RL I, 52-3); cat. ant. homei (< homezizi). Véase además Brüch, ZRPh. LV, 139.― ↩
9 Gall. ant. omizian ‘homicida’ (MirSgo. 41.23) parece ser acusativo analógico *homicidanem del b. lat. homicida, y la forma de Mariana, adaptación tardía de lo mismo. ↩