FUENTE, del lat. F֊NS, -TIS, íd.

1.ª doc.: orígenes del idioma: fuant, doc. de 938; fuent, Cid; etc. (Oelschl.), esta forma en 1100 y quizá ya en 1031, BHisp. LVIII, 360.

En latín fons era masculino, pero cambió de género desde el S. IV como otras palabras de la 3.ª declinación, y así aparece en todos los romances que conservan el vocablo, es decir, todos excepto el rumano, el rético occidental y el francés; en italiano antiguo todavía a veces se halla, sin embargo, como masculino. La ac. ‘plato grande para servir las viandas’ es innovación semántica del castellano, ajena a los demás romances, aun los hispánicos, excepto el dialecto portugués del Minho (Leite de V., Opúsc. II, 349) y según creo el gallego; procede en definitiva del lat. eclesiástico fons en el sentido de ‘pila bautismal’ [S. IV; vasco ponte], nombre que recuerda los tiempos primitivos de la Iglesia, cuando se bautizaba en las fuentes de agua; de ahí se extendió a un aguamanil para lavarse («fuente para lavar manos», Nebr.), y aunque Covarr. sólo llama todavía fuentes a los «platos grandes de plata»1, Aut. ya agrega «de plata, peltre o barro». La ac. ‘exutorio de una llaga’ ya figura en el bajo latín del glosario de Palacio (h. 1400) y en Covarr. y Cervantes.

DERIV.

Fuentada. Fuentezuela o fontezuela. Fontículo ‘fuente de una llaga’, cultismo. Fontal. Fontana [Santillana (C. C. Smith, BHisp. LXI)], abreviación del lat. FONTANA AQUAagua de fuente’, que en francés y retorromance sustituyó totalmente al lat. FONS; en otros romances obtuvo cierta boga, en parte por imitación del francés o del latín galicano, y en parte por una tendencia popular abortada a reemplazar el primitivo, como en el Norte de Francia; el ant. fontaina (Alex., 1934) revela claramente su procedencia francesa; en italiano se estabilizó como variante culta (de origen seguramente afrancesado), en el sentido de ‘fuente artificial o arquitectónica’, y de ahí pasó como voz poética al castellano del Siglo de Oro [Garcilaso]; de ahí los derivados fontanero [1640, Colmenares], fontanería; fontano; fontanoso. Por otra parte la toponimia y ciertos derivados muestran huellas de cierta vida popular, preliteraria, de FONTANA en castellano (como en portugués, lengua de Oc y catalán); de ahí el diminutivo fontaniella [doc. 1074-1210, Oelschl.], de donde hoy hontanilla ‘fuentecita’ en Segovia (Vergara), y el colectivo hontanar [fontanar, Berceo, Sacrif., 66], hoy en la toponimia y empleado como término poético, comp. fontanal «lugar de fuentes» en Nebr.; hontanarejo. Fontasca ast. ‘poza hecha al pie de un ribazo para recoger el agua pluvial que se filtra a través de la tierra’ (V).

1 No es de creer que se partiera del aguamanil de los reyes, por una especie de metonimia desde el jarro en que se traía el agua, llamado figuradamente fuente, según cree Covarr. El origen eclesiástico resulta patente por el ej. de Colmenares (1640), citado por Aut., donde se aplica a una fuente de plata llevada a un altar. De fuente ‘pila’ puede venir ‘hueco de la palma de la mano, o del pie’ (Nebr.).