HAZ III, ‘cara o rostro’, f., del lat. FACէES ‘forma general, aspecto’, ‘rostro, fisonomía’.

1.ª doc.: face, h. 950, Glosas Emilianenses y Silenses; faz, doc.: de 1030, Cid, etc.; Ƈe o Ƈ en ȟarǤas mozárabes de princ. y med. S. XII (Al-And. XVII, 109, 113).

Faz es frecuente en toda la Edad Media en su sentido propio y material: J. Ruiz 435b, Rim. de Palacio 719, Danza de la Muerte 451, etc., y todavía Nebr. da esta ac. a haz («por la cara: facies»). Mas por esta época ya el progreso de CARA había dado matiz arcaizante al uso de su rival, y por ello se fijó en la ac. propia la variante faz, única que emplean APal. (72d, 151d), Cervantes (Quijote I, xxv, 112; II, xxxv, 138; lii, 198), etc., y única que recoge Aut. En sentidos especiales y figurados siguió empleándose haz: «fiar la haz o persona: vador» Nebr.; ‘cara de un paño o tapiz opuesta al envés’ [1511, N. Recopil. VII, xiii, 61; Quijote II, lxii, 242]; ‘superficie de la tierra y de otras cosas’ [Nebr.; Ambr. de Morales; Quijote I, xx, 82, pero faz I, ii, 4; viii, 23]; en la frase en haz y en paz de ‘con gusto y aprobación de (alguien)’ [en faz e en paz, frecuente en fueros del S. XIII, como los de Briviesca y de Soria, vid. ejs. en Tilander, pp. 501-2, combinación de las dos locuciones sinónimas en faz de y en paz de1; este último es continuación del lat. pace tua, pace Ciceronis, etc., donde propiamente significa ‘quedando Cicerón en paz’, ‘sin que Cicerón proteste’]. Faz en el sentido de ‘mejilla’ es especialización semántica que se produce en muchos idiomas (aran. cara íd.), hoy conservada en hablas leonesas; en la combinación la faz de (la cara, etc.) se cambió fonéticamente en far, y de ahí el cordobés las fares ‘las mejillas’ (AV); en lo antiguo se halla también en textos de otras regiones, p. ej. face en las Glosas Silenses, 2612. Facha [Calderón; Cej. IX, § 181] es italianismo náutico y militar del Siglo de Oro, del it. faccia ‘cara’.

DERIV.

Gall. faciana ‘rostro, cara’ como palabra de labradores: a faciana está boa, dicho a uno que está con salud, Sarm. CaG. 107r; no sé si casualmente parece emplearlo siempre como término algo enfático y aplicado a rostros heridos o tétricos («duas facianas arrepiantes que ventaban a morte», la de los grandes gallegos evocados del pasado «coa faciana en sombras», de unos judíos de color arbitrario en un cuadro antiguo o la de una mendiga herida en el rostro, Castelao 203.7, 297.9, 51.17, 217.13). El port. façoila o façula ‘mejilla grande y grosera’ es ajeno a la lengua clásica (no en Moraes, CortesƟo) y hoy familiar, aunque ya generalmente conocido (Fig., H. Mich.); procederá de un dim. FACIOLA, pero tanto el matiz familiar y la fecha moderna, en literatura, como el tratamiento con conservación de la -L- y o > ou (> oi, u), revelan procedencia mozárabe; sin embargo, hoy se ha corrido hasta el extremo Norte y se presenta bastante vital en el gall. fazulas ‘las mejillas, especialmente las del gordinflón o de buen color’ («ten boas fazulas», Sarm. CaG. 108v; Castelao 204.27, 209.2f.; F. J. Rodríguez, Vall., Lugrís, etc.); además Valle Inclán, que a veces injiere en su castellano términos gallegos del Sainés (SO.) empleó fazolas (más en Crespo Pozo, s. v. carrillo); «os nenos eran fazuleiros e bonitos» (Castelao 211.7).

Hazaleja ‘toalla’ [facalelia3, 922; grafías fazalelia, fazalelga y análogas en muchos textos del S. XI, M. P., Oríg. 282, 284; Oelschl.; façaleja dos veces en invent. salmantino de 1275, BRAE II, 343n.; faz-, Gr. Conq. de Ultr., Estoria de los Quatro Dotores, grafía -z- que predomina en los textos que distinguen la sonora de la sorda: hazaleja, Nebr., PAlc., hazeleja, J. Ruiz G, 723c, pero façaleja, G. de Segovia, p. 80], como indicó G. de Diego, BRAE VII, 258, ha de venir de FACIALE ‘lienzo para enjugar la cara’ (ya en el Edicto de Diocleciano), derivado de FACIES, y no de FASCIA ‘faja’, que habría dado una -x- en Aragón, donde se hallan las formas fazalilla, a. 1369 y 13744, fazaleta, a. 13625. Fazero ‘que va o está delante’ (Berceo, Sacr. 227, Mil. 314c; Alex. 968, 1558, 2025); de otra ac. ‘perteneciente a la cara’ proceden los diminutivos siguientes: aceruelo ‘almohadilla’ [fazeruelo, Alex. 2481; invent. arag. de 13306; Alfonso XI, Libro de la Montería, p. 226; azeruelo, 1541, testamento de Fernando de Rojas, RFE XVI, 378; Albeitería de Reina, a. 1582, en DHist.; en la ac. ‘acerico’ hay airwélo en Malpartida de Plasencia, Espinosa, Arc. Dial. 82; en la ac. ‘especie de albardilla para cabalgar’, S. XV, Díaz de Gámez; también port. faceiró ‘pequeña almohada en que se reclina la cara’7], acerillo [Tirso, Lope], acerito8 y ACERICO [1628, G. del Corral], según ya indicó Antonio Puigblanch (Vinaza, p. 830)9; de facero viene ACERA, y en la ac. antigua ‘fronterizo’ (Terr.) viene de ahí el nav. facería ‘terrenos de pasto que hay en los linderos de dos o más pueblos’, lo emplea Azkue en su Supl., definiendo el vco. elkarkiko (deriv. de elkar ‘mutuamente’) empleado en Ulzama, NO. de Navarra. Desfazado ant. ‘descarado’ [S. XIII, Bocados de Oro, en Aut.]. Faceta [1732, Aut.], tomado como término de plateros del fr. facette íd., diminutivo de face ‘cara’. Antifaz [S. XV, Amadís]. Sobrehaz o sobrefaz. Facial [1596, Fonseca], tomado del lat. facialis íd. Superficie [h. 1440, A. Torre (C. C. Smith, BHisp. LXI); 1499, Hernán Núñez, Aut.], tomado de superfĭcies íd., superficial [APal. 310d]; superficialidad; superficiario.

Derivados del italianismo facha: fachada [h. 1600, Sigüenza, en Terlingen, 130], adaptación del it. facciata íd.; bien o mal fachado; fachear; fachoso o fachudo. Desfachatado [1836, Pichardo (1862); Acad. 1869, no 1817], del it. sfacciato íd., provisto de la terminación del sinónimo castellano descarado; desfachatez [íd., íd.], it. sfacciatezza.

Profazar ‘hablar mal de alguien, injuriar, murmurar’, ant. [porfazar, frecuente desde Berceo hasta princ. S. XV; posfaçar, Alex. e Hist. Troyana de h. 1270; prof- aparece primeramente en mss. del S. XIV, entra en decadencia a fines del XV, pero sigue en uso literario hasta el XVI; Cej. IX, § 181]: la forma originaria parece ser posf-, de uso general en portugués y gallego, por lo menos hasta el S. XV10, y es muy probable la etimología propuesta por Malkiel en su fundamental estudio de RPhCal. III, 27-72, POST FACIEM ‘tras la cara’; si bien deberá rectificarse la explicación del modo de formación del verbo, pues no es verosímil que se pasara, como él supone, de POST FACIEM DզCĔRE ‘decir, hablar tras la cara (de alguien)’ a dezir posfaz, donde este último vocablo tomaría el valor de complemento directo con el significado de ‘maledicencia, calumnia’11; se trata más bien de un verbo derivado parasintéticamente: de POST FACIEM MALEDICERE ‘murmurar de alguien fuera de su presencia’ > *POSTFACIARE ‘injuriar, calumniar, hablar mal’ (comp. canar. hablar por detrás ‘decir mal de alguien’, Millares), con cambio del grupo raro -sf- en el más frecuente y fácil -rf-12, comp. la formación de los cuasi-sinónimos sorrostrar y enrostrar, y otros parasintéticos como hilvanar, etc.; el único punto oscuro en esta etimología, y que deja alguna duda sobre el conjunto de la cuestión, es la vacilación entre ç y z sonora, que en castellano no puede explicarse fonéticamente en un derivado de FACIÈS, pero que quizá se deba a un influjo portugués-leonés, o a la contaminación de otro vocablo13; profazo [porfazo, Berceo]; profazamiento; profazador.

CPT.

Vid. HACIA.

1 «Si algunos siervos andaren por libres por treynta annos en faz d’aquelos que los demandan por siervos, non los puedan demandar», Fuero de Briviesca; tener algo en paz ‘poseer pacíficamente’ en los Fueros de Aragón. Ejs. de la locución posterior: «del malo más pertinaz / lastima la desventura; / solamente al que murmura / lleva el diablo en haz y en paz», Ruiz de Alarcón, Las Paredes Oyen, ed. Cl. C., p. 214; «y dizen que en haz y en paz / de toda esta serranía / te an de colgar algún día / como razimo en agraz», Vélez de Guevara, Serrana de la Vera, v. 2714; Quijote II, xlvii, 177; ej. de la Pícara Justina en Aut.―

2 No creo que la decadencia de HAZ III se deba a la homonímia con HAZ II, según opina Malkiel, RPhCal. III, 54-60 (con abundante documentación en la nota 134); HAZ II era palabra mucho menos importante y frecuente; más peligroso era HAZ I, pero como la decadencia de FACIÈS apenas ha sido menos grave en portugués y lo ha sido tanto o más en catalán y lengua de Oc, idiomas donde estas homonimias no eran posibles, resulta claro que el factor decisivo fué la concurrencia de cara. Acs. modernas americanas. Al jaz de ‘al lado de’ en El Salvador: Salazar Arrué, La Nación de B. A., 1-1-1940. En la Argentina se ha producido literariamente una confusión de faz y fase en el sentido de ‘aspecto, característica’: en la prensa de este país son frecuentes frases como «la existencia de los pasos a nivel se presenta con fases de graves problemas». Más datos acerca de haz y faz, Cej. IX, § 181.―

3 «Sex parellios de manteles, illos duos letratos, et tres parellios de facalelias et duos vasos argenteos», doc. de Aguilar de Campó, citado en Festschrift Jud, 631-2.―

4 «Hun linzuello de lino; huna cara de travesero obrado con unas fazalillas», «Un troç de stopa texida; unas fazalillas de lino obradas de seda», BRAE II, 708, 343.―

5 «Unas fazaletas obradas de seda», BRAE III, 225.―

6 «Un fazeruelo obrado con seda y otro baldaquí», BRAE II, 548.―

7 Ejs. antiguos en Viterbo. Etimología indicada correctamente por C. Michaëlis, RL XIII, 233 (Spitzer, MLN LIII, 125, y G. de Diego, BRAE VII, 258, quisieran partir, sin necesidad, de un diminutivo de FACIALIS). La variante fazenróó, que entre otras muchas indica Viterbo, es una de tantas faltas de lectura que hormiguean en este libro. No hay motivo para relacionarla con fazroen, que aparece, como nombre de un paño de seda para adornar altares, en un documento leonés arcaico, y deducir de ello, como sospecha Steiger (Festschrift Jud, 699n.), que el tipo aceruelo procede del ár.-persa ȟusrawân ‘real, magnífico’, ‘perteneciente a Chosroes’.―

8 «Dos azeritos viejos, labrados de grana, sin lana», Testamento de F. de Rojas, a. 1541, RFE XVI, 378.―

9 No de *ACIARIUM, derivado de ACUS ‘aguja’, como sospechaba Cabrera; comp. aceruelo ‘acerico’ en Acad. y en el habla de Malpartida.―

10 A los ejs. de Malkiel pueden agregarse: «De Martin Moxa posfaçam as gentes / e dízenlhe mal por que he casado», Canç. da Vaticana, n.º 504, v. 1 (pos ffatam en el manuscrito, que Braga corrige sin razón en porfaçam); «posfaçavan d’encolheyto / e de vil e de spantoso / e en sa terra lixoso: / e dix’eu enton dereyto: / ―Cada casa favas lavan», García de Guilhade, med. S. XIII (ed. Nobiling, v. 898; también vv. 890 y 895); «non duvido que os hom?s maaos posfaçarã de m? e aporrƟ-mi de pois se en ela poser a maƟo... Ent? responderon... ―N? hu? de nos n?ca posfaçará de ti por obra de tƟ gram piedade», «non posfaças nem ouças de boa mente o posfaçador», «outri non possa posfaçar de ti», «o maao sprito faz homem posfaçar o posfaço do enmiigo», Vidas dos Padres de Mérida, h. 1400 (RL XXV, 235; XXVII, 60). Posfaço ‘mala fama, mal concepto’ se halla en las Cantigas de Alfonso el Sabio; 64.8.―

11 La explicación de Malkiel gira sobre la base del hápax posfaz ‘maledicencia, deshonra’, documentado solamente en las Cantigas, donde también se halla posfaço. Pero ambos son postverbales: no es exacta la afirmación de Malkiel de que no haya en iberorromance otros postverbales en consonante o en -e que los galicismos, catalanismos o creaciones de fecha reciente: don se halla desde el Cid, son desde Berceo, y abundan muchísimo otros que no serán posteriores al final de la Edad Media, como hilván, desván, desmán, desliz, disfraz, etc.―

12 Caso comparable presenta el nombre de lugar catalán Arfa < Asfa < Assva < ASSŬA (BDC XI, 6).―

13 De todos modos, nótese que lo antiguo en castellano es la -z- sonora, asegurada por las rimas de Berceo, las grafías de la 1.ª Crón. Gral., etc. Las grafías con -ç- en autores arcaicos quedan limitadas a manuscritos tardíos, y por otra parte a dos textos leoneses, el Alex. y la Historia Troyana, que por su procedencia dialectal es lógico que se inclinen a la fonética gallego-portuguesa, donde la ç como resultado de -C?- es normal. Pero en el S. XV la ç sorda impera, aun en castellano, como lo prueban las rimas del Canc. de Baena y de Pedro de Berague, así como la grafía de G. de Segovia y Nebr. Vid. Cuervo, Obr. Inéd., 396-7n. Malkiel no presta atención a la distinción fundamental entre la ç portuguesa y la z castellana (laço, -aço, liço, frente a nuestros medievales lazo, -azo, lizo, etc.), e intenta explicar la ç irregular del castellano medieval tardío por influjo del simple faz, donde la consonante final se habría ensordecido a causa de su posición; pero si se ensordecía o se sonorizaba en esta posición es punto litigioso, y los únicos ejemplos que se han registrado de influjo de un primitivo en -z sobre derivados con consonante interna son precisamente en el sentido de sonorizar y no de ensordecer (fozino ‘hoz pequeña’, Apol. 513b FALCզNU, a causa de hoz; arcabuzero, a causa de arcabuz, a pesar de la sorda del étimo francés; otros ejs. en Cuervo, Obr. Inéd. 411; y aquí mismo vid. hozes s. v. HOZ). Hay que pensar, pues, en un influjo portugués, o bien en una contaminación, que no se ve claro cuál pudiese ser (¿acaso malfaçar ‘maltratar, acometer’ en Fn. Gonz. 558a? Pero no conocemos el origen de esta palabra, ¿quizá un derivado culto de MALEFATIUS o un *MALEFACTIARE?).