ACERICO, ‘almohada pequeña que se pone sobre las otras para mayor comodidad’, ‘almohadilla para clavar alfileres’, diminutivo de hacero, cast. ant. facero, y éste derivado de FAZ ‘cara’.

1.ª doc.: 1.ª ac., 1628; 2.a ac., Aut.

En las mismas acs. aparece acerillo respectivamente en Tirso y Lope. En el testamento de Fernando de Rojas, a. 1541 (RFE XVI, 378) hallo azerito y azeruelo. Este último, documentado en los SS. XV y XVI (DHist.), aparece con la grafía faceruelo, faz-, en el Libro de la Montería de Alfonso XI, p. 226, y en Alex. 2481a (O, P), port. ant. faceiró, -roo, -roa, ‘almohada’ (Viterbo, a. 1254); G. de Diego, Contr., § 238, que recoge esta etimología ya propuesta por Puigblanch (Viñaza, p. 830), cita además alfacera ‘almohada’. Para ejemplos de facero, vid. ACERA. Se llamó así el acerico o aceruelo porque servía para apoyar la cara, comp. fr. oreiller ‘almohada’, derivado de oreille. A pesar de Cabrera no tiene que ver con aciarium, que en el sentido de ‘estuche de alfileres’ figura en un glosario medieval (Du C.). A juzgar por la pronunciación adiruelo de Malpartida de Plasencia (Espinosa, Arc. Dial. 82), el vocablo tendría z sonora; pero quizá es forma forastera, en vista de la falta de f-.