HACIA, contracción del castellano arcaico faze a ‘de cara a’, donde faze es la forma primitiva de faz ‘rostro’, procedente del lat. FACIES íd.

1.ª doc.: faza, Cid; fazia, h. 1300, Caballero del Cisne; J. Ruiz, 412b, 833b; hazia, Nebr. («versus»).

Documentación en Cej. IX, § 181. La formación de esta preposición castellana se explica por la petrificación de frases como «est super Musanda de facie ad Olmos», que cita Cuervo de un doc. de 1208; el fenómeno se reprodujo más tarde con cara a (hoy vivir cara al mar, etc.), contraído en cara con el mismo valor de ‘hacia’ en el habla rústica del S. XVI: «vamonos cara ell aldea» Torres Naharro, «cara acá», «cara el ganado» Juan del Encina, etc. (vulgarmente carra, y por cruce con hacia: carria). Ha causado cierta dificultad entre los lingüistas la explicación de la conservación de la I de FACIÈS, y en efecto parece extraño se conservara la I latina en hacia cuando se pierde en haz (< faze < FACIEM). Cuervo, Obr. Inéd., 394-5; M. P., Cid, 296.21, 389.33; Man. de Gram. Hist., § 129 y n.; dan explicaciones vagas o insostenibles, pero ya M-L., R. Gramm. III, § 126, sugirió que debía partirse de faze por faz, contraído con la a de la preposición, en la misma forma que más tarde pese a se contrajo en pesia.

Conviene precisar esta explicación, indudablemente justa. No se trata ahí de una conservación excepcional de la -e final de faz(e) hasta la época literaria del castellano, explicación que, según observa M. P., no podría justificarse. Pero está fuera de dudas que todas las E finales del latín se conservaban todavía en el S. X (fere, face, etc., en las Glosas Emilianenses y Silenses); entonces, o bien en fecha algo anterior, es cuando se formó la preposición faze + a, contraída inmediatamente en fazia; pero en esta época ya no se absorbía la ? en una C o T precedente, como había ocurrido en el latín vulgar o en los primeros siglos de la época visigoda,. Junto a esta forma fazia, inanalizable, los escritores romancistas de los SS. XII y XIII rehicieron la preposición con sus elementos faz a, resultando la forma faza, que aunque no llegó a cuajar, figura en el Cid, Berceo, Calila (ed. Rivad., p. 33), la traducción leonesa del Purgatorio de San Patricio («tornaron se faza ábrego», Homen. a M. P. II, 228) y otros textos de la época (todavía en el ms. G de J. Ruiz 833b, y en APal. 58d, 78d y passim)1. No existe preposición comparable a hacia en los demás romances: el portugués no tiene ninguna preposición con el mismo oficio (emplea en este sentido para o a), y tampoco en leonés ha sido siempre tan popular como en Castilla, lo cual explica posiblemente la desaparición total de hacia en el uso popular argentino (que emplea pa o derecho a: BDHA III, 208) y de otros países de América y regiones españolas.

1 Más ejs. arcaicos de fazia, faza, etc., en Malkiel, RPhCal. III, 55.