CARÁTULA, ‘máscara’, ‘la profesión histriónica’1, amer. ‘cubierta o portada de un libro o legajo’2, del antiguo carátura ‘brujería’, y éste del lat. character, en el sentido de ‘signo mágico’ (comp. CARÁCTER).

1.ª doc.: APal., 149b, 235d, 332b3.

En el texto primitivo del Baladro del Sabio Merlín (NBAE VI, 59), que según Bonilla es anterior a 1467, aparece carátura en el sentido de ‘brujería’: «era ella muy hermosa, hasta en aquella sazón que aprendió encantamientos e caráturas»; igual en el Cuento del Emperador Otas, 1er. cuarto del S. XIV («carántulas me avedes fechas». p. 441.19, traduciendo el fr. charaudes). Con el mismo sentido aparece carântulas en la Crónica portuguesa de Juan I (primera mitad del S. XV): «feitiçarias, ligamentos, encantaçoens, védejras, carântulas, sonhos, rodas, sortes» (Viterbo, s. v.; se trata del cap. 41 de la 2.ª parte). Se halla también con este sentido caràttola en it. antiguo, en las Novelle Senesi, en San Bernardino (S. XV) y en otros sieneses, cateratta con igual sentido en Boccaccio (Migliorini, Cos’è un Vocab., 31-32). Ahora bien, la forma carántula se halla también en castellano, con el sentido de ‘máscara’, en la Crónica de Pulgar y en Torres Villarroel (DHist., s. v.), y hoy corre esta forma en Cespedosa de Tormes (RFE XV, 154). En otros textos portugueses aparece caráutulas (Viterbo; Cornu, GGr. I2, § 231) o caráutalas (Inéditos de Alcobaça, de los SS. XIV-XV, citados por CortesƟo), pero en el sentido de ‘caracteres, letras’, y Francisco Álvares emplea letras carátules por ‘caracteres tipográficos’ en 1540 (Moraes). Es evidente que se trata de CHARACTERES en el sentido de ‘signos mágicos’, de donde ‘brujerías’ y de aquí ‘cara pintarrajeada o disfrazada, como la de las brujas y magos’, comp. MÁSCARA, que reúne también los sentidos de ‘careta’ y ‘bruja’; hay disimilación de la segunda -R- en -l- y el consonantismo vacilante -át-, -ánt- o -áut- obedece a los varios intentos de adaptación del grupo culto -act- (comp. GUISANTE o biššáȬt de *biššapt PISUM SAPIDUM). Spitzer insinuó ya esta etimología en Philol. Q. XXIII, 82n.10; y J. de Valdés la conocería ya, puesto que cataloga carátula entre las voces de origen griego (Diálogo de la Lengua, 22.15)4.

Del mismo origen es carantoña ‘careta’ [Nebr., Covarr.], ‘disfraz’ (en el judeoespañol de Bosnia: RFE XVII, 148n.; y en Cherezli, RFE XXXIV, 65), y de aquí ‘hipocresía’ y ‘halago, caricia falsa’ (también en el catalán del Maestrazgo, G. Girona, p. 134). Carantoña en Acehuche (Cáceres) es ‘persona disfrazada con pieles de animal, de pies a cabeza, que anda asustando en la procesión de San Sebastián’ y ‘especie de representación popular para agradecer la salvación de un peligro, ejecutada por estos disfrazados’, RDTP V, 152-5. Por otra parte ‘cara fea’ (DHist., 2), ‘individuo de nariz aguileña’ (en el gallego del Limia, VKR XI, glos.), ‘carcoma de madera’ en Sarria (prov. de Lugo), RDTP II, 150, y el dato primero que conozco de carantoña es en gallego, en los MirSgo. (fin S. XIV) donde, traduciendo el lat. larvae, se aplica a unas máscaras horribles que, empleadas como ardid de guerra, hacen huir despavoridos a los caballos del enemigo (113.18, 114.4). Hoy ‘máscara’, ‘cara de vieja’ (DAcG.) y en particular ‘cara fea, deforme’ («acusóme de ser eu quen dera empezo a isas porcas, a ises monicreques noxentos...» Castelao, Escolma Dón. 28.20). La n es la misma del citado carántula, y en cuanto a la terminación, puede ser sufijo agregado a la antigua forma caracta (Alex. O, vid. s. v. carácter) ―comp. el sufijo de CANDONGA ― o bien alteración de una forma como el caroctora, que aparece en el ms. P del Alex.; creo más probable lo primero, en vista de carantamaula, cit. más abajo. Pero quizá sea importante para el origen de este derivado (al menos para la sufijación) el nombre de Carantonha, que en los SS. XIII y XIV se daba a la actual feligresía de Telhado (concejo de FundƟo, en el Este de Beira Baja); y hay también un Carantoña en la prov. de la Coruña. Silveira, RLu XXIV, 219, relaciona estos topónimos con el cognomen celtoide CARANTO, -ONIS, seguramente con razón.

Finalmente tiene el mismo origen carantamaula [3r. tercio del S. XVI, como voz anticuada, en el sevillano B. del Alcázar, ed. Rz. Marín, 113], ‘careta’ [Calderón], ‘cara fea’ [Quevedo], ‘halago o carantoña’; para la terminación puede compararse el prov. garamaulo ‘coco’ (¿de cara mala?), según hace Sainéan, Sources Indig. I, 276n.: creo que se tratará de caranta mala ‘carácter malo’, por alusión a los efectos funestos de los signos mágicos, alterado en -maula por influjo de maula ‘engaño, trampa’ (que ya aparece en el S. XVII: Solís)5. Leo Spitzer, Mod. Lang. Notes LXXI, 280, teniendo en cuenta el prov. garamaudo ‘coco para meter miedo’ (Mistral), cree que el vocablo carantamaula es un cruce de la familia carátula-carantoña (de CHARACTER) con este vocablo provenzal, que procedería del nombre propio Grimaud (Castres grimaud «le diable» Couzinié, prov. id. «sorcier» Mistral). Puede ser, quizá tenga razón. Sin embargo, nótese que la idea de relacionar carantamaula con un prov. garamaulo es de Mistral y Sainéan, y que esta variante garamaulo la da solamente Mistral, sin confirmación en otros diccionarios (Couzinié, Vayssier, Palay, Sauvages no conocen tal cosa); el propio Mistral sólo documenta, y repetidamente, garamaudo, y no dice dónde se emplearía la supuesta variante en -aulo6. Hay que sospechar que sea forma supuesta en beneficio de su etimología. No veo lo que ganamos con acudir al provenzal; mi étimo caranta mala sigue contentándome más, sobre todo teniendo en cuenta que también se halla caráutula con otra u (vid. más arriba y n. 5). Para garatusa y engaratusar, también procedentes de aquí, vid. ENGATUSAR.

DERIV.

Carantoñero. Caratulado. Encaratularse. Caratulero.

1 Ejs. en DHist., 7. Otro en Cervantes, Retablo de las Maravillas.―

2 Usual en Chile, Colombia, Venezuela, Méjico, vid. DHist., 5. También en la Argentina, en el Ecuador (Lemos, Semánt., s. v.), etc. Se explica por la idea de ‘cubierta (del rostro o del libro)’. Comp. carátula en Ovalle en el sentido de ‘protección de la cara contra los tábanos’.―

3 Ya en el sentido de ‘máscara’. También Nebr.: «carátula o carantoña: persona, hypocrita» (y además s. v. máscara). Y en la Crón. de los Reyes Católicos de Pulgar, que corresponde, como estos diccionarios, a la última década del S. XV.―

4 La pronunciación judeoespañola carátula ‘careta’ (RFE II, 355n.) quizá obedezca a la atracción del sufijo -ura en la fase carátura > *caratúra.―

5 También se podría pensar en metátesis carauta mala > caratamaula > carantamaula. Así la -n- sería debida a propagación de nasal. Comp. el fr. ant. caraude ‘brujería’ (FEW II, 354), que no creo venga de CHARACTER, en vista de su -d-, sino de CHARAGMTAsignos mágicos’, plural de CHARAGMA (Du C.; gr. χάραƔμα), pasando por *caráumede. A este propósito, puedo decir que el lat. tardío caragius ‘brujo’ (fr. ant. charai ‘sortilegio’), con que Wartburg encabeza su artículo, me parece ser un seudo-primitivo formado en los círculos astrológicos a base de charagma y character. En cuanto a oc. ant. carach, carai, ‘expresión de la cara’, ‘rostro’ (vid. Levy), difícilmente puede ser un derivado de cara en vista de la terminación, pero bien podría ser CHARACTE(R) ‘careta’ > ‘visaje, mueca’ > ‘expresión del rostro’.―

6 Para la desconfianza con que hay que acoger las formas de Mistral, sobre todo cuando sólo las da como variantes sin localizar, V. el artículo reciente de Wartburg en la ZRPh.