BARAHUNDA, origen incierto.

1.ª doc.: J. Ruiz, v. 1623b T (S: varahunda).

En Fernán Manuel de Lando (¿f† 1417?), Canc. de Baena, p. 266, está barafunda, que será la forma originaria, comp. port. barafunda ‘barahunda’ [S. XVI] y gall. [«barafunda de xente» Castelao 236.7], pues en J. Ruiz ya se hallan muchos ejs. de h < f. Salm. bari(j)onda. Documentación en Cuervo, Obr. Inéd., 254, y en Gillet, Propaladia III, 392-3. Del castellano proceden el it. baraonda ‘multitud confusa y ruidosa’, que no aparece hasta Giusti (2.° cuarto del S. XIX), según indica Zaccaria (en los dialectos: sic., calabr. baraunna, milan., romagn. baraonda), y el barafunda, -bunda, íd., barafundo, barrifundo, ‘encolerizado’1, cat. occid. barrafunda ‘contrariedad, adversidad’ (comp. arag. barafundear ‘confundir, meter bulla’). Es probable que no haya relación con el fr. baragouin ‘lenguaje confuso’2 [1391, comp. Sainéan, Sources Indigènes, I, 224-6; Dauzat, Festschrift Tappolet, 66-70), que pasa por ser originariamente un apodo étnico aplicado a los bretones y derivado de las voces bret. bara ‘pan’ y gwin ‘vino’ con que pedían comida en las hosterías. Luego habrá que buscar el origen dentro del castellano o del portugués, según propone Spitzer, Bol. C. y C, II, 2-5. En efecto, no puede separarse barahunda de los numerosos vocablos sinónimos de radical común, existentes en castellano: barahustar (V. DESBARAJUSTAR), barajar, barullo, ast. baragaña ‘sitio de confusión y barullo’. Se adivina que este radical común será la palabra vara, como sugiere M. P., Mélanges Jeanroy, 81-83, con el sentido de ‘entrelazamiento de varas o mimbres’, de donde ‘enredo’; barahunda podría ser un compuesto parasintético de vara y hundir, fundir, en la antigua ac. de ‘consumir, echar a perder, arruinar’ hoy conservada en Portugal y América (RFH VI, 244 n. 3), de ahí ‘confundir, enredar’. Pudo haber primeramente un verbo *barafundir (comp. el arag. barafundear), del cual derivaría barahunda ‘enredo de barras o piezas’, como barahuste y desbarajuste vienen de (des)barajustar, compuesto de vara y fuste. También puede concebirse que el segundo elemento fuese el port. funda ‘honda, aparato para lanzar piedras’, como supone Spitzer, y que barahunda fuese originariamente el nombre de una máquina de guerra destinada a lanzar piedras, de donde la idea de ‘confusión’ como resultado de la que esta máquina causaba3. Pero el hecho es que no consta la existencia de tal significado, pues desde el S. XIV sólo se halla en el de ‘desorden, confusión’, y además tal hipótesis nos obligaría a suponer que el cast. barahunda está tomado del portugués, cuando en este idioma sólo lo hallamos dos siglos más tarde. Otra posibilidad que se deberá tener en cuenta ―sobre todo en vista del salm. bari(j)onda ‘altercado, pleito, contienda’, y de maestr. barrifundo «foll, tocat del cap» (‘loco, trastocado’), «acamorriat» (‘triste, preocupado, aburrido’) (G. Girona)― es la de que barahunda sea un descendiente semiculto de fŭrĭbŭnda ‘furiosa’, de donde *forebunda > *farabunda > barafunda. Hay que rechazar otras dos etimologías: J. Babad, ZRPh. XVII, 562-3 (seguido por Cuervo, Ap. § 139) partía del hebr. bārūch habbāh ‘bendito sea el que viene (en nombre del Señor)’, fórmula muy empleada por los rabinos, lo que puede explicar el aretino baruccabà ‘barullo’, pero no las demás formas romances; y Schuchardt, ZRPh. XXVIII, 154n., que identificaba con Berecynthia, epíteto de la diosa Cibeles, cuyas fiestas orgiásticas eran famosas, pero su teoría se basaba en la tardía forma dialectal italiana baracunda, alteración secundaria de la palabra castellana.

Acad. [1925, no 1843] cita una variante cast. vorahunda.

Como algún prestigioso etimólogo4 sigue fundándose en el fr. baragouin para afirmar que barahunda procede de Berecynthia y, basándose en barahunda, para asegurar lo mismo de la voz francesa, sería útil que se averiguara a fondo la historia y procedencia del fr. baragouin. Aunque en lo que toca a barahunda podría limitarme a poner de relieve que las formas como barafunda, barrifundo y los significados estudiados arriba descartan inequívocamente, por sí solos, esta teoría, quiero señalar, sin embargo, que también en cuanto a baragouin hay otros hechos que dichos especialistas del francés se empeñan en ignorar, y que orientan hacia un origen distinto de los tradicionalmente admitidos alejando más todavía baragouin de toda relación con barafunda ~ barahunda. Ya hace tiempo que, por lo menos en los Países Bajos, se sabe que en materia de lenguaje jergal ha habido fuertes influjos recíprocos entre francés y neerlandés5. Y en consecuencia nunca se ha perdido de vista allí que hay un parentesco indiscutible entre baragouin y el neerl. bargoens o bargoensch (pron. bargūns), que es el nombre corriente de la jerga o caló en los Países Bajos. Ya en 1912 N. Van Wijk en sus addenda finales al Etymologisch Woordenboek d. ndrl. Taal, p. 842, llamó la atención hacia el hecho de que en lugar de bargoens aparece en la época arcaica del neerlandés moderno [S. XVI] la variante borgoens y con el mismo significado. Él y su continuador C. B. Van Haeringen (1935), p. 12, están de acuerdo en que etimológicamente el vocablo significó ‘borgoñón, lenguaje de Borgoña’. En otros términos, se trataría del fr. ant. borgoinz nominativo de borgoignon.

Subrayan ellos que en las hablas alemanas y neerlandesas ha sido frecuente el hecho de nombrar la jerga con nombres que propiamente designan lenguajes extranjeros, p. ej. en alemán welsch ‘romances’, con sus compuestos alem. rotwelsch ‘caló, jerga’ (propiamente ‘romance de rojos, de mendigos’) y kauderwelsch, neerl. koeterwaalsch, que significan precisamente lo mismo que el fr. baragouin, y que empleados ya en el S. XIV, significaron primeramente ‘retorromance’: propiamente Churwelsch, pasando por Chaurerwelsch ‘el romance de Chur, de Coira’ lo empleó ya en ese doble sentido Lutero y la historia de la palabra ha sido ampliamente estudiada6; en dialectos alemanes se emplea también en el mismo sentido uckerwendsch propiamente nombre del vendo, lengua eslava de Sorabia, o quizá más precisamente ‘húngaro-vendo’. Incumbe a los especialistas del francés acabar de estudiar la etimología de baragouin, decidiendo así entre dicho étimo y los anteriores.

Provisionalmente me parece esta etimología bastante fundada, entre otras razones porque este tipo de designación pseudo-étnica de lo jergal y lo hampón no es específicamente germánica: recuérdese la historia de palabras aquí mismo estudiadas en los artículos GRINGO, ESGUÍZARO, FLAMENCO, BUJARRÓN. Y en el paso de borgoinz a bargoens tenía que desempeñar papel decisivo el gran hecho histórico del dominio de Carlos el Temerario y demás Duques de Borgoña, con su séquito, sobre Flandes, que no pudo dejar de ser causa de que los dialectos franceses de Borgoña se oyesen más que otro alguno por aquellos tiempos, en tierras de lengua neerlandesa, popularizándose como prototipo de una forma de francés mucho menos comprensible que la de los vecinos valones y picardos, y acabasen como símbolo de lenguaje bárbaro, ininteligible. En cuanto a la historia fonética del vocablo, pronto caería bajo el influjo del verbo bargaignier ‘regatear, hablar como un regatero, un chalán agitanado’, de donde el paso a la a de bargoens-bargouin. Por lo demás pensemos que en francés -goinz suena igual que -gouin, que el influjo de la a del fr. jargon no podía dejar de obrar en el mismo sentido, y que si hubo algún mendigo bretón que pedía pan y vino en su lengua materna acabaría de consolidar en francés la forma moderna7.

A la vista está que nada de esto tiene aplicación posible a nuestro barafunda-barahunda, y que deben mirarse como cuestiones definitivamente separadas e independientes la etimología de las palabras castellana y francesa, por lo demás de sentidos tan diferentes.

1 Comp. port. barafundo adj. «em que ha barafunda», en Filinto, 2.ª mitad S. XVIII.-

2 Es poco probable que éste y nuestro grupo tengan que ver con un lat. de glosas barginna y bargena de sentido poco claro (peyorativo aplicado a personas), que procedería de un etrusco par-c-na: opinión sustentada por W. Schulze (Lat. Eigennamen 73-74), comentada y en parte aceptada por Herbig, Nehring y Hofmann, vid. Walde-H. I, 96-97).―

3 Sin embargo nótese que en ninguna parte consta el paralelo en que se funda Spitzer, a saber que barahuste designara anteriormente una máquina de guerra, pues lo único que nos dice Covarrubias es que existían tales máquinas, para disparar barahustes, o sea barrotes, pero no que el nombre de ellas, que él nos calla, fuese, barahustes. Como hago notar en nota a la p. 5 del trabajo de Spitzer, fondafuste, compuesto de honda y fuste, existe como nombre de una máquina así (Gr. Conq. de Ultr., p. 411; hondaf-, p. 330), quizá imitación del gr. lat. fustibălus; y barahunda en el Siglo de Oro perteneció especialmente al lenguaje de los soldados, hechos que podrían abonar la hipótesis de Spitzer.―

4 Es lo que hizo todavía W. von Wartburg en su edición del Dict. Etym. Fr. de Bloch.―

5 Cf. el erudito estudio de Argot en Bargoens. También los libros básicos de Sainéan y el importante y nuevo Dictionnaire Historique des Argots Français, por Gaston Esnault, P. 1965, tienen muy en cuenta el bargoens o lo citan con bastante frecuencia.―

6 V. en particular el trabajo de R. von Planta en Bündnerisches Monatsblatt, 1931, l0lss., y los estudios de Kluge, desde su Rotwelsches Quellenbuch, 1901, hasta las últimas ediciones de su diccionario etimológico.―

7 Acaso no sea impertinente recordar también que el neerl. pompelmoos ha dado el fr. pamplemousse, y que el vocablo bourguignon ha tomado repetidamente significados figurados en argot francés ‘criado’ (S. XVIII) ‘sol’ (S. XIX), vid. el libro de Esnault.