GRIEGO, ‘lenguaje incomprensible’, valor que en España se dió por antonomasia al nombre de la lengua de Grecia, como resultado indirecto de la costumbre de mencionarla junto con el latín, y de la doctrina observada por la Iglesia de que el griego no era necesario para la erudición católica.

1.ª doc.: «esto para los labradores era hablarles en Griego o en gerigonça», 1615, Quijote II, xix, 70r°.

Comp. «Apruebo el latín y el griego, / aunque el griego más que sabios / engendrar suele soberbios», Rz. de Alarcón, Examen de Maridos (II, xiv, 131), los versos de Góngora «Aunque entiendo poco griego...», y el dicho del Maestro Correas «somos griegos y no nos entendemos». En el S. XVIII y XIX el vocablo aparece deformado en gringo, desde Terr.: «gringos llaman en Málaga a los estranjeros, que tienen cierta especie de acento, que los priva de una locución fácil y natural Castellana, y en Madrid dan el mismo nombre con particularidad a los irlandeses»; aplicado a personas aparece también, en el andaluz Estébanez Calderón («no pocos gringos y extranjeros») y en la gallega Pardo Bazán («más vale una chula que treinta gringas»: RH XLIX, 464). Lo común en España, sin embargo, fué aplicarlo sólo al lenguaje: «cantar en gringo» en Bretón de los Herreros, «¿hablo yo latín o gringo?» en Antonio Flores (citas de Pagés); mientras que en toda América se generalizó la aplicación a las personas que hablaban un lenguaje incomprensible, aunque fuese romance (con la excepción del catalán y el gallegoportugués), en algunas partes hay especialización a ciertas naciones especialmente conocidas allí: en la Arg. es frecuente aplicarlo a los italianos1, en Méjico sólo designa a los norteamericanos, etc.

Acerca de la etimología escribieron Katharine W. Parmelee (Rom. Review IX, 108-110), Tiscornia (M. Fierro coment., pp. 420-2) y Hz. Ureña (BDHA IV, 55n.), coincidiendo esencialmente en la que aquí se indica. La alteración fonética constó de dos tiempos: 1.° griego > grigo, reducción normal y corriente en castellano (prisa, prisco), aunque no parezca estar documentada en este caso2; 2.° grigo > gringo, tránsito que no puede admitirse como fonético, según cree Tiscornia, pero tiene carácter imitativo del sonido de ȧ velar, imposible en muchos casos para el español, pero frecuente y característico de ciertos idiomas extranjeros como el inglés (la terminación -ing y voces muy repetidas como drink pudieron desempeñar un papel en este caso); no carece de razón Spitzer (Litbl. XLVIII, 435; XLIX, 86) al recordar a este propósito la alteración francesa de Gregorio en Gringoire, probablemente de tipo expresivo3 (aunque en francés pudo haber influjo de las varias palabras en gring-: gringalet, dégringoler, gringuenaude), y sobre todo el fr. gringotter ‘canturrear’, «cantar como un pajarillo» (Oudin, 1616), donde la onomatopeya es evidente; otras palabras castellanas del mismo tipo, como ringo-rango ‘extravagancia’, pudieron ayudar.

DERIV.

Greguería ‘algarabía’ [Aut.; L. F. de Moratín]. Gregal ‘viento NE., en el Mediterráneo’ [1708, Tosca], también llamado griego [Aut.]; denominación común con el. cat. (grec, gregal), oc. (íd.) e it. (greco, grecale), de ahí extendida al griego, albanés, serviocroato y ruso; parece tener razón Vidos (Parole Marin., 445) al decir que esta denominación se originó en Sicilia o en la Magna Grecia, único país romance donde se justificaba geográficamente. Gregüescos ‘calzones muy anchos que se usaron antiguamente’ [guerguesquillo, arag., S. XIV, Fernández de Heredia, RFE XXII, 76-77; agreguéscos: great wide breeches, called galligaskoines»4, 1591, Percivale; también en Covarr., s. v. calças, y sale varias veces en Cervantes, Góngora y Lope, V. los diccionarios respectivos y Aut.]5; se explica por la forma ancha de calzones que caracteriza el vestido nacional de los griegos modernos; comp. aran. garguesques, cat. ant. calces a la greguesca o a la gargaresca (Dicc. Alcover, s. v. calces), mall. calçons a la grega, oc. grègas (> fr. grègues, SS. XVI y XVII) «haut-de-chausses plus ample que la culotte» (FEW IV, 210b); en cuanto al fr. medio chausses a la gregesque (o guarguesque), SS. XVI-XVII [1578], hoy vivo en Normandía, Lorena, Franco Condado y Borgoña (FEW IV, 211b), sería hispanismo según Wartburg6; desde luego nada tiene que ver gregüescos con el galés gwregys ‘cinturón’, como se ha venido repitiendo desde Diez (rechazado ya por M-L., REW 3832). Fuego greguisco, así llamado a causa de su invención por los bizantinos (para formas romances, vid. FEW IV, 210b, 212b); del correspondiente fr. feu grégeois viene el valón feu grisou ‘metano inflamable desprendido en las minas de hulla’, de donde el fr. grisou, y de ahí el cast. grisú. Para la historia del fuego griego, vid. M. Mercier, Le feu grégeois, París, Geuthner, 1952, 164 pp. (comp. Rom. LXXIV, 142-3).

Los siguientes son cultismos. Greca [Acad. ya 1843]; grecano, greciano, grecisco, grecismo; grecizar, grecizante.

Derivados de gringo: gringada (Tiscornia, l. c.); engringar.

1 De la torpeza del extranjero para las faenas pamperas viene el que el vocablo llegue a tomar el sentido de ‘falto de habilidad’: «soy muy gringo pa boliar», en el mendocino Ludovico Ceriotto, En el Guadal de San Carlos.―

2 En los pasajes del ms. P del Alex., que cita Tiscornia, figura griego según la ed. Willis. También se puede partir del documentado grisgo (< griesgo < cat. greesc GRAECISCUS; V. GRESCA), pronunciado grihgo por andaluces e hispanoamericanos.―

3 De ahí a admitir, según quiere Spitzer, que gringo viene de Gregorio hay distancia, y creo con Hz. Ureña que Spitzer se equivoca.―

4 Esta forma inglesa es indirectamente alteración de la castellana (por conducto del francés).―

5 Una cuestión importante y mal averiguada es la de cómo nació la pronunciación con diptongo üe. Se esperaría gregüescos, como derivado de griego. ¿Hubo mala pronunciación, como en el caso de maguer, que muchos escribieron magüer? Una grafía como gregüescos de Covarr. y Oudin no nos enseña nada, pues estos autores escriben guevo, guero, etc., y Aut. ya grafía gregüescos. La alteración por pronunciación errónea, sin embargo, es muy posible si es exacto el dato de la Acad. de que los gregüescos no se llevaron después del S. XVII; Terr. habla ya de ellos en pasado, y los ejs. de Moratín y Jovellanos citados por Ruiz Morcuende son también de tipo histórico. Krüger, VKR VIII, 307, sólo cita el vocablo como vivo en el gascón del Valle de Arán, donde se pronuncia gargskes. La forma griguesco, con su i metafónica, empleada por Lope en una de sus comedias (Rivad. XXIV, 436b), indicaría diptongo Ȯe, pero es muy dudosa. Lo que hallamos en otras obras de Lope, mejor publicadas, es griguiescos (RH LXXVII, 367; La Dama Boba, cita de Fcha.), donde la i se explica por el diptongo e, y en este caso es imposible que la Ȯ se pronunciara. Griguiescos será cruce de griego con el antiguo griesgo. V. GRESCA. En un autógrafo de Lope hallamos la forma gregesca del mismo significado, atribuída a un morisco (Pedro Carbonero, v. 1697), y Covarr. escribe gregescos s. v. balón. Luego se pronunciaba sin u. Rdz. Marín en su ed. del Viaje del Parnaso, pp. 241-2, da más documentación de greguesco y se declara asimismo por la pronunciación sin u; lo mismo prueban los cinco ejs. de grig(u)iescos que se hallan en obras de Lope (junto a cuatro de griguescos), BRAE XXVIII, 142-3.―

6 Si la pronunciación gregüescos hubiera sido real, deberíamos admitir que por el contrario el vocablo español se tomó del francés, donde existe gregois ‘griego’ con otros significados (FEW IV, 210b, último párrafo; 211a, párrafo penúltimo), y en el S. XVI se pronunciaba gregwès. Pero justamente esta forma no existe en la denominación de los calzones. Del francés procede gargéza en la jerga del valle lombardo de Antrona (WS IX, 168).