ANDAMIO, ‘armazón para trabajar en la construcción o reparación de edificios’, ant. ‘camino detrás del parapeto en lo alto de una fortificación’, derivado de ANDAR.

1.ª doc.: Glosas de Silos, n.° 90 (2.ª mitad del S. X); doc. leonés de 997.

Voz peculiar al castellano y al portugués (andaime, andaimo íd.; o andamio do pintor en miniatura del códice F de las Ctgs.). En vasco aldamio significa en Vizcaya, Lezaca y Oyarzun (nav.) y Las Aldudes (b. nav.) «tejavana, appentis»; lo empleó también el vasco-francés Haraneder en el sentido de ‘pórtico (de Salomón), paseo cubierto’; la variante del b. navarro aldamu significa «échafaudage». En catalán hay también algunos ejemplos medievales, desde 1374 (BSCC XXXIV, 1958, 304); siendo en parte valencianos (mozárabes?) y dado el carácter sui generis del origen de nd en el verbo an(d)ar, no es seguro, ni mucho menos, que sean castellanismos. En castellano la ac. más común hoy en día no se halla antes de 1590 (en el P. Ángeles), aunque su antecedente inmediato, ‘tablado que se pone en los sitios públicos para ver alguna fiesta’, ya aparece h. 1295, en la 1.ª Cron. Gral. Pero en la Edad Media las acs. más comunes son otras más próximas a la idea de ‘andar’: A) ‘lugar para andar’, con las variantes: 1.° ‘paso (lugar de paso)’, quizá ‘sendero’: «ipsa villa... et suas piscarias, et suos raunales, et suos andamios et saltus» (doc. de 997 citado por Tailhan, Rom. IX, 299, y por Du C., s. v.), «andamio, por donde andan: ambulacrum» (Nebr.)1; 2.° ‘línea astronómica’, originalmente con probable referencia al curso de los astros: así en los Libros del Saber de Astronomía, III, p. 125, y en el pasaje citado por Eguílaz (lo mismo se expresa por andamiento o por el ár. almamar, en la p. 174, vid. Millás, Al-And. I, 161); 3.° ‘adarve, camino en lo alto de una fortificación, protegido por un parapeto’: Crónica Troyana en gallego del S. XIV (andameo), II, 259; Gr. Conq. de Ultr., 338a54; Zifar, ed. Wagner, 45.22, 50.15, 55.1, 55.21, 64.24, 65.25, 68.23, etc. (la ed. de Sevilla, 1512, sustituye esta palabra de los manuscritos por adarve); Guillén de Castro, Cl. C. XV, 190; DHist. 4; de esta ac. vienen la posterior ‘puente para asaltar una fortaleza’2 y las modernas ‘tablado’ y ‘armazón en lo alto de un edificio’. B) ‘Facultad de andar’: «guarieron de los piedes, el andamio cobraron» (dos cojos, incapaces de caminar), Berceo, S. Dom. 605c; de aquí caminho bem ou mal andamoso ‘en el que es fácil o difícil andar’, en el portugués de Évora (RL XXX, 303). C) ‘Modo de andar, continente de una persona’: «Era el rey Atilla... de superbioso andamio, regirando los ollos de acá e de allá a todas partes», Fernández de Heredia (RH XVI, 250, lín. 147). D) ‘objeto con que se anda, calzado’: 1555, vid. DHist. 33.

En vista de esta antigua y múltiple relación con andar debe desecharse la etimología de Dozy, Gloss., 198, ár. daâ’im ‘vigas’, que sólo convendría de ser originaria la ac. moderna (la misma etimología con ligera variante en Eguílaz). En cuanto al sufijo -amio, no puede ser el lat. -AMEN, según quiere Spitzer, RFE XII, 248; XIII, 119n.; para ello sería necesario que la voz castellana fuese galleguismo o portuguesismo (comp. gall. aramio ‘alambre’ AERAMEN, vimio VIMEN), con caída portuguesa de la -N, lo cual es imposible en la Castilla del S. X. Hay dos casos más del sufijo -amio: aramio ‘tierra labrantía’, derivado de arar (docs. leoneses de 1042 y 1094 en Tailhan, Rom. IX, 429; otro de 1097 en Oelschl.; doc. de Toledo, 1258, M. P., D. L. 285.16; hoy, según A. Garrote, significa en Astorga ‘campo que, después de tener una o dos rejas, se deja de barbecho’; Rato cita aramia); y paramio ‘tierra privilegiada, protegida’4, en docs. leoneses (RABM 1875, V, 121) y portugueses (RL V, 222; Leite de V., RL XXVII, 259-60; C. Michaëlis, ZRPh. XX, 166-7), derivado de parar; Parambos pueblo trasmontano, con ultracorrección mȳo > mbo (V. mi ponencia en las Actas del Coloquio sobre lenguas prerromanas de Salamanca, 1976, p. 104, a prop. de Entrimo y Parâmio trasm. en el límite sanabrés (20 k. NO. de Braganza) ), y acaso dos Paranho a 20-30 km. al Oeste de Vizeu (Inquér., 1269 y 1404 de P. Boleo); además gall. labrantío ‘porción de terrenos labrantíos’ (Vall.). Creo que se trata de una ampliación del sufijo átono -amo de préstamo, légamo, páramo, Socuéllamos, port. créscimo, acréscimo, etc.5. Como los sufijos en -MO- y en -?O- están bien representados en todas las lenguas indoeuropeas, deberá estudiarse la posibilidad de que -amio sea céltico, como lo es légamo: entonces el punto de partida de este sufijo podría ser aramio, cuyo radical es común al celta y al latín6. El nombre de divinidad hispánica CANDAMIUS, parece ser derivado céltico de CAND- ‘blanco’ (V. CANDAMO).

DERIV.

Andamiada. Andamiaje.

1 Otro ej., de González de Clavijo, en Eguílaz. Seguramente el glosador de Silos pensaría en la ac. de ‘hipódromo, lugar donde se corre’ al traducir curricula por antamios, aunque el sentido general del texto corresponde más bien a ‘transcurso’ («post septem annorum curricula communio tribuatur»).―

2 «Exostra... la puente fecha a manera de andamio, que va desde la torre al muro». APal. 147b. Otros dos ejs. de andamio en 221b y 385d.―

3 Da también documentación sobre andamio L. Wiener, ZRPh. XXXVI, 398-9.―

4 Cf. vasco paramen ‘asiento, residencia’, palabra rara que Azkue (Morf. 69.5) sólo recogió en Meñaka (Vizcaya), y que, como él indica, no es de raíz vasca. Interesante supervivencia de una palabra romance (o céltica?) que hubo de extenderse en otro tiempo desde Vizcaya hasta Portugal.―

5 Para la posibilidad de variantes apofónicas de -amio, V. CONDUMIO, RECONCOMIO.―

6 Settegast, ZRPh. XV, 252n., propuso para el port. andaime la etimología lat. *էNDAGէMEN, metátesis de էNDAGէNEM, pero la -M ya no era consonante pronunciada en latín clásico. Horning, ZRPh. XXIX, 538, vacilaba entre derivar de andar o hacerlo del lat. AMBէTUS ‘movimiento circular, recinto’, lo cual no conviene a casi ninguna de las acs. indicadas arriba. Insiste en lo mismo Piel, RPF I, 9-15. G. Paris, Rom. XIX, 451, se inclina ya por andar. Piel, Rev. Port. de Fil. I, 448ss., coincide ya conmigo al considerarlo derivado de andar (sólo que el sufijo fonéticamente no puede ser ni -ANEUS ni -AMEN, entre los cuales él vacila).