URCHILLA, tomado del mozárabe orchella, palabra del mismo origen incierto que el port. orcela o urzela, mozár. catalán orxella, cat. orcella (> fr. orseille) e it. oricello.

1.ª doc.: ȐurǤâlla, 982, en el cordobés Abenɏólɏol; orchilla, APal.

Dice éste «fucus... es linaje de yerva con que tiñen los vestidos, como orchilla»1. No está en Nebr., PAlc., C. de las Casas, Oudin ni Covarr., pero sí figura en Percivale: «orchilla: a certaine herbe comming from the Canaries». Terlingen (118-9) señala orchilla en Francisco Pacheco (1649) y urchilla ya en Carducho (1633), y quiere que venga del it. oricella u orcella, formas muy raras en italiano; según Mattioli, ed. 1548, orcelle es nombre de una especie de hongo en Toscana, cita de Font i Quer, Collectanea Botanica, Bna. 1958, V, iii, 665. Lo corriente en italiano es oricello o bien orciglia, pero la terminación muestra palpablemente que es éste por el contrario el que se tomó del cast., como ya indicó Zaccaria, observando que aparece primeramente en una traducción del español por Ramusio (S. XVI) y luego en un texto pisano de 17142. Aut. define urchilla como «cierto color morado artificial que se hace de hierbas y tintura, y es bueno para las iluminaciones en Pintura», con cita de Palomino (h. 1708); Colmeiro (V, 770) cita orchilla en botánicos del S. XVIII, como nombre de la Roccella Tinctoria.

En autores hispanoárabes tenemos los testimonios más tempranos del vocablo en cualquier idioma: Abenɏólɏol da ȐurǤâla o ȐurǤâlla como nombre vulgar del liquen de Dioscórides, aplicado a una hierba que servía para teñir; el anónimo sevillano de h. 1100 también cita ȐurǤâlla repetidamente como nombre de una especie de liquen o musgo que crece sobre las peñas húmedas del mar (Asín, pp. 207, 307). Los dicc. portugueses no recogieron orcela, con las variantes urzela y urchilha (< cast.), hasta recientemente (Fig.); pero H. das Neves nos informa de que «a urzela empregada na tinturaria, assim como o pastel, constituía outra rama de riqueza dos Açores», y cita el nombre de lugar azoriano Urzelina (RL V, 224). El botánico Vandelli (1771) cita port. urzella, Avelhar Broteiro (1788) da orcella das ilhas, orzella, orzilla y urcella; Sarmiento (med. S. XVIII) y Sobreira citan el gall. orcela (vid. Colmeiro), Valladares y Cuveiro y otros3 dan gall. ouricèla (cuyo diptongo ou no tiene valor etimológico, comp. gall. ourina, ourizo, oufegar, ourègo y hasta oubiña ‘uva’). En catalán Ag. da como forma básica orcella (¿mallorquín?, falta en Amengual, hay un nombre de lugar Orcella en Mallorca), pero la forma predominante moderna y antiguamente es orxella: escrito con o- y con u- ya aparece varias veces en el S. XIV, así en Barcelona como en el Rosellón, en Mallorca y en Valencia4: se trata indudablemente de la forma mozárabe valenciana extendida al resto del territorio lingüístico. En francés aparece orseille desde 1518 (Péage d’Orléans) y 1622, y en el S. XV Jean de Béthencourt, el descubridor de las Canarias, emplea una forma divergente «et y croist une graine qui vault beaucoup, que on appelle orsolle: elle sert à teindre draps» (God. V, 645; X, 244). De origen romance son las formas inglesas orchil [1483] y archil [1551], más recientemente la forma enteramente española orchilla [1703].

Las fuentes de lengua inglesa mencionan como lugar de procedencia las Islas de Cabo Verde y repetidamente las Canarias. Está claro, pues, que estas islas, junto con los archipiélagos portugueses, son el gran centro de producción de este importante elemento tintóreo, lo que explica que las formas hispánicas se hayan extendido a las demás lenguas europeas; por otra parte, dentro de la Península Ibérica, según los datos de Colmeiro, fuera de algún punto suelto de Asturias y Galicia, la Roccella tinctoria sólo crece en Andalucía, Sur de Portugal, Valencia y Baleares, lo que explica el predominio de las formas mozárabes en catalán y en castellano. Fuera de España, la fonética nos indica que el fr. orseille ha de ser catalanismo antiguo (por la ill), el ingl. orchil y el it. orciglia castellanismos, o más precisamente hispanismos mozárabes. Hay sin embargo una forma italiana antigua e indudablemente autóctona: oricello «mescolanza di più materie coloranti che si trae dalla putrefazione all’aria di certi licheni, commisti con ammoniaca», documentado con frecuencia desde Franco Sacchetti (2.ª mitad S. XIV); es de interés lo que según Gamurrini (citado por el NED) nos cuenta Federigo (h. 1300), el fundador de la familia de los Ruccellai u Oricellai, quien, habiendo observado en el próximo Oriente las propiedades de la planta, «intesi chiamarsi respio in quella parte, orciglio in Ispagna». La urchilla de España era, pues, famosa en Oriente por esta época tan temprana; al volver a Italia, Federigo dedicó sus familiares a la explotación de la urchilla, de donde le viene a su familia el nombre (no a la inversa, como aseguraron algunos). La forma oricello debe de ser autóctona en Italia. Por el fenómeno de trasposición conocido de varios dialectos italianos, que cambian ERVILIA en ruviglia, orgoglio en rigoglio, argolla en rigolla, etc., orcella pasó dialectalmente a roccella (de donde viene el nombre latino moderno de la planta) y Or(i)cellai a Rucellai: sabido es que éste es el apellido de un famoso trágico florentino de fines del S. XV.

La etimología del vocablo presenta un problema oscuro. Tommaseo lo comparó con la urceolaris herba estudiada por Plinio, y aunque esta comparación está hecha a la ligera, pasó desde ahí a la Acad., Gamillscheg (EWFS), M-L. (REW 9078a) y Terlingen. Empezaría por haber insuperables dificultades fonéticas, pues no es practicable la variante de Gamillscheg HERBA DE URCEOLO > fr. *herbe d’orçueil, de donde después orseille, lo que, además de partir de una forma hipotética, nos obligaría a mirar las demás formas romances como préstamos del francés, en contradicción con el hábitat de la urchilla propiamente dicha5. Tampoco hay que pensar en un *URCEALIS o *URCEALIA, derivados de URCEUM como urceolaris lo es de urceolum, aunque esto ya nos podría dar una base aceptable para el mozárabe. Pero el hecho es que la urceolaris herba de que habla Plinio nada tiene que ver con la urchilla, de cerca ni de lejos, pues es la parietaria, planta de tallos altos sin semejanza con un liquen; y aunque la parietaria (que se emplea para limpiar orzuelos y cristales, de donde el nombre latino y el it. vetriuola) suele crecer adosada a paredes o a rocas (cat. morella roquera) y la urchilla crece sobre peñas, esta analogía es demasiado superficial para determinar una transferencia del nombre. Mejor abandonar del todo esta etimología sólo inspirada por el sonsonete. Tampoco hay que pensar en derivar de ROCA, voz de importación forastera en el Centro y Sur de España, ya que esta idea tropezaría con dificultades morfológicas, y ya hemos visto que es oricello o urchilla lo primario, y la forma roccella es una evolución muy local y explicable.

Simonet (Glos. de voces... mozárabes, 407-8) propone varias explicaciones, y en particular relaciona urchilla con el nombre mozárabe de otro colorante vegetal, el Carthamus Tinctorius o la Centaurea Jacea, plantas muy análogas entre sí, pero morfológicamente sin relación alguna con los liquénes. A pesar de ello, siendo plantas tintóreas, hay que ver si su nombre pudo trasmitirse a la urchilla. El nombre en cuestión es ȐurǤîqana o ȐurǤîqan en Abenalbéitar (Málaga, S. XIII), ȐarǤâqn o ȐarǤîqna en Abderrazzac de Argel, raǤáqnū según otra fuente argelina, y ahora está confirmado por la forma ȐurǤîkan del anónimo sevillano6. Además del Norte de África, esta voz mozárabe se conservó en el Mediodía de Cataluña, pues en las Costumbres de Tortosa (S. XIII) se menciona la ortxica, citándola inmediata a la roja, y junto con otros artículos comerciales (azufre, dátiles, regaliz) (ed. Oliver, p. 404), y todavía aparece la orxica como materia colorante en docs. barceloneses de 1691 y 1806 (Ag.), en el último junto con la orxella; Du C. cita orchica «aurifolium», confundiéndolo con la urchilla7. Como el cártamo tiene las flores amarillas y puede teñir de amarillo (o bien de rojo), explica Simonet su nombre por un *AURICELLUS que habría sustituido a AUREOLUS ‘dorado’, para lo cual se funda en una forma auricelo que Azais y Mistral citan entre las variantes de auriolo ‘Centaurea Solstitialis’; este fundamento es muy débil, ya que es dudoso que exista tal variante occitana, y si *AURICELLA hubiese vivido en el Sur de Francia habría dado *aurezelo8. Fonéticamente, *AURICELLUS difícilmente podría explicar ȐurǤîqan, y por otra parte es palabra de formación incomprensible en latín o en romance: no podría significar ‘dorada’, sino ‘oro pequeño’. Creo que hay que abandonar la idea. Y tomar en consideración que el Carthamus Tinctorius se llamaba κνίκος en griego (según Roland, VII, 159), de donde en la Edad Media las formas alteradas gnicus o cincus: ya en el S. VI Alejandro de Traies escribía gincus, gincon y gnicium; Plinio y Columela dan cnecos como nombre de una planta de Egipto no bien identificada, y Escribonio cnicos9. Ahora bien, sería natural que los botánicos de la Alta Edad Media formaran un compuesto *AURICNզCUS como nombre del cártamo, tal como formaron con modelos griegos aurifolium, aurichalcum, etc.: de la metátesis *AURICICNUS saldría normalmente el ȐurǤîqan o ȐarǤîqan mozárabe.

Etimología razonable para el nombre mozárabe y catalán del cártamo. Pero es difícil que esto nos pueda dar la llave del origen de urchilla. Primeramente, el cártamo y la urchilla son plantas totalmente distintas: aquélla es una compuesta, y no una planta rudimentaria como el liquen, y el color de que tiñen es bien diferente: violáceo o purpúreo la urchilla, amarillo o rojizo el cártamo, y así conviene a éste un nombre relacionado con AURUM, pero no le conviene a aquélla, lo cual no tuvo en cuenta M-L. (RFE VIII, 245) al aceptar, si bien con dudas morfológicas, la base *AURICELLA (que Simonet había propuesto para ȐurǤîqan) como étimo de urchilla. Esta etimología carece totalmente de base semántica. En rigor, podríamos pensar en que el nombre del cártamo se trasmitiera a la urchilla, aunque sean colorantes tan distintos, y aun podría decirse eventualmente que *AURICICNUS se cambió en *AURICELLUS, -A, por cambio de «sufijo». Pero esto tiene muy poca base, y vale más dejarlo a un lado. Quién sabe si al fin y al cabo no se trata de LզCHEN; ¿acaso pronunciado vulgarmente *LICE, de donde *LICELLU, y con disimilación y etimología popular *ORICELLU? U otra cosa: quizá no sea prudente empeñarse en dar ahora con una solución. De todos modos, queda la otra propuesta de Simonet, de partir de AURICELLA (más precisamente AURICILLA10>, empleado por Catulo) como diminutivo de AURIS, AURICULA ‘oreja’, recordando nombres de plantas como oreja de monje, oreja de Judas, orella d’ós, orella de paret. Es verdad que todas las plantas que con este fin cita Simonet tienen, por más que él asegure lo contrario, muy poca analogía con los líquenes. Ahora bien, la idea de Simonet la tuvo ya el anónimo sevillano desenterrado por Asín, quien explica así orchella: «es decir, orilyella, diminutivo de orílya, que es la oreja [al-Ȑuȝn]». De todos modos, no exageremos la importancia de este testimonio: si el ms. no trae más que este extracto breve que da Asín, no parece que el botánico de Sevilla afirmara una semejanza entre la urchilla y una oreja, más bien parece hacer una etimología de parecido fonético como la de Simonet: al fin y al cabo ‘oreja’ no se decía oreɁa ni oreƇa en mozárabe, sino orílya, como escribe el propio autor. En el aspecto fonético, la etimología AURICILLA sería irreprochable, pues es sabido que en lugar de AURICULA el latín vulgar de España pronunciaba ORICLA (> port. orelha, mozár. orilya), luego también diría ORICILLA11>. Pero don José Cuatrecasas, cuya autoridad botánica todos respetamos, me informa de que no hay semejanza alguna entre una oreja y la urchilla, de forma alargada, a manera de filamentos sinuosos. En conclusión, por ahora ignoramos el origen de urchilla. Fonéticamente se podría pensar en un *ȢLICELLA diminutivo de ULEX, pero ignoro si existe alguna semejanza entre la urchilla y el brezo.

DERIV.

Orcina, tomado del it. orcina, derivado culto del it. or(i)cello.

1 171b. Fucus es la buena traducción; en la p. 329b identifica la orchilla con la orchis, guiándose solamente por el sonsonete.―

2 Hay un primer testimonio de la forma orchil en Cadamosto (Zaccaria, p. 492), italiano que vivió gran parte de su vida en Portugal, h. 1460.―

3 Vall., Eladio Rdz. etc.; Lugrís sólo como ‘liquen’, ac. que da también Vall., el único de ellos que había demostrado saber botánico. Pero lo bien documentado es, por una parte, orcelas «como musgo o capa de los peñascos» Sarm. CaG. 135v, y por otra parte ouricelos ‘líquenes’: en Galicia las cruces de término «adoitan ser repintados a miudo, porque un cruceiro coberto de ouricelos da idea de pobreza» mientras que en Bretaña el «cruceiro» está «sempre cuberto c’unha tona de ouricelos grises e dourados». El que Sarm. agregue a su glosa que la orcela «es la orcilla, orchilla, y es colorada», no tranquiliza mucho; pues, como siempre, está «haciendo etimología».―

4 Así en Jaume Roig: «pastava / pasta de muda, / d’oli de ruda / e de ginebre /... / morros e celles / s’empeguntava; /... / mestre de tint / de full hurxella / no aparella / ni fa més tines», v. 2543. Así en el ms., creo habrá que leer de full d’urxella, comp. el nombre fr. orseille feuillée que Roland (Flore XI, 127) cita de un autor de 1784. Es decir, ‘el maestro tintorero no prepara más tinas de hoja de urchilla’. Parece que las emanaciones de la urchilla son venenosas, a juzgar por el otro pasaje de Roig: «viu ab gran plaga / ab semblant hosta [la mujer] / tant indisposta, / qui hi participa: / mort s’anticipa / com l’urcheller / e triaguer» (v. 8481).―

5 Lo único que se hace en Francia, a juzgar por los datos de Roland, parece ser el Lichen Parellus L., que ya no es marino como la Roccella Tinctoria o Lichen Roccellus, y por esto se le llama orseille de terre o de montagne o d’Auvergne. Por lo demás tampoco nace, según creo, en el Norte, sino en Auvernia, Albigés y otras provincias meridionales, y allí se le da el nombre de peirela, peirounelo, bois de pierre y análogos, por crecer en piedras o rocas.―

6 Es abusivo acentuar orchicán, como quisiera Asín, p. 202, fundándose en su imposible etimología ‘oreja de can’. Lo mismo su fuente que las demás indican claramente que el acento está en la i, al prolongar esta vocal.―

7 Hace referencia a otro artículo, donde parece haberse olvidado el trozo que contiene el vocablo en cuestión: se trata de un doc. marsellés de 1327.―

8 Lo único que recoge Roland (Flore VII, 156) como nombre de esta planta, además de auriolo, es auruélo, mera variante en la forma local de diptongación. Auricelo me parece errata de éste.―

9 Según los dicc. griegos, el κνίκιον de Dioscórides sería una especie de trébol (?).―

10 El emiliano orcella o urcina que Simonet cita como nombre del sempervivum tectorum no es AURICILLA, sino diminutivo del emiliano orecc, oreccia AURICLA, con la síncopa secundaria, normal en los dialectos de la Emilia.―

11 Es casual la semejanza que Simonet pone de relieve entre urchilla y arzolla, uno de los nombres del cártamo o de la centaura, el cual viene de una metátesis de alloza < ár. al-láȬza ‘almendra’. También tiene nombre completamente distinto otro colorante, la ORCANETA, o por mejor decir éste fué primitivamente arcaneta (relacionado con ALHEÑA, cat. alquena), y quizá la o- inicial se deba a contaminación de orseille o de orxica.