TREFE, ‘delgado, flojo’, ‘tísico’, ‘falso, falto de ley’, antic., de origen semítico; probablemente del hebr. ƫ?rēfā ‘carne prohibida’, ‘manjar echado a perder’.
1.ª doc.: 1386; Nebr. («trefe, animal: pulmonarius; en griego: phthisicus»).
Hay también un portugués trêfo o trêfego «sagaz, astuto, ardiloso, dissimulado com malícia», «que faz travessuras dissimuladamente» (Moraes), que Nunes de LeƟo (1606) califica de vocablo plebeyo, «turbulento; traquinas; manhoso, astuto» (Fig.); del cual derivarán el lisboeta jergal trafulha «embusteiro, trapaceiro, impostor» y algarbío trafulha f. «trapaça: contrato fraudulento, burla, dolo» (M. L. Wagner, VKR X, 18, cita además un cast. trafulla ‘astucia’, ‘triquiñuela’). Estas acs. morales no son ajenas al cast., pues Aut. advierte que trefe algunas veces se toma por «falso o falto de ley»: así podría entenderse el pasaje del zamorano Fr. Ant. Álvarez (h. 1600) «estaban trefes, rebeldes y enconados contra él» (cita de Cej. en nota a su ed. de J. Ruiz, entendiéndolo quizá mal como ‘robusto’). En todo caso el sentido de condenación moral es constante en el oc. ant. trefaȠ o trafaȠ, voz muy frecuente y antigua, desde el S. XII (Marcabrú, Raimbaut d’Aurenga, Guiraut de Bornelh, etc.: Levy VIII, 420-1)2, que vale siempre ‘falso, pérfido’ (alguna vez con otro sufijo trefart).
En cuanto al origen de estas palabras occitana e hispano-portuguesas, ya Autoridades decía que era una voz hebrea que significa «enfermo o dañado», y Diez precisó (Wb., 494): «tèrēfa ‘la carne despedazada por las fieras, que por lo tanto se prohibe comer’, más tarde ‘manjar deteriorado’, en judeoalemán ‘malo’, ‘injusto’, sentido con el cual se relaciona el de las voces romances». Ascoli, Studi Or. e Ling. III, 402, admitía también un origen hebreo; mientras que M-L. en REW1 8662 expresaba fuertes dudas a causa del sentido propio de la voz hebrea y por la rareza extrema de los hebraísmos en las lenguas romances. Es argumento fuerte, pues aunque trefe sea usual en el alemán jergal y judaico, y trefeny ‘impuro’ en polaco (REW3 8662), la mezcla lingüística que en las jergas de estos países se ha producido con el vocabulario hebreo no tiene paralelos en la Romania, y los hebraísmos ibéricos son realmente excepcionales, aunque no falta entre ellos alguna palabra tan importante como TACAÑO. Sin embargo aportan un buen apoyo a la etimología hebrea el pisano y pistoyés tarèffe y piam. tarèf ‘débil’, con su derivado corso tarfélle «magagne, acciacchi» que adujo Salvioni (RIL XLIX, 842), logrando así el asentimiento de M-L. en su tercera ed. Fundamento más fuerte es todavía el pasaje catalán del S. XV recogido por Ag.: «los jueus no menjen lo moltó per ésser trefa ni tampoc molts altres animals», donde encontramos una prueba irrefutable de que esta palabra ritual de los hebreos estaba popularizada en la Península Ibérica aun entre los cristianos, lo cual nos recuerda la historia de MARRANO, y evoca el diálogo de los Baños de Argel, donde se emplea trefe en relación con manjares hebreos. Si, como entiendo, tiene š?wa la primera sílaba de la voz hebrea, es natural que esta vocal reducida aparezca y desaparezca alternativamente en las formas romances, y la terminación de la palabra hebrea aparece conservada en «trefa o trefedad: phthisie ou maladie de poumons» (Oudin): al decir carne trefa3 se tomó esto por un adjetivo femenino, y de ahí la formación del masculino trefe en castellano, trêfo en portugués. V. las objeciones semánticas de Spitzer, MLN LXXIV, 134, contra la etimología hebrea. Pero no me parecen fuertes; las dos citas que da G. Colón, ZRPh LXXVIII, 91, de 1386 (la más antigua del vocablo en castellano) y 1498 comprueban que era voz de la técnica alimenticia del judaísmo castellano, eliminando las últimas dudas que cabían sobre la etimología.
Como alternativa sólo se ha propuesto otra etimología por Kurylowicz (Rocznik Orientalisticzny II, 255): ár. tarîf «delicata, bona (res)» (Freytag I, 190), que es poco probable en el aspecto semántico4, que choca con el grave obstáculo de la desaparición de la a, y que parece ser palabra ajena a la lengua vulgar (por lo menos falta en R. Martí, Beaussier y Probst). Mucho más defendible sería partir del ár. Ȑaƫrâf ‘gente vil’, cuyo uso en vulgar consta con seguridad, y que ha dado en castellano el compuesto TRAFALMEJAS ‘entrometido’ (V. este artículo), pero renuncio a la idea ante las pruebas aducidas en apoyo del origen hebreo. De una pronunciación treha, con h aspirada, en el sentido de ‘astucia, triquiñuela’ (V. arriba) quizá resulte el cast. treja «modo de tirar la bola propria por qualquiera de los recodos, para dar a la contraria, cuando está cubierta, o para hacer barra, bolillo u otro de los lances del juego de los trucos» [Aut.].
DERIV.
Trefedad o trefa ‘tisis’ (V. arriba). La Acad. cita la expresión hebrea carne trifa como empleada en cast. Cespedosa trefar ‘respirar difícilmente’, trafaguera ‘respiración difícil’ (RFE XV, 136).
CPT.
Para MEQUETREFE, V. este artículo.
1 Ingeniosamente supone Cej. en su ed..que la voz trefudo, sólo empleada por Juan Ruiz, en el sentido de ‘robusto, musculoso’, sea derivado de trefe ‘flojo’, que lo mismo que su sinónimo liviano se habría aplicado sustantivamente como nombre de los pulmones: de ahí luego trefudo ‘de grandes pulmones’, ‘robusto’, hablando de personas, extendido después a partes del cuerpo. El poeta escribió yeguariza trefuda (hablando de la Serrana hombruna, 1008d), «el cuerpo ha bien largo, mienbros grandes, trefudo» refiriéndose al propio Arcipreste (1485b), «los pechos delanteros, bien trefudo el braço» (1488b), donde como observa M. R. Lida (RFH II, 124) corresponde a los «validi lacerti» de un texto análogo de Sidonio Apolinar. No es improbable la idea de Cej., pero sí incierta, por falta de comprobación, y además hay muchas variantes en los mss. de J. Ruiz (trexudo, trisudo, tresudo).― ↩
2 Comp. Sainéan, Sources Indig. I, 236.― ↩
3 En el pasaje catalán ignoramos si hay que acentuar como en cast., o bien trefà, como en lengua de Oc; esto último es lo seguro, dado el femenino trefana en el doc. val. de 1464 que cita G. Colón.― ↩
4 Otras palabras de la misma raíz se aproximan algo más, aunque vagamente: táraf «made him to be inordinate in infidelity» (Lane), táraf «mollities, commoditas», mútraf «perditus vitae commodis, atque ad insolentiam dissolutus» (Freytag). ↩