TALAR ‘devastar’, voz común al cast. con el cat. y la lengua de Oc, probablemente tomada del germ. occid. *TଵLĶNl>, cuya existencia puede deducirse del a. alem. ant. zâlôn ‘robar, arrebatar’ y del b. lat. talare íd., documentado en las Leyes bárbaras de la alta Edad Media.
1.ª doc.: 972, doc. de Castilla.
Es muy frecuente y castizo en el cat. medieval, en la ac. bélica (ejs. de Jaime I y del Tirante, en Ag., etc.); a veces en otras más amplias, en particular ‘hacer matanza’: «ha talats e morts tants cavallers romans» Antoni Canals (Scipió e Aníbal, p. 16); ‘escarzar colmenas’: «qui tala buchs / si d’ell [de un trapo menstruoso] fum porta, / d’abelles morta / cau la mitat» Jaume Roig (v. 9674). Y con el mismo sentido es muy frecuente en lengua de Oc, desde princ. S. XIII (Levy). También encontramos talar en port. «destruir, arruinar, queimar os campos, searas e plantaç?es; as cidades, casas, como faz talvez o inimigo» y otras veces «derribar as árvores», en aquella ac. ya a med. S. XVI, en ésta ya a fin S. XV (Moraes), aunque la conservación de la -L- intervocálica lo hace sospechoso de ser préstamo del castellano o del bajo latín. Es ajeno a los demás romances, aunque su área se extiende hasta Lión, Berry y Franco Condado (Diez, Wb., 490; REW 8544a).
Por razones fonéticas evidentemente debe separarse de la familia de TAJAR, con la cual se le ha confundido repetidamente, y tampoco se confirma la sospecha de Humboldt, citado por Diez, de que nombres de lugar hispánicos como Talabriga pudieran aludir a una tala de árboles1. Talare es frecuente en el bajo latín del Sur de Francia desde el S. XII por lo menos, pero ya anteriormente lo encontramos en las Leges Alamannorum y en la Lex Ripuaria, cuyas partes más antiguas se remontan hasta el S. VII, y según Baist figura también en Fredegario, S. VI (RF X, 898; y en el trabajo de Haag, ZRPh. XXV, 835ss.). Ahora bien, en esos textos, y todavía en unos Estatutos de Toulouse, de 1181 (Du C.), talare significa ‘robar, saquear’, lo cual coincide perfectamente con el sentido del a. alem. ant. zâlôn «diripere» (Graff V, 655; Schade, s. v.). Esta palabra parece ser derivada del a. alem. ant. zâla ‘peligro, perdición’ (comp. escand. ant. tâl ‘engaño, astucia’, ‘perjuicio’, ags. tâlu ‘calumnia’)2, pero no tiene correspondencia conocida en otra lengua germánica que el alto alemán antiguo. Siendo esto así y teniendo en cuenta su ausencia casi completa en el territorio propiamente francés3 es de creer que talar es uno de los vocablos trasmitidos a la Romania por los auxiliares germanos del ejército romano, que pertenecían en su mayor parte a los elementos meridionales de las tribus germánicas occidentales; estamos, pues, ante un caso semejante a los aludidos s. v. RUECA. No es verosímil en estas condiciones partir del fráncico o del burgundio, como quisieran Baist y M-L., y mucho menos del gótico (según propone Gamillscheg, R. G. I, 378; RFE XIX, 231), entre otras razones porque a zâlôn correspondería *TÊLÔN en este idioma (sería temerario suponer una forma gót. *TହLÔN con vocalismo divergente). La antigüedad muy grande del vocablo en España la revela la aparición de un derivado suyo en la pluma del cordobés Sansón (h. 870): «labii illius asperitatem, et sermonis dumeta recusantes attalare» (Apologeticon, II, vii, § 5); compárese, más abajo, el derivado cast. atalar. Esto comprueba que no se trata de una voz fráncica o burgundia propagada desde Francia, sino de una reliquia del latín vulgar preservada en los romances del SO., gracias al carácter arcaizante de su léxico, y perdida en otras lenguas hermanas. DERIV.
Tala ‘acción y efecto de talar’ [S. XIII, F. de Teruel, ed. Gorosch, s. v., quien cita ej. de las Partidas; APal. 156d, 416b; «agrorum depopulatio» Nebr.]. Talador. Talaje. Atalar [S. XV, Crón. de Álvaro de Luna, DHist., y frecuente en el S. XVI y en los clásicos: «a veces el gorgojo atala y gasta / grande montón de trigo» Fr. L. de León, Geórg., lib. I], vid. attalare, arriba.
1 Por lo cual habría que sospechar más bien un origen céltico que ibérico. Pero la voz vasca a que ahí alude Diez es seguro préstamo romano, y estos nombres de lugar célticos significarán otra cosa (V. las raíces célticas aludidas s. v. TALABARTE y MÁSCARA).― ↩ 2 Para la etimología indoeuropea, vid. Fick I4, p. 456; Bezz. Beiträge II, 209; Pedersen, Kuhn’s Zeitschrift XXXIX, 372.― ↩ 3 Fuera de los dialectos citados del SE., y quizá el fr. ant. taler «broyer», voz muy rara y sin duda dialectal (God. VII, 633; otro ej. en Du C.). ↩