TALABARTE, tomado del oc. ant. talabart íd., fr. ant. talevart ‘pavés, escudo grande que cubre todo el cuerpo’, variante del más común talevas íd., de origen incierto; teniendo en cuenta la variante taulache, talauche, taloche, que ya es antigua, quizá sea viejo préstamo del it. tavolaccio íd., derivado de tàvola ‘tabla’; entonces el oc. ant. talabatz ‘pavés’ sería, a su vez, préstamo del francés.
1.ª doc.: princ. S. XV.
Nadie ha indagado el origen de talabarte, que C. Michaëlis, RL XI, 24, declara desconocido1. Sabido es que el talabarte antiguo era una banda de cuero, a veces bastante ancha, que cruzaba todo el pecho, pendiente del hombro: esto explica el cambio de significado, pues lo antiguo fué ‘escudo grande, pavés’. Con el mismo sentido que en cast. mod. aparecen el port. talabarte [med. S. XVI, Camoens, en Moraes] y el cat. talabard [1599, Ag.]; también oc. ant. talabart, con dos ejs. del S. XIV (Tarn, B.-Pirineos), en los cuales en realidad igual puede significar ‘pavés’ que ‘talabarte’; en cambio está claro que el fr. ant. talevart significa ‘escudo’ o ‘pavés’: está solamente esta forma en Foulque de Candie, poema picardo de med. S. XIII, y talebart con el mismo sentido aparece en dos docs. del Norte o del Sur de Francia de los aa. 1397 y 1408 (Du C., s. v. talaucha). Lo corriente, sin embargo, en el Norte de Francia era talevaz, talevas, documentado desde fin del S. XII, en Wace, hasta el XIV por lo menos (también talvas, 1360); para la descripción del talevas, V. el último de los ejs. citados por God. VII, 633; hay también un oc. ant. talabatz, en ej. único de la primera mitad del S. XIII (otro del derivado talabassé en texto gascón de fines de la Edad Media). Si el oc. talabatz fuese forma primitiva, o por lo menos tuviéramos motivos para creer que era antiguo y arraigado, tendríamos derecho a postular, a base de esta forma, un étimo *TALAPACĔUM como lo hizo Gamillscheg (EWFS, s. v. taloche), con la aprobación de M-L. (REW 8535c), pero siendo forma rara y mucho menos arraigada que en francés, esta construcción es evidentemente arriesgada: no hay dificultad en suponer que esta palabra, como tantos otros términos bélicos, sea préstamo del fr. talevaz, adaptado a la fonética occitana2. Así podríamos seguir ateniéndonos a la etimología más razonable de Du C. y Diez, todavía respetada por M-L. en su primera edición, que identificaba el fr. ant. talevaz con el it. tavolaccio, bien documentado como nombre del mismo objeto, desde Boccaccio y los Estatutos de Pavía (Du C., s. v.), y formación muy natural, como derivado de tavola, tratándose de un gran escudo o pavés de madera. Para ello bastaría admitir que talevaz es antiguo italianismo, con adaptación a la fonética francesa y metátesis, fenómeno siempre fácil en las palabras advenedizas; supervivencia de un antiguo *tavelaz (que parecía un aumentativo), puede ser la variante tavel que atestigua Du C. en doc. francés de 1445.
Confirmando este punto de vista puede aducirse taulachus, taulachius, taulacha, que con el mismo sentido se encuentran en media docena de docs. latinos de Occitania pertenecientes al S. XIV, y de los cuales sale por otra metátesis talaucha en otro doc. de 1339 del Mediodía de Francia; de ahí luego el fr. taloche íd.: de ninguna manera satisface Gamillscheg cuando se contenta con declararlo fruto de un «cambio de sufijo» de talevaz.
Es natural que este término de civilización, lo mismo que su sinónimo pavés, procediera de Italia ya en tiempo de las Cruzadas y que después se trasmitiera desde el Norte al Sur de Francia, menos influyente en asuntos belicosos; en el Sur quizá naciera el cambio del plural talabàs en talabars (por ultracorrección de la asimilación -rs > -s) y, ayudando el influjo del sufijo -art: talabart. Por otra parte es probable que de talabàs se extrajera un falso singular talaban, de donde el mall. y val. talaban, -ant, ‘franja’, ‘trozo’, ‘jirón de ropa; en particular: de la camisa’ (BDLC IX, 176, 262; X, 517; C. Salvador, Misc. Fabra, 261), cat. occid. talibant «faldar de la camisa» (en Peramola, Butll. del C. Excurs. de Cat. XLVII, 243); de aquí a su vez vienen el murc. tarabante ‘jirón’ (G. Soriano) y el and. toblante ‘mantel’ (AV), acs. que se explican por la facilidad con que se hacía jirones el talevaz (como vemos por las citas que da God. del Roman de Thèbes y de Huon de Mery). También parecen procedentes de este origen el gasc. talabard ‘tramojo puesto al cuello de un animal para impedirle correr’ y lemos. talabas íd. (Sainéan, Sources Indig. II, 111, con otros vocablos de esta familia), el gascón de Aure tala?ardo (BhZRPh. LXXXV, p. 71) y aran. talabarna ‘copo grande de nieve’, mall. ploure a talabaixons ‘llover a cántaros’ (BDLC VII, 71; XII, 6), y acaso el cerdano talabard, estalabard, ‘Rhododendron ferrugineum’ (sin embargo, éste quizá sea prerromano, comp. salabardà íd. en el Alto Pallars).
DERIV.
Talabartero [Acad. 1884, no 1843]; talabartería [íd.].
1 No habrá relación alguna con el vocablo talabarrio, de sentido desconocido, que cita Aulo Gelio (N. Att. XVI, vii, 6) como término de la lengua vulgar.― ↩
2 Supone Gamillscheg que el presunto *TALAPACEUM tenga que ver con el galo TALOS ‘frente’, bien documentado en derivados y compuestos galorromances (REW 8544b, 8545b, 8545c y seguramente 8535d). Pero como ya observa M-L. no parece posible esta relación: si fuese derivado no habría un sufijo -APACEO- que pudiese explicarlo, y de ser compuesto tampoco se ve cuál sería el segundo elemento, además de que entonces la vocal intermedia antes sería -O- que -A-. Por otra parte, semánticamente una palabra que signifique ‘frente’ no conviene mucho para un escudo de grandes dimensiones, clavado en el suelo, y que por lo tanto no se destinaba a cubrir la cabeza, sino el cuerpo entero de uno y muchas veces varios hombres; un tipo de escudo de esta clase, invención relativamente moderna de los tiempos de la ballestería, tampoco es de los más adecuados para habernos conservado una reliquia gálica. ↩