RANCHO, ‘lugar donde se acomodan una o varias personas, especialmente soldados, marinos y gente que vive fuera de poblado’, derivado del verbo rancharse o ranchear(se), ‘alojarse’, término soldadesco, tomado del fr. se ranger ‘arreglarse’, ‘instalarse en un lugar’ (derivado de rang ‘hilera’, que procede del fráncico HRէNG ‘círculo de gente’).
1.ª doc.: h. 1535, Fz. de Oviedo.
Los casos referentes a soldados son innumerables: «le dixo... si le quedava alguna cosa de las ropas de aquella Mora. ―No me queda más ―dixo el soldado― de las arracadas y una sortija... no resta más de venir conmigo a mi rancho y verlas, y si contentan, pagarlas y llevarlas» Pérez de Hita (II, cap. 24, ed. Blanchard, p. 332)1, «y sobre troncos de árboles rollizos / ... / gran número de ranchos levantamos» Ercilla (Araucana, xvi), «rancho: término militar que vale compañía que en sí hazen camarada en cierto sitio señalado del real» Covarr.; tan propio era de soldados este término que en su lenguaje tomar rancho se hacía sinónimo de ‘tomar sitio, tomar asiento’, aun con carácter enteramente pasajero, p. ej. al presenciar una diversión: «REBOLLEDO: El sitio es más oportuno: / tome rancho cada uno. / CHISPA: ¿Vuelve la música?» Calderón (Alcalde de Zalamea II, ix, ed. Losada, p. 131). Nada de extraño, pues, que ellos lo aplicaran a la habitación de los indios americanos, como ya vemos en Fz. de Oviedo: «un indio cimarrón... assí como era de día... salía de su rancho... e ybamos a su rancho, do acostumbraban dormir...» (Historia I, 256-7), y en Oñate (1542): «indios salteadores de arco y flecha que no tienen sino ranchos movedizos» (Col. Doc. Inéd. Arch. Indias XVI, 53) y seguía siendo usual en el Perú a med. S. XVIII: «la población de Cobija se reduce a unos ranchos de indios pescadores muy pobres» J. Juan y A. de Ulloa (Noticias Secretas, ed. 1918, I, 51). Además se aplicó a marinos2, gitanos3, pescadores4, segadores5, gente del hampa6 y, en una palabra, a todo aquel que, a semejanza del soldado, no tenía vivienda fija y bien instalada.
Así es como podía incluso extenderse a la habitación de cualquiera, con tal que fuese provisional por cualquier causa, según vemos por el Guzmán de Alfarache (Cl. C. II, 109.15) y su continuación por obra de Martí (Rivad. III, 272). Por lo demás, en el Alfarache puede ya tratarse del uso moderno de Andalucía, donde, quizá por el íntimo contacto con América, el vocablo ha tomado raíz fija hasta nuestros días, siendo el nombre de la ‘hacienda rústica’, p. ej. en la prov. de Cádiz (RFE XXIV, 227); ahí también arraigó la ac. soldadesca ‘sitio’ hasta hacerlo sinónimo de ‘espacio’ (así ya Aut.): «¡rancho! ¡rancho!, que viene acá la flor que parte con Rosalía el cetro de lo lindo» Rueda, «dej’osté rancho, que la va a jaser» Castro, y en especial ‘trozo de terreno que se labra’: «labraban un rancho a aparcería» Fernán Caballero (citas en RH XLIX, 566), que ya encontramos en la Tragedia Policiana de Sebastián Fernández (1547): «adereça las açadas e almocafre, porque antes que nuestro amo venga el acequia esté limpia, los naranjos descubiertos, e cogeremos el azahar de los cidros, e aun escavaremos un buen rancho de limones» (NBAE XIV, 42a); también logró cierto arraigo, con sentidos especiales, en Aragón (‘esquiladero’ Borao), Salamanca (ranchera ‘lumbrarada que se hace en majada o chozo’ Lamano). Pero la mayor rareza de estos testimonios y en buena parte su fecha moderna, muestran ya que todo esto es secundario.
El vocablo siguió perteneciendo básica y fundamentalmente al habla de la milicia y ahí es donde luego tomó el sentido de «la junta de varias personas que en forma de rueda comen juntos; dícese regularmente de los soldados», que aunque Aut. la pone como básica, es de fecha muy posterior al S. XVI y no puede documentarse antes de aquel diccionario; finalmente de ahí se llegó a ‘comida que toman juntos los soldados y los marinos’ (Acad. ya 1817). Sólo con este sentido pasó al cat. (ranxo) y al it. rancio [1761, 1804, Zaccaria]7. Mayor arraigo ha alcanzado en portugués, donde en la ac. «companhia que huns camaradas, Soldados ou Marinheyros, fazem entre si em algum lugar particular do Real, ou do navio» figura ya en Brito Freire, Viagem do Brasil (1657); de ahí posteriormente «uniƟo de alg?as pessoas... que tem os mesmos interesses e os mesmos intentos: bando, facçƟo, parcialidade» [Bluteau], y hoy popularmente ‘grupo, bandada de gente’8. Sin embargo, aun en Portugal es probable que procediera de Castilla.
La etimología ha sido objeto de poco estudio. Ya Diez (Wb., 665) acertó en lo esencial al sugerir que del fr. ranger ‘disponer en hilera’, ‘arreglar’ se tomaran «cast. rancho ‘camaradería’ y arrancharse ‘vivir juntos’». Pero el detalle de esta derivación era vago y quedaban varios tropiezos, de suerte que si bien Körting y la Acad. repitieron la idea en forma abreviada y bastante enigmática (al mencionar sólo el punto de partida lejano, germ. HRING), M-L. y otros etimologistas (Bloch-W., Prati, Migliorini, etc.) guardaron completo silencio, y no faltaron voces discordantes9. En realidad está claro que rancho no puede venir directamente del francés, puesto que en este idioma no hay sustantivo análogo, y tampoco es fácil suponer que rancho se derivara de arrancharse y éste a su vez del fr. ranger, entre otras razones porque arrancharse es palabra muy moderna y evidentemente sacada de rancho: falta en Aut. y en todos los diccionarios recopilados por Gili Gaya, y Cuervo (Ap. § 921) sólo puede aducir un par de ejs. del S. XVIII, uno en el Padre Isla: «le pido que me permita arrancharme aquí, sin acordarme ya más de Villagarcía», evidentemente en el sentido de ‘alojarse’; y con el mismo sentido en Fr.J. de Sta. Gertrudis, h. 1770, Maravillas del Perú, BRAE XXXIII, 143 (s. v. tambo); el DHist. no da ej. alguno de la ac. «juntarse en ranchos», y por lo demás sólo documenta arranchar como voz náutica ‘cazar o bracear el aparejo de un buque todo lo posible’ [1831] y ‘pasar muy cerca de la costa’: desde luego en estas acs. marinas saldrá del fr. arranger ‘arreglar’10.
De hecho rancho deriva de un verbo cast. de origen francés, pero éste no es arrancharse, sino el término militar ranchar(se), ranchear (arranchar), que tuvo y todavía tiene gran aplicación en América. Hoy en Cuba, el Ecuador y otras partes arranchar vale ‘arrebatar, quitar algo violentamente’ (Lemos, Barb. Fonét., s. v.; Ca., 28), y así se dice arranchar con todo ‘llevarse uno cuanto tiene a su alcance’; notan Pichardo y F. Ortiz que este vocablo viene de las viejas expediciones para capturar esclavos alzados, realizadas por los ranchadores, rancheadores o arranchadores (Ca., 164). En efecto esto es muy antiguo y ya Juan de Castellanos en la segunda mitad del S. XVI se refiere repetidamente a los rancheos o expediciones de saqueo: «Luego salieron otros a rancheos, / diciendo que el hurtar es dulce cosa», «en tanto que la barca se hazía / no faltaron rancheos y salidas» (Elegías de Varones Ilustres de Indias II, i, 1; I, xi, 2): lo cual nos muestra que el ranchar o ranchear no era propiamente capturar esclavos cimarrones, sino saquear, entregar al pillaje, y sus víctimas más antiguas fueron los indios más que los negros.
El reciente libro de Friederici nos da medios de acabar de comprender todo esto. Los ejs. de ranchear en este sentido menudean muchísimo en los cronistas de Indias de los SS. XVI-XVII, y está ya en Fz. de Oviedo: «enojóse porque unos soldados le ranchearon, o mejor diçiendo, le saquearon unas barbacoas contra su voluntad»; la aclaración «mejor diçiendo» nos muestra claramente que se trata de un eufemismo de soldados, y nos lo confirman declaraciones diversas: «fueron a renchar, o por decirlo más claro, a robar lo que pudiessen hallar» Cieza de León, «estos fueron los primeros inventores de ranchear, que en nuestro común hablar es robar» Pizarro. ¿Qué eufemismo era ése?
En realidad, rancharse era ‘alojarse’: «un buhío que en la loma estaba hecho, donde alojó y rancheó con sus compañeros» Pedro de Aguado (1565), «desbaratados los indios, rancheáronse los soldados en su pueblo, hallando en el rancheo de las casas razonable provisión de comida» Simón (1626), V más ejs. en Friederici. El soldado de la época tomaba el alojamiento como un pretexto para saquear, y si esto ocurría más o menos en todas partes, debemos reconocer que era tradición especialmente arraigada en los Tercios de Castilla. Bajo las palabras, medio avergonzadas, medio cínicas, de los Pizarros y sus compañeros, nos parece oír un anticipo de las quejas de los flamencos en la segunda mitad del S. XVI y de los catalanes en 1640, que condujeron a la guerra de Separación de estos dos países: el clamor constante del pueblo en la «Guerra dels Segadors» fué que los Tercios, bajo el pretexto de buscar alojamiento, en el Principado, durante la guerra contra Francia, aniquilaban la hacienda y el honor de los ciudadanos pacificos. En sus prolongadas luchas con el país vecino, el soldado español se había apropiado la voz francesa se ranger, que ya en Francia podía referirse al alojamiento: «je vais m’établir et me ranger dans mon petit logis» Mme. de Sévigné (DGén.), o a la instalación o colocación en general: «pour en ranger davantage, je n’en entasse que les testes» Montaigne (God.). Y de ahí se hizo rancharse, cuyo amplio sentido ‘arreglarse’ no sólo se prestaba para sugerir la idea del alojamiento, sino también la de hacerse con lo indispensable para vivir; después se abusó del vocablo, dando pie al saqueo, pero está claro que del primitivo rancharse ‘alojarse’ derivó el término militar rancho ‘alojamiento’. Rancharse, en efecto, es variante frecuente y antigua, que encontramos ya en Cieza de León (renchar, V. arriba), Aguado (I, 602, 131) y Simón (II, 150, 179), aunque pronto el gran uso de rancho determinó la creación de una variante secundaria ranchear, cada vez más frecuente.
Queda un pormenor fonético: a principios del S. XVI y con más razón en el XV (en que ya pudo existir por lo menos el verbo), la j(g) francesa y la castellana eran más o menos iguales; ¿por qué se cambió en ch? Quizá el vocablo español viniera de más atrás; en todo caso sabemos que el verbo derranchar fué corriente por lo menos desde el S. XII al XIV, en el sentido también militar de ‘destacarse, salir de filas’ que tiene ya en el Cid, en la 1.ª Crón. Gral., la Hist. Troyana de h. 1270 (13.29, 22.17, 22.33), la Gr. Conq. de Ultr. (453, 464), etc., y de donde secundariamente pasa a ‘destacarse para el ataque’, ‘arremeter’ (Alex., 552, 1189), V. el dicc. del Cid por M. P.; de ahí derranchado ‘desmesurado, temerario’ en el Conde Luc. (ed. Knust 188.21). No cabe duda que se trata del fr. ant. desrangier ‘salir de las filas’, tanto menos cuanto que derranjar es también frecuente con igual sentido en la 1.ª Crón. Gral. (ejs. en M. P. y en Cej., Voc.). Ahora bien, en el S. XII la j francesa era una africada ཡ, conservada hasta hoy en las voces inglesas de origen francés, pero diferente de la Ȥ castellana, de la cual estaba por lo menos tan distante como de la ch cast., dando lugar a que este sonido extranjero fuese asimilado al de esta última (quizá ayudando otros términos militares semejantes como desmanchar ‘romper la armadura’, Cid, Hist. Troyana, 32.23, 47.10, etc.). Otra explicación de esta anomalía fonética, quizá más convincente, doy s. v. RONCHA (donde cito el judesp. ࿉onƇár < a࿉oȤár ‘arrojar’). Cuando más tarde se tomó en préstamo el fr. se ranger, perteneciente a la misma familia léxica, el viejo término militar derrancharse, que aún viviría en la memoria de los soldados, influyó muy naturalmente para que se ranger tomara la forma rancharse11.
Reconozco, con todo, que aunque debilitada, subsiste una objeción fonética, punto siempre cardinal. Ahora bien ante el hecho de que, entre los autores castellanos del Siglo de Oro que emplean rancho, predominan los de las zonas de substrato mozárabe (o de las más influídas por éstas), quizá no debemos descartar del todo que sea voz independiente de arranchar = fr. arranger (aunque las hubiese coordinado secundariamente el idioma). Hallaríamos de ello un indicio en el catalán de Menorca (donde subsistió mucho léxico mozárabe), pues allí aparece el vocablo en un sentido que no veo explicable como castellanismo. Un ranxo es allí una brigada de trabajadores12, o un hato o rebaño pequeño13, y está el muy divulgado ranxo d’ocells ‘bandada de pájaros’ (palabra ajena al mallorquín y al ibicenco, como subraya Moll, La Lengua de las Baleares), además de que, en general, se emplea la frase n’hi ha un ranxo ‘un sinfín, un gran número’, de cualquier cosa: de personas, de contrariedades etc., que he oído yo mismo en muchos pueblos del Centro y Este de la isla, en 1964.
Como esto nos recuerda mucho el it. branco di uccelli, di pesci, di pecore, junto al cual tenemos el it. branca ‘garra, zarpa’ (= fr. branche, cat. branca ‘rama’), y asimismo nos recuerda el cast. manada de pájaros, cat. manat d’ovelles, lat. manus militum, sinónimos del menorq. ranxo, y procedentes de la idea de ‘mano’, y como por otra parte hemos llegado a la conclusión de que la familia de ARRANCAR procede de la misma raíz sorotáptica del indoeur. WRANKଵ, que dió por un lado sorot. *BRANKA y por el otro el baltoeslavo RANKA ‘mano, pata’ (> esl. común r྿ka, lit. ranka), sería concebible un derivado prerromano *RANK?O = ‘manada’, it. branco, que había de dar rancho (ranxo) en mozárabe.
Por más que dentro del catalán sólo Menorca emplea el vocablo en este sentido, y los datos catalanes de ranxo se acercan mucho, por lo demás, a los castellanos que hemos comentado, de modo que en general se tiene la impresión de que es castellanismo, no deja de haber algún dato suelto en el catalán continental que no carece de arraigo y de aire indígena: val. fer rantxo ‘hacer lugar, dar espacio’ (ya en Sanelo, h. 1800), cova del Ranxo en la arcaica zona del Cardener subpirenaico (cueva artificial, aunque ya prehistórica, en Clariana), un ranxo d’arròs ‘una comilona de arroz, un plato de suculenta paella al estilo local’ (en la vieja tierra arrocera de Pals, Empordán).
Todo esto no llega, sin embargo, a darnos base suficiente para probar que en el dominio lingüístico catalán sea mozarabismo autóctono, algo propagado hasta las hablas del Norte; catalán estricto desde luego no lo puede ser por la Ƈ, y en catalán el cambio de ཡ o Ȥ francés en Ƈ es todavía más chocante que en castellano; mientras no aparezcan datos de documentación medieval en otras zonas valencianas y baleares, lo único prudente es seguir admitiendo que rancho se sacó del galicismo cast. arranchar, pasando en Menorca desde rancho de soldados o yacija hasta ‘grupo (de los mismos y de cosas varias)’; cf. CAMARADA.
DERIV.
Ranchar y ranchear, V. arriba; rancheadero. Ranchero [Aut.]. Ranchería [1565, Aguado: Fried.]. Desarranchar ‘separarse de la compañía o sociedad de una o más personas’ ast. (R), en relación con rancho ‘grupo de camaradas’ (Aut.) y el port. rancho ‘bandada’.
1 Otro análogo II, 143.― ↩
2 G. de Alfarache, Cl. C. V, 139.19, 161.13; El Licenciado Vidriera, Cl. C., 54.― ↩
3 La Gitanilla, Cl. C., 6, 86; Coloquio de los Perros, 308.― ↩
4 Fz. de Oviedo, Historia I, 558; Quijote II, xxix, Cl. C. VI, 219.― ↩
5 Lope de Vega, Peribáñez II, vi, ed. Losada, p. 133.― ↩
6 «Tienda o lugar donde se recogen», J. Hidalgo, Vocab. de Germanía.― ↩
7 Que en italiano es préstamo español lo hacen constar los mismos diccionarios de este idioma. Desde luego es vano partir de un retoño tan tardío y secundario para encontrar una etimología, según hacen CortesƟo y Nascentes, suponiendo que se trate de una ac. especial del it. antic. rancio ‘rancio’, por el mal gusto que por lo común tiene la comida de cuartel.― ↩
8 «¡Orvalheiras, orvalheiras, orvalheiras, / viva o rancho das moças solteiras!», copla popular citada por C. Michaëlis, ZRPh. XIX, 179.― ↩
9 C. Michaëlis, RL III, 138n.2, dice brevemente que viene de *ranche y éste del lat. RAMEX, -էCIS (‘bastón’), pensando sin duda en el fr. antic. y dial. ranche ‘pértiga’, cuyo origen, por lo demás, no está bien aclarado. Pero está a la vista que el sentido de este étimo no proporciona base satisfactoria (a pesar del pasaje de Ercilla arriba citado, en el cual pensaría la autora) y tampoco su forma fonética.― ↩
10 Del fr. ranger precisamente en la ac. ‘pasar junto a la costa’ puede verse testimonio del S. XVI en God. No es menos moderno en port., donde arranchar es ‘formar grupo, hacerse camarada’ (de conformidad con el sentido de rancho en este idioma): «arranchava com vadios nas noitadas das tavernas, ande se jogava esquineta e monte», C. Castelo Branco, A Brasileira de Prazins, p. 304.― ↩
11 Apenas hace falta advertir que nada tiene que ver con rancho ‘vivienda’ el gall. y berc. rancho ‘cerdo’ (Vall., Fz. Morales), quizá de origen onomatopéyico. En la ac. ‘sombrero de paja’, usual en la Arg. (La Nación, 23-XI-1941), se trata de una comparación popular con el techo pajizo de los ranchos.― ↩
12 «Qui té ranxo de gent i no hi va, / de ric, pobre es fa», proverbio, Camps i Mercadal, Folklore Menorquí de la Pagesia I, 277.― ↩
13 A. Ferrer Guinart, Rondaies de Menorca, 225, con ranxada ‘partida, grupo’. ↩