QUISQUILLOSO, probablemente alteración de cosquilloso íd. (derivado de COSQUILLAS), con influjo del lat. quisquĭlĭae ‘menudencias’ y del regional quisquilla ‘camarón’ (para el cual V. CHIRLA).

1.ª doc.: h. 1800, Jovellanos, L. Fz. de Moratín.

«Los poetas son quisquillosos» se lee en una de las piezas publicadas en las Obras Póstumas de este autor, «no sea Ud. quisquilloso ni quejumbroso» en una de Jovellanos; de Bretón de los Herreros son estos dos pasajes: «―No te enojes. ― ¡Bagatela! / Tan quisquillosa no soy» y «son tan quisquillosos / los actores... Ya ve usted: / todo no ha de ser elogios». Diga lo que quiera Pagés, a quien se debe parte de estas citas, es evidente que en todos estos trozos significa invariablemente ‘fácil de agraviarse u ofenderse’; éste en realidad es el único significado vivo, por lo menos entre los que da la Acad., porque además tiene a veces el matiz de ‘propenso a pelearse o a resentirse, rencilloso, que gusta de buscar cuestiones’ (este hombre es muy quisquilloso). Admitía la Acad. el vocablo ya en 1817 (no Aut. ni 1783), sin otra ac. que ‘el que se para en dificultades de poco momento, el demasiado delicado en el trato común’ (a la cual se agregó más tarde la definición indicada arriba, ya en 1843). Se trata ahí de una definición seudo-etimológica, de las que no escaseaba el dicc. académico, sobre todo por esta época; pues según la Acad. quisquilloso deriva de quisquilla, que ya por entonces definía «reparo o dificultad de poco momento» y la traía del lat. quisquiliae ‘menudencias’. Quizá sería demasiado decir que esta palabra no existe en cast., pero si es justo en todo caso afirmar que es incomparablemente menos empleada que quisquilloso y no pertenece al mismo tipo de lenguaje; por cierto es ajena a la lengua hablada y aun al estilo literario normal: por mi parte no recuerdo haberla encontrado en mis lecturas. Pages cita dos ejs., que pueden aducirse a título de curiosidad: «hombres buenos y sencillos, poco afectos a quisquillas farisaicas», y «quédense armando quisquillas / allá en la grave cuestión / de si el Rey en la función / se pondrá o no de rodillas», pero es característico que el primero pertenezca al lexicógrafo poco castizo Miguel Mir y el segundo a otro autor preocupado de asuntos filológicos y ediciones de textos, Hartzenbusch: aquél es enteramente artificial, éste es una creación basada en quisquilloso (y cómoda para la rima, no se olvide), pues al fin lo que ahí significa es ‘disputa bizantina’ y no ‘menudencia’; no negaré que otros autores no menos eruditos que éstos hayan podido emplear quisquilla por reminiscencia del lat. quisquiliae, palabra conocidísima, y apoyándose en el uso vivo de quisquilloso, pero todo esto tiene poca importancia para la etimología.

El hecho importante es que sólo quisquilloso es moneda comúnmente aceptada, y de este hecho hay que partir para el origen. Costaría creer que quisquilloso nada tuviera que ver con cosquilloso, que ya Covarr. define «el que siente cosquillas, y por serlo algunas bestias vienen a ser maliciosas y perjudiciales; suelen dezir de un hombre grave y que no sabe de burlas, que no sufre cosquillas», y Aut. «el que es poco o nada sufrido, de genio poco afable, rencilloso, y que con facilidad se altera y resiente de qualquiera cosa», con la elocuente cita de las Postrimerías de Oña (h. 1600): «está ya tan puesta en puntillos, y aun en puntillas, tan coxijosa y cosquillosa, que de la pluma ligera que lleva el viento se altera e inquieta».

El hecho es que el fr. chatouilleux, propiamente ‘el que tiene cosquillas’, ha tomado ni más ni menos el sentido de ‘quisquilloso, propenso a agraviarse’. Claro que quisquilloso es alteración de cosquilloso, debida en buena parte a la asimilación fonética (comp. QUISICOSA de cos(a) y cosa), que en este caso pudo verse ayudada por el influjo del latinismo ocasional quisquilia; aunque también pudo contribuir, y aun quizá más, la voz popular quisquilla ‘camarón’, empleada en Bilbao, Álava y Santander (Arriaga, Baráibar, G. Lomas 2.ª ed.), V. CHIRLA; el camarón vivo es como un pececito movedizo y casi invisible en el agua, que bien se prestaba a relacionar con el genio del quisquilloso que salta por cualquier tropiezo insignificante2.

DERIV.

Quisquillosidad, que Román echa de menos en la Acad., como equivalente chileno [y general] de susceptibilidad, sospechoso de galicismo.

1 Tampoco hay que dar mucha a los artículos de Terr. «quisquilias: Fr. lie du peuple, racille, lat. quisquilae, fex populi, it. marmaglia») y «quisquilería: fruslería, vana sutileza, telaraña; disputa, riña sobre alguna cosa ridícula, riñuela». Todo esto importa poco mientras no pueda apoyarse en citas de autores, pues es sabido que abundan en Terr. tales palabras imprecisas, inexactas y aun inexistentes. Prueba, eso sí, que el buen jesuíta recordaba su latín, y aun puede admitirse que tales formas se emplearan como latinismos más o menos ocasionales (nótese la forma lat. inexacta quisquilae que imprimió Terr., junto a la formación análoga quisquilería).―

2 No hay relación entre quisquilloso y el port. quezila «repugnância, antipatia, inimizade ou desinteligência» (aunque en la India portuguesa quisilha valga también «remoque; mexerico», quisilheiro «quisilento, mexeriqueiro», RL VI, 83), que parece ser de origen africano, vid. Moraes quigíla «antipatia que os pretos de África tem com algums comeres e ?es», y Bluteau: «quîgila: maldiçƟo que os pays dos Negros de Angola dƟo aos filhos, dizendolhes que se comerem veado, v. gr. carneyro, etc., lhes dƟo a sua maldiçƟo».