QUEJIGO, ‘Quercus Lusitanica’, especie de roble, también caxigo, viene probablemente de la misma raíz gala CAX- que ha dado el fr. chêne ‘roble’: raíz prerromana perteneciente a una lengua incierta, pero adoptada por el céltico.
1.ª doc.: cassiga, doc. de Santoña, a. 1210 (M. P., D. L., 4.27). Quexigo 1328, BHisp. LVIII, 363.
Según otras fuentes salm. quejío, gall. caxigo3; en el alto Aragón: Plan kaȟígo, Bielsa kaଖšíko, Venasque kešígo ‘roble’4, Ansó kašíko ‘roble joven’ (Rohlfs, RLiR VII, 151n.), Ansó, Echo, Sallent, Panticosa, Lanuza, Torla, Bolea, Loarre kašíko, Loarre kaƇíko, Embún, Biescas, Aineto kaིíko, Fiscal kašígo, Fablo keིíko, kešígo en las Vilas de Turbón (límite catalán, en el Isávena) (Kuhn, RLiR 61-62, 186); zamor. quejigo «mata de roble» (ED); el ast. caxigu o caxiga ha descendido hasta designar la ‘Erica arborea’ (V). Según Madoz hay un Quejigal en Salamanca, un Quejigar y dos Quejigo en Málaga, y un Quejijo en Huelva, a los cuales habría que agregar un Quexigal a pocos kms. de Cebreros, prov. de Ávila y otros Cajigo, Cajiga, Cajigal, y el Navalquejido de Castilla la Nueva. Finalmente cajigal en el Occidente cubano (Pichardo) se aplica a la reina-luisa (planta verbenácea), por el fenómeno tan frecuente de denominar plantas del Nuevo Mundo con nombres de plantas europeas que de alguna manera las recuerdan; y hay un distrito llamado Cajigal en Venezuela. En conclusión, el área geográfica del vocablo se extiende por el Norte desde Venasque hasta Galicia, Zamora y Salamanca, y por el Sur desde Almería a Huelva, sin que sea ajeno a Castilla la Nueva: prácticamente todo el territorio europeo de lengua castellana; pero no sale del mismo, a no ser en Galicia, pues ni el port., ni el cat. ni la lengua de Oc poseen algo análogo.
La vieja etimología de Covarr. «quasi quercigo de QUERCUS ‘encina’», fué renovada por C. Michaëlis (Misc. Caix-Canello, 147-9), a base de un *QUERCICŬLUS, que pasando por un port. *quercígoo habría llegado al cast.: esto es imposible porque además de no explicar el cambio de rc en x, necesita suponer la existencia del vocablo en port., donde no parece haberse hallado nunca.
M-L. (ZRPh. XI, 270) fué el primero en relacionar quejigo con el fr. chêne, oc. casse ‘roble’, indicando que la forma fr. y la cast. suponen una base CAX- (junto al tipo *CASSହNUS postulado por la lengua de Oc y algunas hablas francesas), a la cual se habría agregado en España la misma terminación -զCU que presentan el cat. garric, fr. jarris ‘carrasca, rebollo’ y demás miembros de su familia; a esta idea, si bien con varias reservas y dudas, se adhirieron esencialmente Schuchardt (ZRPh. XXIII, 197-8)5, Aebischer (BDC XXII, 49), Rohlfs (ASNSL CLXXIV, 203) y Wartburg (FEW II, 461b)6. En un trabajo posterior el propio M-L. (Die Betonung im Gallischen, 42-43n.) manifiesta dudas sobre su idea (en el REW ya no trata en absoluto de quejigo, pero quizá sea mero olvido), pues le parece que la separación geográfica que introduce el tipo *CASSହNUS, representado por oc. casse, entre las dos zonas donde el radical sería CAX- según su teoría (*CAXହNUS > fr. chêne y *CAXզCUS > cast. quejigo), destruye la verosimilitud de la misma. No soy de esta opinión y no creo que muchos lo sean, pues es un hecho frecuentísimo en geografía lingüística el que una área central divergente separe dos áreas extremas iguales: recuérdense los muchos casos en que el iberorromance va con el rumano, el sardo, el rético o el italiano del Sur, en discrepancia con el galorrománico y el cat.; recuérdese, puesto que de voz prerromana se trata, el caso de ARTIGA, representado en los Pirineos y en Bélgica, pero no en la mayor parte del territorio lingüístico francés y occitano; puede ser que el radical *CASS- sea una innovación (a la manera de la disimilación lat. coxim > cossim recordada por el propio M-L.) que triunfante en el Centro no logró imponerse en los extremos, o puede tratarse de fenómenos de otro tipo. En realidad ignoramos del todo a qué idioma perteneció primitivamente la voz *CA(C)SହNUS, ajena al céltico insular, y esto deja amplio margen a toda suerte de conjeturas: lo único que no permite es la negativa dogmática de M-L. a admitir la posibilidad de la base discrepante CAX-. No dudo en afirmar que en este caso el M-L. de 1888 tenía más visos de razón que el M-L. de 1909. Además también cabría que caxigo saliese de *CASSզCU, como vexiga de VESSզCA (otro caso análogo cito s. v. BERRINCHE). Lo que es inverosímil en alto grado es la explicación del fr. chêne (chaisne) por un cruce de *CASSହNUS con FRAXէNUS ‘fresno’, pues chai(s)ne tiene tanta antigüedad como chasne, documentándose ambos desde el S. XII, y en cambio muestra mucha mayor extensión geográfica en los dialectos que esta última variante; tales cruces del nombre de una planta o animal con el de otra planta o animal distintos son casi siempre inaceptables, a no ser que el nombre alterado lo sea de una especie mucho menos frecuente y peor conocida que la especie cuyo nombre se cree responsable de la alteración: pero el caso es que el roble es árbol más común y conocido que el fresno.
Por otra parte Bertoldi (BSL XXXII, 129ss.) sugirió que quejigo, sin tener nada en común con chêne y congéneres, fuese una voz ibero-vasca emparentada con el vasco gastigar, astigar ‘arce’, (g)aztegi ‘alisal’, y con el sardo kóstike, -ighe, ‘arce’7, con una variación fonética que reaparecería en el nombre de Castigaleu (pueblo de Ribagorza), en cuyas inmediaciones hay otra localidad llamada Cajigar8. El arce es árbol muy diferente del roble y sus afines ―pertenecen a familias muy separadas, las aceríneas y cupulíferas―: evidentemente nadie los puede confundir. Sin embargo no está del todo descartado que algunas variedades de roble, entre ellas quizá el quejigo, presenten ciertas analogías con alguna especie de arce: en efecto Cavanilles, que sabía mucho de estas cosas, da al Acer campestre el nombre de Arce-Quejigo y Gómez Ortega (1786) le llama Quejigo-Arce (Colmeiro I, 542)9. De todos modos persiste un grave escrúpulo semántico contra la idea de Bertoldi, pero la discrepancia entre el vasco -st- y la -x- romance es todavía más grave, de suerte que esta idea es muy incierta, y presenta mucha menos probabilidad que la relación con el fr. chêne. Los argumentos fonéticos que en apoyo de Bertoldi desarrolla Alwin Kuhn (ASNSL CLXXIV, 199-203), tienen en realidad un valor nulo, pues no es fundada la idea de que AX dé siempre ex en Castilla y siempre ax en Aragón: V. lo que he dicho en nota a QUEJAR. En cuanto a que el área geográfica de quejigo, circunscrita, según Kuhn, al Norte de España, demuestre un origen iberovasco, es supuesto que peca por falta de información (he dado arriba muchas pruebas de su popularidad en Andalucía, donde por lo demás es natural que el quejigo sea menos frecuente, por ser árbol de tierras altas y frías), y aun si fuese cierto no probaría que quejigo no pueda ser celtismo (las voces célticas abundan precisamente en el Norte y Noroeste de España). Por lo demás tampoco hay pruebas suficientes para atribuir *CASSହNUS al céltico con seguridad.
En conclusión, el parentesco con chêne y su familia sigue siendo lo más probable. Pero, como subraya Wartburg, ignoramos si *CA(C)SହNUS viene del céltico o de una lengua precéltica; el hecho es que -զCU, -զCA, es sufijo frecuente en los celtismos: artiga podrá no ser céltico, pero su presencia en Valonia descarta un origen vasco, aunque podría ser que viniera de un tercer idioma; casi lo propio hay que decir de garric-jarris, representado hasta zonas muy septentrionales de Francia. En todos estos casos, y también en chêne, es casi seguro que, aun si no fueron célticos de origen, debieron emplearse en el céltico de Francia, y por lo tanto entra dentro de las posibilidades el que fuese el celta el que agregó el sufijo -զCU, -զCA: es posible, pues, que quejigo sea una creación celtibérica.
Cabe además hacer una hipótesis nada inverosímil. Según Ascoli, AGI XI 425ss., el fr. chêne vendría de la correspondencia céltica del gr. κάστανος ‘castaño’, lo que podría apoyarse semánticamente en el hecho de que este árbol es una especie de procedencia asiática en Europa y en Grecia, por lo cual se le pudo aplicar una palabra que designara primitivamente otro árbol. Es verdad que esta palabra griega no tiene o tiene apenas parentela en las demás lenguas indoeuropeas, lo cual ha conducido al supuesto de que la palabra griega sea préstamo de alguna lengua oriental. De todos modos, podría mantenerse la explicación de Ascoli admitiendo que el vocablo gálico sea préstamo algo antiguo del griego (como lo son el lat. CASTANEA, -INEA, y el germ. chestina, etc.), y tratándose de un nombre de planta en rigor es siempre posible un cambio de significado. Nos consta que el nombre genuino del roble en céltico era otro (TANNO-, bien conservado en la toponimia galorrománica, vid. TENERÍA, y persistente en el celta insular); y siendo *CASSANOS advenedizo se comprendería, tanto su ausencia en el celta de las Islas, como su cambio de significado en el Continente. La evolución fonética estaría en regla, pues nos consta que -ST-) se cambiaba en -TS- en galo, escrito comúnmente ୰ (Pedersen, Vgl. Gr. § 49.5), y sería natural que este sonido, ajeno al latín, se adaptara en unas partes en -KS- y en otras en -SS-. Ahora bien, de este KAKS- pudo venir también el derivado hispanocéltico *KAKSզKOS, con el conocido sufijo céltico, sea como derivado de una raíz común con la de *KAKSÀNOS si éste era hereditario en céltico, sea por cambio de la terminación de este vocablo por el frecuente sufijo céltico -զKOS, si era voz griega advenediza. Todo esto es posible, pero claro está que es incierto10. Hubschmid (VRom. XI, 274) se adhiere a la idea de Alessio de que *CASSହNOS viene de una correspondencia preindoeuropea del pre-griego κάστανος, remite a ARom. XXV, 146; Annali della Scuola Norm. Sup. di Pisa, serie II, XIII, 26; BaUnaUȾeanu, Rev. des Études Indo-eur. IV, 105-6.
DERIV.
Quejigal (V. arriba) o quejigar; ast. caxigalina ‘triquiñuela’ (V). Quejigueta.
1 Creo pertenece al mismo doc. la frase «la tierra del Casigal», que anota Oelschl. de la misma fecha y procedencia, donde vemos el colectivo correspondiente a cassiga.― ↩
2 Cita Cej. «grandes quejigos de amor» en Lucas Fernández (91); siento no tener a mano esta ed. para completar el contexto: al parecer no se trata del nombre de árbol, sino de quejido ‘queja’, por un juego de palabras o una confusión, semejante aunque inversa a la que se ha producido en el nombre propio de lugar Navalquejido (< -igo).― ↩
3 El área quizá llega a entrar algo en Galicia por la parte del SE. de Lugo: «caxigo hacia Samos se llama así el carballo» (Sarmiento, CaG., 103r), si no es que es dato indirecto y algo vago geográficamente.― ↩
4 En el Alto Aragón oriental el límite de kešígo y roure casi coincide con el límite de las lenguas. Sin embargo en la toponimia del valle del Isàvena, que ya pertenece al cat. (en parte es cat. de transición) todavía los derivados como kešigosas se hallan en gran abundancia, pero todos empiezan por keš- o kiš-; como forma viva kaིígo, con a, empieza allí desde que se cruza la frontera lingüística, al Oeste de Esdolomada, entrando en el valle del Ésera, kaଖšígo en Merli, pueblo que está en la propia divisoria.― ↩
5 Admite, sin embargo, como posible que sea derivado del lat. CAPSA, por alusión a la bellota (más fácil sería la agalla característica del quejigo). Idea inverosímil desde todos los puntos de vista; sobre todo no es de creer que venga del latín una vieja palabra como ésta arraigada al terruño y formada con un sufijo evidentemente no latino.― ↩
6 Rohlfs precisa su opinión en ASNSL CLXXV, 139, diciendo que se trata de un «ibero» *CAXU.― ↩
7 M. L. Wagner, RF, LXIX, 247-8, aprueba mi juicio de la voz sarda, como inconexa con quejigo, si bien no descarta que haya relación entre la voz sarda y la vasca.― ↩
8 Nótese que este punto es sumamente arriesgado, por ser inexplicable una terminación -aleu. Lo probable es que Castigaleu sea un compuesto de CASTELLUM (quizá no sea CASTELLUM GALINDI, sino un nombre germánico análogo en -LEIK, puesto en genitivo): comp. el próximo Castissent, cerca de Tremp, llamado Castell Sent en 1359 (Col. de Docs. Arch. Cor. Aragón XII, 75), es decir CASTELLUM SANCTUM o SANCT(I)I. El que sí contiene nuestro vocablo es el aludido Cajigar, o por mejor decir Sta. María del Caixigar, término de Sant Esteve del Mall, part. de Benavarre: en doc. de 840-77 se le llama Chexigare o Eschexigar, con aglutinación del artículo IPSE (Serrano y Sanz, Not. Hist. del Condado de Ribagorza, p. 117), que contendría por lo tanto el dato más antiguo acerca del vocablo que nos interesa, si fuese bien segura la autenticidad del documento.― ↩
9 Los datos que aporta Kuhn en apoyo de esta analogía me parecen, en cambio, sin valor: se trata de un léxico de autoridad dudosa y de una definición vaga e imperfecta de un sujeto local.― ↩
10 No he visto la nota que dedica Hubschmid a quejigo en sus recientes Sardische Studien, pero será del mismo sentido de su otra nota, supra. ↩