POTRO, palabra de origen incierto; en las demás lenguas romances hay variantes distintas, it. polédro, port. poldro, fr. y oc. poutre, cat. poltre (y aun cast. arcaico poltro, 924) que al parecer vienen de un lat. vg. *PULLէTRU (documentado en bajo latín desde el S. VII u VIII), pero no está claro que pueda ser un deriv. del lat. PULLUS, denominación de varios animales jóvenes, ni que todas las formas romances procedan de esa derivación; la regularidad fonética conduce a admitir que el cast. potro procede de un tipo *PŬTTRO- o *PŬTRO-, seguramente prerromano (cf. scr. pútraɅ ‘hijo de animal o persona’, lit. put?tis ‘cría de animal’, lat. putus, gr. arc. παǢς ‘muchacho’, etc.), y que el tipo *PULLէTRU de los demás romances resulta de un cruce del lat. PULLUS con dicho *PUTRO-.

1.ª doc.: poltro, doc. leonés de 924; potro, íd. de 939 (Menéndez Pidal, Oríg., 323-4, 214).

Las formas poltro y potro son ya frecuentes en la documentación arcaica reunida por M. P. Está también podro en 1189, puldris en 1195, póldero en doc. port. de 1031, púllero en otro arag. de 1090. Estas dos últimas formas presentan una e postónica agregada por anaptixis, y lo mismo se puede asegurar de póltero en doc. leonés de 1095: se trata de una combinación consonántica compleja que se prestaba a la epéntesis vocálica, de la que hay muchos ejs. en uno de los docs. que presentan estas formas. Por lo tanto no hay qua pensar en una trasposición *PULLĔTRU > *PULLTĔRU, como dice M. P., lo que sería completamente inconcebible.

Pero lo predominante fué siempre potro en cast., no sólo por ser la única forma que hallamos en textos literarios, desde J. Ruiz (potrillo, l000d), APal. (potro 268d, potrillo 68b, 194d), Nebr. («equus bimus, trimus», «potrico menor que de un año: pullus equinus», «potro para urinar: matella fictilis»), sino porque potro aparece ya en multitud de documentos arcaicos; M. P., Oríg. § 58.5, lo cita ya en un doc. no localizado de 939, en uno cast.-viejo de 940, en tres de 979-1076 procedentes de Sahagún, etc.; poldro subsiste junto a potro en port., y gallego: ya se documenta en fueros en 1188-1230 (CortesƟo, Subs.), está en una cantiga de escarnio del gallego Mariño, 1.ª mitad del S. XIII (R. Lapa CEsc. 274.15) y Sarm. lo anota en pueblos del Centro y Sur, CaG. 133v, 193r, 90r (aparece también en el glosario gall. de 1850, RL VII, 223); pudrico ‘pollino, borrico’ en el judeoespañol de Karaferia, Homen. a M, P. II, 197, poltro en el Oeste asturiano. De la misma base proceden el cat. poltre ‘potro’, oc. mod. poutre, fr. poutre ‘viga’, antes del S. XVII ‘yegua que aun no ha sido cubierta por el caballo’ (el it. ant. y corso poltro es sospechoso de galicismo). Estas formas hispánicas y galorromances corresponderían a una acentuación PÚLLէTRU.

Por otra parte tenemos it. polédro (pu-)1, napol. pollitro, sic. puȓȓítru2, que suponen PULLէTRU; y por otra, el sardo puȓȓédru (sardo ant. pulletru), venec. puliedro, Gardena pulèder, sobreselv. pulieder, que postulan PULLTRU. Esta variedad de formas la explicó M-L. (Zur Kenntnis des Altlogud., 10-12), como resultado de un tema común PULLĔTR-, cuya Ĕ se cambiaría en է, según la fonética histórica latina, en el nominativo masculino PULLէTER, mientras que en las demás formas, donde la Ĕ iba seguida de TR, se mantenía, lo mismo que en FUNĔBRIS, GENĔTRIX (frente a GENէTOR) y TENĔBRAE; comp. un fenómeno semejante en ALEGRE; al mismo tiempo el acento había de recaer en la primera sílaba en PULLէTER, pero en la segunda en el tema PULLĔTR-, según las normas acentuales del latín vulgar; la tercera variante, intermedia, PULLիTRU resultaba de un compromiso entre las dos formas fonéticas, y la acentuación PÚLLէTRU supuesta por las formas hispánicas y galorromances se debería a una generalización de la acentuación del nominativo PULLէTER3>. Es explicación sostenible, pero su extremada complicación nos deja escépticos, tanto más cuanto que es lo contrario de lo ocurrido en el caso de alegre, nuestro mejor apoyo. Y véanse, de todos modos, precisiones semánticas y geográficas de importancia en Jud, ASNSL CXX, 75-6.

Sin embargo es problemática la formación de este vocablo *PULLէTER o *PULLէTRU, aunque se suele decir que es un derivado del lat. PULLUS, que designa el animal joven de varias especies zoológicas (pollo, pollino, etc.), y que ha dado entre Otros el fr. poulain ‘potro’. Pero la dificultad estriba en el sufijo -ITRU, que es enteramente desusado en latín; existe, por cierto, un lat. porcetra ‘puerca que sólo ha parido una vez’, pero esto no sirve de mucho, no sólo por ser un caso único, sino porque el propio porcetra es palabra rarísima (la cita sólo Aulo Gelio de dos autores arcaicos provinciales), de cuyo carácter genuino en latín tenemos derecho a dudar4: bien podría tratarse de un préstamo de otra lengua indoeuropea5. Por lo demás PULLETRUS y las formas semejantes son ajenas al latín de la antigüedad6. Luego es forzoso adherirse a la conclusión de M-L. en el REW, 6825, de que el origen de potro, poltre, poutre, polédro, es desconocido7.

Evolución fonética de la forma predominante en cast. y port.: tienen razón M-L. (Altlogud., 11) y Gröber (ALLG IV, 445), a pesar de la protesta de M-L., al hacer notar que una evolución fonética PÚLLITRU > po(l)tro no puede mirarse como genuina en estos idiomas: no por la conservación de la sorda T (que sería posible tras L: vuelta, suelto, volcar, etc.), sino porque en el grupo -ŬLTR- el resultado hispánico debiera ser -uitr- (o quizá -utr), comp. VŬLTŬREM > buitre, port. abutre, VULTȢRARIA > Utrera. No se diga que el caso es diferente por haber vocal en latín entre la L y la T en el caso de PULLITRU, pues así como así la sorda de potro nos obligaría a admitir *PULTRU en el protorromance, si no en latín vulgar. Y ni siquiera saldríamos del paso admitiendo que potro se tomó del francés, occitano o catalán, porque aparte lo extremadamente inverosímil de tal préstamo, tratándose de una forma frecuentísima desde el S. X, el caso es que en esta época la L delante de T todavía no había pasado a M en francés, lo cual no ocurrió hasta el S. XII. Hay un dilema sin escape: o partimos de un lat. vg. PÚLLITRU, que debía dar *poldro en castellano, o partimos de PULTRU, y el resultado de éste sólo podría ser *puitro así en castellano como en portugués. Nos vemos, pues, acorralados a admitir un *PUTTRU o *PUTRU de fecha ya muy antigua.

En conclusión, se impone hallar para el cast. y port. potro una explicación independiente del lat. PULLUS, con una base que carezca de L ante la T. Y el caso es que las lenguas indoeuropeas presentan en todas partes varios derivados de una raíz PəU- / PU- como nombre de la cría de animal o del hijo del hombre. En parte, desde luego, la tenemos con amplificaciones diferentes de la de potro. Así el lat. putus, putillus, pusus (< *putsos) ‘muchacho’, tienen -T- pero sin -R-; el osco y lat. dialectal puklo- ‘niño’, aunque sale de PUTLO-, presentaba -T- pero -L- y no -R-; en el lat. puer hay -R- pero no -T-; en gr. arcaico παǢς, παυΦóς (de donde el dim. παΦίς, más tarde παƗς, παιƌóς) no hay T ni R, etc. Y además, estas palabras designan el joven humano y no una cría de bestia; pero el lit. put?tises precisamente ‘animal joven’, ‘cría de ave’, el propio lat. pullus procede de PUT-S-LOS, y el letón putus y lit. paũkštis se han convertido en el nombre del pajarito o pájaro en general (Pok., IEW, 843).

Variedad de tan multiplicadas terminaciones bastaría ya, de todos modos, para afirmar que un PUTRO- ‘cría, potro’ es teóricamente posible; pero ya no se trata de teoría, pues desde luego el scr. putrá-Ʌ, avé. y persa antiguo puθra- m., son la palabra corriente para designar el hijo, el muchacho y, a menudo, una cría de animal: es palabra documentada copiosamente desde los textos más arcaicos de las dos familias lingüísticas, pues ya sale muchas veces en el Rig Veda, en las Gathas del Avesta y en las inscripciones cuneiformes de los reyes aqueménidas; en las lenguas iranias ha seguido siendo hasta hoy la palabra general a todas las de la familia: pelví arcaico y persa mod. pus (< PUTRA-), osetino firt (Benveniste, Ét. sur la Lang. Ossète, p. 37), y el sogd. pwt- (infra). Cierto que en los textos, dado su carácter, aparece más a menudo aplicado a los humanos, pero Bartholomae cita dos ejemplos de puθra- ‘cría de animal’ ya en el Videvdat.

Además antiguos himnos de la colección védica nos muestran una interesante distinción sinonímica: putrá-Ʌ se opone ahí a sunúɅ ‘hijo’, en el sentido de que aquél implica una relación de tipo más material o fisiológico, y éste, por decirlo así, más legal o hereditaria; en el Rig Veda lo común es que putraɅ se diga hablando de la madre (X, 34.10, I 160.4), y sunúɅ del padre (I, 1.9), y putráɅ es el ser ‘engendrado (por)’: agníɅ ‘el fuego’ es sáhasas putrám ‘engendrado de la fuerza’, porque nace frotando enérgicamente la madera con el pedernal, V, 11.6; el río Brahma-putra es el hijo de la oración (brahma), etc.; en particular observamos que nunca los animales tienen sunūs sino putrās, como vemos cuando la joven rana croa, llena de júbilo, acercándose a los suyos, al empezar la estación de las lluvias, como pitarám putró (VII, 103.3)8.

Es pues lícito creer que, junto al indoiranio putra-, existió un PŬTRO-cría de animal’ en el lenguaje de los sorotaptos invasores de España y de Occidente, y que en el idioma de un pueblo de pastores y jinetes, como ellos, cuajara como la voz más apta para designar el engendro de la yegua, que para esos guerreros trashumantes era el animal más esencial de todos.

Y en lugar de mirar la variante potro, propia del castellano y el portugués, como una alteración de poltre, poledro o PULLITRU, son estas formas más bien las que habrá que considerar producto de un cruce de PUTRO- con el lat. PULLUS y sus derivados.

Queda, sin embargo, un escrúpulo fonético. Una base PUTRO-, igual a la conservada en indoiranio, habría dado *podro y no potro en castellano y portugués. Caben dos explicaciones de este detalle. Tal vez sea por tratarse originariamente de un mozarabismo, generalizado gracias a la fama de que siempre ha gozado la remonta de caballos en Andalucía. Realmente es un hecho que dos derivados de potro están bien documentados en fuentes mozárabes: yerba putra o putráira en el Anónimo sevillano de h. 1100, potrero en documentos mozárabes de 1204 (Oelschl.). Sin embargo basta fijarse en que el lat. clás. putus, ‘niño’, puta, fué reemplazado en latín vulgar por pūtta (‘meretriz’ en todas partes) por énfasis expresivo. Bien podemos admitir que también *PŬTRO- pasara a *PŬTTRU en boca del jinete o pastor que domeñaba al joven animal acariciándolo.

Señalo acs. especiales de interés. ƫra ‘pollina de las mulas’ y ‘alfalfa’, yerba puƫrao ƫra, en el glosario mozárabe de h. 1100 (Asín, pp. 238, 353). Potru ‘caballete o puente para formar andamio’ ast. (V). Cespedosa potrisco ‘chispa’ (RFE XV, 261), para el cual V. DESPOTRICAR. Y véase además POTRA.

DERIV.

Potra, ‘yegua joven’ (raro, a causa de la homonimia con POTRA; falta todavía en Aut.; pero poldra es usual en gallego (Sarm. CaG. 133v, 193r, A18r)9; le sustituye potranca [«equa bima, trima», Nebr.; ley citada en Aut.; poltranga, doc. arag. de 1361, M. P., Oríg., 324; gall. ant. poldranco en Alfonso X, CEsc. 34.5], de donde alguna vez se ha sacado potranco (no sólo en Cuba, Ca., 198, y otras partes de América, Cuervo, Disq., 1950, 375, 429, sino también poltranco en doc. arag. de 1435, M. P., l. c.). Apotrar ‘correr o saltar’ [S. XV, HispR. XXV, 289]. Potrada, Potrear. Potrero [quizá ya en doc. mozár. de 1204, Oelschl.; en América sustituye a prado, voz desusada en la Arg.]; potrerizo arg. («José Félix, el potrerizo que teníamos en la finca», Fausto Burgos, La Prensa de B. A., 23-VI-1940); empotrerar. Potril. Potrillo ‘trago (de vino)’ arg. (Montagne, Cuentos Cuyanos, 146; Bufano, La Prensa, 22-XII-1940).

Empotrar [Aut.], sin afines en otros romances, de formación no bien aclarada, quizá tomada de un fr. antic. o dial. *empoutrer, derivado de poutre ‘viga’, en el sentido de ‘clavar en la pared como una viga’; comp. fr. ant. y mod. empoutrerie «assemblage de deux poutres qui soutiennent le plancher d’un beffroi de moulin»; empotramiento. Poltrón [1517, T. Naharro, vid. el índice de la ed. Gillet; 1599, G. de Alfarache; Terlingen,: 312], tomado del it. poltrone íd., derivado de poltro (ant. ‘potro’) en el sentido de ‘cama’; poltronería [1599, íd. íd.]; poltronizarse; poltrona ‘silla poltrona’ (comp. G. Viana, RL VIII, 27); apoltronarse; empoltronecerse.

1 Niedermann, Contrib. à la Crit. verbale, 30, explica la -l- sencilla de esta forma por un fenómeno de fonética histórica latina, y cita casos de sufijos semejantes en sánscrito.―

2 Según Rohlfs Hist. Gramm. I. es calabrés (sic. potro préstamo hispánico).―

3 Niedermann, Festschrift Tappolet, 1935, 229-36, trata de explicarse el fr. poutre como sacado secundariamente del diminutivo poutrelle PULL(I)TRELLA, donde la I había caído antes del acento. Rebuscado expediente.―

4 Niedermann, que era muy sabio en léxico latino, se esforzó repetidamente en explicar PULLITER (Contr. à la crit. Verbale, 30; Fs. Tappolet 1935, 229-236), pero su poco éxito en cuanto al sufijo se muestra en que se ve obligado a ejemplificarlo sólo con casos sánscritos (pues el caso de matertĕra ‘tía’ es muy diferente). Entre los supuestos casos de -edro romance se ha citado el gall. y port. sept. lomédro ‘hueso que forma el anca del animal’ «parte da perna superior ao joelho», que ya está en Mestre Giraldo (a. 1318, cf. RL VIII, 58, XIII, 339-40; Schneider, VKR I XI, s. v.) y que se ha creído derivado de lomo; pero no puede ser, porque la MB de LUMBUS se habría conservado indefectiblemente en gallego y portugués, y además el sentido es muy diferente. Probablemente se trata de una palabra prerromana sin relación con lomo; acaso un *AROMETRO- sorotáptico formado con el ieur. ARəMO-brazo’, ‘pierna de cuadrúpedo’, Pok., IEW, 58 (galo aramo, aramones ‘brazos del yugo’, ave. arəma-, germ. arm, prus. irmo ‘brazo’; lit. armaĩ, scr. īrmaɅ y lat. armus ‘pata de cuadrúpedo’) más el sufijo -ətro- del scr. caítra- ‘pierna’ y análogos.―

5 Recuérdese que el ieur. PORKOS fué común al baltoeslavo, germánico, céltico, lígur e itálico, y está documentado en inscripciones sorotápticas lusitanas.―

6 Pulletrus y poledrus se documentan en las Leyes Sálica y Alemánica, puledro y puledra en las glosas de Cassel, pulletrus en el Forum Iudicum (VIII, iv, 5, cita de Cabrera), poledri y el dimin. pultrellae en Capitulares Carlovingias: en una palabra, sólo desde los SS. VIII-IX.―

7 No sirve de nada partir del gr. πωλίƌιον dim. de πNjλος ‘potro’ (cf. Diez, Wb. 253) que no explica la t ni la r de poltre ~ poutre, y mucho menos el cast. y port. potro.―

8 Supongo, aunque no sin reserva (pues no está a mi alcance la Gramm. Sogdienne de Gauthiot, que trató del vocablo en sus pp. 101 y 126) que el sogd. pwt- «cocon», ‘capullo del gusano de seda’, nos proporciona otro testimonio de la preferente aplicación del iranio putra- a los animales, pues el sogdiano reducía sistemáticamente -tr final a -t (māt ‘madre’, ugd ‘hija’, βrāt ‘hermano’, vid. Benveniste, Gramm. Sogdienne II, 98). Si no me engaño los textos sogdianos no contienen otros testimonios del tipo putra-, lo cual no sorprende dado el carácter de esos textos, todos catequísticos o comerciales, y escritos por una nación que vivía del tráfico de la seda entre China y el Occidente.―

9 Y en Tuy pasa a los pilares o cepas de un puente, Sarm. CaG. 193r.