POTRA, ‘hernia’, teniendo en cuenta que ha designado también varias clases de tumores y ampollas, que potro ha significado asimismo ‘testículo’ y ‘bubón sifilítico’, y que esto último se dice mula en portugués y en francés poulain, es probable que sea una aplicación figurada de potra ‘yegua joven’; quizá por el movimiento que sufren estos varios tumores blandos al andar o correr o cabalgar el potroso, movimiento comparado con el trote juguetón de un potro.

1.ª doc.: h. 1400, glos. de Toledo y del Escorial; potroso aparece ya en Calila e Digna, a. 1251.

En los glosarios traduce el lat. hernia. En el libro citado Digna acusa al cocinero del León de ser muy «lixoso», «ca ayúntanse en ty todas las malas tachas; ca eres potroso, e has el mal del figo, e eres tinoso, e as albarraz en las piernas; onde non deves llegar a la puerta del rrey» (ed. Allen, 73.405). En efecto, era tacha muchas veces reprochada, pues el aragonés Antón de Moros escribía a med. S. XV: «¿demandaes a mi muger / escudero muy fermoso? / Ella no ha mester potroso / ni tal ciclón [‘ciclán’, ‘semi-eunuco’], cavaller» (Rom. XXX, 56); ya la luz de estos ejs. podremos comprender que en León potra haya tomado el sentido de ‘porquería, suciedad, desaseo’ (RH XV, 7); el gallego Sarm. dice que es un defecto del maíz, como el mourón de la espiga del trigo, cuando se pone negra y podrida (CaG. 113v). Por lo demás, potra en su significado ordinario es palabra bien conocida en todas las épocas: APal. lo emplea para traducir las denominaciones latinas hernia y ramix (139b, 191d, 410b); Nebr. distingue «potra de vinças rompidas: hernia; potra de umor congelado: hydrocela; potra de venas torcidas: ramex»; Alonso de Salaya (3.r cuarto S. XVI): «qualque mal de los riñones / deve ser, / ¿es de sarna o savañones? / ¿es de potra?» (Farsa, ed. Gillet, p. 31).

La potra tan pronto se ha considerado una maldición para el que la tiene como una suerte: depende del punto de vista. Los pícaros y pordioseros eran de esta última opinión, pues mostrándola les daba motivo de ser socorridos, como al del Buscón, que estaba riquísimo, pues «tenía una potra muy grande... poníase echado boca arriba en su puesto y con la potra defuera tan grande como una bola de puente y decía: ―¡Miren la pobreza y el regalo que hace el Señor al cristiano!» (Cl. C., 240.13); de esta opinión picaril viene la frase familiar recogida por la Acad. «tener potra uno: ser dichoso» y potroso en el sentido de «dichoso y afortunado», que muestran el vasto influjo ejercido sobre el castellano común por este género literario. Pero claro está que predominaría la opinión opuesta, de la cual nos da testimonio el propio Quevedo en su soneto Al Mosquito de la Trompetilla: «¿Por qué me avisas si picarme quieres? / Que pues que das dolor a los que cantas, / de casta y condición de potra eres»; hay aquí alusión a la frase cantarle la potra a uno «sentir el quebrado algún dolor en la parte lastimada, lo que comúnmente sucede en la mudanza de tiempo» (Acad.)1. La potra, además, es achaque frecuente en la vejez, de donde el calificativo de «pobre viejo potrilla» que leemos en Quiñones de B. (NBAE XVIII, 364b), y el de «viejo clueco tan potroso como celoso» citado por Cej.

Pôtra es también voz portuguesa, de igual sentido, y aunque no tengo de ella documentación anterior a Bluteau, no veo razón alguna para dudar de que sea antigua y castiza en este idioma2. Por lo demás nada parecido se halla en los demás romances3; pero en cast. sigue siendo palabra viva en muchos lugares (ast., p. ej., R), aunque la concurrencia de quebradura y hernia, voces más nuevas y por lo tanto menos peyorativas, la haya relegado al uso de las clases humildes, como ocurre en Sto. Domingo (BDHA V, 72).

Apenas puede decirse que se haya estudiado la etimología. La explicación de Covarr., «quasi PŬTRէDA», enmendada por Fig. en PŬTRISpodrido’, no puede defenderse ni semántica ni menos fonéticamente4; peor es todavía el BOTULUSintestino’ de la Acad. y de CortesƟo. Por lo demás nadie ha emitido la menor sugestión, a no ser Spitzer (Lexik. a. d. Kat., 156), quien propone un préstamo del fr. ant. y dial, espeautrer (espoutrer) ‘cascar, desmenuzar’, «éventrer», con variante antigua espautré «passé, fracassé, rompu de fatigue», rouchi épotrer «écraser, meurtrir». Estoy de acuerdo en que es buena base semántica, comp. cast. y port. quebradura, cat. trencadura, ingl. rupture, alem. bruch, ruso gryȤa, svcr. prélom, todos nombres de la quebradura basados en la idea de romper, oc. s’espetà la telo ‘sufrir quebradura’. Pero no convence partir de un galicismo para un vocablo de nivel tan popular, tan generalizado y de fecha tan antigua, cuanto menos tratándose de una palabra poco extendida y más bien local en francés (V. aquí, PILTRA); sin duda no es ésta razón decisiva, pues de este vocablo francés es posible que se tomara el cat. espotrar-se ‘caer en ruinas (una casa deshabitada)’, que he oído en Gisclareny (Berguedá), ampurdanés espotrassat ‘desharrapado’ (Pous i Pagés, Quan se fa nosa I, 56, 61)5. Pero el fr. ant. espeautrer es derivado de espeautre ‘espelta’ (V. PILTRA), luego tenía un triptongo etimológico, que en el S. XIII todavía se pronunciaba aȮ; ahora bien, nuestro potra ya existía en el S. XIII, según el testimonio de Calila, y en esta época, y aun mucho más tarde, el triptongo francés se habría podido adaptar en eu, o en i(e)l (comp. piltra) o a lo sumo en au, pero de ninguna manera se habría convertido en una o castellana. Luego es preciso desechar esta etimología.

Hace tiempo había yo pensado en otra. Según hemos visto por el testimonio de Antón de Moros (y es posible que Calila aluda a lo mismo) potra se aplica a veces a la hernia del escroto; además Covarr. asegura que era esto lo normal: «es cierta enfermedad que se cría en los testículos y en la bolsa dellos», y lo confirma Aut. «se causa por baxar las tripas a la bolsa de los testículos», citando la autoridad de Fragoso (S. XVI) «hernia es quando baxa la tripa o redaño a la bolsa de los testículos, y acerca de nosotros se dice potra»; lo mismo dicen en portugués Moraes y Vieira, y en el Norte del Brasil pôtra es hoy «escroto volumoso por urna circumstância mórbida qualquer» (Pereira da Costa). Ahora bien, la hernia del escroto se llamó en latín pondus genitalium, por lo menos le da este nombre San Agustín: «quidam Caralitanus non solum a paralysi, verum etiam ab informi pondere genitalium, cum baptizaretur salvus effectus est» (cita de Du C.); no cabe, en efecto, dudar de este valor, pues Papias define ponderosus «qui hernia laborat» e igual ac. figura en Gregorio Magno, Arnobio, la Vulgata y la Lex Longobardorum; está también en la Ítala y en las Glosas de Cassel (M-L., Litbl. XVI, 374), y en otras glosas altoalemanas («ponderosus, cui humor viscerum in virilia labitur»: ZRPh. XXVII, 529); ponderositas ‘hernia’ se lee en CGL II, 581.10, y en la Lex Wisigothorum (Du C.). En latín clásico pondus, -ĕris, propiamente ‘peso’, era precisamente el nombre del escroto, sano o enfermo (lo cual nos recuerda la pôtra «escroto volumoso» de Pereira da Costa), así le llamaron Catulo y Estacio; pero el caso es que el plural pondĕrase empleaba con gran frecuencia con valor de singular, así en Horacio, Estacio y Virgilio6.

Ahora bien, sabemos por Menéndez Pidal, Orígenes, § 40.2, que el castellano, como nombre del potro y la potranca, vaciló largo tiempo entre poldro, -a, y potro, -a: ¿no podría ser que al ser sustituido poldra por potra ‘yegua joven’ se cambiara también *pondra ‘hernia escrotal’ en potra? Un vocablo habría arrastrado al otro, y la etimología popular habría hecho el resto. Pues apenas cabe dudar que pondĕra podía dar *pondra; y como prueba de que existieron confusiones entre poldra y pondra podemos citar el port. alpondras ‘pasaderas, piedras para pasar un río saltando de la una a la otra’, junto al cual perdura la variante etimológica poldras en la Beira Alta (Leite, RL IV, 69; Cornu, GGr. I, §§ 129, 155; REW 6825) y en el Minho (Leite, Opúsc. II, 53), espoldras junto a esprondas ‘piedras grandes que sirven de puente’ y poldradu ‘puente grande de varios ojos’ en el gallego del Limia (Schneider, VKR XI, s. v.): todo el mundo, en efecto, está de acuerdo en que se trata de una aplicación metafórica de PŬLLէTRApotranca’7.

A pesar de todo esta etimología P֊NDĔRA para potra ‘hernia’ tiene graves defectos: además de que la ֊ quizá habría dado ue (lo cual podría eliminarse admitiendo tratamiento semiculto, nada extraño en un término médico, o una evolución como la de conde, hombre, monte, condicionada por la nasal), hay sobre todo la extrañeza de que la forma *pondra, que suponemos etimológica, no se halle nunca en castellano con el sentido de ‘quebradura’, cuando tan copiosa documentación hemos encontrado de este vocablo. Ello es tan inverosímil que me obliga a desechar mi idea, al menos mientras no demos con alguna variante que lo confirme.

Por otra parte no parece indispensable buscar el origen de potra tan lejos como el latín o el francés antiguo, pues quizá la explicación se halle sencillamente en castellano. En Méjico, Ecuador y Colombia potro es el incordio o bubón sifilítico de las ingles (R. Duarte, Tobar, Uribe), y Oudin (1607) nos documenta esta ac. ya en su tiempo (s. v. encordio); ahora bien, esto mismo se llama poulain ‘caballo joven’ en francés, ac. que ya se encuentra en 1529, y en portugués se dice mula (Vieira, Fig.). Ha de haber algo de común entre todo esto y potra, pues es visible que con esta palabra no se designa tanto la ruptura intestinal como el bulto o «tumor blando y elástico» (Acad., s. v. hernia) que de ella resulta (conforme subraya Rato en su Vocab. asturiano). Este aspecto de objeto abultado es el que siempre está de relieve cuando de potras se habla, según nos han mostrado otros ejs., además del de Sánchez de Badajoz: «en fin dos potras tamañas le sacó de cada lado» (II, 30). Hoy se emplea potra (en Almería y creo que en todas partes) en el sentido de ‘bulto que se forma en un traje, por llenar demasiado los bolsillos, por vestir desmañadamente, etc.’. Y potra ha designado otros bultos o tumores muy diferentes de una hernia. En Vélez de Guevara es ‘ampolla o tumor causado en las plantas de los pies por marcha prolongada’: «yo estoy / de la manera que voy, / las plantas llenas de potras / como ell ánima tanbién; / cansado, errado el camino» (La Serrana de la Vera, v. 2801); en Cespedosa es una glándula o bulto en la cabeza del cerdo (RFE XV, 274), en Vitigudino potrico vale; ‘embutido hecho en tripa muy corta’ (Lamano), en Santander potrada es ‘flemón con pus en el pie’ y potragada ‘ampolla producida por el líquido que expelen los sapos, cuando se les golpea o aplasta’ (G. Lomas)8; en fin, el vasco potro significa ‘testículo’9.

En conclusión, la idea fundamental de potra, potro, poulain, mula, es la de ‘tumor’, ‘bulto’, y apenas cabe dudar que la imaginación del pueblo ha visto un nexo semántico entre esta idea y la de ‘cuadrúpedo caballar’. Quizá sea más discutible cuál fué este nexo. No me convence la explicación que da Littré del fr. poulain, porque el incordio hace caminar con las piernas apartadas, en forma semejante al andar de un potro; no acabo de ver la analogía, dudo de ella en vista de que el fr. ant. poulain es la pieza de metal abultada que protegía las rodillas en la armadura del S. XIV (God. VI, 347a), y sobre todo esto no explica el que el nombre de potra o potro se diera a la hernia, a las ampollas y landres y a los testículos. Como el incordio, lo mismo que la hernia, se caracterizan por ser tumores blandos, es natural que salten o se muevan arriba y abajo en el acto de andar, y más en el de correr o montar a caballo: todas estas hinchazones, lo mismo que el testículo y las glándulas del puerco, se compararían por esta razón con el movimiento juguetón del potro que trota. Téngase en cuenta la metáfora comparable que envuelve el otro derivado DESPOTRICAR. Queda la posibilidad de que en el fondo de potra ‘hernia’ esté el lat. PONDERA alterado por esta que entonces sería únicamente una etimología popular; pero esta posibilidad, ni está probada, ni es necesaria en vista de la evolución semántica paralela de poulain y de mula.

En alguna relación con potra y su familia ―y especialmente con el santanderino potrada, -agada, y el vco. potro ‘testículo’, supra― y acaso también con BOTE I (galorrom. y gall. pote), parece estar el oc. ant. p྿t ‘labio abultado’ (que se ha convertido en expresión normal de ‘labio’ en gascón, buena parte del langued. y lemosín, etc.), y en la forma femenina potte, poto, en muchas hablas del centro y sudeste de Francia (además it. potta ‘vulva’) y de ahí, tal vez el prov. poutoun y cat. petó ‘beso’, REW 8703. Fer (faire) lo pot (barcelonés fer el bot) es además la expresión de la idea de ‘hacer pucheros, estar de hocico, ostentar mal humor’ en muchas hablas catalanas y occitanas. Lo cual reaparece en Galicia: pote ‘bulto, chichón’, hinchar os potes o facer o pote (Sarm. CaG. 77v, 78r y p. 138).

DERIV.

Potroso [1251, arriba]. Potrero ‘hernista, sacapotras’. Potrilla [S. XVII, Quiñones, véase arriba].

1 En vista de ello me parece muy razonable la etimología que dan varios al fr. antic. hargne ‘disputa’, hergne ‘hernia’, ‘bulto, chichón’, fr. hargneux ‘pendenciero, rencoroso’, como procedentes de HERNIA, aunque no la admite todavía Bloch-Wartburg.―

2 De potra deriva seguramente el veterinario empotrar «fazer-se o humor scirrhoso, duro como pedra [?]», que Moraes documenta en GalvƟo (S. XVII) en la frase «alifafes iƟo chegando a impotrar» y quiere derivar del lat. petra ‘piedra’, sin verosimilitud; comp. la declaración de Covarr. a propósito de potra «cerca de los Médicos tienen diversos nombres por la diversidad de especies de esta enfermedad, como es hernia y cirro».―

3 Hoy no es usual en Cataluña, pero sí parece serlo en Mallorca y Valencia, a juzgar por Amengual y Escrig (Ag. lo da sin localizar, pero no Fabra), y no es imposible que sea antiguo, ya que potrós ‘herniado’ figura en Roig (n. 9200) y en textos de los SS. XV y XVI, quizá todos valencianos (Ag.); «potra per arnia» c. 1395, Lluis d’Aversó, Torcimany § 385.―

4 Sin duda de ahí vendrá el alto-arag. aguas potras ‘balsa de agua mezclada con nieve’ (en Plan, BDC XXIV, 178), pues la -t- es normal según la fonética aragonesa, pero el sentido es muy remoto.―

5 Hay otras etimologías posibles. Puede tratarse de un cambio de sentido de espoltrar ‘parir la yegua un potro muerto’, ‘abortar los animales’ (en Gerona, según Ag.); o de un cambio de conjugación de espoltrir ‘pulverizar, desmenuzar’, que debe de ser derivado de PULS, -TIS, ‘gachas’. A este espotrar-se y su familia se deberá el cambio de espoderaments ‘pujos de vientre’ (derivado de despoderar-se ‘hacer esfuerzos de flaqueza’) en la forma vulgar y corriente espotraments.―

6 Quizá se refiera a una hernia el Dioscórides lombardo del S. VI al emplear pondera para traducir τεινεσμóς, que tiene el sentido vago de ‘sensación dolorosa en los intestinos’ (RFE XIV, i, 626).―

7 Puede argüirse, sin embargo, que en alpondras (ya que no esprondas) la n se explicaría por disimilación.―

8 Que es derivado de potra, según indicó Spitzer (BDC XI, 134), y no de PUTRIS como quería, en desacuerdo con la fonética, G. de Diego (Contrib., § 481).―

9 De ahí potramin ‘hernia’ (Azkue), con el sufijo min, que significa ‘dolor, ansia’; es decir, hernia = mal de testículos. Nótese que el vasco potro es además ‘dureza en los dedos’ (valle de Salazar), como el cat. mula, que nos vuelve a llevar al port. mula ‘incordio’; potroskil ‘testículo’ (Guernica), potrazal ‘escroto’ (Supl. a Azkue2).