PODENCO, origen incierto: germánico o prerromano.

1.ª doc.: potengo, doc. de 1064.

Donde leemos «pro carta ad confirmandum dedit nobis... galgo et uno potengo» (Vignau, Índice de los Doc. de Sahagún, n.° 1026); en otro de 1120 aparece la forma podengo en un contexto semejante (ibid., n.° 1549); en doc. de Campó de 1220: «la tierra de la puent... vendo a fra Petro Correion por un podenco» (M. P., D. L., n.º 26.30). Du C. recoge dos ejs. de podenco, -cus, en fueros aragoneses, uno de 1247. En la 1.ª Crón. Gral.: «un arcipreste del castiello... fué a caça; et andando por aquel mont, cayeron los podencos en el rastro del conde et de la inffant; et ell arcipreste, yendo empos los podencos, ovo de fallar al conde...» (413b47). Podenco aparece también en J. Ruiz, en la Montería de Alfonso XI (Aut.), en el Canc. de Baena (n.° 512, v. 13) y en muchos textos literarios de todas las épocas. Define Nebr. «especie de can: vertagus», y Aut. «perro algo menor que el galgo, que sirve para cazar conejos; tiene el hocico largo, la cabeza llana, las orejas pequeñas y los pies fuertes y duros; son mui ligeros y de grande olfato y aguda vista». En portugués es podengo, palabra frecuente desde los orígenes del idioma, que figura muchas veces en escrituras, como precio de transacciones comerciales: potemgo en doc. latino de 1060, potenco en otro de 1074, podenco en un foral de 1188-1230, el femenino podenga en el Limo Quarto das Linhagens (S. XIV) (CortesƟo); además podengo en dos poesías del Cancionero Colocci-Brancuti (351.4, 457.11 debidas a Alfonso el Sabio, R. Lapa, CEsc. 27.9, 29.4, 12, cf. p. 732), en Gil Vicente, Auto das Fadas, ed. princ. f° CCXIIra, etc. Esta documentación demuestra, si hiciera falta, que el vocablo es muy antiguo en los dos idiomas y que no hay razón para creerlo advenedizo en ninguno de los dos (como supuso Brüch).

Son de interés las explicaciones de Bluteau: «ca? que caça coelhos; he mais bayxo que o galgo, que caça lebres; podengo he nome genérico de outros cƟes: os falcoeyros ou caçadores de volatería chama? podengos a outros caens muito différentes... diz o P. Bento Pereyra na sua Prosodia que ha podengo que só vay ao mato e traz a caça para casa; tambem ha podengos de agua; no Dialogo 16, Corte na Aldea, pag. 339, diz Fr. Rodrigues Lobo, que se conchecem na Corte os Estudantes entre os outros homens, como podengos de agua, pela gadelha; em frase vulgar dizemos de hum homem vil, he hum podengo, tratou-o como hum podengo, val o mesmo que tratou-o como hum ca?, como h? homem vil, bayxo, indigno», y en efecto hoy en Viana-do-Castelo dicen podengo o podão para «pessoa mal vestida e suja» (RL XXVIII, 273). De los datos de Bluteau se deduce que podengo se ha aplicado también al llamado perro de aguas, en alemán pudel, que se distingue por su melena (gadelha) y por su habilidad en nadar por charcas persiguiendo a la caza: de ahí el llamar podengo a un hombre sucio. También puede indicar mayor amplitud semántica que la actual el and. podenquero ‘el que cuida de una jauría de perros cualesquiera’ (AV).

Completemos la documentación medieval mencionando el hápax occitano pudenc que aparece sólo en el Girart de Rossilhon, donde se dice que un caballero conduce al asalto de una fortaleza «seu veltre tot primers e seu pudenc, / seu ors e seu broon [‘osezno’]» (n. 1752)1; por lo demás el vocablo es desconocido en lengua de Oc, de suerte que hay razón para sospechar ahí un hispanismo cinegético más o menos local2. Además vasco labortano potingo ‘podenco’ («chien basset»)3. En cuanto a la etimología, que Diez se limitó a calificar de desconocida, propuso Baist (ZRPh. VII, 122) considerar a podenco como derivado de podar por alusión a sus patas cortas y como que mutiladas; aunque el fundamento semántico es cierto4, todos los críticos han rechazado la idea, y en efecto ni la aplicación de podar a un animal, ni la derivación de una radical verbal mediante -enco, parecen posibles. Mahn, Etym. Untersuch., 192, reparando en el vasco potingo, afirmó que podenco era palabra de origen vasco, emparentada con vasco potzo, potxo, ‘perro’; pero ya Schuchardt, ZRPh. XI, 492, rechazó el origen vasco, dudando del parentesco con potzo; en efecto la raíz de este vocablo es poŝ- con s africada, por lo tanto no contiene t, además se trata de una voz moderna en vasco, creada a base del llamado psss para azuzar al perro (V. PERRO), y finalmente -ingo no es terminación vasca, de suerte que en vista de que p- no se halla como inicial en las voces vascas genuinas (según probó Schuchardt) se impone creer que, por el contrario, es el labortano potingo el que se tomó del romance.

M-L. en su Rom. Gramm. ponía podenco entre las palabras castellanas de origen ibérico, y aunque no insiste en esta calificación en el REW (6698), supone todavía una base etimológica *POTէNCUS «de origen desconocido», pero de evidente aspecto prerromano. Al fin y al cabo es muy posible que esto sea cierto; aunque es verdad que la inexistencia de la P- inicial en ibérico y protovasco, y su rareza en céltico, limitan bastante esta clase de posibilidades. En vista de estas razones supone Brüch (ZRPh. XL, 316-7) que podenco sea palabra «lígur», derivada, con el sufijo -էNCUS, de un radical indoeuropeo con el significado de ‘cachorro, animal joven’, representado por el scr. pótaɅ ‘animal joven’, putraɅ ‘hijo, niño’, eslavón pŭta ‘pájaro’, lit. put?tis ‘animal joven’, ‘pajarillo’, letón putns ‘pájaro’, lat. pūtus ‘niño’: habría una comparación del podenco con un cachorro, por la cortedad de sus patas; esta explicación semántica es bastante forzada, y aunque lo problemático de los ligures hispánicos no es razón concluyeme para rechazar esta parentela, pues no es la primera vez que se hallan pistas indoeuropeas no célticas para voces prerromanas de España, de todos modos queda todo esto muy incierto.

Indicó Schuchardt (ZRPh. XXIII, 197) que lo más probable es que podenco sea germánico, «por la forma y por el significado»; y esto es bastante juicioso: como los perros de caza, y más siendo tan preciados como era el podenco, según nos muestran las viejas escrituras, eran cosa de nobles y príncipes o al menos hidalgos (recuérdese la definición del hidalgo en el Quijote), nadie podría extrañar una etimología gótica, y al menos en castellano y portugués apenas cabe dudar de que el sufijo -enco o -engo es propio de los germanismos y voces semánticamente relacionadas5. La dificultad está en que la inicial P- es rara en germánico, y así no es extraño que cueste hallar una raíz germánica adecuada, como observa A. Thomas (Rom. XXXIX, 244-5); desde luego hay que prescindir de PAUTA ‘pata’ por razones fonéticas y geográficas6; pero quizá exagere Thomas al dar como manifiestamente imposible todo parentesco con el alem. pudel ‘perro de aguas’. Según arriba he indicado esta casta de perros se ha llamado podengo en portugués, y se llama todavía podengo de água (H. Michaëlis); ambas castas se parecen en ser perros de caza, de cabeza redonda y cuerpo achaparrado, y apenas se distinguen más que por las orejas, caídas en éste y tiesas en aquél, y en la melena o lanas típicas del perro de aguas: era fácil el paso del uno al otro. Sin embargo, es verdad que hay grave dificultad en emparentar los dos vocablos. Según Kluge pudel, que aparece a princ. S. XVIII, es abreviación de pudelhund, documentado unos 30 años antes, y éste vale ‘perro (hund) de charco’, pues pudel tiene este sentido en muchos dialectos del alto y bajo alemán, y pudeln es ‘chapalear’: son palabras sólo documentadas desde el S. XVI, y serían de creación expresiva. Sin duda es audaz suponer que esta raíz, no documentada en otras lenguas germánicas, se hallara en gótico o en suebo, pero si PŬD- es raíz expresiva del chapoteo no es inconcebible que existiera igualmente en suebo, idioma muy afín al alemán, ni aun que se creara en forma paralela por parte de los godos, y que de ella derivaran un *PUDIGGS, del cual podría salir podenco sin gran dificultad: es verdad que la -d- portuguesa en las palabras de origen latino sólo procede de -T-, pero un germanismo más tardío pudo muy bien conservar la -D- intacta. En conclusión, una etimología germánica es posible aunque muy hipotética.

DERIV.

Podenquero. Apodencado (V. n. 4).

1 La u quizá no sea más que una grafía dialectal de o; sin embargo, lo corriente en este ms. es la o, con muchísimos ejs. (los pocos que se encuentran de u = o, por lo que veo, están siempre ante nasal: sunt v. 1724, Betún 1743, dund 1778, umbrei 1696, etc.).―

2 Parece también castellanismo el cat. podenc sólo registrado por Esteve, en 1489; no obstante podenchs en doc. real catalán de 1442 (Carreras Candi, Misc. Hist. Cat. I, 123); además añade G. Colón (VRom. 1974, 297) un dato del cat. podenc en 1387 (Mem. Ac. B. L. B. X, 207) y, afirmando que en catalán está bastante mejor documentado de lo que decimos Alc. y yo, y teniendo en cuenta el hapax occitano, sospecha que en catalán fuese genuino; sigo dudando bastante en cuanto al catalán y más en lengua de oc.―

3 No creo que tenga interés para el origen de podenco el alto-arag. potenco (Echo) que A. Kuhn define «estéril, improductivo» (?), yegua potenca «que no cría nunca» (RLiR XI, 75; ZRPh. LV, 623), pues Casacuberta anotó potenqueta en Plan con el sentido de ‘potranca’ (BDC XXIV, 177), la cual, naturalmente, todavía no ha criado. Es variante del venasqués popenquet ‘potro’ (BDC VI, 33), aran. pup༱ȧk íd., derivados evidentes del muy extendido púpa, popa, ‘teta’. La forma aragonesa quizá se explique por cruce con potro (V., por lo demás, el art. PATA, en la n. 4).―

4 Comp., en el Libro de la Montería: «las quartiellas pequeñas e las manos redondas e apodencadas» (DHist.); de todos modos nótese que esto se refiere más a la forma redondeada de las patas que a su poca longitud, que, sin embargo, es detalle exacto.―

5 Al sufijo cat.-oc. -enc, -enca, de muy amplia aplicación y de grandísima vitalidad, se le ha buscado un origen prerromano: bien puede ser, aunque el asunto no está terminantemente averiguado. Pero en cast.-port. -enco funciona como mera variante de -engo en muchas palabras (entre ellas la nuestra), y en la mayoría de las mismas se trata de términos jurídicos y consuetudinarios, engendrados por lo tanto en una atmósfera germanizante (abadengo, realengo, abolengo, mostrenco; además V. PENCA). Son inaceptables, pues, los reparos que ponen M-L. y Brüch a una etimología germánica, en razón del sufijo. Claro está que el -IGGS gótico, pronunciado -INKS, lo mismo podía romanizarse en -INCU que en -INGU.― </N5>

6 Véase lo que digo s. v. PATA. El tipo PAUTA como germánico es propio solamente del bajo alemán y neerlandés, y allí aparece sólo desde la fase media de estos idiomas: hay motivos para sospechar que se tomara del romance. Aun no siendo así, no se podría pensar en el gótico, y muy difícilmente en el suebo, que se emparenta con el alto y no el bajo alemán. Sobre todo tendríamos en port. *poutengo y no podengo (comp. pouta).