PELDAÑO, palabra tardía, de origen incierto; parecería un derivado de PES, PEDIS, ‘pie’, pero entonces no se encuentra una explicación natural del grupo -ld-; por otra parte, es más probable que haya relación con el sinónimo más antiguo pirlán, mampernal, mampelaño, que quizá sea variante o derivado de pernal ‘estaca larga que se pone a los bordes del carro’ (V. MAMPERLÁN) peldaño podría venir también de *pernaño por disimilación.
1.ª doc.: Terr.
Como etimología la Acad. ha indicado siempre PEDANĔUS ‘largo de un pie’, ‘relativo al pie’, lo cual no explica la l y ni siquiera la d (puesto que el resultado castellano de este vocablo es peaño, peaña). M. P., Rom. XXIX, 362, trató de rehuir esta dificultad admitiendo un cruce entre los dos sinónimos PEDALIS y PEDANEUS: de ahí un *PEDALANĔUS, en el cual la D y la L habrían trocado el puesto respectivo, como ocurre regularmente en caso de encuentro dl; pero el caso es que la A pretónica no se pierde nunca, por lo tanto el encuentro en tal vocablo no podía llegar a producirse; así es como posteriormente (Man., § 68.2) se rectificó el Maestro admitiendo que la palabra cruzada con PEDANEUS no sería PEDALIS, sino un *PEDզLIS hipotético, pero este carácter hipotético echa a perder toda la combinación, pues nadie se atreverá a operar con cruces de palabras no documentadas ni en latín, ni en castellano ni en romance alguno. Lo más admisible sería partir de PEDȢLIS, que sí está documentado, de suerte que *PEDULANĔUS sería la combinación menos arriesgada de todas; y, sin embargo, no me convence, pues PEDULIS (que sólo dejó descendencia en Italia y Rumania) significa principalmente ‘peal, calcetín pequeño’, sentido conservado en Italia, y así quedamos muy lejos de ‘escalón’ (es verdad que en el rumano de Macedonia es el ‘pedal del telar’, pero es imprudente basarse en una ac. tan local y moderna).
M-L. (ZRPh. XXV, 382) propuso dubitativamente una base *PEDITANĔUS que podría aceptarse fonéticamente, por lo menos en calidad de leonesismo (PEDէTUM > pedo prueba que no en castellano), aunque el único paralelo citado por M-L. (MEDITARE > MELDAR) es etimología falsa; pero ahí hay graves reparos morfológicos, siendo así que peldaño vendría de un sustantivo y no de un verbo (único caso en que se justificaría el elemento -IT-): no hay que dejarse desorientar por el grupo fr. piétaille, piéton, empiéter, piétiner, en el cual sólo es antiguo el primer vocablo, derivado de su sinónimo lat. PEDէTES ‘soldados de infantería’: sabido es que piéton (> cast. peatón) sustituyó al antiguo pion (= cast. peón) por influjo de piétaille, y que empiéter y piétiner son creaciones de fecha moderna sólo explicables en francés, donde por falsa analogía se deriva papeterie de papier, agiotiste de agio y formaciones análogas: en una palabra, *PEDITANEUS es derivado inadmisible, y así el propio M-L. en el REW 6343 debió de reconocerlo, cuando prefirió dejar la cuestión sin resolver, citando vagamente peldaño entre los descendientes de PEDANEUS, sin explicación alguna1.
Por lo demás obsérvese que la objeción que nos hace más incrédulos ante *PEDULANEUS u otra hipótesis latina de este tipo es la fecha tan tardía de peldaño. Es más verosímil que ahí tengamos algún cruce o alteración reciente de vocablos más antiguos. ¿Se tratará del ast. pial ‘peldaño’ (evidentemente PEDALIS) citado por M-L. (REW 6341)? Empieza por no haber tal significado: esta voz asturiana la tomó M-L. de Munthe entendiendo mal el texto sueco, pues este dialectólogo dice que es el pilar sobre que descansa el hórreo; prescindiendo de ello y suponiendo que existiera peal *‘escalón’, no se ve claro con qué palabra pudo sumarse o cruzarse: ¿supondremos un *gradaño, y con cruce *pealdaño > peldaño? Pero volvemos a caer en la inverosimilitud de cruces de voces indocumentadas. Podría suponerse que el peldaño fuese primitivamente el travesaño de la escalera de mano, o los que tienen los maderos o pértigas empleados en ciertos puntos de España para subirse a los árboles o a los precipicios, con salientes a ambos lados de un palo único (en catalán escalars = fr. échalas *CHARACIUM): estos travesaños podían llamarse *beldaños por comparación con los travesaños del bieldo, y *beldaño casi forzosamente tenía que convertirse en peldaño bajo el influjo de pie.
Ésta sería la suposición más razonable, hacia la cual me inclinaría provisionalmente, si no existiera otra pista mejor documentada. Antes que peldaño se documenta su sinónimo MAMPERLÁN [1734], V. este artículo para detalles. Hay variante pirlán ‘peldaño’, ‘escalón que precede a una puerta’, empleada en Colombia, Sevilla y otras partes; y por otra parte mampernal y mampelaño. Esta palabra con sus variantes debe de tener bastante antigüedad dada su considerable difusión (América, Andalucía, Murcia, Albacete, País Valenciano, Sur de Cataluña, etc.), y como más especialmente designa en ciertas partes el ‘listón de madera que guarnece el borde del peldaño’ o bien, en Cuba, un ‘cerco que se pone a las pailas de los trapiches’2, no es inverosímil que sea un derivado de PERNA ‘muslo, pierna’, ‘tronco del árbol’, en el sentido de ‘rama, pértiga’, como lo es pernal ‘estaca larga que se pone en los bordes del carro’; en unas partes *piernal pasaría a pirlán, en otras se antepondría el prefijo (a)vant- ‘delante’, de donde mampernal, mamperlán (V. lo que digo de mampara, s. v. PARAR). Por otra parte pudo formarse *pernaño, disimilado luego en *perdaño.
Quedaría sólo por explicar la l en lugar de r, detalle fácil de salvar de muchas maneras; si, como lo sugiere la localización de pirlán y mamperlán en Sevilla, Murcia y Albacete, también peldaño es voz de procedencia meridional o andaluza, el cambio de r en l quedaría explicado por sí solo. O bien influjo de (mam)pelaño, pirlán y análogos (donde la l resulta de una disimilación diferente).
1 Malkiel, AGI XXXVI, 49-74 (particularmente 58 y ss.), le sigue al pie de la letra y se empeña en hacernos creer que no hay problema alguno: PEDANEUS habría dado un *pedaño [pero la -D- pretónica se pierde] y éste se habría cambiado en peldaño con aparición de una l «errática» y sin justificación alguna. Posición anticuada: no hay sonidos anorgánicos ni cambios caprichosos, y los ejs. que reúne Malkiel son un amasijo confuso de hechos inconexos y heterogéneos, de explicación individual bien conocida; cada’l día contiene el artículo (arcaísmo que conserva el de κατĮ τƎν Ƌμέραν); rebaldán, dolze, leldar, etc., presentan el notorio tratamiento leonés de los grupos consonánticos; esculdrinhar y alguno más se deben a cruce con otros vocablos (muy natural el de aquél con el sinónimo esculcar); albayalde, alcalde y análogos obedecen, como es conocidísimo, a una pronunciación arábiga; los demás presentan sufijos divergentes, lecciones erróneas o alteraciones locales de cultismos, bárbaramente pronunciados.― ↩
2 Estébanez Calderón emplea peldaño en el sentido de ‘cerco, aro’: «un estafermo o dominguillo de ligera lana o henchido odre con peldaños de plomo» (Escenas Andaluzas, ed. 1926, p. 232). ↩