PEÑA, del lat. PէNNA ‘almena’, también ‘pluma’: las rocas que erizan la cresta de un monte peñascoso se compararon a las almenas de una fortaleza.

1.ª doc.: orígenes del idioma (doc. de 945 [Oelschl.], Cid, etc.).

Además de los otros ejs. de los SS. X-XI que cita Oelschl., el vocablo aparece en muchos textos literarios tempranos, como Alex. (1361, 2113), Fn. Gonz. (230), Yúcuf (34), Alf. XI (35), etc. De uso general en todas las épocas; Nebr.: «penna, gran piedra: rupes; p. enriscada: crepido». Simonet cita el lat. pinna, empleado en este sentido por San Eulogio (S. IX), y penna en un doc. de Galicia del S. VI (que por lo demás necesitaría comprobación). En sentido parecido al español se ha empleado el port. pena y se emplea el cat. penya; el oc. ant. pena es ‘hastial’ y a veces ‘peña’, el it. ant. penna era ‘cumbre, cima’. Indudablemente se pasó de la ac. latina ‘almena’ a ‘hastial’ y a ‘cumbre’, y por otra parte se compararon las peñas que desde el valle se ven sobresalir en la cresta del cerro con las almenas de una fortificación; es posible, aunque no necesario, que confluyera con esta evolución el paso de ‘pluma’ a ‘objeto puntiagudo’ y de ahí ‘punta de cerro’, ‘peña’: en efecto, Petronio emplea pinna en el sentido de ‘mondadientes’ («pinna argentea dentes perfodit» XXXIII, 1), y varios gramáticos y glosadores ven la idea de ‘agudo’ en derivados como bipennis o bipinnis y un supuesto lat. arc. pinnum (pennum), vid. Sofer, p. 1061.

En gallego-portugués antiguo la forma más castiza fué pena [ya en las CEsc.: «espadas... / con que fendedes as penas, dando grades espadadas» R. Lapa 35.36], hoy todavía usual en el común penedo ‘peñasco, peñascal’ y en Azores pinasco ‘gran roca’ (RL VIII, 305), y difundida por toda la toponimia del país; en gall. Orient. herba da pena ‘especie de helecho que nace entre peñas y muros’ (Sarm. CaG. 140r). Después la reemplazó el castellanismo penha, hoy ya muy general y arraigado, aun en los nombres de lugar (sin embargo, no parece fundada la duda de Leite de V. [RL I, 244-5; IV, 275] sobre la procedencia castellana). En catalán penya está muy arraigado y corresponde a la fonética histórica del idioma, y aunque también hay variante toponímica y dialectal pena, y aquélla apenas la tengo documentada en la Edad Media (sin embargo, ya h. 1460, J. Roig, v. 14537), es de creer que será genuina, dado el gran número de derivados toponímicos y de forma autóctona (peny, penyal ‘peñasco’, etc.); hoy penya en una amplia zona en torno a Barcelona es mucho menos vivaz que en castellano, pero lo es muchísimo y de sabor bien castizo en Mallorca, desde el Llobregat hacia el Sur y el Oeste, y vuelveve a ser muy popular en los Pirineos marítimos. El área de la ac. ‘roca’ penetraba en el Sur de Francia, según muestran nombres de lugar como Pennae (doc. de 1157), La Pène, Pénellos, en el Aude (Sabarthès), Las Penos cerro en el Cantal (Amé), etc.; casos sueltos pudieron llegar más lejos, y Skok cree que Penatúri pl. m., nombre propio de un escollo en la costa croata, representa un *PINNATORIUM (Slavia X, 458).

La etimología de peña no debe causar escrúpulos, puesto que la evolución, semántica es natural y clara, y nos consta por el testimonio de gramáticos latinos que la I de PINNA era breve (Keil, Gramm. Lat. VII, 539.25ss.); para los romanistas importa poco que el lat. PէNNA ‘pluma’ y ‘almena’ sea la misma palabra que PENNA ‘ala’, en calidad de duplicado fonético dialectal, confundido comúnmente en los mss.2, o bien que sean primitivamente dos palabras de etimología distinta, como suponen otros latinistas: sea como quiera, los romances sólo presentan huellas claras de PէNNA (sardo pinna ‘pluma’) y no de PENNA, que a juzgar por su etimología indoeuropea hubo de tener Ĕ, y por lo tanto habría dado ie en castellano. No hay razón alguna para buscar la etimología de peña en el céltico PENNO- ‘cabeza’ (como quiere Leite de V., RL IV, 131), ni menos en una voz mediterránea de la familia del it. merid. péntoma ‘precipicio’ y del nombre de los Apeninos, como sugiere Alessio (ARom. XXV, 176-7). Análogamente Rohlfs (ASNSL CLXXXVI, 177-8) rechaza con razón la hipótesis lígur o preibera (desprovista de todo apoyo) que volvió a formular Rostaing, y se atiene al étimo latino.

La antigua ac. ‘piel empleada como forro de abrigos’ procede de PINNA en el sentido de ‘pluma’, ‘plumaje’: en este sentido se lee peña en la Hist. Troyana de h. 1270 (140.7), J. Ruiz (666, 1277, 1404d), Sem Tob (201), González de Clavijo (p. 182), y en muchos docs. medievales, desde los aranceles santanderinos del S. XIII, y el inventario toledano de 1273 hasta el aragonés de 1374 por lo menos (RFE VIII, 328, 334; X, 119; BRAE II, 346; más en Cej., Voc.)3.

Pana ‘especie de terciopelo más basto’ [Acad. ya 1817], del fr. panne ‘piel’, ‘pana’.

La ac. peña ‘grupo de amigos que se reúnen’ [Acad. 1899 o 1914] quizá sea metáfora exagerada en el sentido de ‘grupo fuerte y compacto de gente inseparable’4.

Pena ‘de las dos piezas que componen la entena, la superior y más delgada, que mira a popa’ [1587, G. de Palacio, f° 105v°; 1627, Jal, p. 1154] se tomó del cat. pena íd. (comp. Agda peno, it. penna, ARom. XXI, 273), que vendrá de PէNNA en el sentido vulgar de ‘ala de una ave’, por comparación (comp. d’Ovidio, ZRPh. XXVIII, 539), comp. PENOL.

DERIV.

Peñarse. Peñasco [1428, trad. de la Commedia atr. a Villena: es palabra abundante y traduce normalmente a scoglio, scheggio y sasso; h. 1575, A. de Morales]; peñascal [peniscales Alex. 2180d; pinescales 2341c; peñiscales P ambas veces]; peñascazo; peñascoso. Peñedo ant. [fin S. XIII, Cej.], o penedo, comp. port. y gall. penedo ‘peñascal, peñasco’5 [ya Ctgs. 113.28 «o penedo que caerá», también 236.16, 241.34]: en Galicia es vivo también (Vall., etc.) aunque sobre todo empleado como genérico de nombres de lugar (Sarm. cita un caso al O. de Orense, CaG. 160r): el sufijo -ETUM en este caso ha tomado valor más aumentativo que colectivo. Peño ‘expósito’ [Acad. S. XIX], por la costumbre de dejar los expósitos sobre la piedra, compárese hijo de la piedra ‘bastardo’.

Peñón [1596, Fuenmayor, Aut.] o, disimilado peñol [h. 1520, Cortés (Nougué, BHisp. LXVI); 1570 es general y muy frecuente en Bernal Díaz de Castillo, Ercilla (V. aquí s. v. desecho en echar). etc., Aut.; h. 1560, Toribio de Ortiguera, en Serrano y Sanz, Hist. Primit. de Indias II, 421], con la misma disimilación que español < españón; peñolería ‘peñascal’ arg. (Fausto Burgos, La Prensa 25-VIII-1940, 15-11-1942; A. Córdoba ibid 25-VIII-1940). Peñueco ‘peñasco’ (docs. de 1076 1118, Oelschlager). Peñuela. Peñino arag. antiguo ¿‘paño de lana’? (invent. de 1397, BRAE IV, 219 penyno). Peñata ‘pájaro pequeño’ Cespedosa (RFE XV, 275), ¿de PINNA ‘ala’ con sufijo -ATTA?

Péñola [Alex., 2450; Gr. Conq. Ultr., 88; Nebr., etc.; mal escrito penulla, Libro de los Enxemplos, Rivad. LI, 458], al principio ‘pluma de ave viva’6, después especializado en ‘pluma de escribir’; del lat. PէNNŬLA, diminutivo de PINNA; con tratamiento semiculto, se conservó primero la nn geminada y después se diferenció en nd, de donde péndola [Lucano de Alfonso X (Almazán); J. Ruiz 286, 1229; Consolaciones del Antipapa Luna, 598; Nebr.; Lz. de Arenas, pp. 11, 180, etc.; más ejs. de ambas formas en M. P., Poesía Jugl., 54n.; esta variante todavía se empleaba no hace mucho, sobre todo en América; para el literato granadino de 1601 péñula es forma de Castilla opuesta a péndola de Andalucía, BRAE XXXIV, 370]; empendolar [J. Ruiz]; empeñoladura ‘conjunto de las plumas de una ave’ (Juan Manuel, Caza, ed. Baist, 10.18, 12.4, 13.16, 19), empeñolamiento íd. (ibid. 40.15, 10.16, 11.1, 13.24); pendolista ‘calígrafo’ (vivo en la Arg.).

Piñón ‘pluma pequeña de los halcones’ [1558, Vallés]; en la acepción ‘ruedecilla que engrana con una rueda’ [Academia, ya 1817], se tomó del francés pignon, propiamente ‘rueda almenada’ (por ser dentada), y éste de un *PINNIO, -ONIS, también derivado de PINNA; de la primera ac. vendrá piñonear ‘castañetear el macho de la perdiz cuando está en celo’ [Acad. ya 1817]; piñoneo; piñoncillo. Panarra ‘murciélago’ sevill. (RH XLIX, s.v.; A. Venceslada), mozarabismo, alteración de *penaira < PINNARIA, propiamente ‘rata alada’, comp. cat. ratpenat, ratapinyada íd. (fonéticamente comp. PARRA II) 7. Penacho [G. Segovia (Nougué, BHisp. LXVII); med. S. XVI, Calvete de Estrella, Aut.], del it. pennacchio íd., derivado de penna ‘pluma’ (comp. d’Ovidio, ZRPh. XXVIII, 545-6); penachera; penachudo; penachuelo; empenachar, -ado. Pendón [Cid; Gr. Conq. de Ultr., 59; etc.], tomado del fr. ant. u oc. ant. penon íd., derivado de PINNA por comparación del pendón de la lanza con el penacho del casco; el galicismo es indudable, a pesar de RFE VI, 331; hubo influjo fonético de pender, quizá ya en lengua de Oc (comp. oc. pendon ‘pestaña’; cat. ant. pendó ‘pendón’ en Jaime I, 471.9, por lo común penó); pendonear; pendoneta; pendonista.

Despeñar [doc. 1076, Cuervo, Dicc. II, 1137-9; Alex., 20, 2113; Roncesv.: RFE IV, 116; ast. depeñar, V]; secundariamente despeñarse ‘dejarse llevar’ (G. de Alfarache, Cl. C. I, 116.18; tr., ibid. I, 30.22), despeñado ‘impetuoso’ (Calderón, La Vida es Sueño III, viii, ed. Losada, p. 74); despeñadero; despeñadizo; despeñamiento [1512, Eurialo y Lucrecia (Nougué, BHisp. LXVIII)]; despeño (la ac. ‘desconcierto de vientre, diarrea’ será usual en el Alto Aragón, pues se emplea en el Valle de Arán). Sopeña.

Pináculo [Guevara (Nougué, BHisp. LXVI); h. 1600, Ribadeneira, Aut.], tomado de pĭnnacŭlum íd. Pínula.

CPT.

Peñavera ‘piel de armiño’ ant. (J. Ruiz, 7; S. XIV, arag., RFE XXII, 140; Cej.; etc.], compuesto con VARIA ‘de colores variados’, ‘gris’. Peñaranda, ir a ~, ‘empeñar, poner en prenda’ [1.ª mitad S. XVI, Fcha.], del nombre propio de lugar, por juego de palabras con empeñar. Penígero, tomado del lat. pennigĕrus ‘que lleva alas’. Pinatífido, compuesto de pinnatus ‘alado’ con findere ‘hender’. Pinnípedo (de pinna en la ac. ‘aleta de pescado’).

1 De la ac. latina ‘objeto puntiagudo’, ‘mondadientes’, quizá sea continuación un gall. piniza «los ganchos de un monte», sólo señalado por Sarm. CaG. 65r, que supongo debe entenderse ‘ramitas de un bosque’. La palabra latina tendría, desde luego, է, pero la asimilación *peniza > piniza no da escrúpulo. No sé si los topónimos gallegos Peniza(s) vienen de ahí o son derivados de pena ‘peña’; el colectivo Penizal más bien indica aquello.―

2 Así Petronio, xxxvi, 2, emplea pinna en el sentido de ‘ala’.―

3 No está claro peña en J. Ruiz 432c «las cejas apartadas, luengas, altas en peña, / ancheta de caderas: esta es talla de dueña», que M. R. Lida entiende ‘puestas en arco’, pero este significado no se explica fácilmente. También parece difícil admitir ahí el verbo empeñar en el sentido de ‘empeñarse en, exigir’. Acaso en la locución en peña se conservó esporádicamente el sentido de ‘pluma’, de donde ‘arqueado a manera de pluma’. Pero sería ac. enteramente aislada. También cabría pensar en el sentido de ‘punta’, ‘cúspide’, de donde ‘en alto’.―

4 También se podría pensar en la idea de refugio, que pudo extraerse de la interjección germanesca ¡peñas! ‘huye, huíd’ [J. Hidalgo y otros ejs. en Hill], donde la idea básica será la de irse al monte. Por lo demás no conozco otros testimonios de un cast. peña ‘refugio’, con cuya existencia cuenta el REW, y del cual considera préstamo el logud. esser in pinna ‘estar en lugar seguro’; de ¡peñas! deriva gnía. peñarse ‘huir’.―

5 Este colectivo *PէNNTUM debió de emplearse también, en el sentido de ‘peña, castillo rocoso’, en el catalán preliterario, de donde saldrían los varios Penedes toponímicos y el derivado Penedès, nombre de la comarca al OSO. de Barcelona, formado por oposición a Vallès (la comarca al N. de la capital, notable por sus innúmeros valles y vallejos), en memoria de los muchísimos castillos asentados en peñas, que caracterizan aquella comarca, verdadera extremadura catalana frente a los moros, durante varios siglos. Un castillo así se ha llamado allí tradicionalmente una roca (St. Martí Sarroca, etc.).―

6 «Don Cuervo,... odas las gentes tienen que la color de las vuestras péñolas et de los ojos et del pico... que todo es prieto», Conde Luc., ed. Hz. Ureña, p. 42; íd., Caza, 46.11; etc.―

7 Y además compuestos romances de RATA o de PINNA que reúne el REW1 6514.2 y 7089a; proceden también de éste voces romances diferentes, en varias acepciones, como oc. ant. penart ‘faisán’ y ‘cuchillo de dos filos’, voz quizá no ajena a las hablas catalanas (Penardell, nombre propio, en el Alto Empordán), aunque, de todos modos, esta familia está menos representada en nuestra vertiente pirenaica que en la otra.