PANTANO, tomado del it. pantano íd., voz antigua en el Centro y Sur de Italia, de origen incierto, probablemente prerromana y relacionada con PANTANUS, nombre de un lago de la Pulla en la época romana.

1.ª doc.: S. XV; h. 1590, José de Acosta (Aut.).

Era por entonces palabra poco arraigada, pues no sólo falta en Nebr., PAlc. y fuentes anteriores, y es ajeno al léxico del Quijote y de Góngora, sino que C. de las Casas (1570), además de no registrarlo como voz castellana, sólo traduce el it. pantano por el cast. laguno. Es probable que ya se hubiera empezado a emplear un poco a mediados del S. XV, pues APal. incluye pantanoso entre los sinónimos de lodoso (247d), e incluso pantano está ya en la traducción castellana (de mediados del S. XV) del Comentario de Pietro Alighieri a la Commedia, ms. 10207 Bibl. Nac., fols. 18v y 20r; pero durante mucho tiempo debió de ser palabra escasamente conocida, y sólo las guerras italianas del S. XVI debieron de conferirle cierto grado de popularidad. El primer lexicógrafo en registrarlo es Percivale (1591) y le siguen Oudin y Covarr.; Aut. cita ej. de José de Acosta, y otros poco posteriores de Cienfuegos y Argensola. Pero la rareza suma de pantano en la toponimia española y aun la americana (sólo tiene cierto arraigo en la argentina) confirma que es palabra forastera, sin raíces en el país. Lo mismo ocurre en los demás romances ibéricos. El port. pântano, del cual ya existen ejs. en la 1.ª mitad del S. XVII (Bluteau), muestra su carácter advenedizo en el propio traslado de acento, que sólo puede comprenderse en un extranjerismo mal asimilado1. Esta misma pronunciación, por lo demás, existe en el castellano de Arizona (BAAL II, 277) y de Navarra (según me dice un hijo de Tafalla).

El catalán pantà es más antiguo, puesto que se halla con cierta frecuencia desde la primera mitad del S. XIV, V. mi nota BDC XXIV, 151, n. 6; pantà es también forma popular en el Maestrazgo y zona catalana de Teruel, como anoté en los lugares, y seguramente en otras partes, pero en otras se dice popularmente pantano, así en el País Valenciano como en Barcelona (M. Gadea, Tèrra del , III, 93), lo cual comprueba el origen italiano; en efecto el primer testimonio catalán medieval; es de Muntaner y se refiere a Grecia, el siguiente está en una traducción del italiano, y el tercero figura en el Curial, texto que contiene otros muchos italianismos. La ausencia total del vocablo en la toponimia catalana, a no ser como nombre de embalses artificiales (pantà de Vallvidrera, de Riudecanyes, de la Pena, de Tibi), es otra prueba elocuente de su procedencia extranjera. En suma, pues, podemos asegurar que en toda la Península Ibérica es italianismo y que no entró por vía terrestre a través de Provenza, sino por las puertas marítimas de Cataluña. El vocablo, en efecto, es totalmente ajeno al galorrománico.

En cambio es antiquísimo en Italia. Para la historia del vocablo es fundamental el erudito artículo de Paul Aebischer, BDC XXIV, 148-157. Con multitud de datos documentales demuestra que pantano es frecuentísimo en las escrituras italianas por lo menos desde med. S. VIII: desde el año 748 menudean en los documentos la palabra pantanum o pantanus y sus derivados pantanetum, pantanellum, pantanula, etc.; en contraste con estas docenas de ejs. nada semejante se halla en las escrituras hispánicas o galorromances: evidentemente pantano es una voz importada en fecha relativamente tardía desde Italia a la Península Ibérica. Pero además de estos sólidos fundamentos filológicos me interesa hacer notar que es muy natural que sea el país de las marismas y de la malaria el que exportó este vocablo a otras tierras romances. Los soldados catalanes que lucharon ininterrumpidamente en tierras italianas desde fines del S. XIII habían de notar forzosamente esta característica del país y traer consigo el vocablo que la designaba: de suerte que no es extraño que sea un soldado, Muntaner, el primer hispano que emplea el vocablo. Por lo demás, la antigüedad del vocablo en Italia se confirma por todas partes: ya aparece en Dante y en Giovanni Villani, en los Proverbia supra natura feminarum, del S. XIV (ZRPh. IX, 101), etc., y todos los numerosos ejs. del latín medieval que cita Du C. proceden de Italia. Por su parte Aebischer hace otra observación instructiva: la toponimia italiana nos muestra que el área de mayor densidad de pantano y derivados en Italia comprende solamente la Toscana, las Marcas, Umbría, el Lacio, los Abruzos y la Campania, mientras que es raro al Norte de los Apeninos y también en Calabria y Sicilia; el estudio de la documentación más antigua restringe todavía más esta zona, y nos muestra que hasta el año 1000 apenas se empleaba más que entre Roma y Nápoles. Estos hechos son decisivos para la etimología.

Diez, Etym. Wörterbuch d. r. S., 233, lanzó a los romanistas por una pista, cuya falsedad prueba ahora Aebischer con su documentación: pantano sería derivado de palta (pauta),, que con el sentido de ‘fango, cieno’ se emplea en Lombardía, Piamonte, Provenza y algunas hablas réticas de los Grisones. Ahora bien, Gustav Meyer (Alban. Wb., 25; y Bezzenbergers Beiträge z. k. d. idg. Spr. XIX, 1893, 154-5) y K. F. Johansson (Z. f. vgl. Sprachf. XXXVI, 385) relacionaron esta voz alpino-romance con el alb. baĺt, eslavón hiato (svcr. hiato, pol. bloto, ruso bolóto) ‘pantano’, que representan un indoeur. *bol-to-m (quizá en relación con el lit. balà íd., y con el a. alem. ant. pfuol, alem. pfuhl ‘charco, pantano’, ingl. pool): el rum. baltă sería prerromano y el gr. biz. βάλτƓ, ngr. βάλτος, íd., estaría tomado del albanés o del rumano, mientras que el alpino-romance palta sería una reliquia ilírica. Sea de ello lo que quiera, y aunque una voz ilírica en el Piamonte y Provenza cause escrúpulo (otros preferirán hablar de lígur, etc.)2, lo que puede afirmarse con bastante seguridad es que pantano nada tiene que ver con esto, pues el área primitiva de este supuesto derivado está muy alejada de la de palta, y además sería inexplicable el cambio de *paltano en pantano; por el contrario nadie extrañaría que un pantan primitivo se cambiara por disimilación en paltan, pero el cambio fonético inverso sería absolutamente insólito e incomprensible3, de suerte que la forma lombarda paltan invocada por Diez en favor de su tesis, nada prueba: es el it. pantano, que al penetrar en esta zona en fecha tardía sufrió una disimilación, favorecida además por el influjo inevitable de palta ‘cieno’. De ninguna manera arregla las cosas M-L. (Das Katal., § 134; y REW 6177) al sugerir que palta y pantano sean reliquias góticas, conservadas en Italia y en España, procedente la primera de un nominativo *PALTA y la segunda del radical de los casos oblicuos *PALTAN: además de las objeciones fonéticas y geográficas ya expresadas, deberíamos entonces tener *paltane con -e final en italiano y no pantano o *paltano; y por otra parte no sólo no hay indicio alguno de que tal palabra existiera en germánico, sino que sería sorprendente, como toda palabra germánica en P- inicial (como correspondencia del ruso bolóto más bien habría que suponer gót. *palth, o bien *palda).

La etimología de Diez y Meyer-Lübke ha de enterrarse, pues, definitivamente, y hemos de mirar pantano sin duda como una voz prerromana oriunda de algún idioma del Centro o Centro-Sur de Italia. De ello tenemos una confirmación elocuente, no advertida por Aebischer. De lleno dentro de la primitiva zona de difusión de pantano, señalada por este lingüista, se encontraba el Lacus Pantanus mencionado por Plinio (Hist. Nat. III, xi, 16), el actual Lago di Lesina, en el extremo Norte de la Pulla, junto al Abruzo y el Piceno, en la costa adriática, al Nordeste del Gargano. Se trata de una gran laguna de 22 km. de largo, y de 51 km. cuadrados de superficie, pero sólo de 60 u 80 centímetros de profundidad, cuyas aguas «si riversano nelle campagne circostanti inondandole e alimentando la malaria», como explica la Enciclopedia Italiana, s. v. Compárese con esto la definición del it. pantano en cualquier diccionario: «luogo pieno di mota o d’acqua motosa; paese basso e paludoso». ¿No era el Lacus Pantanus, por su gran extensión y sus pésimas consecuencias para la salubridad, uno de los casos más típicos de ‘pantano’? La prueba de que su nombre se conservó hasta muy tarde la tenemos en el doc. de 1165 citado por Du C., donde todavía se habla de un lugar junto a Lesina «Pantano circumdatum», y hasta hoy un tipo de anguilas amarillas propias de esta laguna se llaman anguille pantanine (Encicl. It.). El fenómeno de un antiguo nombre propio que por antonomasia se convirtiera en nombre común no sería sorprendente en un caso de esta naturaleza: recuérdese que durante siglos se ha buscado el origen de BAHÍA en el nombre propio del Bajae romano, y aunque esta etimología sea falsa, la de MANZANA, derivado de MATTIUS, y otras tantas, son seguras; como prueba me bastará recordar que en los Pirineos es común hablar de una Garona, una Valira, una Noguera o un Gave, como nombre de cualquier río, aunque sean en su origen nombres propios de ríos individuales. Por lo demás no es obligatorio deducir que éste sea el caso de pantano. El PANTANUS citado por Plinio como nombre del Lago de Lesina, puede no ser más que el testimonio primero, el más antiguo de todos, de la larga lista de apelativos reunida por Aebischer, que empieza un poco más tarde4: por ser un lago eminentemente pantanoso se le habría dado el nombre de pantanus por excelencia, y gracias a esta circunstancia se nos habría trasmitido desde un poco antes que los demás. Lo que me parece ahora plenamente demostrado es que PANTANUS es una voz prerromana de la zona de marismas pontino-adriática, quizá una palabra mesapia5. Por lo demás, no puedo averiguar si los mss. de Plinio donde aparece Pantanus son anteriores al S. VIII, pues de no serlo podría tratarse de una forma alterada por el mismo tiempo en que aparecen los documentos reunidos por Aebischer. Es por lo menos sugestiva la idea de que Lacus Pantanus sea una mutilación de Lacus (S)ypontanus, pues ahí muy cerca estaba Sypontus, que suele identificarse con Manfredonia: además de las fuentes antiguas el nombre de esta población figura en la Legenda Aurea de J. de Varazze (ed. Graesse, p. 642) y el ms. B de la versión catalana la llama Sipontina; evidentemente palus sypontina, formación adjetiva en -inus junto a -anus. La reducción de *Ipontanus a Pantanus era tanto más fácil cuanto que los dialectos suditalianos cambian sistemáticamente la o pretónica en a, y cuanto que la paronimia con las paludes Pontinae (algo más de un centenar de km. más al Este) conducía naturalmente a sentir la i de *ipontanus como algo pegadizo y anorgánico.

DERIV.

Pantanoso [APal. 247d], Pantanal. Apantanado. Empantanar; comp. el cat. empantanegar ‘paralizar (un trabajo)’, cuya formación sufijal, de tipo bastante antiguo, comprueba la antigüedad del italianismo pantà en catalán.

1 Junto a él, con el acento etimológico, existe pantâna, apenas empleado más que en la frase consagrada dar com tudo em pantana ‘dilapidar el patrimonio’, cuya identidad parece segura si tenemos en cuenta que Salgado de Araujo, según cita de Bluteau, escribió dar com ellas em pantano. Vid. Gonçalves Viana, Apostilas II, 220, aunque no creo que el traslado de acento se deba a una influencia erudita, esdrujulista, sino a la pronunciación bárbara que a menudo se da a las voces extranjeras.―

2 M-L. quiere agregar ahí el gascón pirenaico pauto ‘boñiga’, usual desde el Bearne occidental hasta Luchon (Schmitt, Terminologie Pastorale, 25; Rohlfs, BhZRPh. LXXXV, § 368), y no quiero negar del todo esta posibilidad, pero hago notar que el significado es diferente. En su opinión habría existido primitivamente una área continua del vocablo desde el Bearne hasta los Grisones, área luego interrumpida por la pérdida de pauta en la zona intermedia entre Luchon y la Provenza, a causa de la homonimia con pauta ‘pata’. Nótese, empero, que el vocablo se habría podido conservar en la zona muy extensa del Languedoc donde se conserva la L ante consonante (y por lo tanto no había homonimia con PAUTA ‘pata’), mientras que, por el contrario, donde lo hallamos es en los Pirineos gascones, donde pauto ‘pata’ y pauto ‘boñiga’ conviven pacíficamente.―

3 La dilación consonántica no se produce en estas condiciones, y si se produjera afectaría al sonido más débil, o sea la -n- intervocálica de -ano y no la -l- implosiva, y por lo tanto más fuerte, de palt-: si cambio hubiera no sería *paltano > pantano, sino más bien > *paltalo, pero insisto en que en esta posición no suele haber dilación de ninguna clase y solamente disimilación.―

4 Hay ya un ej. de fines del S. VII; aunque es doc. sospechoso de interpolación posterior (Aebischer, p. 155), la voz pantano podría ahí venir de la redacción primitiva.―

5 No hay por qué negar la posibilidad de un parentesco, lejano e indirecto, de este prerromano PANTANUS con el alb. baĺt íd. y su familia arriba aludida; recuérdese que mesapio y albanés pasan por ser parientes. De todos modos es muy problemático, dado el alejamiento fonético. Más probable parece que sea voz mediterránea no indoeuropea, acaso emparentada con el cat. occid. patamoll ‘pantano’ (que llega hasta el arag. de Fonz, AORBB II, 261; patimoll en el Vilosell), cuyo parecido con moll ‘blando, mojado’ y aiguamoll ‘pantano’ (comp. BDC XXIII, 302), quizá sea meramente falaz, en vista del port. dial. patameiro, patamal «lamaçal, chiqueiro, sítio exposto à freqüência de animais e pessoas, no quai se vƟo aglomerando lixos e dejectos» (Estremadura, Alentejo: RL XXXI, 112; XXXVI, 149). Siendo los dialectales cat. patamoll y port. patameiro meramente modernos, hay que tener mucho cuidado en deducir de ahí una raíz preindoeuropea de donde pudiera salir el antiguo nombre propio PANTANUS. Como en portugués an es casi igual que ã y esta nasalidad a veces se elimina por disimilación, patameiro (-amal) puede ser debido a un cruce de pantano con lameiro (lamaçal), tan vivo allí. En cuanto al catalán la explicación es diferente y resulta importante la variante patimòll, que he registrado no sólo en el Vilosell, sino, últimamente, también en Bell-lloc y algún otro pueblo de Urgel, aunque en toda esta comarca lo más extendido es patamòll, de uso general en toda ella hasta Artesa de Segre inclusive y, Pallars arriba, hasta el límite con Francia. Patimoll sugiere que se trata de pati moll (‘blando’ o ‘mojado’), con pati en el sentido local de ‘solar, erial’, allí muy vivo; patamoll resultará por disimilación de la variante patu (para la cual V. PATIO). En cuanto al bearn. patère, Aura patso, pallarés patanada, aran. pàdia ‘boñiga’, y aun quizá el cast. PATARATA, y el citado gasc. pauto, pueden estar asimismo relacionados, pero más indirectamente, y quedan muchos detalles fonéticos por aclarar.