MOHINO, en portugués mofino, origen incierto; para que sea derivado de la raíz de MOHO, por comparación con el objeto deteriorado por el moho o la planta atacada por el musgo, sería preciso que en portugués fuese castellanismo; hay la posibilidad de que venga del árabe, pero esto también presenta dificultades.

1.ª doc.: princ. S. XV, Canc. de Baena, n.º 392, v. 4.

Escribía Juan A. de Baena: «Johan García, muy ladina / es mi arte que proçedo, / e non es segunt concedo / tal la vuestra, vyl, mohyna, / muy astrosa, fornezina». Aquí, como en el siguiente ej. de Sánchez de Badajoz, es ‘desdichado’: «un hijo y otro me dió, / y fuí tan mohina yo / que ambos se los he enterrado» (cita de Cej., Voc.); así todavía una vez en el Quijote («gente mohina y desdichada» I, xxx, 146). El significado clásico es ‘enojado’, a veces con cierto matiz de impaciencia o hastío: «llamaba a la puerta de su dama un galán, y ella ya mohina, aunque le conosció, díjole que quién era», Timoneda (Sobremesa, Rivad. III, 179); también es común el matiz de enojo mezclado de tristeza: así cuando Juan de Valdés advierte que para que le entiendan mejor los italianos dirá más bien malencónico que mohino (Diál. de la L. 145.2), a lo cual le objeta su interlocutor que no es lo mismo, recordándole el dicho «dos a dos y tres al mohino»; Valdés explica entonces: «tomamos algunas vezes mohino por desgraciado o desdichado en el juego... y dezimos que se amohina quando toma alguna cosa por agüero». Pero el otro matiz en que pensaba Valdés es todavía más común: «quedé yo del caso pasmado; el autor, desabrido, los farsantes, alegres, y el poeta, mohino» (Coloquio de los Perros, Cl. C., 326); «había en el calabozo un mozo tuerto, alto, bigotado, mohino de cara, cargado de espaldas y de azotes en ellas...» (Buscón, Cl. C., 199); y V. muchos más en el Quijote y en Aut. Más extraordinario es que pase al sentido activo de ‘molesto, pesado’1. Nótese finalmente la ac. citada por Nebr. («hinnus») y Covarr., en que se aplica a la caballería maliciosa o falsa, que regularmente tiene el hocico negro (Fcha. cita ej. de F. de Rojas)2.

El port. mofino es palabra muy arraigada: ahí es «infeliz; acanhado; avarento; turbulento», y en la primera ac. aparece ya varias veces en Gil Vicente, primeros años del S. XVI (vid. Vieira), en Bartolomé PaxƟo (1643), y seguramente es casual que Bluteau sólo traiga este ej. y Moraes ninguno; sea como quiera, el sustantivo mofina ‘desdicha’, ‘mezquindad’, es frecuente en los clásicos, y ya en la primera mitad del S. XVI (Moraes).

La cronología castellana y el sentido único del portugués3 indican, por lo tanto, que nuestro vocablo significó primitivamente ‘infeliz’ y sólo después, pasando por ‘afligido’, se llegó a las demás acepciones.

Como etimología, la más acreditada hasta ahora es la de Diez (Wb. 218) y M-L. (REW 5713), que derivan mohino de moho. Se fijaba Diez en el sentido moral que se observa en varias palabras de esta familia, cast. moho ‘desidia o dificultad de trabajar, ocasionada del demasiado ocio’, venec. muffo ‘malhumorado’, bávaro muffen ‘hacer pucheros’, ‘estar de mal humor’, muffisch ‘gruñón, malhumorado’; a ello pueden agregarse los que cita Th. Braune (ZRPh. XXI, 220n.): alem. dial. gemüfje ‘rezongo, refunfuño’, muff «homo austerus, morosus, occultus», muffel ‘persona malhumorada’, alem. muffer ‘criticón’, fris. orient, muffîg ‘de humor melancólico, enojadizo’. Tienen fuerza indudable estos paralelos, pero no son concluyentes, pues puede tratarse de dos homónimos germánicos, o de dos ramas independientes de una familia de creación expresiva; el venec. muffo puede ser germanismo local y aun puede admitirse lo mismo del romagnolo mof y notigiano muffutu ‘pálido’ citados por M-L.; también puede ser casual la coincidencia con el danés muggen ‘mohoso’ y ‘malhumorado’ hacia el que llama la atención Gamillscheg, R. G. I, p. 371-2; y el trasm. fazer-lhe môfo «fazer má cara a qualquer coisa, sobre todo de comer, torcer-lhe o nariz com desdem» (RL V, 97) es testimonio recusable, pues dado su aislamiento puede no ser más que un derivado retrógrado de mofino. Ciertamente existe un camino semántico hacia esa dirección como el que indica Diez en el alem. faul ‘podrido’ y luego ‘perezoso’ (en Suiza ‘mala persona’), pero esto, lo mismo que el citado uso metafórico del cast. moho y cat. florir-se ‘consumirse de impaciencia’, nos dejan todavía bastante lejos del sentido de mohino, sobre todo si tenemos en cuenta que éste partió de la idea de ‘desgraciado’; comp. especialmente el it. muffa ‘vanagloria’, y venire la muffa al naso ‘irritarse, despecharse’. En conclusión mientras no se hallen paralelos semánticos más copiosos y en otros idiomas, quedará una duda considerable. Ésta se acentúa al tomar en consideración el port. mofino, cuya terminación presentaría grave dificultad si es sufijo romance, puesto que ahí -զNUS da -inho; tendríamos que admitir que es castellanismo ya antiguo, lo cual no es imposible, pero repugna creerlo en palabra que se halla en autores tan antiguos y puros, y que muestra independencia semántica. Esta duda se opondría igualmente a que miráramos mohino como préstamo de las citadas voces germánicas ―lo cual es inverosímil dada la ausencia del vocablo en gótico, y la fecha muy tardía de las voces aludidas en alemán [1475, como observa Baist, RF I, 110-11]4.

El único medio de poder dar por autóctono el port. mofino sería admitir que el vocablo viene del árabe. En tal sentido sólo se ha propuesto (Acad., Eguílaz) un ár. *muwâɅin ‘airado’; pero, además de las graves dificultades fonéticas, esta palabra no sólo es hipotética, sino también inverosímil, pues la raíz en cuestión, sólo citada por el Qamûs, falta en todos los diccionarios y fuentes del árabe vulgar e hispánico, y falta aun el verbo *wâɅan, del cual aquél sería participio activo5. Hay otros étimos arábigos concebibles, y quizá menos arriesgados, pero adolecen del defecto de estar mal documentados o tropiezan con otros obstáculos6. El único que merece atenta consideración es el siguiente. La raíz ȟum ‘ser malsano’, ‘corromper’, ‘causar fiebre’, pertenece al árabe de todas partes, pues está en la lengua coránica y clásica, y se registra muchas veces en autores y léxicos africanos (Dozy, Suppl. II, 790); además del verbo ȟȟam «corrompre, infecter l’air» (cuyo participio es muwáȟȟim), hay el adjetivo ȟim «malsain, corrompu, insalubre, putride, vicié (air, eau)», bien vivo en Argelia según Beaussier (sin vocales) y Ben Sedira (moukhem)7. Ahora bien, otro adjetivo de la misma raíz, waȟîm, que por lo común significa ‘malsano’ y ‘pernicioso’, se empleaba en España, pero con el sentido de «tediosus», según R. Martí. Es, pues, verosímil que ȟim fuese también hispanoárabe, y que ahí tuviese ya el doble sentido de ‘malsano’ y ‘enojoso’, que explicaría bien el cast. mohino y el port. mofino, puesto que la -m final se pronunciaba -n en el vulgar hispánico (V. lo dicho en MARRANO), y no son raros los casos de traslado del acento en voces de tal estructura8. Además bastaría para ello con el influjo del sufijo romance -ino. Pero claro está que el étimo debería documentarse más ampliamente antes de dar esta etimología como algo cierto.

Antes de cerrar el artículo recordaré que la palabra castellana logró considerable expansión fuera de los límites del idioma. En especial su derivado amohinar dió el cat. amoïnar ‘preocupar, causar quebraderos de cabeza’, que no sólo está completamente arraigado, sino que hoy es de uso más frecuente que en castellano; sin embargo, ha de ser castellanismo; y también pasó a Italia, donde ammoinare «annoiare, irritare» se halla desde el S. XVII (Zaccaria), y hoy sigue usándose en el dialecto romano y en el napolitano («gravare, affannare»); no dudo de que el tarent. ammuinarsi, Irpino ammoinàrese, «affaccendarsi», calabr. ammujinàrese íd., ammuinari «prendersi fastidio, affannarsi», vienen también de España y no son derivados de BOVINUS (como dijo Rohlfs, ARom. VII, 457). En cambio, contra la opinión de Tobler (ZRPh. IV, 182), es muy difícil que el it. moìna ‘caricia afectada’, ‘gesticulación’, proceda de España, a pesar de la semejanza considerable y la dificultad en explicarlo de otro modo; pues es palabra ya frecuente en la primera mitad del S. XV (G. Morelli; A. Pandolfini; Canti Carnascialeschi) y muy arraigada en todas las épocas; acaso esté por *movina, derivado de movere (Prati supone que venga de un hipocorístico del gato, para lo cual dudo que haya apoyo suficiente; V. abajo, mohín).

DERIV.

Mohina [1577, B. de Villalba, Fcha.]9. Mohindad (Covarr.), por cruce con ruindad y mezquindad. Amohinar [1539, A. de Guevara; dos citas de este autor en la ed. de Cl. C. de Menosprecio, 61.21].

Mohín [Acad. 1884, no 1843], ‘mueca o gesto, por lo común gracioso y femenino’ (ejs. de P. A. de Alarcón y de Pardo Bazán en Pagés, de uso muy común en la actualidad), suele considerarse variante de mohino, y quizá así sea en realidad (¿como postverbal de amohinar?), comp. el port. dial. fazer mofo y demás voces extranjeras arriba citadas; pero es notable la fecha tardía del vocablo y su significado considerablemente apartado del de mohino y próximo al del it. moìne ‘gesticulaciones’ (para el cual V. arriba): quizá sea italianismo10.

1 «Dejaldo y asentaos, que estáis mohino», Lope, Fuenteovejuna, ed. Losada, II, ii, p. 41. De la frase proverbial mencionada por Valdés, y explicada semánticamente por Aut., abundan los ejs. clásicos (otros en Fcha.): «¿a qué propósito me queréis obligar tan estrechamente? Avéisos por ventura concertados todos tres para el mohino» en el propio Valdés (2.18); en textos más vulgares se halla dos al mohino: así en el Alfarache de Martí (cita en mi artículo ZARPAR), o entre las frases vulgares y mal sonantes de Pedro Espinosa (Obras, p. 196.2).―

2 Regístrase desde PAlc.: «mohino, animal», traducido por una palabra que se aplica al caballo de hocico negro, pero que en otra variante significa ‘malicioso, maligno’ (Dozy, Suppl. i, 467b). Tomándolo del castellano lo emplea el valenciano Jaume Roig, v. 4383 (muïna).―

3 Sólo dialectalmente encontramos ahí el sentido español: amofinas «tribulaç?es, desgostos, pesares», en Alfândega da Fé, junto a mofina «desgraça, infelicidade» (RL XIV, 299, 300).―

4 Mucho peor es la idea de Gamillscheg, l. c., de partir de un gót. *MUDWEINS, fundado en el danés muggen. En primer lugar el cambio de -DW- en -f- es inadmisible.―

5 El Qamûs sólo da la primera forma de este verbo, cuyo participio entonces sería Ʌin.―

6 Una fuente tan antigua como el ?auharí cita el verbo Ȑáfam «implevit seu accendit irâ», cuyo participio activo múfim nos acerca bastante a mohino, pero significaría ‘irritante’ y no ‘irritado’, y el vocablo falta en las fuentes hispánicas y vulgares. ȟad «reprendre, blâmer, censurer», «gronder, faire des reproches», tiene buenas fundaciones filológicas puesto que lo registran el sirio Mohît, el egipcio Bocthor, el argelino Beaussier, y el hispano R. Martí («improperan, punire»), los dos últimos con ȝ; su participio activo muwâȟid no es completamente inconcebible que diera mofino, pero es idea forzada fonética y semánticamente.―

7 Parece ser el participio activo de una cuarta forma, por lo demás no mencionada.―

8 Steiger cita mudníb (< ȝnib), mutequedím (mutaqáddim), muqueddém y cat. almugatèn (muqáddim), muhtecéb (Ʌtasib), meçquén (máskin), marfá (márfi), maȟzén y cast. almacén (ȟzin), ma⺆Ǥéna (⺆Ǥina), Contrib., pp. 97, 94, 93 y 92.―

9 ‘Molestia, mal humor’: «no le dió poca mohina [al vendedor] cuando reconoció la mala moneda, porque iba huyendo de carga y no podía excusarla», G. de Alfarache, Cl. C. II, 113.23; análogamente mojina en La Serrana de la Vera, v. 673; en el Alcalde de Zalamea de Calderón parece ser ‘riña’: «ahí un pobrete, que queda / con un rasguño en el rostro /... / Bueno es estar de mohina, / cuando vengo ya de fiesta» (II, iv, ed. Losada, p. 125).―

10 La Acad. deriva mohino de mohín y éste de mofa. Pero esto es poner la carreta delante de los bueyes. Seguramente no hay relación entre esta última palabra (cuya familia nunca tiene formas con h en castellano) y las otras dos.