MELINDRE, nombre de varios dulces, bizcochos y frutas de sartén, que torna además el sentido de ‘delicadeza’; probablemente deformación del fr. ant. Melide ‘tierra de Jauja’, ‘lugar o situación deliciosa’, que a su vez se tomó del lat. Melĭta, nombre propio de la isla de Malta, interpretado por la gente a la luz de su aparente parentesco con el lat. MEL ‘miel’.
1.ª doc.: Sta. Teresa, † 1582.
Una etimología muy probable fué indicada por Spitzer, AILC III, 19-215: el fr. ant. melide es el nombre del ‘País de Jauja’ en numerosos textos medievales, desde Chrétien de Troyes; p. ej. «pour la ricoise de Melide / ne vausist oïr tel contraire» (Amadas et Idoine): hay variante Melite, y unas veces se aplica ya a materias comestibles, figues de Melite, otras veces toma la ac. figurada y traslaticia de ‘situación deliciosa’, ‘satisfacción interior’: «li cors / qui est plungiés es grans devices / de cest siecle et es grans delices; / en la douçor, en la melite, / tant se desduit et se delite, / qu’il ne redoute point enfer» (Henri d’Andeli), «tant plus travaille, plus est roide, / et plus ses cuers est en melide; / se sa char blanche fronce et ride / par l’astinence qu’ele maine, / joie ses cuers grant en demaine» (Gautier de Coincy). Está claro, coma indicaron Foerster (ZRPh. XXII, 529) y M-L. (REW, 5481), que se trata de un descendiente semiculto del lat. MELէTA, nombre propio de la isla de Malta, pero deformado semánticamente por su supuesto parentesco con el lat. MEL y con mellītus ‘azucarado, enmelado, dulce’, bajo el influjo de la frase bíblica terra lacte et melle fluens. Con la gran boga de la literatura francesa de imaginación, el vocablo pasaría a España, y ahí, como tantos extranjerismos, sufrió dos sucesivas alteraciones fonéticas: primero en *melidre (con r repercusiva) y luego melindre al propagarse la nasalidad inicial a la sílaba intermedia; comp. ALAUDA > alod(r)a > alondra, AMYGDULA > almendra, etc .6 En el aspecto semántico, nótese que ‘Jauja’ es un excelente nombre para dar a un dulce o pastel, comp. el fr. cocagne ‘especie de torta’ y el neerl. med. kukenje ‘pastel de feria hecho con azúcar cocido y jarabe’ procedentes del fr. Cocagne ‘Jauja’.
J. Storm, Rom. V, 181, quería explicar melindre por el lat. MELLզTŬLUS ‘dulce como la miel’, pero el resultado fonético habría sido *mellijo tratándose de un descendiente hereditario, o bien *melildo en tratamiento semiculto, comp. cabildo (tilde TITULUS es forma tomada del galorromámico, donde MELLITULUS no existe); en ningún caso lograríamos así explicar la -e final.
En cuanto a la explicación de Malkiel (Language XXII, 295-302, 311-12), a base del lat. MELLզGO, -զGէNIS, ‘aleda, propóleos: sustancia cérea con que las abejas embadurnan la colmena’, además de rebuscada e inverosímil en lo semántico, es imposible en el aspecto fonético, pues el resultado de tal vocablo en castellano no habría podido ser otro que *melín o *mellín (el cruce con mugre y pingre que se produjo en holingre < HOLLÍN, no tenía por qué repetirse en este caso, por falta de oportunidad semántica).
DERIV.
Melindrear [h. 1640, Polo de Medina] o melindrizar [Tirso]. Melindrillo. Melindroso [1600, Mariana] o melindrero [1605, Pícara Justina].
1 Lope es autor de la comedia Los Melindres de Belisa (1617), editada y comentada por C. Barrau, Amsterdam, 1933, comp. Montesinos, RFE XXI.― ↩
2 De ahí pasó a Oudin, 1616, «tartes de sucre».― ↩
3 A él se refirió ya Puigblanch en 1828 (vid. Viñaza, p. 830). Claro que no debemos tomar en serio su étimo *MELLENDINUM, ni tampoco su intento de relacionar con el galicismo MERENGUE.― ↩
4 «Mostróles una valiente maza... Dixo Critilo: aun creyera yo era la clava de Hércules. ¿Cómo de Hércules? ―dixo el francés―. Fué un juguete aquélla, fué un melindre respecto désta», Criticón, ed. Romera, II, 113.― ↩
5 Para completar la documentación recordaré el port. lisboeta belindre «pedrinha ou vidro redondo com que se joga o alguergue», «jôgo de rapazes, em que procuram ganhar tentos ou valores, acertando com a pedra numa pequena cavidade, aberta na terra, e impelindo com o dedo da mƟo direita o própio belindre contra o do parceiro»; Leite de V., Opúsc. II, 476, recogió en el Minho bolindro identificándolo dubitativamente con belindre, y en otro pueblo anota (p. 475) «belindroso: melindroso». Hay ahí por lo menos un cruce con otro vocablo, bola, quizá con más de uno, comp. cat. bèlit ‘tala’ y ‘juego de la tala’. El port. melindre, según Bluteau es «humas gemmas de ovos, batidas em um tacho com assúcar, do qual se faz hum polme, e este se divide em bocadinhos do tamanho de pastilhas, cozidas e curadas em fogo brando», con cita de un Arte de Cozinha; y además «affectada e demasiada delicadeza no trato do corpo; melindre no fallar; com mellindres: molliter; melindres geralmente em cualquer matéria: mollitiae». Fuera del iberorromance no existe el vocablo, aunque pudo haber roce no etimológico con el aran. enlindrà ‘embadurnar (con excrementos, etc.)’, eslindrà íd. y ‘desparramar, dispersar’, landés eslindrat «svelte, élancé; dégourdi» bearn. lée «bouse de vache délayée pour faire une sorte de goudronnage; lie», Lavedan leà «placer une couche de au fond d’un récipient; recouvrir à peine de: era néu que léo et camî» (Palay), probablemente hermanos del sobreselv. lenà ‘embadurnar’, procedente de LէNĔRE (*LINARE, ¿*LINELLARE?).― ↩
6 Es muy posible que la forma primitiva Melide se conservara sin alteración en algunos puntos de la Península Ibérica. Hoy Terra de Melide es el nombre de una importante comarca de Galicia, entre Lugo y Compostela, fértil como toda la región; comp. el importante libro etnográfico y geográfico Terra de Melide editado en 1933 por el malogrado Seminario de Estudos Galegos (y Krüger, VKR VII, 374-5). Es verdad que no puedo asegurar que sea ésta la etimología de este nombre propio, pues hay otros topónimos gallegos en -ide, y existe una aldea Melid en el ayuntamiento de Camba, prov. de Pontevedra (de todos modos hay que separar de los frecuentes en -ido < -ୱTUM, con los cuales sería muy difícil enlazar fonéticamente). Recuérdese que Jauja es nombre propio de una ciudad del Perú. En cuanto a melindre, pudo haber influjo fonético de Melinde, reino de la costa oriental de Africa, en el cual construyeron los portugueses muchas iglesias, vid. Bluteau. Pero no es probable que debamos buscar ahí la etimología, pues a juzgar por el artículo de Bluteau no parece que los portugueses tomaran este país como símbolo de la abundancia o la riqueza, o como país exportador de azúcar. El vasco mendere (ronc. y salac.) podría venir de menderatu ‘dominar’ (derivado de mende); pero su proximidad con el vocablo románico debe ser meramente casual. ↩