HOLLÍN, del lat. vg. FŬLLզGO, -զGէNIS, clásico FULIGO, íd.

1.ª doc.: follín, S. XIII, L. de los Cavallos, 67.2; APal. («osticium, color de hollín que crece de la continuación del fuego y fumo»), Nebr. («hollín del huego: fuligo; hollín de hornaza de metal: cadmia»).

Figura también en C. de las Casas, Oudin, Covarr., y hay ejs. de G. del Corral (1626) y Tirso de Molina. Palabra popular y de todas las épocas y regiones del idioma; Cej. VIII, § 126. FULLզGO (o foll-) se halla en glosas latinas1, frente a FȢLզGO del latín clásico, dualidad que tiene muchos paralelos en latín, en particular CALLզGO (de donde el sardo baȓȓíne, gaȓȓiginzu, V. REW 1516, y la nota de Steiger)2. Entre las formas romances el it. filìggine (o fulìggine) procede de la forma clásica, y el rum. funìngine puede venir de cualquiera de las dos, pero las formas réticas e iberorromances han de proceder de la variante vulgar: engad. fulin, b. engad. fulia, port. fuligem, pullés fuȓȓíšene, fidd-, piȓȓíšini (Rohlfs, It. Gr. I, 368), y con cambio de sufijo gall. feluxe, fuluxe (‘el hollín de la chimenea’, Sarm. CaG. 224 v [< *FULLȢGէNE]) o fluxe3. Son secundarias las variantes castellanas que se citan, a no ser la mozárabe fullīyîn, ligera alteración de fullîyin < FULLզGէNEM4. G. de Diego, RFE V, 135-7, quiere explicar las demás variantes castellanas por variantes del latín vulgar, idea inadmisible por la fecha reciente de estas variantes y la imposibilidad intrínseca de los tipos latinos supuestos; reacciona atinadamente Steiger, Homen. a M. P. II, 36-42. De estas variantes, la riojana hollén quizá sea un mero cambio de sufijo (según llantén, herrén, etc.), o cuando más habría diferenciación en la etapa follín > follén; holingre, señalada en Poza de la Sal (Burgos), y el chil. fullingue ‘tabaco de mala calidad’5 presentan otra alteración, probablemente debida a un cruce con pringue y su antecedente pingre (en frases como una cocina llena de pingre y holingre), aunque olingre ya se encuentre también en el L. de los Cavallos (75.8, 98.16); en cuanto a jorguín, dice G. de Diego que se emplea en Soria, y quizá no debamos poner en duda su afirmación, pero los diccionarios que han citado esta variante no se fundan en mucho más que en el verbo enjorguinarse, que Covarr. dice se emplea en Salamanca; para ‘tiznarse de hollín’ y que no es derivado de hollín, sino de jorguina ‘bruja’ (porque éstas se tiznan al salir por la chimenea, comp. mascarar ‘tiznarse’ junto a masca ‘bruja’), palabra de origen vasco y sin ninguna relación etimológica con FULLIGO, pues aquélla ya aparece h. 1400, en el glosario de Palacio, con x- inicial (xorguina)6.

Figuradamente se emplea la forma andaluza jollín en el sentido de ‘jolgorio’ [fin S. XVIII, R. de la Cruz, en Pagès; Acad. S. XX].

DERIV.

Hollinar. Holliniento [Nebr. imprime hollimiento, que acaso no sea errata, comp. la disimilación PIZMIENTO < pizniento]. Deshollinar [Nebr.]; deshollinador. Cultismos: fuliginoso, fuliginosidad.

1 En el muy antiguo glosario del seudo-Filóxeno (trasmitido por un ms. del S. IX), y en el Códice Vaticano de la Reina Cristina (S. X), muy anterior sin duda a la fecha de su manuscrito y lleno de vulgarismos e hispanismos: CGL II, 74.11; III, 563.59.―

2 Puede haber relación además con casos como mammilla > mamitta, offella > ofella, gallīna > galīina (fr. geline, mall. galina), y por otra parte con cŭppa ~ cūpa y análogos.―

3 La forma judeoespañola de Bosnia fulí (RFE XVII, 136) parece representar un compromiso entre la castellana y la portuguesa, con pérdida de la -n por un fenómeno fonético específicamente judeoespañol.―

4 PAlc. trae fulliín, R. Martí fullīyîn (pp. 156 y 401). Puede tratarse simplemente de notaciones imperfectas de una pronunciación fullíyin; o a lo sumo hubo traslado del acento en hispanoárabe. Hay dos casos relacionados. Laȟtīyîn ‘leche del higo’ en R. Martí, laȟtîn ‘zumo blanco de la higuera’ en Abenloyón, que no tienen que ver con el ár. tîn ‘higo’, como supone Simonet (p. 291), pues entonces no se explicaría la terminación de R. Martí: se trata de un romance *LACTզGէNEM. Y por otra parte rábyana ‘sarna’, rábyan ‘estar sarnoso’ y murâbyan ‘perro sarnoso’, que deben mirarse como arabizaciones de un romance *robíyen ROBզGէNEM ‘orín, oxidación’.―

5 Para otros casos de conservación de la F- ante vocal posterior en Chile, vid. RFH VI, 244; creo que es palabra diferente de fuñingue ‘persona endeble’ (Cuba), que viene del expresivo fuñir ‘encoger’ (Malaret).―

6 Emplea xorguiños ‘brujos’ M. de Castañega en 1529 (RFE XII, 406); cita jorguín (y jorguina ‘bruja’) Oudin y con mala grafía, jorgín, Franciosini (1626), de los cuales lo saca Terr. La fuente de aquéllos no es Covarr. (1611), pues el vocablo aparece ya en la edición que publicó Oudin en 1607. De Covarr. pasó a la Acad. jorguín ‘hollín’ (1843, 1884, no 1817 ni 1899) y enjorguinarse (todavía en 1899). *Holguín citado por Diez no es más que una forma intermedia supuesta. Que Covarr. sólo postula un jorguín para fines etimológicos, resulta claro de su propio texto: «Otros dizen haverse llamado jorginas [las brujas] del jorgin o hollín que se les pega saliendo (como dizen salir) por los cañones de las chimeneas, y en tierra de Salamanca enjorginar vale ‘teñirse con el hollín de la chimenea’» (s. v. bruxa). Claro está que Jorgina y análogos son grafías imperfectas por jorguina; Aut. escribe jurgina o jorgina a imitación de Covarr. y cita ej. en Sandoval (1605); Cej. IX, § 158. El jorguín de Soria y de Oudin se deberá al cruce de hollín con enjorguinarse ‘ponerse como una bruja, hollinarse’. Se propuso para xorguina esta etimol. vca.: vco. zori ‘suerte, fortuna’ (quizá del lat. sors) + gin sufijo de agente: vid. Schuchardt, cit. por Spitzer (Litbl. XLIX, 365) y Steiger, l. c.; pero la etimología del vco. sorgin se presenta difícil, lo mismo partiendo de zori ‘agüero’ (que por lo demás va con txori ‘pájaro’ y no con el lat. SORS) que del lat. SORTEM: Michelena, BSVAP XI, 294-5; a lo cual por mi parte agregaré que ya tenía yo esta impresión, y me inclinaba en consecuencia a creerlo voz proto-vasca independiente, de la cual sospecho derive el topónimo catalán del Pallars Srguen (BDC XXIII, 330), de aspecto tan claramente precatalán y prerromano. Carece de fundamento el étimo Georgina admitido por M-L. (ZRPh. VIII, 225) y Migliorini; Baist (ZRPh. V, 244-5; RF III, 516) relaciona con los sinónimos vascos chorogarria y choroa; M. L. Wagner (ARom. XV, 235-6) con el sardo súrvile ‘bruja’ (para el cual vid. Salvioni, Arch. Stor. Sardo V, n.° 66, y Guarnerio, KJRPh. XII, 145).