MAR, del lat. MARE íd.

1.ª doc.: orígenes del idioma (Cid, etc.).

Desde luego es palabra general en todas las épocas y común a todos los romances. En latín es neutro, en rumano y en francés femenino, en italiano y sardo masculino, y en los demás romances coexisten o han coexistido los dos géneros, aunque en portugués ha acabado por generalizarse el masculino1 y en lengua de Oc el femenino (Mistral; Palay; Ronjat, Gramm. Ist. III, p. 11), pero el masculino estuvo allí bastante extendido en la Edad Media; en catalán persiste aproximadamente el mismo estado de cosas que en castellano2. En este idioma las preferencias actuales arrancan ya de lejos, pues Nebr. distingue entre mar honda, mar somera, «marino: cosa de la mar» por una parte, y mar oceanum (sic), mar estrecho, mar Bermejo (= Mare Erythraeum) y mar Mediterráneo, por la otra; como hoy, ya los marinos preferían el femenino en el Siglo de Oro, mientras que el influjo latino generalizó pronto el masculino en el nombre propio de los varios mares (aunque Juan de Mena escribía la Mar Océana, vid. Cuervo, n. 28 a la Gram. de Bello); ambos géneros se hallan en los clásicos de la Edad Media, desde el Cid (6 ejs. del masc. frente a 3 del fem.), Berceo, Apol., J. Ruiz, trad. de la Confessión del Amante (vid. glos.), etc. Más datos en Hanssen, Materiales Sintácticos IV (AUCh. 1915). Debieron de existir preferencias geográficas, para el masculino en el Oeste (de acuerdo con el predominio decidido en portugués) y para el femenino en el Este (conforme al menos decidido del femenino en catalán), pues el ms. leonés del Alex. dice enno mar (609d), donde el aragonés trae en la mar.

DERIV.

Marea [1492, Woodbr.; «marea, viento occidental, vide poniente», Nebr., ac. que se explica por la situación de los puertos andaluces próximos a Sevilla; ‘viento suave que sopla del mar’, h. 1650, Madre Ágreda, Aut.; ‘movimiento periódico de las aguas del mar producido por la atracción del Sol y de la Luna’, 1551, Martín Cortés, Aut.], tomado del fr. marée, de esta última ac. Marear [1439, Pero Tafur; Quiñones de B., NBAE XVIII, 670; y forma predominante hasta hoy]; en la ac. casi siempre reflexiva, ‘turbarse la cabeza y el estómago por el movimiento de una embarcación u otras causas de efectos parecidos’, el vocablo sufrió la concurrencia del sinónimo almadiarse [1560, Toribio de Ortiguera, en Hist. Primit. de Indias, II, NBAE, 421; frecuente desde fines de este siglo, V. las citas algo más tardías de Tiscornia; vivo todavía en Costa Rica], derivado muy natural de ALMADÍA, por el movimiento desconcertado de esta clase de embarcación; y del encuentro de los dos sinónimos resultaron los cruces almadear [1567-99], almarear [1676] y almariar, hoy popular en la Arg. (Tiscornia, RFH IV, 383-6); en la ac. ‘navegar’ marear ya se halla en 1494 (Woodbr.) y 1582 (Jal); mareador; mareaje; mareamiento; mareante [2.º cuarto S. XV, Jal; APal. 75b, ‘navegante’]; mareo [Aut.]. Marejada [Acad. ya 1914], tomado del port. marejada [h. 1550, J. de Barros] (¿o del cat.?). Marengo. Marero. Mareta [mareta ‘marejada’ en el Dicc. náutico de Pedro Fz. de Navarrete, 1675 (Gili, s. n. arfar); h. 1680, Solís, Aut.; la frase vulgar andar con mareta ya en Quevedo, Libro de todas las Cosas, Cl. C. IV, 148]3; maretazo. Marino [J. Ruiz]4, de MARզNUS íd.; marina [Apol., 266a]; marinar [1519, Woodbr.], marinante; marinear; marinero [Berceo; Partidas II, xxiv, ed. Acad. II, 259], marinera, marinería [1501, Woodbr.], marinerado, marinerazo; marinesco; marinista; amarinar; submarino.

Gall. marusía ‘fuerte inquietud del mar’ (hay mucha marusía Sarm. en su viaje de 1755 CaG. 218r), que parece rectificación del dato de un informante de 1745 que, además de «vientos de tempestad», había definido marusías como «mareas vivas de los equinoccios» 65r, y en efecto hoy (Ape. a Eladio Rdz.) marusía o ruxía se emplea para ‘mar picada, mala mar’ en la baja ría de Vigo; mas por otra parte no parece que la referencia a la marea sea errónea pues el port. maresía además de ‘marejada’ significa ‘mal olor que echa la bajamar’: la forma en -e- se documenta desde Gil Vicente (dicc. de Machado). Derivado notable, cuya explicación no se ve bien clara5. No parece que haya razón suficiente para sospechar que sea un cpto. o una voz arcaica de procedencia extranjera o substrática. Y sin embargo no rechazo del todo lo uno ni lo otro: ¿MARIS *ZELA de zelari ‘tener celo (o celos)’ de donde tal vez ‘inquietud’?; con ciar no habrá relación, dada la sonoridad de la -s- portuguesa; relacionar Mori Marusa que (según un dato de Filemón dado a conocer por Plinio) fué nombre antiguo ―céltico o germánico― del Oceano Boreal o «septentrionalis» (Holder II, 449, Pok. IEW 748.15) sería sumamente audaz, y no menos postular un célt. *MORէSÍA (derivado del célt. MORI ‘mar’) (> metát. merosía > marusía), además de que el sufijo -ISIA (frecuente en céltico) parece estar acentuado siempre en la primera i.

Marisco adj. ant. [«ánade marisca», h. 1326, J. Manuel, Rivad. LI, 251a31; «m., cosa de mar: marinus», Nebr.], sustantivado tomó la ac. ‘animal marino invertebrado’ [en port. ya S. XIII, Foro de Beja, PMH, Leges, II, 59; en cast., 1399, trad. de Gower, Conf. del Amante, 383.1, traduciendo fish which has a schelle; APal. 252d «ostreas es marisco»; 1617, C. Suárez de Figueroa, cita de Cabrera; otras en Aut.]6; mariscar ‘buscar mariscos’ (ac. viva, p. ej., en la costa chilena), gnía. ‘hurtar’ [J. Hidalgo, 1611], ‘hacer el pícaro o buscón’ [1599, G. de Alfarache, Cl. C. II, 36.20]; de ahí parece ser alteración (por influjo de maleante el argentino cuyano meliscar, -lescar, ‘recoger restos utilizables’ (AILC I, 78-9; II, 176, 180-1), comp. mariscador, en la propia Argentina, con aplicación al interior del país7; mariscante.

Marisma [Berceo, Mil., 433a; «m.: ora marítima ora littorea», Nebr.; los dos ej. que cita Aut., de 1582 y princ. S. XVII, se refieren a Andalucía y asimismo el del P. de Alf. XI, v. 1300b, donde también significa ‘costa del mar’], del lat. MARէTէMA (ĶRA>) ‘costa del mar’; también port. marisma comp. cat. maresma e it. maremma íd.; así la í como la s (comp. BIZMA) de la forma castellana se explican admitiendo que es mozarabismo andaluz, extendido ya en el S. XIII, a raíz de la conquista de Sevilla8; marismeño; duplicado culto es marítimo [1493, Woodbr.; Lope, en Aut.]. Marola [Acad. 1925], marullo [íd.], tomados de los port. marola, marulho, íd. Enmararse. Amarar; amaraje.

CPT.

Maremagno o mare mágnum.

1 Hoy no se dice más que alto mar, etc. Pero los compuestos preamar y baixamar son buenos testigos todavía de la vacilación antigua. Fazer-se o irse a la mar, y la locución a la mar de ‘mar adentro de, frente a (un lugar terrestre)’, aunque ya documentados en los clásicos del S. XVI, parecen ser castellanismos, o más bien catalanismos náuticos, en vista de la forma del artículo. Abundante documentación en el diccionario de Vieira.―

2 En el Rosellón es sólo femenino (Misc. Fabra, 195), pero en los demás dialectos coexisten los dos géneros, aunque el femenino es tanto más general cuanto más popular es el tono (salvo en las ciudades). En la Edad Media se dijo Mar Mediterrània (Eiximenis), Mar Roja (J. Roig, v. 12471), y algunos restauran hoy este uso. En la Doctrina Pueril de Lulio el femenino es constante, creo (p. ej. pp. 169, 280), y así en otros autores, medievales; pero también se halla entonces el masculino.―

3 En portugués ya aparece en 1602 (Moraes). Del castellano procede el ár. marroq. y argelino marîƫa, -îta, ‘balanceo de un barco’, que Simonet, quizá con razón, cree diminutivo de marea y no de mar; Rabat mar༱ƫa «houle courte, roulis» (Brunot); pero como esto supone especial arraigo en Andalucía es razonable sospechar que mareta proceda de un mozárabe *mareyeta = cast. marejada, contra lo cual no se puede objetar el que mareta y moretón ‘olas pequeñas en mar abierto’ (como lo define Azkue al darlo como equivalente del vasco vizc. olarro) sean usuales también en el Cantábrico, pues es sabido que muchas voces marinas andaluzas (como el mismo ola) se han comunicado a las costas del Norte. Por lo demás en la Costa Sur del Mar Caribe, por lo menos en la de Cartagena, mareta tiende a reemplazar a la palabra ola en casi todas sus acepciones; V. los detalles en Flórez y Montes, Muestra del Léxico de la Pesca en Colombia, Bog. 1973, pp. 17 y 18.―

4 El empleo como sustantivo, como sinónimo aproximado de marinero, es tardío así en castellano como en italiano (en catalán es todavía desusado); falta en Aut., Pereda lo pone entre comillas, y Palacio Valdés lo emplea mucho menos que marinero (Riegler, ARom. IX, 111). Parece ser galicismo (en francés ya corre en el S. XVIII).―

5 En Galicia parece que haya algunos derivados paralelos nordesía y ventesío, pero si acaso serían creaciones según el modelo de maresía (sobre todo si es verdad que esta forma no ha sido ajena al gall., como dice Pensado, p. 175). Pero estas formas no inspiran confianza. Ventesío (‘ventisca, borrasca de viento y nieve’) según dicho apéndice sólo figura en Carré; además no está todavía en la 2.ª ed. Nordesía procede del Supl. de Vall. (de ahí a Eladio) ‘lo referente al Norte y viento fresco del Norte’, pero me parece esto una definición defectuosa, pues debe de ser derivado de nordés (que se emplea en gallego por Nordeste): en efecto es nordestía ‘viento frío del Nordeste’ en portugués. Y en cuanto a ventesío debe de ser imitación (acaso sólo ocasional) de vento travessío. Ahora bien, esto no puede ser el caso de maresía, puesto que éste en Portugal se pronuncia con s sonora y el otro con sorda.―

6 No hay por qué relacionar marisco con el b. lat. maruca ‘caracol’ (CGL V, 377.23, en un glos. anglosajón temprano, del cual procede el it. merid. maruca o maruzza íd.), según quieren Schuchardt, ZRPh. XXVIII, 321, y el REW (5387). En cambio puede tener alguna relación con ello el leonés moruca ‘lombriz de tierra’ (RH XV, 6); vid. SAMARUGO. Para el sufijo -isco comp. morisco, arenisco, berberisco, etc.―

7 Vivo en la Argentina: «ya hacía dos días que salieran de su casa los mariscadores; poca provista llevaban: yerba, mandioca sancochada...», E. Ezquer Zelaya, La Prensa, 15-VI-1942.―

8 Claro que no puede admitirse la explicación de Baist (GGr. I, § 20) como préstamo del it. maremma adaptado a morisma (?). Pero tampoco es cierto que no haya dificultad fonética, como asegura G. de Diego (RFE III, 308), pues el resultado castellano sólo hubiera podido ser *marezma. Para la i mozárabe, vid. GUISANTE. Para los descendientes romances de MARITIMUS, V. ahora el trabajo de Aebischer, en Est. de Toponimia y Lexicogr. Rom., Barcelona, 1948, pp. 85-95. Es notable el empleo adjetivo que observamos en la Gral. Est. gall., princ. S. XIV: «a todas las outras yslas e aos lugares marismos» (79.9), cuya explicación fonética es la misma de todos modos, ora se dedujera del sustantivo mozárabe marisma ora fuese continuación directa mozárabe del adjetivo MARTTIMUS.