MÉDANO, del mismo origen que el port. médão íd., quizá de un hispano-latino *MTŬLUM, sacado de MTŬLA ‘pequeño mojón’, diminutivo de MTA ‘mojón’, ‘piedra de forma cónica o piramidal’; pero más bien será derivado céltico de un célt. MT- de igual raíz que la voz latina y de acs. análogas.

1.ª doc.: 1624, B. de Balbuena; Terr.

Éste define «médanos, en la marina, lo mismo que montones de arena», y cita «Hist. de Cal., t. 3, part. 4, ap. 3»: creo se trata de la Historia de la Alta y Baja California del jesuíta mejicano F. J. Clavijero, publicada h. 1780, y que su compañero de orden Terr. conocería en su común destierro. No sería difícil hallar documentación mucho más antigua en cronistas de Indias. Fuera de Terr. lo registran el Diccionario de voces españolas geográficas de la Acad. de la Historia (1802), que precisa «es como dicen las gentes de mar», y la Acad., ya en 1817: «una porción o montón de arena cubierta de agua, donde hay poco fondo en la orilla de mar» (falta todavía en la ed. de 1783); además recoge aquella ed. la variante medaño. La ac. ‘duna’ la registra la Acad. en 1884 (no 1843). No veo claro a cuál de las dos acs. corresponde el pasaje de Balbuena, al parecer del Bernardo, que cita Pagés: «Bien como el yerto jabalí celoso, / vengador de las sañas de Diana / ... / siguiendo corre el escuadrón medroso / de la florida juventud greciana, / enturbiando los médanos de arena / al claro Aquéloo en su ribera amena». Sea como quiera, la ac. ‘duna’ es hoy la más conocida: es muy popular en toda la Arg., litoral e interior, y en otros países de América. En este sentido se emplea el port. médão, que Fig. acentúa de esta manera, y que ya aparece en JoƟo de Castro (1541, vid. Jal), en JoƟo de Barros, h. 15501, y aun en Azurara (3.r cuarto del S. XV). La documentación más antigua del vocablo en portugués y su vitalidad en el castellano de América podrían sugerir que en castellano sea portuguesismo, pero es dudoso que se hubiese acertado a castellanizarlo en la forma médano, por lo tanto creo que ambos serán castizos y contendrán el sufijo átono -´ano , como admite M. P. (Festgabe Mussafia, 392). Pero es sabido que en las terminaciones átonas es frecuente el intercambio de vocales y aun consonantes (V. s. v. CÁRCAVO), y por lo tanto médano podría estar por un más antiguo *médalo, lo mismo que CARÁMBANO por carámb(o)lo y SÓTANO por sótolo. Es posible, en efecto, que haya parentesco con el cat. dial. médol. Esta no es palabra comúnmente entendida, pues falta a todos los diccionarios, pero es bien conocida la cantera romana de El Médol en las afueras de Tarragona. Aunque se cree así llamada por el soberbio monolito que ha quedado en el centro de la misma (Encicl. Espasa, s. v. Tarragona, p. 733a), más bien parece que el vocablo signifique de por sí ‘cantera’, pues es también el nombre de una cantera de Sta. Coloma de Queralt, sin relación con la de Tarragona y sin monolito; se documenta ya, como nombre de un tercer lugar, en doc. de 1045 (ipso medolo, nombre de una linde de Sta. Oliva en el Bajo Penedès (Cartul. de St. Cugat II, p. 250). Aunque es muy dudoso por el sentido que esta vez catalana venga de MTŬLAl> ‘pequeño mojón’, empleado por Plinio, y quizá por Vegecio en un sentido algo diferente (variante ms. de metila, metella, medulla en este último autor), sí es fácil que derive de MTA ‘mojón, piedra suelta’, con un sufijo átono de valor colectivo; por más que a ello parezca oponerse la é cerrada, pero Sta. Coloma tiene ya fonética casi occidental, y en Tarragona quizá se trate de una pronunciación semi-mozárabe.

Quizá con razón admite Ekblom (Mél. Melander, 1943) que el fr. meule ‘hacina de cereales’ viene de MTŬLAl>, puesto que MTAl> significaba ya lo mismo en latín, y el tratamiento fonético no ofrecería en realidad dificultades (comp. épaule < SPATULA, moule < MODULUM, etc.), pues las etimologías que admiten los manuales son muy poco satisfactorias; para otros descendientes romances más dudosos, vid. REW 5554 (comp. aquí s. v. MAJANO).

Otras palabras pertenecientes a la misma familia son el gall. medoña ‘montículo’ (citado por Simonet, falta Vall.), y en portugués existen medorro, modorro, modorra, madorra, parte con el sentido de ‘duna’ parte con el de ‘montón de piedras menudas o casquijo’ (vid. Gonç. Viana, l. c.); además se emplea meda ‘hacina’2, que según Nunes de LeƟo (1606) significa también ‘duna’, y evidentemente procede de MTAl> (medo parece ser reducción fonética de médão, o continuación regular de *METU(L)UM); vco. común meta ‘montón’ ‘fajina’. Mucho más dudoso es que tenga que ver con esto (según quiere Simonet) el mozár. midînī o mádanî que R. Martí traduce «cristatus» (¿‘provisto de penacho o cimera’? ¿‘provisto de cresta’?): el sentido no es claro, y la fisonomía del vocablo no parece romance3. El simple meda se ha conservado en Galicia [Aut.], el Bierzo (G. Rey) y León (Acad.) en el sentido de ‘hacina’; también gasc. méde, medìu (Palay), y el nombre de lugar La Meda, Les Medes, es frecuente en el Norte de Cataluña y en los Pirineos gascones (Les Medes islotes piramidales en la costa empordanesa)4.

Ni el tipo MԸTANO- supuesto por el port. médão y cast. médano, ni el tipo MÉTELO- postulado por el cat. médol, corresponden bien al lat. MTŬLA, por la forma ni por el significado, que así en catalán como en hispano-portugués es colectivo o aumentativo, pero de ninguna manera diminutivo. Ahora bien, la familia del lat. MTA está bien representada además en índico, báltico, escandinavo y céltico, en particular hay el irl. ant. methos ‘mojón fronterizo’ (< MITOSTO-: Stokes-B., 205, Walde-P. II, 240, Walde-H. s. v.). Por otra parte, los sufijos en -NO- o -NO- (que puede ser átono) y -ĔLO- están bien representados en céltico, con valor de abstracto (irl. temel ‘oscuridad’ < TEMĔLO-) y otros varios valores: Pedersen, Vgl. Gr. §§ 399.2 y 397.2. En la Antigüedad céltica cita Holder los nombres METELA, METELAIOS, METISCUS, METIOSEDUM, etc.; por otra parte, VINDELO-, ANTELUS, y también TARANOS, RODNOS, TAGANA, SEQUNA, BORMANOS, etc.

En resolución, pues, me parece bastante más probable partir de lo céltico; tanto más cuanto que hay un gallego metouco ‘meda pequeña o montón de los que se hacen en las eras’, ‘piramidita que hacen de los pies de maíz segados como montoncito’ (Sarm. CaG. 66r, 108r), con variantes metouca y medouca (Lama), metoco (Lameiro), meduco (Samos) (Crespo Pozo, s. v. almiar). Todos ellos sufijos célticos. En cuanto a la -t-, más que ensordecimiento por influjo de la -k- siguiente, quizá sea METT-, pues parte de las formas balto-eslavas suponen MET-TO- > METsTO- (> MESTO-): esl. común město ‘lugar’, prus. mestan ‘ciudad’ (Elbing 796), lit. mistas ‘villa’, pol. miasto ‘ciudad’ (cf. Berneker, Slav. Et. Wb. II, 53; IEW 709.40).

Cultismo es meta ‘término señalado a una carrera, o mojón que lo marcaba’ [Garcilaso (C. C. Smith, BHisp. LXI): 1587, Sabuco]. Más derivados dialectales de META (no todos ciertos), en GdDD 4312.

DERIV.

Medanal ‘lugar pantanoso’ chil. (ej. chileno en Draghi, Canc. Cuyano, 349). Medanoso. Los siguientes son derivados de meda (V. arriba). Medera ‘pila de manojos’ zamor. (Fz. Duro). Medero gall. ‘hacina de gavillas de sarmientos’ (Acad.). Medar ‘hacinar’ gall. (íd).

1 Citado por Bluteau y Moraes, que escriben el vocablo sin acento. Moraes por lo visto cree que se acentúa en la a, puesto que dice que es «aumentativo de meda». Pero el caso es que el plural medãos, empleado por Castro, Barros y Godinho (1663), no corresponde a un aumentativo (que sería medões), sino a médão, o a lo sumo a un derivado en -NUM. G. Rolin, ASNSL CXXV, 385n.4, afirma que debe acentuarse en la terminación, y que si bien existe también una acentuación médão, es «falsch». No sé cómo podría probarlo, y todo lleva a creer que lo único «falsch» es la afirmación de Rolin. Cierto que H. Michaëlis da medão acentuado en la a, con plural medões, y Gonç. Viana documenta esta forma en un texto moderno (Apostilas II, 126-7), pero todo esto tiene muy poco valor y puede tratarse de formas analógicas. CortesƟo acentúa también médão, pero cita dos pasajes de Azurara, donde el vocablo aparece en la forma medon, y en plural médoões: esto ya es más fuerte, pero así y todo creo que el primero es grafía imperfecta de médão y el segundo un plural analógico. También Lima-B. acentúa médão.―

2 Es port. y gall. meda ‘montón grande de cereal, como el metouco pero mayor’ (Sarm. CaG. 66r, 108r).―

3 Es verdad que tampoco se ve claro en qué forma podría explicarse como árabe. Dozy, Suppl. II, 575a, registra el vocablo sin explicaciones, y tampoco parece haber logrado explicárselo. Como la indicación del texdid, que debiera llevar el vocablo si fuese un gentilicio, no siempre se hace, quizá debamos entender madī en el sentido de ‘casco fabricado en Medina, capital de Arabia’. El doble vocalismo podría no estar bien indicado, y referirse únicamente a una forma vulgar midī, junto al normal madī; por lo demás la acentuación del árabe vulgar sería madîni, a lo cual se referirá la grafía sin texdid, y una pronunciación cultista mediní pudo disimilarse en España dando medení (representado gráficamente por madanī). Del nombre de Medina es probable que venga el cast. medina ‘filete que sirve para adornar los alfarjes’ [1633, Lz. de Arenas, pp. 43 y 179]; amedinar ‘adornar con medina’ (ibid., 43 y 172).―

4 La variante mégano, registrada por la Acad., y empleada según creo en algún punto de América, es ultracorrección de la pronunciación vulgar méano.