LACERAR, tomado del lat. lacerare ‘desgarrar, despedazar’, ‘torturar’; el cast. ant. laz(d)rar ‘padecer, sufrir’, que en textos arcaicos es transitivo con el sentido de tormentar, es descendiente popular de la misma palabra.

1.ª doc.: en el sentido moderno, M. de Ágreda, † 1665.

Lazrar o lazdrar es frecuente en toda clase de textos medievales, desde el Cid, Berceo, Apol. y Alex. (144, 1731) hasta el Poema de Alfonso XI (2301), Sem Tob (141, etc.), los Castigos de D. Sancho (157) y el Rim. de Palacio (1029); todavía aparece lazdrar en textos modernos del judeoespañol de Oriente (BRAE II, 296); el adjetivo o participio laz(d)rado ‘doliente, miserable, desgraciado’ es todavía más frecuente que el verbo. El sentido de éste normalmente es ‘padecer, sufrir, penar’, aunque aparecen también acs. secundarias como ‘pagar (algo) con un castigo’ (Berceo, S. Lor., 36), ‘trabajar’ (Sem Tob, etc., y hoy en judeoespañol). Me abstengo de citar ejs. de las dos variantes principales; además tenemos ladrar en Alex., 2258d (como SIDRA < SICĔRA); lazar (con la misma reducción observada en ENGA(R)ZAR, JAGUA(R)ZO y ZAMBO) en J. Ruiz 186c, Berceo, S. Dom., 355b (ms. E), y quizá en Mil., 394b (laizados, ms. I); BKKR cita una variante larzar, con trasposición como en ARCE. Estas alteraciones fonéticas, sin embargo, son raras, porque se oponía a ellas el influjo de los frecuentes lacerio y laceria, cuya íntima relación con lazrar percibían todos. Viceversa, gracias a la acción de estos sustantivos apareció tardíamente en castellano la variante lazerar, que en portugués fué siempre normal, de conformidad con la fonética peculiar de este idioma; en Alex., 2113, es leonesismo, pero más tarde gana terreno en Castilla, y Nebr. sólo recoge lazerado «calamitosus», que es también la forma empleada, y con frecuencia, por el autor del Lazarillo, por Fr. L. de León, y todavía recogida por Covarr. («el avariento que teniendo con que poderse tratar bien, anda roto y mal vestido»), aunque ya por entonces se había anticuado el vocablo y sólo lo emplea el arcaizante Mariana, o algún autor teatral, para dar color local al habla de sus rústicos (Ruiz de Alarcón).

Es discusión muy antigua la de si laz(e)rar viene de LACERARE o del nombre propio LAZRUS, tomado en el sentido de ‘leproso’ o ‘mendigo’: ya Covarr. concluye «cada uno tomará lo que le pareciere más a propósito»; por la primera alternativa se inclinan M. P. (Cid, p. 730), Priebsch y Cornu; por la segunda Diez (Wb., 190), Cuervo (RH II, 16), Nobiling (ASNSL CXXVI, 430), Basto (RL XXI, 217-22) y otros, entre ellos M-L. (REW 4958) y Wartburg (FEW V, 234, n. 5), aunque sin negar del todo la otra posibilidad. Es indudable que lázaro ‘mendigo andrajoso’ ha existido en castellano (Quevedo en Aut.) y en italiano (lazzarone), que en portugués es bien conocido en la ac. ‘lleno de llagas’, en el Minho ‘lisiado’ (Basto, l. c.), y que todas estas acs. proceden de la de ‘leproso’, conservada en Portugal y en Francia (ladre) y explicable por la dolencia del Lázaro evangélico. Pero en ninguna parte, fuera de Portugal y Castilla, se halla un verbo como lazrar que pudiera derivar de este nombre propio, ni hallamos tampoco formas romances que pudieran apoyar la hipótesis de un lat. vg. *LAZĔRUS, forma que sería preciso suponer para explicar la síncopa de la vocal interna en iberorromance, pues el castellano no pierde nunca la -A- interna, mientras que la caída de la A postónica es normal en el fr. ladre, y el paso de A a e no es menos normal y secundario en el cat. Llàtzer; la supuesta ac. ‘lepra’ del cast. ant. lazeria, en que se apoya Diez, es hipotética1. Además de que un *lazarear sería más natural en el derivado de un nombre propio, las formaciones abstractas lazerio, lazeria, serían tan difíciles de comprender con este étimo como fáciles de explicar partiendo de LACERARE, y esta base no presenta la más pequeña dificultad para sacar de ella lazdrar, ni por la forma ni por la construcción o el sentido. En efecto, en antiguos textos portugueses no es raro que lazerar se emplee como transitivo o, lo que vale igual, como reflexivo, con sentido de ‘tormentarse, martirizarse, desazonarse’: «Martin jograr, ay Dona Maria, / jeyta-se vosco cada dia, / e lazero-m’ eu mal» (CV 1102.3, 6, 9), «pediu-as a preyto tal / d’i jazer, non fez al; / ca xi laçerava mal / con minguas que avya» (CV 1003.14), «pero que m’eu y ey a lezerar / sabor m’ey eu no que m’el faz cuydar» (CV. 442.18)2; lazrado también partiría de la ac. transitiva (ejs. portugueses: «e poi-las el tem sigo noit’e dia, / seu mal é trajê-las mal lazeradas» ‘astrosas’ Don Denís, v. 2597, «nunca mui b?a dona vi tecer / mais vi tecer alg?a lazerado» ‘desventurada, miserable’ 3.r cuarto del S. XIII, ZRPh. XX, 153)3.

Acerca de lazrar V. además Malkiel, NRFH VI, 209-76.

DERIV.

Laceración. Lacerado. Lacerador. Lacerante. Dilacerar; dilaceración. Lazrado (V. arriba); lazrador [Rim. de Palacio, 1562]; lazroso ‘el que padece mucho’ (Berceo, Mil., 864c). Lazerio [Berceo, Mil., 317c, rimando con cimiterio y monesterio; todavía en G. de Segovia, siempre con -z-, p. 86], gall.-port. ant. lazeiro (Cantigas), de un lat. vg. *LACĔRէUM, derivado de LACERARE; lazeria [h. 1250, Setenario, 15.18; Calila, 33.531; J. Ruiz; Conde Luc.; Alf. XI, 1909, 1200; «mezquindad, miseria, calamitas», todavía frecuente en el Lazarillo, en Mateo Alemán, Cl. C. II, 215.6, en Covarr., etc.; Cej. VII, § 33; ast. llaceria, V], port. y gall.4 lazeira ‘miseria’, ‘desgracia’ y (con influjo de lázaro) ‘lepra’; especialmente ‘hambre’ (ant. ‘penalidad’, p. ej. en un Limo de Linhagens del S. XIV, PMH, Script. I, 186; hoy eslazeirado ‘debilitado por el hambre’ en Tras-os-Montes, RL V, 49), de un lat. vg. *LACĔRէA, con conservación parcial o restitución del grupo -rȳ- por influjo del cultismo miseria, con el cual rima frecuentemente en los textos (pero el regular lazera está en el F. Juzgo: Cej.); lacerioso5.

Lacinia, tomado de lacĭnĭa ‘franja o tira de un vestido’, de la misma raíz que lacerare; laciniado.

Lancinar, tomado de lancĭnare ‘punzar, desgarrar’, que también pertenece a ese radical; lancinante.

1 Sólo registrada por la Acad. en el S. XIX (ya 1817) y como antigua. Me parece inspirada en la supuesta etimología. Tampoco Moraes da ejs. en portugués. Si existe ahí se debe a contaminación de lázaro ‘leproso’.―

2 Será transitivo en CV 683.9, si, como parece por el sentido, hay que enmendar lazeran en lazerar: «―De vos e d’el, filha, ey queyxume. / ―¿Por qué, madre, ca non é guisado? / Lazerar-mh’a a esse perjurado». C. Michaëlis (ZRPh. XX, 212) cita otros ejs. en CV 558, 1005, CB 1523, que no todos son claros o transitivo-reflexivos.―

3 Por otro lado «maletería e laserados déla» se aplica a los leprosos hospitalizados en Sta. María do Camino (afueras de Pontevedra) en documento de 1420, luego lazerados, lazerada, etc. en una docena de ejemplos del mismo año, de 1422, 1436, 1438, 1439, etc. hasta principios del S. XVI, extractados por Sarmiento, CaG. 167n-171n (casi siempre escrito así, rara vez con -ser- o -zar-); alguna vez aparece los lázaros en lugar de los lazerados (doc. de 1571, 173v).―

4 Los pordioseros «mostrando as suas lacenas na beira do camino» Castelao 215.5f.―

5 Con toda esta familia uniría yo el gall. cerello ‘harapo’ (Vall.) puesto que como señala Mettmann aparecen zarello y azarello en los mss. de las Ctgs. 273.28 como nombre de un tejido en mal estado «malparado vejo jazer aqueste (a)zarello». En una cantiga de escarnio Afonso López de BaiƟo, magnate portugués, echa en cara a su rival, poco después de 1250, que lleve «perponto roto sen algodón / e coberturas d’un velho zarelhon» (Rds. Lapa, Ctgs. d’Escarnho 57.12). Es probable que ambos tengan ya el sentido de ‘harapo’, y esta -z- sonora del S. XIII nos conduce casi forzosamente a admitir un étimo con -C- intervocálica y no inicial; para lo semántico cf. aquí arriba respectivamente: lazerio -eria ‘miseria’, lazeradas ‘astrosas’ en Don Denís, lázaro y lazzarone ‘mendigo andrajoso’. Quizás habría que postular un LACER-ICULUM ya muy antiguo y admitir que desde hace muchos siglos, cuando ya el artículo ILLE ~ ILLA había perdido su sílaba inicial pero todavía subsistía su L- aun en el Oeste peninsular, nuestro supuesto *lazerello eliminó por deglutinación su L- inicial. Subsiste hasta hoy en gallego, donde ya Sarm. (CaG. 184r v) y Vall. recogen cerêllo (y cirello) ‘pedazo de trapo’ ‘mandil, refaixo o trapo muy viejo y despreciable’. Por lo demás no cabe duda que el vocablo se rozó después con otros sinónimos que indico en mis artículos CHARRO, HARPILLERA, INJERIR (cerellar) ZARPA (zarrapastroso, vco. zarpil), lo que ha originado nombres gallegos del andrajo como los que registran Crespo Pozo y el Apéndice a Eladio Rdz.: zarapello en el caurel y acerpellado ‘andrajoso’ en el Valle de Oro (Santa Cecilia), zorrapallo en Padrón y zarrapastro en Redondela; por cruce con pingallo (= pingajo): ciringallo Vall.