LACAYO, vocablo de origen incierto y de historia mal averiguada; si, como lo indica nuestra documentación actual, es más antiguo en Francia que en España, podría ser de origen occitano y resultar de una alteración de oc. ant. lecai ‘glotón, codicioso’, derivado de lecar ‘lamer’.
1.ª doc.: princ. S. XV, Villasandino, Canc. de Baena, n.° 554, v. 31; h. 1493, H. del Pulgar, Crónica de los Reyes Católicos (antes atribuida a Nebr.).
Acerca del origen escribió Spitzer (RFE XII, 239-45) un artículo interesante y lleno de sugestiones útiles, especialmente en el aspecto semántico, obteniendo la adhesión de M-L. (REW3, 4657) y Wartburg (en Bloch2), pero no la de Bloch. Por mi parte estoy convencido de que debemos renunciar a su idea. Se trataría de una curiosa metamorfosis de la palabra alcaide, que en catalán habría pasado de alcait a *alcai y alacai, y de ahí se habría trasmitido al castellano y a los demás idiomas, dándose el caso notable de que las formas catalanas más antiguas que conocemos están tomadas a su vez del castellano, según muestra su -o: no es que esta especie de rigodón sea absolutamente inaudita, pero como el movimiento de vaivén hubo de desarrollarse con pocas décadas de diferencia, resulta inverosímil en alto grado. La facilidad con que el catalán aceptó en este vocablo formas acastellanadas es indicio firme de que no era autóctono en tierras catalanas. Evidentemente Spitzer se dejó seducir por la supuesta forma alcay, que como reconoce él mismo no es más que una errata deslizada en el diccionario Aguiló, y después no se decidió a abandonar su idea, que así queda sin apoyo, pues ni existe una forma alcay, sea en el sentido de ‘lacayo’ o en el de ‘alcaide’5, ni se halla nunca alcaide o alcait en el sentido de ‘lacayo’ o de ‘soldado de a pie’. Que alcaide ‘jefe de fortaleza’ pudiera llegar a ‘esbirro’ no prueba tampoco el paso a ‘mozo de espuelas’ o ‘soldado de infantería’.
Mucho menos forzada es la etimología de Friedrich Diez (Wörterbuch, 185), quien identifica oc. ant. lacai con oc. ant. lecai ‘glotón’, ‘codicioso’, bien documentado en trovadores de los SS. XII y XIII (dos ejs. de leca y dos de licai(s), en Raynouard y Levy): era bien fácil el cambio de sentido, dado el carácter vil y «lacayuno» que se ha atribuido siempre a los lacayos, y la ac. más antigua en lengua de Oc, ‘bandido’6, de ninguna manera es desfavorable a la idea; nótese además la peculiar insistencia con que los textos más antiguos hablan de lacayos gascones (Quijote II, liv, 205; Chron. scandaleuse de Louis XI) y vascos (varias referencias en Spitzer, p. 242), o refieren el tipo de soldado de este nombre, sea a Cataluña (doc. francés de 1470; doc. ariegense de Levy), sea a Aragón (textos de Zurita y de Lanuza, citados arriba), localización pirenaica muy favorable a una procedencia occitana; el vocablo se extendería desde Gascuña por la gran abundancia de los lacayos gascones (nótese que todos los recogidos por Levy son textos gascones o tolosanos). Lecai es formación natural en lengua de Oc, como derivado de lecar ‘lamer’, fr. lécher (para cuyo origen, vid. Bloch, y REW 5027)7, y el sufijo -ais(s) está lejos de estar aislado en este idioma (savai, verai, punais, malvais, morais: Adams, Word-Formation, 286-7); la dilación vocálica lecai > lacai no sería nada sorprendente, tratándose de una e pretónica (comp. salvatge, balansa, travail), y nótese que en vasco ‘lacayo’ se dice precisamente lekaio, recogido por Azkue en Laburdi, Baja Navarra y Sule, es decir, sólo en los dialectos vascos que confinan directamente con la lengua de Oc; en el vasco agitanado lakhaia ‘sacerdote’; en San Sebastián lakaikun «revoltoso» (Azkue); comp. campid. allecaju como nombre del mismo pez que en otros lugares llaman lacchè o ala(c)caju (RLR LVIII, 275); Lecai es nombre de lugar en el término de Viella (V. de Arán), Laquay en el de Lescure (H. Garonne). La procedencia pirenaica de lacayo y la etimología oc. lecai ‘glotón’ quedan todavía reforzadas por los datos vascos citados por Michelena, BSVAP XII (1956), p. 366, de los cuales parece deducirse una ac. antigua ‘juglar’ (acaso procedente de *‘parásito’ < ‘glotón’). En efecto escribe I. Baleztena, Homen. Urquijo II, p. 456, comentando un doc. de Irurita (Navarra), del año 1585: «en comiendo, a lo que salió a danzar toda la gente, comenzó a hacer son de lecayo, Joanot Mendiondo, jular, con su tambor y flauta, y comenzó a danzar a él, tomando guía, uno llamado Miguel Aroz... y con él hombres y mujeres treinta personas...» Este son de lecayo, en sus orígenes alguna tonadilla o musiquilla propia de los juglares occitanos vagabundos (nótese el nombre de Joanot que todavía lleva el navarro de 1585), acabaría por convertirse en el vasco vizc. lekaio «clamor, relincho humano» (idéntico en su forma al vasco lekaio ‘lacayo’), documentado ya en un conocido cantar en vasco, que imita el comienzo de un romance famoso y se refiere a hechos de fines del S. XIV, aunque nos ha sido trasmitido por un texto del XVI: vid. Michelena, Textos Vascos Arcaicos, pp. 69-73, y Guerra, Oñacinos y Gamboinos, p. 220; por cierto que estos versos se refieren a Oñate, País Vasco-español. Por lo demás, el dato más antiguo en catalán, a. 1472, se refiere a «Sancho de Bilbau, capità de lacayos del Sr. Rey» (Ag.), que habría seguido a D. Juan, rey de Navarra, cuando se instaló en Barcelona.
No quiero decir con esto que la etimología de F. Diez esté exenta de dificultades, especialmente la de las formas antiguas con a-, que deberían entonces explicarse por una contaminación8. En lo semántico no hay dificultad, pues de ninguna manera está averiguado (como O. Boch da a entender) que la acepción primaria sea la de ‘soldado de a pie’: lo contrario me parece mucho más verosímil teniendo en cuenta el italiano fante ‘criado’ > ‘soldado de a pie’, y el oc. ant. sirvent empleado en esta última ac.: recuérdese la explicación que Zurita da refiriéndose a los lacayos soldados: «lacayo: esto es servidor»9.
Otras etimologías son mucho menos aceptables. El turco ulak ‘corredor’, pasando por el ngr. ulákis, no explica la terminación, ni la localización tan temprana en los Pirineos por los años de la caída de Constantinopla, cuando apenas había tiempo de que llegaran voces turcas a Occidente. Skeat cita varias voces arábigas o variantes de una misma voz que significa ‘vil, abyecto, infame’, entre otras lakî⺆ y el femenino lák⺆a, pero figuran sólo en diccionarios del árabe clásico, y no hay noticias de su uso en España (Dozy, Suppl. II, 548b), ni apenas en vulgar, aunque l-k-⺆ se registre en Egipto en el sentido de «lambin, musard», y el verbo correspondiente láki⺆ ‘ser estúpido’ sea conocido en Argelia (Beaussier); además faltaría explicar la terminación (la variante lakā⺆i que Skeat parece sacar de un diccionario persa no me es conocida en árabe).
DERIV.
Lacayuno [Cervantes]; lacayil. Lacayuelo. Alacayado.
1 «... rayo / non sé más que un lacayo /...».― ↩
2 En ambos ejs. se trata de un soldado de a pie.― ↩
3 Hoy la forma alacayo se mantiene en el País Valenciano (M. Gadea, Tèrra del Gè II, 3) y en Mallorca, donde la pronunciación vulgar palatalizante le da la forma alaque(i)o (Alcover) y finalmente alaqueu (BDLC XIII, 308, 310).― ↩
4 El pasaje que Diez y Spitzer atribuyen a Froissart (h. 1400) sería el más antiguo en francés, pero lo sacan de Ménage; ahora bien, éste lo atribuye una vez a Froissart y otra, con cita más extensa y precisa, a Fauchet (S. XVI), que es lo que parece cierto.― ↩
5 Sabido es que las variantes que cita Eguílaz carecen de valor, en particular las supuestas formas valencianas. Ese alcay ‘alcaide’ de Eguílaz no se confirma en parte alguna y es inverosímil, pues la -t final no se pierde en lengua catalana, en Valencia ni en otras partes.― ↩
6 Para los lacayos o bandidos nobles de Vizcaya, vid. citas en Caro Baroja, Los Vascos2, p. 113.― ↩
7 Verbo del que no se conoce descendencia en la Península. Esto hace dudar de que derive de ahí un gall. liquiar, que Sarm., CaG. 65r, explica así: «verbo y nombre de taberna: llaman liquiador a un hueso de pernil para beber más y liquiar, que eso significa; los bebedores suelen traer consigo el dicho liquiador o hueso; y sucede pedírselo prestado unos a otros para ir a liquiar»; y en sus coplas: «bebían a pote / comían por cento / o liquiadore / non botaban menos». Pensado (ib., p. 127) rechaza la etimología lat. liquidare de Sarm. y sugiere el parentesco con el oc. lecar. Pese a lo dicho, es posible que tenga razón, suponiendo que sea resto de una expresión tabernaria de peregrinos goliardos occitanos o italianos. Cf. gall. lacuceiro (LACÓN), con el cual hay contacto, quizá meramente secundario.― ↩
8 Esta variante se halla también en Guardiola (1591) y Quevedo (DHist.). Lo más probable es que hubiera influjo de alavés por etimología popular sugerida por la procedencia vasca de los lacayos y por el uso que los soldados de este nombre debieron hacer de la ALAVESA ‘especie de pica’ (comp. la variante fr. alagués ‘lacayo’). Otras explicaciones posibles son una contaminación de alcaide, o bien que *alecai venga de un verbo alecar (fr. allécher), sinónimo de lecar.― ↩
9 El Alacay en Ansó es un antiguo baile local de ceremonia, donde los danzantes pasaban por debajo de un pañuelo sostenido por los «mahordomos» (Violant, Pirineo Español, p. 638). No consta el origen del vocablo. Pero más al Oeste, en el Valle de Salazar, se danza el Bobo, donde el personaje de este nombre se humilla pasando por debajo de un puente de pañuelos (ibid., p. 630). El origen semántico de los dos nombres puede ser paralelo, otro indicio del carácter originariamente insultante o despectivo de la palabra lacayo. ↩