HORTERA, ‘escudilla o cazuela de palo’, origen incierto, probablemente del b. lat. OFFERTĶRէA ‘especie de patena’.

1.ª doc.: fortera, doc. navarro de 1022 (Du C.); Cej. V, § 126.

Léense en dicho documento estas palabras: «De meas forteras, de vasos, de argénteo quidquid habuero, commendo unam partem ad Senior Eximino... et vendant illos vasos vel forteras salomonaticas, in duplum pro platam, et illas alias illo valente...». Se trata de las últimas disposiciones de una reina de Navarra. Salomonaticus o salomoniacus u opus Salomonis se aplica en bajo latín a las vasijas de material precioso, en recuerdo de las vasijas del templo de Salomón; este adjetivo y el contexto del documento indica, pues, que se trataba de vasijas de metal precioso o ricamente labradas. Pero pronto bajó en aprecio social la fortera. Cuando el rey Apolonio desembarca en Tarso, reparte manjares y viandas a los habitantes que los quieren aceptar, y el autor del Libro de Apolonio escribe «non costavan dinero manteles ni forteras» (64d), luego parece ya tratarse de la escudilla con que se da de comer a los necesitados. Más tarde no volvemos a hallar el vocablo hasta 1541, en que se lee «tres horteras de palo» en el testamento de Fernando de Rojas (RFE XVI, 379), y en las Ordenanzas de la Briba del Guzmán de Alfarache se autoriza al pordiosero a «que pueda traher un paño sucio atado a la cabeza,... ortera, calabaza, esportillo, zurrón y talega» (Cl. C. II, 186), fundándose en lo cual define Aut. «escudilla de palo, que ordinariamente usan los pobres, y la trahen colgada a la cintura, para recibir la comida que les dan: y en algunas provincias de España es el uso común de las casas pobres»; por lo demás definen concordemente C. de las Casas (1570) «scudella di legno» y Oudin (hortera y ort-) «une escuelle de bois» (el vocablo falta en APal., Nebr., Covarr., etc.)1.

No sé que nadie hasta ahora se haya interesado por la etimología de este vocablo, a no ser la Acad., que después de citar el b. lat. fortera (sólo documentado en el pasaje citado arriba) lo deriva de F֊RTIS ‘fuerte’. ¿Por qué? Quizá porque siendo de madera la hortera es irrompible; sin embargo el calificativo de ‘fuerte’ no parecería bien aplicado, y además de que ya hemos visto que las horteras más antiguas no eran de palo ni mucho menos, siempre quedaría por explicar el extraño uso del sufijo -era. Creo que debemos renunciar a esta etimología.

Por otra parte, en Aragón corre tortera ‘vasija de barro en que se sirve la sopa, los asados y aun las verduras y otras viandas’ (Borao), en Ansó, Echo y Bielsa ‘fuente honda de barro’ (BDC XXIV, 179), en Torla tortereta «tortera, puchero» (RLiR XI, 179), mientras que en Castilla tortera es «vaso de cocina en que cuecen y forman las tortadas, que regularmente es de cobre y suelen servirse de ella para otros usos; dícese también tartera» (Aut.), y en Portugal torteira es lo mismo (Moraes) o bien una sartén para freír (Fig.). Parece claro que esto es un derivado de torta2; sin embargo, ante el artículo de Covarr. «hortera: es una rodaxuela que la hilandera pone en el huso para darle más peso, especialmente quando em-pieça la mazorca; díxose así quasi tortera, a torquendo»―es decir, lo que comúnmente se llama tortera―, nos asalta una duda: así como este hortera de Covarr. parece salir de tortera, ¿no podría hortera ‘escudilla’ ser alteración de tortera, tal como se conserva en Aragón? ¿Se trataría de una pérdida de la primera t- por disimilación? La antigua forma con f- no sería objeción de peso, puesto que Navarra y aun quizá el lugar donde se escribió el Apol. podían pertenecer a la zona de pérdida temprana de la F-, donde aparece Oyuela sin F- o H- ya en esta época, y así la grafía fortera sería mera ultracorrección de un ortera pronunciado; tampoco sería obstáculo firme el furteru o jurteru de Santander «cestillo para el pan, especie de tabahía», pues al fin y al cabo es posible que G. Lomas tenga razón al derivarlo de fruto. Pero esta eliminación disimilatoria de una T- inicial sería algo tan extraordinario y sin ejemplos que difícilmente podríamos admitirla; es más, me atrevo a afirmar que tal fenómeno no es concebible, pues si siempre las disimilaciones de oclusivas sordas constituyen un fenómeno muy raro (pocos casos pueden citarse además de BLASP(H)EMARE > lastimar), la disimilación eliminatoria no se produce nunca en posición inicial o intervocálica (sólo delante o detrás de consonante: DIE MERCURI > cat. dimecres, TREMULARE > temblar)3. En conclusión, creo que hortera y el arag. tortera son dos vocablos sin relación etimológica, aunque su sentido vecino y su forma semejante los pusiera popularmente en relación, hasta el punto de creerse en algunas partes que eran una misma palabra: de ahí que Covarr. atribuyera a hortera la ac. ‘rodajuela del huso’ que propiamente sólo pertenecía a tortera, error en el cual pudo verse acompañado por muchos.

Lo que sí creo perfectamente posible, en cambio, es que fortera viniese de OFFERTĶRIUM, muy frecuente en textos medievales (entre ellos, de los SS. XI y XII, procedentes de Alemania, Mediodía de Francia, etc.), como nombre de una vasija litúrgica, enumerada junto con patenas y cálices, probablemente una especie de patena (en el mismo sentido OFFERTA en un texto de Italia); fortera pudo venir, sea del plural OFFERTĶRIA, sea de esta misma forma en calidad de femenino, que está también documentada no sólo en el sentido de ‘paño que cubre la patena’, ac. que también tiene OFFERTORIUM (vid. Du C.), sino también como nombre de una vasija de uso seglar, en doc. leonés de 996 (Vignau, Índice n.° 767). Para ello bastaría suponer una dilación *OFFORTORIA, muy fácil tras F y entre dos OO (comp. el cat. y cast. antic. reportori(o) ‘repertorio’) o bien una metátesis *efortoria4: esto último me parece muy probable en vista de que infertoria, -uria, ‘fuente o bandeja’ figura alternando con offerturia en docs. leoneses de 927, 959, 978, etc. (Oelschl.; Du C.), donde tenemos el fácil cambio de prefijo enf- por ef-5; el cambio de -TĶRէA en -tuera > -tera es normal (ESTERA, RASERA, -adero y casos análogos) y la aféresis de la inicial a nadie podrá sorprender. Nótese que en el doc. de 1022 es muy posible que la fortera sea todavía un objeto litúrgico, en todo caso es una vasija de metal como una patena, y recuérdense otros casos de nombres de objetos del culto que pasaron a designar vasijas rústicas y aun pastoriles, como la ALIARA (< alfiala < PHIALE).

1 Hoy hortera sigue vivo en general, y del castellano pasaría al vasco, donde ortera designa una ‘tinaja de barro’ (Azkue). En el Valle de Vío (Alto Aragón) ortera es un cazo de hojalata para la sopa (Wilmes, VKR X, 239). En Madrid se ha aplicado como apodo a los factores o mancebos de las tiendas de mercader [Terr.], sea porque acarreen sus mercancías en una artesa de madera, sea como apodo despectivo para estos modestos dependientes, con el sentido primero de ‘pordiosero’; hoy día es de uso general entre los jóvenes con referencia a las personas, de vestimenta o modales pretenciosos y sin elegancia.―

2 En vista del catalán pallares tortera ‘rosca, hembrilla’, procedente de TORTĶRIA (BDC XXIII, 313), derivado de TORQURE ‘torcer’, también se podría pensar en este étimo para la tortera de barro, sea por comparación de un cazo estrecho con una rosca, sea por alusión al movimiento circular del torno de alfarero. Pero esto es mucho menos natural.―

3 Admitir una disimilación tortera > dzortéra > fortéra sería también muy forzado y sin ejs.―

4 Un proceso metatético rigurosamente paralelo tenemos en offertionem > eforción, INFURCIÓN, furción.―

5 No es verosímil que se trate de un *INFERTORIA originario en relación con un infertor ‘el que sirve a la mesa’, documentado en algunas glosas y escolios latinos.