HALAGAR, junto con el port. afagar y el cat. afalagar íd., procede del ár. ȟálaq ‘alisar, aplastar, pulir’, ‘tratar bondadosamente’; aunque no debe ponerse en duda la etimología, algunos pormenores permanecen oscuros, por nuestro conocimiento incompleto del árabe vulgar de España.

1.ª doc.: falagar, Berceo.

Para ejs. antiguos vid. Neuvonen, 183-6. Es palabra de gran frecuencia desde principios del S. XIII por lo menos, con los varios matices conservados hasta hoy. Por lo demás, la fecha de los primeros ejs. es anterior a la indicada por Neuvonen, puesto que ya se halla una vez en Berceo: «quando ovo est pobre dest mundo a passar / la Madre gloriosa vino lo convidar: / fablóli muy sabroso, queriélo falagar» (Mil., 134c). Ast. falagar o afalagar (V)1. Las formas port. afagar y cat. afalagar son también castizas, frecuentes y tan antiguas como los respectivos idiomas literarios; esta última es también la forma asturiana (Rato, Vigón), y como esta variante no es rara en el castellano propio, pues se halla en Alex.2, López de Avala, Enrique de Villena, etc., hasta mediados del S. XV (DHist.), y el port. afagar sale también de afa(l)agar, ésta debió de ser la forma primitiva en todas partes, contrayéndose en Castilla las dos primeras aa de ahalagar por la pronunciación débil e intermitente que ya en lo antiguo tenía la h aspirada (representada gráficamente por f), sobre todo entre vocales.

La etimología de halagar causó mucha vacilación entre los romanistas del siglo pasado, y los principales investigadores de los arabismos hispánicos, Engelmann, Dozy y Eguílaz se abstuvieron todavía de apuntar siquiera la sospecha de un origen arábigo. Hoy podemos olvidar las etimologías que entonces se indicaron, pues todas son claramente imposibles3. Todavía es reciente una tentativa de Sainéan para relacionar con oc. flacà y flagougnà, fr. flagorner (Sources Indig. II, 421; I, 231), mas podemos rechazarla con igual decisión, pues flagorner es palabra de origen desconocido y por lo demás tardía, y en cuanto a flacà, no presenta afinidad semántica, puesto que es ‘debilitar, enflaquecer’. La etimología arábiga fué indicada por Baist (RF IV, 357-8), aclarada por Spitzer (Lexik. a. d. Kat., 6-9) y aceptada por M-L. (REW 3997b), Steiger (Contrib., 231) y Neuvonen4.

El ár. ȟálaq es palabra bien conocida, de uso clásico y vulgar, que además del sentido fundamental ‘crear’, de donde ‘componer’, ‘forjar (una mentira, etc.)’, tiene ya el de ‘alisar, aplanar’ («he made it smooth, equable or even» en Lane), ‘pulimentar (un objeto)’; por lo demás, la 3.ª forma, ȟâlaq, es ‘tratar (a alguno) bondadosamente’, y es innecesario e imposible decir de cuál de estas u otras variantes de la raíz procede precisamente la palabra romance, pues para los hispanos todas ellas constituían una unidad y aparecían como variaciones semánticas de una misma idea central. Por lo demás era fácil pasar directamente de la idea de ‘alisar, aplanar’ a la de ‘acariciar, halagar’, según prueba el fr. flatter ‘adular’, ‘acariciar’, derivado del fráncico FLATplano, achatado’, y el significado originario y material ‘alisar’ ha existido en el propio romance, según prueba el port. afagar ‘sacar asperezas, alisar’, ‘poner al mismo nivel las piezas de madera ensambladas’ (G. Viana, Apost. I, 27-29). Sin embargo puede darse por seguro que la evolución hacia el sentido figurado ‘acariciar, adular’ se produjo ya en el árabe vulgar de España, aunque no tengamos de ello testimonios directos; pues la forma intensiva ȟállaq está documentada por PAlc. en el sentido de ‘sonsacar’, es decir, ‘apartar a alguno de otra persona mediante halagos’, lo cual supone necesariamente que el primitivo ȟálaq tuvo ya el sentido de ‘halagar’5. Es, por lo tanto, superflua la hipótesis de Neuvonen de que el vocablo pasara de uno de los romances hispánicos, quizá el portugués, a los demás, tipo de hipótesis a que es siempre demasiado propenso el romanista finlandés, y que en nuestro caso es netamente inadmisible en vista de la antigüedad y popularidad del vocablo en los tres idiomas iberorromances6. Del cast. ant. falagar procede el vasco balakatu (pal-) íd. (M-L., ASNSL CLXVI, 50).

DERIV.

Halagador. Halago [falago, ya frecuente en Berceo], comp. nota 5. Halagüeño [APal. 46d; Juan de Valdés, Diál. de la L., 109.13], en lo antiguo también falaguero [frecuente ya en Alfonso el Sabio7; pero Nebr. distingue entre halaguero ‘blandiloquus’ y halagueño ‘blandus’], forma común con el catalán falaguer y el portugués afagueiro.

1 Vco. ferekatu ‘acariciar’ (lab.) ‘restregar’ (lab., bazt.).―

2 «A los unos castiga, a los otros apaga, / que de dar, que de promesas, a todos afalaga», 68b.―

3 Diez pensaba en el gót. thlaíhan ‘acariciar, consolar’, suponiendo que pasara a *flaíhan, pero de todos modos sería imposible fonéticamente. Cornu y Gonçalves Viana sugirieron faz + *lagar (procedente del gót. laigôn), con el sentido de ‘lamer la cara’, pero la l- inicial y tras -z no se hubiera perdido en portugués. Cornu rectificó más tarde proponiendo un derivado del lat. FALLAXengañoso’, que hubiera dado -l- en portugués y -ll- en castellano y catalán. El a. alem. ant. hlahhan propuesto por Baist (ZRPh. VII, 115ss.) no se comprende cómo habría llegado a España, y los tratamientos supuestos para la h- y la -hh- interna son imposibles en un germanismo hispánico. Y hay más, que pueden verse en Körting, de imposibilidad no menos evidente.―

4 Carlton Rice, PMLA LII, 892, no aporta novedades de interés.―

5 R. Martí traduce las formas derivadas taȟállaq y ȟállaq por «conformare», pero ahí se trata de la ac. ‘adaptar al carácter o costumbres’, según confirma la comparación con el diccionario de Beaussier. De todos modos esto comprueba la gran frecuencia y variedad de los usos morales y figurados de la raíz ȟálaq en el árabe de España, de lo cual no nos da clara idea en este caso el Suplemento de Dozy.―

6 Más atinado podría estar cuando sugiere que halagar podría derivar de halago de modo que el sustantivo fuese el único arabismo directo. Es verdad que los dos indicios en que se fija para ello no son aceptables, pues el verbo se documenta en realidad en la misma fecha que el sustantivo, y no es cierto que falten los verbos entre los arabismos romances (vgr. ACHACAR, EMBELECAR, DESTARTALAR, etc.). Sí es cierto, en cambio, que entonces se explicaría muy bien la a- de la forma básica afalagar. Quizá, en efecto, venga halago del ár. vg. ȟálaq ‘liso, sin asperezas’ (Dozy, Suppl.), suponiendo que se sustantivara posteriormente con el valor de ‘alisamiento’; pero como esto es hipotético, y el cat. afalac, port. afago, tienen la misma a- que el verbo (también afalago en Alex.), y por lo tanto parecen ser postverbales, es más verosímil seguir ateniéndose a la derivación verbal directa de halagar. La adición de una a- es siempre fácil en verbos romances, y volvemos a hallarla en el caso del arabismo ACHACAR.―

7 También Juan Manuel (Rivad. LI, 389), J. Ruiz (975), Alf. XI (396), Revelación de un Hermitaño (copla 10), etc. Una forma mozárabe aparece en el nombre del judío español Sem Tob ben Falaquera, para el cual vid. Millás Vallicrosa, en Sefarad, 1942, II, 219-20.