GORRA, ‘prenda que sirve para cubrir la cabeza, sin copa ni alas’, voz común a los tres romances hispánicos, de origen incierto; como en el Siglo de Oro era prenda de gala, se tomó quizá, con la moda, del fr. med. gorre ‘elegancia, pompa, vanidad, lujo’, gasc. y langued. gorro ‘adorno, perifollo’, a su vez de origen incierto, pero teniendo en cuenta que gorrier ‘presumido’, ‘elegante’, parece inseparable del anticuado gorrasse ‘coqueta’, fr. dial. gore, oc. gor(r)o, gourrino, ‘mujer libertina, prostituta’―que a su vez enlaza con el fr. gore ‘hembra del cerdo’, oc. gorrin ‘lechón’, cast. GUARRO (y gorrino)―, acaso pueda derivarse indirectamente de esta denominación, de origen onomatopéyico.

1.ª doc.: 2.º cuarto S. XVI, Fz. de Oviedo (Zaccaria).

Aut. define «cierto género de cobertura de la cabeza, hecha de seda o paño, llena de pliegues de arriba abaxo, para ajustarla a la cabeza; hacíanse en lo antiguo de diferentes figuras, y oy solo permanece su uso en los garnachas, abogados y escribanos de Cámara»; cita ej. en el cap. 15, ley 1, tít. 12, libro VII, de la Nueva Recopilación. Esta ley fué dictada por primera vez en 1534, y sufrió varias confirmaciones o ampliaciones en lo sucesivo hasta 1623; no me consta a cuál de estas fechas corresponde el pasaje siguiente, aunque más bien parece de med. S. XVI, por ciertos arcaísmos de lenguaje: «mandamos que los oficiales menestrales de manos, sastres, zapateros, carpinteros... y de otros qualesquier oficios semejantes a estos mas baxos, y obreros y labradores y jornaleros, no puedan traer ni trayan seda alguna, excepto gorras, caperuzas o bonetes de seda; y sus mugeres solamente puedan traer sayuelos o gorretes de seda». Por lo demás, el vocablo aparece ya en C. de las Casas (1570, traducido berretta), Percivale1, Oudin, así como en el Quijote, en Ruiz de Alarcón y en otros muchos autores clásicos; falta, en cambio, en PAlc., Nebr., APal., glosarios de h. 1400 y en los autores medievales cuyo léxico ha sido inventariado. Covarr. nos dice «es ornamento de la cabeça, con que andamos en la Ciudad o Villa, y quando se ha de hazer visita, y estar en alguna congregación pública con trage y hábito decente; y quando se va por la calle, si llueve o haze Sol o viento o mucha frialdad, tomamos sombreros; aunque ya este buen término se va estragando; y no tan solamente seglares, pero aun Clérigos traen de ordinario sombreros. La forma de la gorra es redonda, y en tiempos atrás se traía llana sobre la cabeça, y era u de aguja u de paño, y las finas traían de Milán. Éstas sustentavan con unos cartones, y las de Milán con un cerquillo de hierro que la tenía tiessa. Llamaron medias gorras aquellas cuya faldilla caía derecha la mitad, y cubría el pestorejo y las orejas, y con una toquilla que formava una rosa enmedio de la coronilla; y ésta era cobertura de letrados y consejeros de los Reyes. Esto está ya mudado, porque empeçaron a levantar un pedaço de la copa de la gorra, por lo que cae encima de la frente: y ésta llamaron gorra de mogicón; luego la empinaron toda, de suerte que della al sombrero ay poca diferencia: no hay ya gorras de aguja ni de paño, todas son de terciopelo, y las más de terciopelo rizo». Esto nos coloca en el estado de cosas del S. XVI, tan alejado de la boina vasca como de la proletaria gorra moderna; la oposición con el sombrero era entonces de signo opuesto a la moderna, pues, según correspondía lógicamente a la forma respectiva, el sombrero, con sus alas protectoras, era la prenda modesta y utilitaria, destinada a proteger de los rigores del tiempo, y la gorra redonda, muchas veces de seda y adornada con plumas, era atributo del vestido lujoso.

Si bien menos general que en castellano, a causa de la concurrencia del preferido berrete, la palabra gorra existe también en portugués, aunque en el S. XVIII (como, por lo demás, en España, a juzgar por Aut.) era sobre todo cosa del pasado, pues Moraes define «espécie de barrete tƟo usado até o tempo del Rei D. JoƟo III [† 1557], como oje o chapeo», y él y Vieira citan ejs. de los Lusíadas (1572); pronúnciase gôrra con o cerrada, y hay variante gôrna en uso en la zona de Entre Duero y Miño (Leite de V., Opúsc. II, 297), cuya evolución consonántica revela por lo menos cierta antigüedad y autoctonismo del vocablo. En catalán se pronuncia también generalmente con esta vocal2, y está ya documentada varias veces en el S. XVI, desde 1515 por Alcover, y también en Boades (que en realidad corresponde al XVII) por Balari (y en otro texto que creo del S. XV o XVI)3. En resumen, el vocablo es antiguo y genuino en los tres romances peninsulares, y en catalán aparece quizás algo antes que en los otros dos, aunque ni esto es bien seguro ni puede asegurarse que esta diferencia sea realmente significativa. En cuanto al it. gòrra, recogido por Fanfani como nombre de una gorra de campesinos, es palabra muy poco extendida, que Tommaseo sólo documenta en Panciatichi (a. 1665), y difícilmente podrá dudarse de su origen español, admitido por Zaccaria, Prati, etc.

Mahn, Etym. Unters. (1854), 15-16, afirmó que gorra procedía del vasco gorri ‘rojo’, por el color de la boina vasca, etimología que M-L. (REW, 3822) sólo admite provisionalmente y con mucha reserva; Baist (ZRPh. VI, 116) modifica esta idea en el sentido de que gorri vendría de un lat. *BŬRRĔUS, derivado del lat. BŬRRUS ‘rojizo’, y éste mismo habría dado directamente el romance gorra; Schuchardt, primero (ZRPh. XXX, 213) se abstuvo de pronunciarse mientras no se demostrase que el color rojo era el más antiguo de la boina vasca, pues los vascos franceses la llevan azul, pero más tarde parece haberse decidido en pro de esta etimología (RIEV XIII, 1919, 201-2); M. P., RFE V, 226, observa que este origen, si gorra es palabra antiguamente introducida en español, pugnaría con el tratamiento de los representantes toponímicos romances del vasco gorri. Este argumento es fuerte, ya que todos ellos presentan diptongación de la o, y por lo tanto debiéramos esperar *güerra en castellano y formas con o abierta en portugués y en catalán, pues los representantes toponímicos tienen la forma Ligüerre, Laguarres, Lascuarre, Escuer; y aunque supusiéramos que gorra se introdujo del vasco en fecha tardía, siempre quedaría la extrañeza de la desaparición de la -i final vasca, que según es natural ha dado -e y no -a en esos topónimos romances. Por otra parte, el nombre de una prenda de moda y de lujo, que aparece de pronto en el S. XVI, no es probable que venga del vasco. Creo, pues, que debe desecharse esta idea, y tampoco la modificación que le hizo Baist me parece viable, pues BURRUS apenas ha dejado descendientes romances (los citados por el REW en este artículo son falsos o inciertos; V. sólo BORRACHO), el vasco gorri no puede venir de étimo latino en Ŭl> (que habría dado u vasca), y en cuanto a gorra, deberían hallarse variantes con b- si procediera de BURRUS4>.

Otra pista la indicó Diez muy vagamente, y hoy parece olvidada; opinaba el padre de la filología romance (Wb., 170) que el sentido básico de gorra debía ser ‘lazo’ o ‘cinta’, pues este vocablo significa ‘rama de sauce’ en Italia y ‘cordel de esparto’ en Portugal, y en francés gorre habría significado antiguamente ‘cinta’; en realidad, el it. gorra ‘sauce’ es palabra de origen desconocido, quizá prerromano, que por razones geográficas habrá de separarse de nuestro vocablo; la palabra portuguesa en cuestión es sólo del dialecto alentejano, variante del port. corra ‘correa’ y ‘cuerda de esparto’, quizá derivado retrógrado de CORRIGIA ‘correa’, y tampoco es de creer que tenga que ver con nuestro gorra.

En cuanto al fr. gorre, significó en realidad ‘elegancia de la moda, pompa, fausto, lujo’, y sólo ocasionalmente (y aun no es seguro) pudo llegar a designar una cinta al tomar el sentido concreto de ‘adorno, perifollo’: pero gorre ‘elegancia, etc.’ es palabra frecuente desde fines del S. XV a principios del XVII (God. IV, 314; FEW IV, 198), hoy todavía empleada en esta ac. concreta en varios dialectos del Poitou, Gascuña y Languedoc, y en estas hablas occitanas se halla también en poetas del S. XVI y XVII (Astròs, Guitard, en Mistral); a juzgar por los derivados gorrée «vêtement, parure» y s’engorrer «se parer d’un vêtement», debía ser palabra muy antigua, pues estos vocablos ya se hallan en el S. XIII, en Gautier de Coincy. Para documentación del fr. med. gorre ‘pompa, fausto’, V. además Sainéan, La Langue de Rabelais II, 259-60. Como parece haberse aplicado especialmente a adornos de la cabeza (el tolosano Guitard habla de las gorros del cap), no dudo que de aquí procede el iberorromance gorra como palabra de moda introducida de Francia con una concreción de significado, que no es nada sorprendente en este caso; el testimonio del seudo-Boades concuerda con el de Aut. en que las gorras eran propias de los señores, y el de Covarr. corrobora el de la Nueva Recopilación de que eran prendas de mucho vestir, hechas de seda y de otros géneros caros.

Admitido este extremo, ¿cuál es el origen de esta voz francesa? Este otro problema ya es más difícil. Th. Braune, ZRPh. XVIII, 523-4, quiso derivarla del b. alem. gorre ‘faja, ceñidor’, especialmente ‘cincha’, gorren ‘ceñir’ (Berghaus, Plattdeutsches Worterbuch); pero es muy dudoso que esta palabra dialectal sea antigua, pues no se halla en bajo alemán medio (Schiller), frison oriental, neerlandés ni otros idiomas germánicos5; Braune cree se trata de una palabra de la misma raíz que el alem. gurt, ingl. gird, etc., sin la ampliación consonántica constituída por la -d-, pero el caso es que no puede señalarle otra parentela que la de un ags. on-gyran ‘desceñir’, forma muy dudosa6; más bien, por el contrario, es probable que el b. alem. gorre venga del francés. Más razonable me parece la idea de Wartburg de identificar con el fr. dial. del Centro, francoprovenzal, delfinés, auvernés y rouergat gore, gorra, etc., ‘libertina, prostituta’, cuyo aumentativo gorrasse aparece ya una vez h. 1500 en el sentido de ‘coqueta’, teniendo en cuenta que éste a su vez se enlaza semánticamente con gorrier ‘elegante, bien arreglado, presumido’ (SS. XV-XVI), derivado evidente de gorre ‘elegancia’; ahora bien, gore ‘libertina’ es inseparable del fr. antic. gore ‘hembra del cerdo’ (SS. XIV-XVII), hoy extendido más o menos por los dialectos de toda Francia, cuyo diminutivo gorrin se documenta en lengua de Oc desde el S. XII y enlaza a su vez con el cast. GUARRO y gorrino, todos los cuales proceden probablemente de una imitación del gruñido del cerdo (FEW IV, 195-9); un punto débil de esta etimología está en la falta o escasez de documentación antigua del importante escalón semántico intermedio ‘libertino’7.

La locución meterse de gorra [1604, G. de Alfarache, Cl. C. V, 41, y nota], entrarse de gorra [Aut.] ‘tomar parte en una comida sin ser invitado’, en otros comer o vivir de gorra ‘como parásito’, pueden venir de la gorra como símbolo de la cortesía, como comer de bonete significa lo mismo en el Estebanillo González (1646, vid. DHist.), propiamente ‘comer por cortesía, gracias a los muchos saludos que prodiga el parásito’; para la gorra como símbolo de la cortesía, comp. el refrán buena gorra y buena boca hacen más que buena bolsa, y las frases duro de gorra (Aut.) o tieso de gorra (Vélez de Guevara, La Serrana de la Vera, v. 1321) ‘el que aguarda que otro le salude primero’ y hablarse de gorra ‘saludarse sin hablarse’, ya registradas por Covarr.; la explicación podría ser también que andar de gorra o ser gorrón se aplicaba a los estudiantes que hacían de criados pero asistían gratuitamente a los cursos con sus amos, distinguiéndose por su capa y gorra (capigorristas o gorrones); también se les llamó gorras a ellos mismos (Quevedo, Cartas del Caballero de la Tenaza, Cl. C. IV, 71; Pícara Justina, en Aut.), además de gorrones (Nieremberg en Aut.; Calderón, El Mágico Prodigioso, I, escena 1.ª ; «hay gorrones de libros como de almuerzos», Quevedo, Buscón, Cl. C., p. 10), aunque éste se roza a su vez con gorrona ‘prostituta’ [Moreto] y gorrón ‘hombre vicioso’ [Góngora, en Aut.], que proceden directamente de GUARRO y su familia; además comp. ENGORRAR.

DERIV.

Gorrada. Gorrero; gorrería. Gorreta; gorretada. Gorrilla. Gorrista. Gorro ‘bonete redondo’ [Aut.], también port. gorro (pero no en catalán). Gorrón ‘parásito, el que vive a costa ajena’ (V. arriba), ‘gusano de seda que no trabaja en el capullo’ [como andaluz en Covarr.]; para otras acs., V. GUARRO y comp. ENGORRAR; engorronarse. Gorruendo ant. ‘harto o satisfecho de comer’: que la Acad. deriva de gorrón, pero en realidad no parece existir tal palabra, pues Aut. da goruendo citando la Montería de Alfonso XI, y en este pasaje (p. 6) la edición de Gutiérrez de la Vega trae gobernado (en el sentido antiguo de ‘alimentado’): hay, pues, errata goruendo por gouernado.

1 «A cap, a bonnet, a velvet cappe made high, somewhat of the fashion of the courtiers wearing of velvet caps in England, or like a womans velvet cap, with somewhat broader brimmes».―

2 Así por lo menos en el dialecto central, en Valencia y en el Sur del catalán occidental. En cambio, gorra es general en el Pallars, pero quizá no se pueda dar importancia a esta última pronunciación en un idioma como el catalán, que tiende generalmente a abrir las oo cerradas en sílaba inicial.―

3 Otro indicio de la antigüedad del vocablo en catalán es que en cat. occid. (Cardós, Vall Ferrera, La Pobla de Cérvoles) y S. del oriental gorra es el nombre de la barretina o «gorro catalán», especie de gorro frigio largo y doblado que constituía la cobertura tradicional de los payeses catalanes antes de extenderse el uso de la actual gorra proletaria internacional, llamada allí catxutxa: la mayor parte de las barretinas o gorres eran rojas, sobre todo en el Este de Cataluña, pero también las había moradas (gorra mosca en la Pobla de Cérvoles), que justamente eran las más usadas en la Cataluña occidental; no se invoque, pues, este detalle en apoyo de la etimología vasca, pues en cat. or. la barretina no se llama así. Téngase en cuenta, además, que no nos consta que la barretina sea de uso antiquísimo en Cataluña, aunque de todos modos ha de ser antigua; gorros iguales a la barretina se han empleado en Grecia, Calabria, Cerdeña y otras zonas mediterráneas, y también en Portugal, y han estado en uso entre los marineros de muchos países; como se trata siempre de tierras costeñas, puede sospecharse un origen marino, y así parece confirmarlo la denominación gorra de mariner que recogí en Estaon (Alto Pallars).―

4 Con independencia de estos autores, el italiano Nigra, AGI XV, 113, parte también del color rojo para explicar gorra, pero desconociendo el vocablo vasco, cita solamente Romagna gor ‘rojizo’, Istria guoro íd., Treviso goro ‘castaño’. Ya hemos visto que en Italia gorra debía ser voz advenediza, y por lo tanto hemos de mirar este parecido fónico como meramente casual.―

5 Ni siquiera en bajo alemán parece tener gran extensión, pues Berghaus registra gorre y gorren como meras variantes de gord y gordeln; falta en los modernos y ricos diccionarios dialectales de Schleswig - Holstein, Prusia, etc.―

6 Bosworth - Toller sólo registran ongyrdan; en cuanto a ongyran, lo consideran evolución fonética de ongirwan.―

7 No me parece feliz la idea de pasar directamente de ‘cerdo’ a ‘elegante’ por un juego de palabras con el doble sentido del fr. soie ‘cerda’ y ‘seda’ (Wartburg, 199b). Complica el problema el verbo fr. ant. gorrer ‘engañar’, hoy gourer ‘falsificar drogas’, que a su vez podría enlazar con gore ‘libertina’ por conducto del fr. med. gorre ‘sífilis’ (1496; Rabelais; etc.), y del cat. ant. gorrar ‘corromper, engañar, infectar’ (en J. Roig, Spill, v. 4547). Quizá no sea disparatada la idea de Littré de derivar del ár. ġarr ‘engañar’ (ġurûr), puesto que el imperativo de este verbo es ġurr, el futuro yaġúrr, etc., y es palabra conocida del árabe vulgar e hispánico (Dozy, Suppl.); derivar este vocablo del nombre del cerdo, a base del desprecio con que se trata a este animal, según quiere Wartburg, es muy forzado.