GAVILÁN, nombre de una ave de presa y de varios objetos de forma ganchuda o saliente, del mismo origen incierto que el port. gavião íd., mall. gavilans ‘especie de escardillo’, probablemente de un gót. *GABILA, -ANS, de la misma raíz que el a. alem. ant. gabala o gabila, b. alem. ant. gafala, ags. geaflas, alem. gabel, ‘horca’, escand. ant. gafl ‘hastial, pináculo de la fachada’, nombre aplicado al gavilán por comparación de sus garras con una horca de campesino.

1.ª doc.: Berceo. Un derivado gavilanzera en doc. que sería de 1076, BHisp. LVIII, 360.

Como nombre del ave de rapiña se halla también en las Cortes de Sevilla de 1252 y en las de Valladolid de 1258 (RFE VIII, 7), en el Espéculo de Alfonso el Sabio (RFE VIII, 350), Elena y María (S. XIII: RFE I), los Aranceles santanderinos del S. XIII, el Libro de la Caza de D. Juan Manuel (ed. Baist, 80.10), la obra semejante de López de Ayala, los Glosarios de Toledo y del Escorial, los Fueros de Soria y de Navarra, etc. (vid. Castro, RFE IX, 269), y es palabra muy frecuente en todas las épocas y regiones del idioma. En la Edad Media se halla escrita constantemente con -n-. Más tarde se empleó una forma gabilocho (1606, Valdivia) o gavilucho (ya Lope de Rueda, h. 1550), hoy conservada ésta en Astorga, León (RH XV, 5), el Bierzo (o quizá gallego miñoto, ‘ave de presa mayor que el gavilán’, Sarm. CaG. 145r) y Bogotá (Cuervo, Ap., § 886) y debida a un cruce con aguilucho, -ocho. El port. gavião no es menos antiguo, pues la forma latinizada gaviano ya figura dos veces en ley de 1253, gaviam en doc. de h. 1300 (RL XI, 91), en FernƟo Lopes (h. 1450) (vid. CortesƟo), etc., niño dos gabians ‘nido de los azores’ en doc. gall. S. XIII-XV, Sarm. CaG. 88v. Como nombre de herramienta o parte de ella encuentro ya los gavilanes de la espada ‘hierros que salen de su guarnición formando la cruz y defendiendo la mano’ en Quevedo (Buscón, ed. Castro, p. 103), ‘pieza ganchuda en el facón gauchesco’ (Tiscornia, M. Fierro coment., p. 72n.), ‘punta de la hoja de la podadera, en forma de pico’ en el Este de Lugo (VKR V, 122), port. gavião íd. en Bairrada (RL XX, 248), y otros que se pueden ver en Krüger, Die Hochpyr. A, II, 206; gall. gavilán ‘flagelo con que las vides se van agarrando’ (Sarm. CaG. 95v) o la rama de la norza o vitis alba (ib. 134v). Aunque el vocablo como nombre de ave es ajeno a la lengua catalana1, gavilans se emplea en mall. (y localmente or., castellon.) para una variedad de escardillo o almocafre, conocida por àrpies o arpelles en Cataluña (ALC, mapa 156; BDLC XIII, 24; Dicc. Alcover, s. v. arpellot), y Gavilà existe como apellido en el País Valenciano (BDLC XII, 320).

Nuestro vocablo tiene, efectivamente, todo el aspecto de un nombre propio gótico de hombre, del tipo de AGէLA, ATTէLA, WULFէLA, SWINTէLA, KINTէLA, FAWէLA, etc., cuyo genitivo era en -LANS, y por lo tanto solían declinarse en latín AGէLA, AGէLNIS; de hecho Gavilanes se halla como nombre de lugar castellano y Gavián en Galicia (Sachs, Die Germ. Ortsnamen in Sp. u. Port., 54), y en Italia hallamos formas derivadas como Casale Gavilaria, Gavinana, Gavirate, que presuponen todas un nombre de persona gótico *GABէLA (Gamillscheg, R. G. II, p. 12). El vasco guipuzcoano gabirai ‘gavilán’ (Michelena, BSVAP XI, 291) ha de ser préstamo antiguo del romance y se explica bien con una base -ANE. Estamos, pues, ante el caso, ya estudiado en el artículo BARRAGÁN, de un nombre de persona germánico, empleado primero como apodo de una persona o de un animal y convertido luego en apelativo, con significado alusivo al de la raíz germánica con que se formó: el empleo del gavilán como ave de caza le hacía adecuado para recibir apodos, que a la larga se convertirían en nombre común del animal. *GABէLA (dejando aparte la terminación masculina en -A, que correspondería a una -o alto-alemana) equivale, en efecto, al a. alem. ant. gabila (o gabala) ‘horca agrícola’, y demás formas citadas arriba, escand. ant. gafl ‘hastial, remate de la fachada triangular de un edificio, en forma de cruz de San Esteban’, vieja palabra común a los varios idiomas germánicos y a otros indoeuropeos (galo-latino gabalus ‘horca de ahorcar’, etc.). Su significado en los dialectos alemanes es, por lo demás, multiforme: ‘rama en forma de horca, horcón’, ‘pértiga bifurcada para redes de caza o para el remo’, ‘timón bifurcado de carro’, ‘armazón de ganchos para llevar una carga a cuestas’, vid. Braune, ZRPh. XLIII, 148, quien ya sugiere esta etimología2. De suerte que esta raíz pudo en gótico tener asimismo el significado de ‘rama ganchuda o curva’, desde el cual llegaríamos también a ‘gancho’ (según hemos visto en GANCHO y GARABATO): ésta u ‘horca’ es, en todo caso, la base semántica de gavilán, ave que en catalán se llama arpella, derivado del germ. HARPA ‘gancho’, del cual parten también arpelles, àrpies, arpiots, etc., nombres catalanes del escardillo ganchudo, que según hemos visto se llama en Mallorca gavilans.

Es probable que el gótico poseyera la raíz GAB- con el mismo significado y con otros sufijos3, pues tenemos el ast. gabitu4 ‘gancho de palo o de hierro’ (R, V, Sarm.), gabita ‘cadena de hierro que une por medio de un gancho el yugo de dos parejas de bueyes’, ‘yunta de bueyes que se agrega a los que tiran de un carro para cruzar un mal paso’, engabitar ‘colgar de un gabitu una cosa, engancharla con él’, agabitar ‘alcanzar alguna cosa con el gabitu’ (R, V); gall. gavizo ‘palo seco del monte, chamizo, de urce, abrótea, etc., que sirve de tea para alumbrar’ (Sarm. CaG. 192r); ast. occid. y gall. gabiñón ‘garfio para coger la carne del puchero’, Lugo gabuñón ‘punta de la hoja de la podadera, en forma de pico’ (VKR V, 122), trasm. gavejo ‘gancho’, Douro gavina ‘podadera’ (Krüger, Gegenstandsk., 233), port. gavinhas ‘zarcillos de sarmiento’; gall. gabear ‘trepar aferrándose’, ‘trepar’5. Para los ast. gabita, -itu, ‘gancho’, etc., V. ahora D. Alonso, RFE XXXIV, 242-3. Por otra parte, en Italia el ave gavilán se llama gavinel en Lombardía, Emilia y Verona, ganivel en Bregaglia, M-L. cita un napol. ganaviell, y ganivelo figura ya con este sentido en el lombardo Uguccione da Lodi, a mediados del S. XIII (ZRPh. IX, 326), y en un glosario veronés del S. XV (Mussafia, Beiträge, s. v.): puede dudarse entre una haplología del diminutivo *gavilanello, y un derivado de la raíz GAB- con sufijo -INUS, como los que hemos visto en el Noroeste de España, pero desde luego estas formas italianas confirman plenamente que estamos ante una palabra gótica. M-L. (REW1 y 3, 3628) tuvo ya la primera intuición de esta etimología, pero no se atrevió a sentarla resueltamente por la falta de nombres parecidos del gavilán en los idiomas germánicos; sin embargo, Braune llama atinadamente la atención hacia compuestos como gabelweihe ‘Falco milvus’, suizo gäbelivogel, gabelgeier ‘especie de buitre’, a. alem. med. gabilûn ‘especie de dragón fabuloso’, aunque no creo que la idea sea la de una cola bifurcada, como supone él, sino la de las garras que aferran, como una horca saca la mies del pajar.

No es posible derivar de CAPĔRE ‘coger’ ni de su derivado CAPUS ‘halcón’ (S. Isidoro y glosas), como propuso Diez (Wb., 454), pues la -v- de las formas medievales y portuguesas se opone inequívocamente a un étimo con -P-; tampoco tiene fundamento la sospecha de Simonet (p. 244) de que gavilán viene de *garvilán, en relación con el mozárabe garbel (compruébese en el artículo GARBILLO).

El hápax oc. ant. gavanh, que parece designar una ave de rapiña en el trovador Peire de Corbiac (vid. Raynouard), es palabra dudosa.

DERIV.

Gavilana. Gavilancillo.

1 Salvo en Valencia y Menorca, donde será castellanismo.―

2 Antes lo había hecho ya C. Michaëlis al traducir de paso gavilán por «Gabelsperber» (ZRPh. XX, 208).―

3 En efecto, los indoeuropeístas admiten que ésta es la raíz, a la cual se agregó la -L- como elemento sufijado, vid. Walde-H., s. v. gabalus.―

4 La variante cabido ‘palo terminado en gancho para mesar la hierba o colgar algo’ de Sajambre (Fz. Gonzz., Oseja, 217) y otras formas que he citado s. v. GANCHO, quizá se deban a influjo de un sinónimo (como el étimo céltico de gancho).―

5 «Gabea pola parede», «gabeou polas escaleiras dun trasatlántico», «gabea por outeiros», Castelao 186. 6f., 165.14, 236.3f.; -ear aquí podría ser secundario por -iar < -ilar (y aun -i(l)ãar?) o acaso sufijo propio.