GARBILLO, ‘especie de zaranda de esparto’, palabra de extensión puramente regional en castellano (Almería, Murcia, Valencia), tomada del cat. garbell ‘criba’, el cual parece tomado a su vez del ár. ġirbâl íd. (aunque no es imposible que éste por su parte se tomara del lat. CRզBELLUM ‘criba pequeña’, en Oriente).

1.ª doc.: Aut.

Aut. no da localización regional ni cita ningún ej. Antes de este diccionario sólo hallo garbillar y su derivado garbillador en Covarr., pero éste dice categóricamente que son palabras empleadas en Valencia: en él se trata, pues, de una castellanización del cat. garbell; el aragonés Alejandro Olivan, en el S. XIX (según cita de Pagés), también habla solamente de los garbilladores valencianos. El vocablo tiene sin embargo cierta validez regional en tierras de lengua castellana, quizá en partes de Aragón o de la zona castellana de Valencia, aunque no lo registran los glosarios dialectales de estas zonas; pero sí, en Murcia, el Vocabulario Panocho de Lemus; lo he oído también en Bédar (Almería), donde se distingue entre garbillo ‘criba para grano’ y zaranda ‘íd. para el arroz’. Además, según la Acad. (ya 1899), es una especie de criba empleada en minería, y en ediciones recientes se ha agregado que así se llaman las ahechaduras en las fábricas de harina, y una especie de esparto largo y escogido en Murcia y Andalucía (falta G. Soriano, A. Venceslada)1. Nav. guerbillo (en el Norte y el Centro-Oeste de la región), Iribarren. Falta en Carré y Vall. el gall. guerbelo de que nos habla GdDD 1976.

En catalán, garbell es palabra de uso casi general en todo el territorio lingüístico, y es ya muy antigua, pues la emplean Bernat Metge (fin del S. XIV: Sermó, 50.5; J. Roig, v. 14767, h. 1460; etc.), y el derivado garbelador (entiéndase garbellador) ya figura como glosa catalana en el Vocabulista de R. Martí (S. XIII). Pasó al fr. med. y dialectal, sin duda desde el catalán. Rabelais emplea grabeau «criblage» y grabeler «passer au crible» «examiner minutieusement» (ed. G. Budé, glos.; Garg., cap. 20; Pantagr., cap. 10;

III, cap. 40), de donde el postverbal grabeau: «remettons à vostre retour le grabeau et belutement de ces matières» (III, cap. 16, p. 78). Aunque Sainéan (La L. de Rab. II, 279) dice que viene de un it. garbellare, que cita en 1438, también lo cita Du C. en los Estatutos de Marsella, de 1269 (junto con garbellum ‘criba’), y en un pasaje donde se habla de Cathalonia y se emplea la frase catalana inequívoca grana assaonada. Luego está claro el paso desde Cataluña a la costa mediterránea francesa y de ahí al Centro de Francia. En efecto, de Rabelais lo imitaron Du Fail, Aubigné y el autor de la Satyre Ménippée; en cuanto a Rousseau, supone Sainéan que empleara grabeau ‘discusión’ en calidad de provincialismo suizo (?). Hay también it., o más precisamente toscano ant., garbello y gherbello ‘zaranda’, ‘ahechaduras’ (el segundo en un texto de fines del S. XV: Tommaseo; Petrocchi, bajo el renglón). El cambio fonético de CRզBĔLLUM en garbell (-ello) no sería posible en romance, por lo menos no se explicaría la alteración de la vocal. Como desde luego consta que ġirbâl se empleaba en el árabe de España (Gl. de Leyden, R. Martí) ―vulgarmente sonaría ġerbél―, sería fácil explicar esta palabra como mozarabismo procedente de CRզBELLUM, que desde el mozárabe pasaría luego al catalán. El origen arábigo o mozárabe está confirmado, en efecto, por la extensión geográfica del vocablo, que aparece por primera vez en un texto probablemente valenciano o balear, como ha de serlo R. Martí, y que hoy todavía es palabra bien arraigada en el País Valenciano, y aunque también general en Barcelona y regiones meridionales y centrales del Principado, es ajeno en cambio a la Cataluña francesa (donde se dice crivell, Misc. Fabra, 185) y a otras hablas del Pirineo, donde se emplea el descendiente puramente romance de CRզBELLUM. Parece haberse propagado, por lo tanto, de Sur a Norte. En italiano penetraría también desde Sicilia. Pues no se trata de una palabra exclusiva del árabe peninsular, sino que se emplea aun en Oriente, como observa Simonet (s. v. crib); Lane (2245) y Freytag citan ġirbâl como palabra de uso general en árabe, ya documentada en los dicc. clásicos del ?auharí (fin S. X), el Saganí, etc., y además le da éste el significado «genus coitus, a femina Medinensi nominatum» citándolo del Maidaní († 1124). Es verdad que una raíz cuadrilítera es siempre sospechosa en árabe, de suerte que bien puede ser de origen latino en árabe, aunque ya se tomara en Oriente, pero convendría averiguarlo mejor; de todos modos, no es posible que se trate de un mozarabismo propagado hasta Oriente. Colin, Hespéris VI, 66, anota kerbállo2 en el árabe de la cabila de los Anɏra, al Oeste de Ceuta, que debe de ser resto de la latinidad norte-africana, y admite que el vocablo se tomó en Oriente con independencia de este préstamo bereber. No hay necesidad de admitir un cruce de CRIBELLUM con la voz arábiga para explicar la palabra catalana (> cast.), como quieren M-L. (REW 2321) y G. de Diego (RFE IX, 147); Engelmann y Baist (RF IV, 386) se inclinan con razón por el origen arábigo3.

DERIV.

Garbillar. Garbillador.

1 El gall. agergilar, -illar, agirgilar, que G. de Diego, Contr., n.° 153, cita del Dicc. de la R. Acad. Gallega, no puede tener nada que ver con garbellar, pues se pronunciará axerxil(l)ar.―

2 De ahí gerbállo (con l doble) en el español de los sefardíes de Marruecos (BRAE XIII, 534; XV, 194).―

3 El hispanoárabe ġarbâl ‘cernícalo’ no es más que aplicación figurada del nombre de oficio idéntico que, con el sentido de ‘zarandeador’, se formó en árabe, y figura ya en R. Martí.