FRIJOL, ‘judía, habichuela’, del lat. FASE֊LUS íd., y éste del gr. ưάσƓλος íd.; en castellano el vocablo debió de tomarse del gallegoportugués (gall. freixa), y quizá parcialmente del mozárabe.

1.ª doc.: frisoles, 1492, Nebrija, Dicc. Lat.-Cast., s. v. phasiolus.

No conozco testimonios medievales. En el diccionario castellano-latino sólo registra Nebr. afaso o legumbre: phasellus», errata evidente en lugar de fasol, legumbre, ya rectificada en la ed. de 1516 (fassoles según Cuervo)1. Fernández de Oviedo (1535) escribe muchas veces fesoles y fresoles, con predominio de aquella forma, y frijoles aparece en una disposición del Cabildo de Santiago de Chile, en 1547. En América la habichuela se llama universalmente frijol desde Méjico y las tres islas antillanas hasta el Perú (el quichuísmo POROTO, de uso general en la Arg. y Chile, se oye también hasta el Ecuador, y como nombre de una especie particular hasta más al Norte); en todas partes, sin excepción, el acento cae en la o2. Cuervo, en efecto, afirma que «en Bogotá, como en toda la América española, hacemos agudo el vocablo» (Ap. § 113c); hoy quizá deba modificarse esta afirmación en cuanto a la capital colombiana: el Prof. Fdo. Ant. Martínez, que es cauqueño, pero vive en Bogotá, me dice que los bogotanos dicen hoy más bien fríjoles, pero, según él mismo y los Prof. L. Flórez y Sánchez Arévalo, en el Cauca, en Antioquia y en Santander se dice frisóles (realmente veo los nombres de lugar El Frisol, La Frisola y La Frijola en una lista de toponimia menor antioqueña), y lo mismo ocurrirá en el Huila, a juzgar por el nombre de lugar El Frisol. Ahora bien, sólo la acentuación sobre la o está comprobada en poetas del S. XVI: Juan de Castellanos (frisoles y frijoles) h. 1590, y Álvarez de Toledo (frisoles)3 h. 1600; acentuación indicada gráficamente por Víctor (1609), Franciosini (1620) y Minsheu (1623). Por otra parte, fríjoles se dice hoy en Sevilla (A. Venceslada), y fréjoles en Cespedosa de Tormes (RFE XV, 140), en Sajambre (donde se emplea para ‘judía pinta más redonda que las habas’, y en Quintanilla ‘la que está verde y se come con vaina’, Fz. Gonzz., Oseja, 272) y en el Oeste de Asturias (Acevedo), aunque aquí su -j- demuestra que no es palabra popular; pero aun en España está muy extendida la otra acentuación: frijón en Andalucía (Toro G., RH XLIX, 456) y en Alburquerque (Extremadura: BRAE IV, 90), frejón en el extremeño Gabriel y Galán y en las Sierras de Béjar y de Francia (Lamano), frixól en Asturias (Rato) y fiȤón o fiȤoléta en judeoespañol (Yahuda, RFE II, 354; Wagner, RFE XXXIV, 56-57).

La vocal o tónica conservada, y la -j- como representación del grupo latino S?, denuncian claramente un origen gallegoportugués, o bien (o quizá sólo parcialmente) mozárabe. Como realmente el portugués dice feijão (antiguamente feijoes, vid. CortesƟo) y el gallego freixó o feixoo o feixon (antiguamente feijoo, Cantigas, 157.4)4, formas que con arreglo a la fonética de este idioma se pueden explicar como ligeras alteraciones de la regular allí (feijoo), por cambio de sufijo, lo más probable es que los cast. frijol y frijón sean adaptaciones de las formas gallegoportuguesas (comp. FAROL o farón, del originario faró). Por otra parte, no son éstos los únicos descendientes hispánicos del lat. FASE֊LUS, pues está también el cat. fesol, de donde fesolo en el aragonés de Fanzara (prov. de Castellón, Geogr. Gral. del R. de Valencia, pp. 168-80), y la forma fesol o fasol arriba citada de Nebrija y Fz. de Oviedo, mientras que frisol es mezcla de los dos tipos; finalmente, hubo también algún descendiente propiamente castellano: ast. occid. feisuelu (Munthe), murc. frisuelo (Aut.), y figüelo ‘habichuela muy pequeña’, que he oído en las montañas de Almería, resultante de un cruce de *fisuelo con el nombre judihuelo que da a la misma legumbre Laguna (comp. judía, que en tiempo de Oviedo, I, 285, era propio de Aragón). Es arbitraria la acentuación fásoles que da la Acad. a este catalanismo poco extendido; no existe el *fájol supuesto por GdDD 4997 ―fajol es ‘alforfón’ y tiene otro origen, V. este artículo ― y el étimo *PHASŬLUM de este autor es fantástico e imposible.

La gran variedad de denominaciones del frijol, habichuela o alubia, ast. faba, se explica por el hecho, documentado por Lenz, de que la variedad europea de esta legumbre era poco productiva, de suerte que su uso popular sólo se extendió después del descubrimiento de América, gracias a las variedades originariamente americanas: entonces se propagaron denominaciones locales, especialmente las de los dos romances peninsulares colaterales, en cuyo territorio esta legumbre sería de uso más extenso; como sigue siéndolo todavía hoy en Cataluña y en Asturias-Galicia que en Andalucía y otras regiones de lengua castellana. Por otra parte, al popularizarse el nuevo nombre sufriría en su acentuación el influjo del nombre de otra legumbre, el guisante, llamado en gran parte de España, con nombre de procedencia catalana, pésol (o pésul, présul), o mozárabe (brísol, gríjol) (vid. GUISANTE y mi artículo de RPhCal. I, 89), de donde además las formas cruzadas brisuelo ‘frijol’ y ‘guisante’ en Murcia y prijol en Chiapas (BDHA IV, 294), y la confusión total que hace Covarr. entre las dos legumbres5.

En cuanto a la r epentética de frijol, frisol, fresol, no puede descartarse del todo que se deba al influjo del lat. faba fresa ‘haba pelada’, como quería Cuervo, pero como esta r no se halla en las lenguas portuguesa y catalana, de donde procede el vocablo, y como también aparece en el alb. frašuྊཙ, deberá mirarse más bien como resultado del proceso meramente fonético de repercusión de la líquida, que se produce también en los citados nombres del guisante.

1 PAlc. (1505) rectificó en fasola. Fasoles aparece también en Mármol (1570), vid. Aut.―

2 Vid. Cuervo, Ap., §§ 113c, 777; Lenz, Dicc. Etim., s. v. poroto (donde queda más documentación americana de frijol y variantes en los SS. XVI-XVII); BDHA IV, 193; V, 155; Arona; Malaret. Aunque Tobar dice que en el Ecuador es frejol y según Lenz la gente culta se empeñó en introducir esta forma en Chile, habría que comprobar hasta qué punto es popular tal variante. Además Lemos, Barb. Fonét. del Ecuador, p. 54, advierte que el pueblo jamás cambia frijol en fréjol.--

3 Esta forma es también la de Laguna (1555: Aut.), Oudin y Covarr.―

4 Sarm. diferencia entre fexisons (CaG. 91v) ―sin duda nombre de la habichuela, dado el contexto― y gall. freixôs, froixôs y froxônes, nombres que en otras partes de Galicia dan a lo que tarrélos en el Ferrol y alforxónes en Asturias (ib. 162r, A41, A97v, datos todos de 1745), denominación de una especie de criadillas o bulbos o nabitos, buscados por los niños y los cerdos: según sus libros botánicos, serían nocellas en otras partes y terrenoix en francés, y echarían una flor umbelífera. Al parecer, se trata también de descendientes del lat. phaseolus, diferenciados como nombre de una planta comparable pero distinta. La forma ast. alforxón parece indicar algún contacto (secundario y tardío en castellano) del ALFORFÓN.―

5 Claro está que la acentuación fréjol o fríjol no tiene que ver nada con la del gr. ưάσƓλος, puesto que las formas romances parten del lat. FASEÓLUS, según indica la vocal tónica.