FARO, tomado del lat. pharos ‘faro’, ‘fanal’, y éste del gr. ưάρος íd., primitivamente nombre propio de la isla de Pharos en la bahía de Alejandría, famosa por su faro.

1.ª doc.: 1611, Covarr.: «las [atalayas] que están sobre el mar, quando son fuertes y sumptuosas, se llaman faros...» (s. v. atalaya).

El vocablo falta todavía en Nebr., APal.(que en 154b describe el pharos grecolatino, pero sin darle equivalencia castellana), C. de las Casas, Percivale, Oudin; el propio Aut. se refiere todavía a Covarr., y advirtiendo que otros le dan el sentido de ‘estrecho de mar’, sólo cita dos testimonios de h. 1600 relativos al Faro o Estrecho de Mesina. El vocablo tardó, pues, en hacerse de uso común en castellano, y todavía es ajeno en la actualidad al lenguaje popular, vid. la cita de Pichardo, s. v. fanal. Sin embargo, el uso en la toponimia, y particularmente como nombre de las ciudades riojanas de Haro y Alfaro, muestra cómo tuvo cierto arraigo en algunos puntos desde la alta Edad Media (comp. los dos testimonios del empleo toponímico, h. 1200, en Oelschl.). Fueron sinónimos populares hacho, fanal y el derivado farol(a). En cuanto a farol [farahon, ‘luz que se lleva de noche en la hueste’, Juan Manuel, a. 1330, Libro de los Estados, 320b, líneas 7, 11, 13, 19; farn, 1430 (Woodbr.), Nebr. («faron para las naves: pharus»); farol, 1492 (Woodbr.), 1519 en la descripción del viaje de Magallanes por Pigafetta (Jal, 111b), y por los mismos años en una obra castellana de Gil Vicente II, 303]1, aunque parezca derivado diminutivo es probablemente tomado, como término marítimo, del cat. ant. faro íd.2, y éste de un gr. bizant. ưαρóς3, debido a una contaminación de los sinónimos griegos ưάρος y ưανóς, comp. el it. falò ‘hoguera’, piam. farò, venec. y sic. fanò (etc.: REW, 6463; Rohlfs, EWUG, 2294): al pasar el vocablo al castellano se vaciló en darle la forma farón, que le correspondería como equivalente de la terminación cat. , porque este sufijo, diminutivo en catalán, era aumentativo en castellano, y por lo tanto no correspondía al tamaño de los faroles, y sintiéndolo como voz forastera se prefirió agregar una -l, dándole así la apariencia del sufijo -ol, diminutivo, de forma catalana (pero en este idioma no existe farol si no es en fecha muy reciente y en tierras valencianas, por lo cual debe mirarse como castellanismo)4. Para la -l- del it. falò, vid. FALORDIA.

DERIV.

Farola [1836, en el cubano Pichardo, s. v. fanal; Acad. 1884, no 1843]. Farolazo. Farolero [Aut.; ‘vano, ostentoso’5, Acad. 1884, no 1843, comp. el italiano falotico íd. y el referido artículo de Carolina Michaëlis]; farolería; farolear ‘fachendear’ [Acad. ya 1843], faroleo. Farolillo. Farolón.

1 Farón también en Antonio Agustín, † 1586, y en Percivale (1591). Farol ya en C. de las Casas, en el Quijote, Covarr. y Oudin, Aut. lo cita de Calvete de Estrella (1552) y está en muchos autores del S. XVII. La forma catalanizante faraón se halla además en el aragonés-valenciano B. de Villalba (1577), vid. Fcha. En portugués farol ya aparece en varios textos de h. 1500 (C. Michaëlis, RI. III, 162).―

2 En cat. muy frecuente en los SS. XIV y XV (ya Muntaner), véanse citas correspondientes a este idioma en Ag. y en Du C. (s. v. faronus); además figura ya en la Crónica de Jaime I, S. XIII, cap. 54 (vid. Jal), en el Exci-tatori de Bernat Oliver (p. 137) y en muchos textos medievales. La forma faraó, que también pasó ocasionalmente al castellano y al languedociano (un ej. de Agen en Levy), y que en catalán se halla en varios textos de los SS. XIV-XVI, y ya en Muntaner, sólo tiene explicación posible en catalán, como resultado de una ultracorrección, según el modelo de los sustantivos abstractos en -aó (-ATIONEM), que vulgarmente tendían a contraerse en [regó, llauró, naixó, picó(r), antes -aó): en efecto, faró se emplea hoy, y esto debe de ser antiguo, como abstracto femenino en el sentido de ‘resplandor vago’ (Ruyra, Pinya de Rosa II, 165; La Parada, 142; Guasp, Illes d’Or IX, 140) o bien ‘hedor que echan las lámparas de aceite’ (Mallorca y Menorca: Ag. AORBB III, 42). Claro está que sería absurdo suponer que la forma faraó se deba a influjo del nombre propio Faraón.―

3 No hallo esta forma, citada por M-L., Rom. Gramm. I, § 16, en las varias fuentes a mi alcance (Estienne, Liddell-Scott, Sophocles, Kumanudes, Hepites, Somavera, Du C., CGL, etc.). Pero su existencia parece segura.―

4 Claro está que no basta explicar el supuesto cambio de farón en farol, como hace C. Michaëlis refiriéndose a los casos de español, aranhol, linhol (< -ón), en los cuales la -l es disimilatoria. En cuanto a cerol y cerón, son ambos alteraciones del mozár. o cat. cerot < gr. κƓρωτƲ.―

5 Para su extensión dialectal, vid. Toro G., BRAE VIII, 505.