FLECO, del antiguo flueco, descendiente semiculto del lat. flŏccus ‘copo de lana’, ‘pelo de los paños’.
1.ª doc.: flueco («museus es una yerva muy blanda como flueco de la lana»), APal. 293d.
También Nebr.: «
flueco de la lana: floccus», la misma forma es la empleada todavía por Laguna, Fr. Luis de León (Fcha.), el Inca Garcilaso, Cervantes y Tirso (Pagés), la única que registran Oudin y Covarr., y figura todavía en una pragmática de 1691 (
Aut.). Por otra parte,
fleco figura ya en pragmática de 1680;
Aut. prefiere todavía aquélla, pero la Acad., ya en 1843, da ésta como básica, y hoy reconoce que
flueco está anticuado. Es algo extraño que un vocablo de este significado tenga forma semiculta en castellano y en portugués (
froco, también
floco), lo que no ocurre en los demás romances; tampoco se explicaría por su naturaleza semántica el que en él hubiese predominado la pronunciación de las clases elevadas (como en
FALTA,
FALSO y análogos), y como no hay que pensar en aragonesismo, ni en extranjerismo, en vista de la diptongación regular, quizá la dificultad se explique por un influjo latino-eclesiástico, debido al uso de flecos en adornos litúrgicos.
DERIV.
Flequillo; flequezuelo; floquecillo ant. Flocar, ant., ‘tirar, lanzar (algo a alguien)’ (ejs. en églogas del S. XVI, desde J. del Encina, RFE XL, 162; en Alonso de Salaya, 3.r cuarto del S. XVI: PMLA LII, 55), también cat. flocar ‘pegar’, ‘echar’ (de uso no general; Bulbena, Ag., Fabra; ya en Jaume Roig: «l’humit sit toca / la mort te floca», v. 9724), explicable semánticamente por el significado de ‘brizna, objeto despreciable’ que tenía el lat. floccus; flocadura ‘fleco’ [h. 1400, Canc. de Baena, p. 482; Nebr.: «villorum flocci»]; floqueado. Un arag. ant. floca [1373], con sus derivados flocado, flocadera y flocadura, está en invent. medievales (VRom. X, 154-5)